sábado, 24 de julio de 2010

Cádiz por Al-Himyári

“Cádiz”, península de Al-Andalus, a alguna distancia de Itálica (Talica), ciudad de la región de Sevilla.


De Norte a sur tenía tal península doce millas de largo y su máxima anchura era de una milla. Está cubierta de cultivos de una rica vegetación; los animales que pastan en ella son su mayoría cabras. En la zona boscosa de la península crecen pinos y retamas. Si las cabras vienen a la maleza a comer algarrobas en el momento en que crecen tales frutos, su leche emborracha a quien la beba; no ocurre igual con la leche de las ovejas que han comido los mismos frutos, (viene en el libro “Agricultura Nabatea”), los habitantes (de Cádiz) están seguros de esa virtud particular de la leche.


Se veía sobre el cabo que se encuentra al otro lado de la península las ruinas de un castillo antiguo (en la actualidad reformado).


En el mismo cabo se alza la iglesia llamada de San Pedro. Crecen gran cantidad en la península de Cádiz las plantas llamadas “paseritas”. Crece también en ella un arbusto que se asemeja al retoño de la palmera. Brota de él una goma, que mezclada al vidrio produce una pasta viscosa que llega a ser dura como la piedra y de la que se hacen cubos de mosaicos. Hay en la misma península muchos vestigios de la antigüedad.


De entro ellos el más asombroso es el templo que se llama con el nombre de la península. Fue construí por Hércules, es decir, Heracles. Era este personaje de estirpe de los rums griegos. Fue un general y un gran personaje de los rums, de tiempos de Moisés. Se dice que fue el primero de los reyes griegos. Reinó sobre una gran parte de la tierra. Guerreó con las gentes de Oriente, conquistó sus ciudades y llegó a la India. Salió también a conquistar los países de los hijos de Jafat y llegó, al cabo, a Al-Ándalus.


Cuando hubo llegado al litoral occidental del mar circundante (el Atlántico), preguntó qué había al otro lado. Le dijeron que la travesía de aquel brazo de mar permitía ir al Al-Ándalus. Desembarcó en la península de Cádiz y edificó allí u alto imponente edificio, sobre el que se alzaba una torre en cuya cima colocó una estatua de bronce a su propia imagen.


Tal estatua, que miraba hacia Occidente, representaba un personaje cubierto por un manto que le cubría desde los hombros hasta media pierna y en el cual estaba envuelto. En la mano izquierda tenía una llave de hiero, tendida en dirección a Poniente; y en la derecha una tableta de plomo, en la que se hallaba grabado el relato de su propia historia. Esa tablilla recordaba que había conquistado las ciudades y los países situados detrás.


El Templo de Cádiz está situado en medio de la Península, a una distancia de seis millas del castillo, mencionado anteriormente.


Se dice que el templo en cuestión fue construido el año 2451 después del Diluvio. Otros dicen que lo fue 2451 después de Adán. De lo que no cabe duda es que fue edificado en tiempo de Moisés.


Se cuenta que nunca, pudo llegarse hasta el centro del Mar Occidental hasta el día en que cayó a tierra la llave que tenía en la mano el personaje representado en la estatua. A partir de entonces se pudo ir por mar hasta Salé, al Sur y a otros lugares.


Predicciones referida a la estatua de Cádiz fue alzada para preservar (del mal) a Al-Ándalus; cada una de sus partes y cada uno de sus miembros correspondía a una región del país; la cabeza a Toledo, el pecho a Córdoba, etc.


Cada vez que sobrevenía un accidente a una de las partes de la estatua, padecía una calamidad la región correspondiente.


Se leía en cierta obra: “Cuando el templo de Cádiz sea demolido los cristianos se apoderarán del país de Al-Ándalus”. Se puede comprobar que coincidió su destrucción por Abu-I-Hasan Alí ben Isa ben Maimún con la época en que se vio los cristianos entras en Córdoba y apoderarse de ella.


Alí ben Isa (Ben Maimún) demolió el templo de Cádiz. Se le había hecho creer que estaba construido encima de enormes tesoros y que estaba lleno en su interior de polvo de oro. Hizo entonces venir braceros y albañiles que empezaron a sacar las piedras del aparejo de mampostería (que servía de base al templo). Se decía que quien demoliera el templo de Cádiz moriría de muerte violenta, y eso ocurrió.


Las gentes de la península de Cádiz pretenden haber siempre oído decir que los navegantes que se lanzaban al Océano y se dirigían hacia alta mar, cuando el templo de Cádiz no era ya visible para ellos, veían aparecer otro parejo. Al llegar a él y pasar más allá y perderle de vista, se presentaba a sus ojos un tercer templo. Cuando habían dejado atrás así siete templos, habían llegado a la India. Esa tradición es generalmente admitida en la población de Cádiz, que la conoce y la propaga, transmitiéndola de generación en generación.


Se dice también que cuando Hércules construyó el monumento se dirigió hacia el país de los beréberes. Llegó primero a la ciudad de Ceuta en el estrecho que sale del mar circundante (el Atlántico).


Conquistó sin detenerse ciudades tras ciudades y acabó por llegar a Libia, y después a Tracia. Allí cayó enfermo y sufrió dolores corporales. Como éstos aumentaron encendió una hoguera y se arrojó a ella y el fuego le consumió enteramente, a pesar de que no se proponía sino quemar los dolores de su cuerpo. Tal acto prueba que era un adorador del fuego. A su muerte sus tropas se dispersaron y los magos hicieron de él un ídolo al que rindieron cultos.


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