martes, 23 de febrero de 2010

Los Cantes de Cádiz

situada en el Paseo del Vendaval (Campo del Sur)

El esfuerzo de la llamada “flamencología moderna” está haciendo para reconstruir la historia de una de las expresiones folklóricas más ricas del mundo, el flamenco, cuya actual revaloración, tanto en España como fuera de ella, alcanza un auge que se extiende a numerosos campos del arte y la cultura.


La falta de escasez, casi carencia de documentación histórica sobre el género, hace especialmente lento y penoso ese esfuerzo que, abordan días tras días.

La investigación flamenca, cuyos primeros y aislados precedentes hay que buscarlo en siglos pasados.


Por lo que toca a Cádiz, ciudad capital del flamenco, tanto el especialista como el aficionado, nuestra historia comienza muy temprano, casi en el alba de la historia.

Hemos escritos” música genuinamente gaditana” pero ¿podemos en rigo llamar así a las cantica gaditanae, tan citadas por los escritores latinos de los siglos anteriores y posteriores a Cristo?


Una tesis del gran musicólogo Adolfo Salazar asienta que las cantica eran melodías comunes a todos los pueblos mediterráneos de su tiempo, sin un verdadero carácter diferencial y local, no específicamente gaditanas, por lo tanto atendiendo esta teoría de Salazar, debemos, pues entender que las cantica no tienen por qué ser de Cádiz.


He aquí que entran ahora en juego dos razonamientos, más aceptables aún, de don Ramón Menéndez Pidal y de Ricardo Molina: ¿a qué, entonces, el pregonado y repetidísimo adjetivo de gaditanae?¿por qué Juvenal, Marcial, Petronio, Plinio, Estacio, no hablaron nunca-nos arguyó inteligentemente Menéndez Pidal-de las cantica hispalenses, de Sevilla, o de las Puellas tarraconenses, de tarragona?


A este segundo cabo del problema, no al de las canciones, sino al de sus intérpretes, se atiene, en parte, otra de las objeciones a la teoría de Salazar, la de Ricardo Molina. Sostiene muy lógicamente el poeta y flamencólogo cordobés que la precisión gaditanae, de Cádiz, tiene por fuerza que decirnos algo, y algo muy concreto, cuando se refiere a los cantos, y ni que decir tiene cuando es aplicada a las chicas.


En caso de las canciones, aun admitiendo, con las naturales reservas, la idea salazariana, o incluso dándola por perfecta, la concreción de Cádiz ha de significar: o bien que la gaditana gente expresaba de forma espléndida, superior, aquellas melodías comunes a toda la latinidad, o bien que de esas melodías generales supo extraer variaciones ritmos y acentos propios, inimitables tal vez, capaces de sellarlos como género verdaderamente gaditano.


Esta doble versión de Molina, que fue comunicada de palabra por su autor en la I Semana de Estudios Flamencos, en 1963 en Málaga.

Unos versos de Marcial parecen, además, confirmarla:


“Un hombre refinado es el que se cuida los rizos con arte, huele a bálsamo y a cinamomo, canturrea melodías de Egipto o de Cádiz”.

Cantica aqui Nili, aquí Gaditana susurrat


Otra vez, pues, las canciones de Cádiz, y en el distraído tarareo de un petimetre al último grito… ¿cómo explicar tan gráfico dato si no es por la familiaridad que entre todas las clases sociales de Roma adquirió la peculiaridad de unas melodías tan localizadas como pueden serlo para una persona de nuestros días la rumba o el tango? “nada sabemos – escribe el especialista Arcadio de Larrea Palacín - de cómo fueron esos cantos y bailes; lo que si aparece es que fueron extraños a la cultura romana, por gaditanos y andaluces”.


También podemos encontrar, un par de argumentos propios de posible oposición, el primero de ellos:

Si Cádiz llegó a ser la tercera ciudad del Imperio y muchos de sus hijos a gozar de preeminentes puesto en Roma. ¿No podría explicar esto, esta moda por lo gaditano, el gentilicio gaditanae, sin que en realidad existiesen mayores caracteres diferenciadores?

Realidad que, cuando menos, pudo haber consistido en el aire, la característica fuerza expresiva, la apasionada vehemencia y la gracia con que la Andalucía Baja, la tierra misma, se expresa en muchos de sus hijos.


Pues bien; estas solas consistencias bastan para explicar el gentilicio gaditanae que acompaña a las canciones y a las muchachas bailarinas en los textos romanos de su tiempo.

El ritmo, en materia de folklore gaditano, cose el remoto ayer al fresco hoy, éste de los accidentes rítmicos y el manejo de los crótalos (diminutos platillos de bronce o madera, que se anudan mediante tiras de cuero a los dedos pulgar y medio) son dos elementos tan antiguos como contemporáneos de la música popular gaditana y andaluza.


El sincopado ritmo de procedencia muy probablemente oriental, con que las Puellas gaditana adobaban sus danza, ese sincopado ritmo es el que caracteriza en grado sumo a los actuales cantes y bailes de Cádiz, si en ello falta el compás, es decir, el ritmo, todo está perdido.


Las danzas que los cantos paganos de los siglos antiguos, perduraron hasta muy entrada la época cristiana, las cantica gaditanae posibles antepasados de las canciones populares muzárabes de Andalucía.

Está, pues, aceptada la idea, por parte de especialistas, de que no escasos elementos de aquellas poderosas tradiciones folklóricas de la antigüedad gaditana se revirtiesen y supervivieran con más o menos intensidad en la Edad Media, mezclándose a la nueva música.


Tanto por lo que se refiere a la música visigótica como la hispano-árabe, hay que tener en cuenta su característica no folklórica, es decir, no populares, música la una y la otra, de tipo eminentemente cortesano, por lo que atañe a la hispano-árabes debió alcanzar su cumbre entre los siglos XII y XIII, es más que posible presumir, sin embargo, que algunos elementos de ellas, y en mayoría de la hispano-árabes, se incorporaran al caudal folklórico del Sur, sobre todo mediante las cancioncillas populares andalusíes, tales las vivarachas zamras o zambras.


El primitivo cante flamenco se ha debido formar lentamente (sigloXVI al XVIII) en las provincia de Sevilla y Cádiz, se ha escrito y no sin fundamento.

Por lo que atañe a la ciudad de Cádiz y a su folklore un folklore al que, en buena ley, todavía no se le puede llamar flamenco, aunque es ya su antecesor, los elementos para tener en cuenta, aún sin hacer a los años dieciochescos, son los siguientes:


1.El asentamiento en España de los gitanos, que llegaron al país en la primera mitad del siglo XV, (documentos hallado y publicado, es de 1425) y encontraron en Andalucía mejores acogida y acomodo.


2.El legado musical gaditano del período inmediatamente anterior, legado enriquecido, a su vez, por la herencia de los que precedieron.


3.La influencia en Cádiz de canciones y folklores procedentes de muchas regiones española y llevados hasta la ciudad por los contingentes humanos que embarcaban en el puerto gaditano para Indias.


4.Las primerísimo influencias del nacimiento folklore hispanoamericano, analizando someramente, y siempre con las convenientes precauciones, cada uno de estos cuatros factores.


Con la llegada de los gitanos a Andalucía, se inicia el fenómeno al que damos propiamente el nombre de “Cante Flamenco”.

Los gitanos se enamoran y se posesionan rápidamente del folklore andaluz, al cual imprime un estilo y unas formas nuevas y del que hacen otra cosa; el flamenco que suman a sus propias melodías, ritmos y sentido de la música (de remotísima procedencia hindú).


Cádiz contó con una población y con un barrio gitano muy considerables - “gitanerías” se llamaba entonces a esas zonas urbanas-, cuyas pervivencia ha llegado y llega hasta nuestros días, sobre todo por lo que al actual barrio de Santa María.


Son los gitanos quienes disponen el armazón del arte flamenco, sus caracteres fundamentales, más o menos marcada procedencia andaluza en general y gaditana en particular, estos componente gaditanos son “el tradicional sentido del ritma y de la danza”, esa viejísima aportación gaditana parece no desvirtuarse a lo largo de los siglos y formar parte, desde sus primeros antecedentes y apariciones hasta nuestros días, del folklore estrictamente local, y cabe suponer también que ciertos elementos de origen morisco.


Fue muy notable, la concentración de canciones y melodías populares de casi toda España que, por los años de la conquista de América, se produjo en Cádiz.

Canciones y danzas españolas sucesivas en el tiempo, que dieron color, durante largos años. Al ambiente del puerto y la ciudad.

Sin duda, tal aluvión de música populares dejó en Cádiz no escasas huellas de su paso, que el alma folklórica gaditana, tan abierta siempre a las influencias exteriores, fue incorporando al nuevo acervo.


Ciertas especiales modalidades del naciente folklore de los Países del Nuevo Mundo, con los que Cádiz y Sevilla de la época mantuvieron estrechísimos contactos, folklore tocado ya de sabor y accidentes indígenas, propiamente americanos, llamando la atención extraordinariamente y que desembocaban en Cádiz antes que en ningún otro puerto.

En vano es que de las dos Indias lleguen a Cádiz nuevos cantares y bailes de distinta, aunque siempre de sabrosa y lasciva prosapia, ese fecundo tráfico de melodías y de ritmos entre España y América, siempre con el puerto de Cádiz como nudo esencial del proceso, se confirma así el papel capital que jugó Cádiz en la historia del flamenco.


Es aconsejable referirse también al tema y a la posible aportación folklórica de los negros gaditanos: ciertos sufijos, ciertos rasgos, ciertas y arrebatadas inclinaciones tonales de algunos cantes flamenco.


Los negros, en especial los llamados loros, influyeron en la formación definitiva de la fisonomía de Cádiz, estaban organizados en cofradías-en el Rosario, la de los hermanos morenos.

La documentación cantora del negro gaditano en los siglos XVII y XVIII está, sobre todo en los villancicos que interpretaban en la catedral por las fiestas de la Inmaculada, Navidad y Espíritu Santo, y de los que se conserva una colección muy abundante, la antigua población negra de Cádiz contó bastante, sin duda en la vida popular de la Ciudad.


La personalidad de los cantes y bailes flamencos de Cádiz cobra cuerpo reconocible, definitivo y distinto desde los primeros años del flamenco propiamente dicho.

Por cuanto atañe a Cádiz, el abundante censo gitano favoreció de modo extraordinario el nacimiento y el crecimiento del flamenco en la capital y su bahía, durante los siglos XVIII y XIX.


En el siglo XVIII, en ambiente festeros, ya en decidido sabor flamenco, recordaremos el bolero y el vito bailados al modo gaditano; el primitivo tango; el importante jaleo, de compás ternario y probable origen de las soleares; el picante y amoroso fandanguillo de Cádiz, tan bien acogido en el Madrid dieciochesco.


Difundida hace unos cuantos años, la teoría de que los cantes se clasifican en “grandes” y “chicos” es la que con mayor fortuna ka calado mucho más, desde luego, que la desatinada de dividirlos en “jondos” y “flamencos”.

Parece tan poco adecuado hablar de tamaño y medidas como valorar un cuadro por sus dimensiones o un poema por la cantidad o por la dificultad canónica de sus versos, consecuentemente, podemos resumir: más que cantes “grandes” y “chicos”, hay cantaores “grandes” y “chicos”.


Una vez entendido esto, proceden a completar en el sentido de que, efectivamente, ciertos géneros presentan más dificultades que otros e incluso más belleza y hondura, aunque se puede recordar cantes mayores, enteros, impecablemente interpretados, que han dejado satisfechamente fríos, y pequeños cantes o aun accidentes y momentos de ellos, que nos han estremecido de pies a cabeza, depende quizá de la sensibilidad y del instante personal del cantao o cantaora.


Los cantes flamencos gaditanos, entre la afición mal informada o mal dispuesta, los estilos flamenco gaditano son sinónimos exclusivos de gracia y ligereza, de ingenio, levedad y puro encanto volandero, no se niega esos valores como de no añadir que sobre ellos, el cante de Cádiz posee también una profundidad de sentimiento y expresión, una amplitud de matices y una carga emotiva y dramática tan considerable como las que posee los géneros más afamadamente patéticos.


Lo que ocurre es que Cádiz es dramática a su propia, compleja manera, como es expresivo o “gracioso” también a su manera.

Todo lo cual, y tanto en el terreno del flamenco como en el de la vida en general, hace demasiado fácil y cómodo referirse a Cádiz sólo como a una “ciudad de la gracia, superficial, alegre, tornadiza, criticona y chirigotera”.


Cantes Gaditanos de “De Adelante”, Cañas, Polos: Seguirías, Martinetes, Soleares.

Cantes Gaditanos “De Atrás”: grupo de Cantiñas, Alegrías, Mirabrás, Romeras, Gilianas, Caracoles, Tangos y Tientos.


Cantes Festeros: Bulerías.


Cantes “De Ida y Vuelta”: Guajiras, Colombianas, punto de La Habana, Milongas, Habaneras, Danzón, Vidalita, rumba flamenca y Tangos cubanos, considerable seria a la que otros autores complementan con los Boleros y las Colombianas por Bulerías.


Nuestra denominación de “cantes de ida y vuelta” debe entenderse en un solo y concreto sentido: triple y retroactivo influjo que, sobre sus remotos materiales españoles y africanos, su naturalización centro y Sudamérica y su final aflamencamiento en Andalucía, experimentaron estos géneros a través siempre del puerto gaditano, tan de cara a América.


Otros cantes: las malagueñas doble del Mellizo, Granaínas y medias granaínas, cachucha, gaditanas, cantes muy cortos que se interpretaban para acompañar los bailes airosos y abolerados, Los corridos o romances gitanos, las seguidillas boleras, seguidillas gitanas (saetas), las peteneras, los pregones populares cantados, villancicos flamencos.


Los intérpretes, conocidos del grupo de los primitivos (finales XVIII y primera mitad del XIX):

El Planeta, Manuel José, El Muerto, Enrique, Juan Feria, Juanelo de Cádiz, Manuel Quintana, María la Cantorala, Jana la Sandita, La Pili, La Jacoba, El Tío Rivas, La Lola.

Época de los cafés cantantes: Los dos Enríquez Ortega, Tío José el Granaíno, Romero el Tito, Curro Dulce, Enrique el Mellizo, Francisco la Perla, Andrés el Loro y Antonia la Lora, Fosforito el Viejo, Pepa de Oro, Rosario la Mejorana, La Rubia de Cádiz, Soleá la de Juanelo, Diego Antúnez, Enrique Butrón.

Los contemporáneos: Enrique Hermosilla, Antonio Jiménez “Mellizo”, Chele Fateta, Ignacio Ezpeleta, El Pollo Rubio, Aurelio Sellé, Macande, Manuel Ortega, Pericón de Cádiz, Manolo Vargas, el Mellizo Chico, La Perla de Cádiz, Amós Rodríguez Rey, Beni de Cádiz, Chano Lobato, Santiago Donday.

Otros Cantaores: María Armento, la Leñaora y La Cachuchera, La Fandita, Luís y Eduardo Porreta, José Lorente, el Niño de la Isla, La Fañaca, Antonio Díaz Soto el Flecha, Antonio Mangoli, Manolo Martín, La Mónica, Angustitas, Antonio el Troni, Paquiqui, Jacinto, Chanito Ortega, Manolo el Pintor, el Quiqui, Chirrinqui, el Cómico y agustín el Melu, Pelusa, Niño Alegría, Niño de la Cava, Chicharron, Chiquito de la Viña, Antonio almendrita, ramón Lora, Niño del Solano, el cuco, el Niño de la Rosa, Pichuli, Juanito Villar, Caracol de Cádiz, el Piti, La Careta, Juanito Martínez. El Cacarilla, el Bojiga, Niño de la Pelota, Alfonso el de Gaspar, Caramelito de Cádiz, Flores el Gaditano, Polvorilla, el Ruiseñor etc.




Este monumento se encuentra el la puerta del “Centro Municipal Arte Flamenco” en el barrio más flamenco de la ciudad (barrio de Santa María) en la Plaza de la Merced más conocida como la del piojito.


Esta información la podéis encontrar en el libro de Fernando Quiñones “De Cádiz y sus Cantes” llave de una ciudad y un folklore milenario.



lunes, 15 de febrero de 2010

La Expansión de las Necrópolis Gaditana

Casa Romana Varela (parque Varela)

Basándose en la distribución y cronología de todos los hallazgos consignados en la bibliografía existente, pueden individualizarse tres fases expansivas fundamentales evolutivas de la necrópolis gaditana.


La Necrópolis Primigenia o Fenicia, que abarcaría parcialmente al menos, la primera mitad del primer milenio antes de J.C. (desde la controvertida fecha de fundación de la ciudad, hasta fines del siglo VI a.C.), la ubicación de la supuesta necrópolis de esta fase es hipotética, ya que no se poseen, prácticamente, hallazgos seguros procedentes de ella. De todas formas, cabe la posibilidad de que estuviese situada en la zona inmediatamente exterior al núcleo fortificado que debió existir en el altozano en que hoy se encuentra la Torre de Tavira.


Esto podría confirmarlo el hallazgo de la figurita de Ptah de la calle Ancha. Pero no obstante, podría ser que esta necrópolis tan antigua se extendiese también al otro lado del canal Bahía-Caleta, remontando la ladera en pendiente de los barrios del Pópulo y de Santa María ( y siendo cubierto su solar, posteriormente, por la Neápolis romana y por los anteriores núcleos de población.


La Necrópolis Púnica, cuya existencia debió prolongarse desde un momento próximo al 500 a.C. hasta fines del siglo III a.C., su área de expansión es, fundamentalmente, la zona de Extramuros comprendida hasta la latitud del actual cementerio.


Posteriormente, desde los inicios de la presencia de Roma (últimos años del siglo III a.C.) y paralelamente a la época republicana avanzada, se documenta la pervivencia, en la misma zona citada de tumbas de tradición púnica.


Este último fenómeno se explica por carácter, fuertemente púnico aún entonces, de la población gaditana.


La Necrópolis Romana, que en su máxima extensión en la época imperial, ocupó gran parte del actual área de Extramuros, desbordando por el sur los limites de la anterior necrópolis púnicas y llegando a alcanzar la zona denominada la Laguna (nombre que hace referencia a una zona concreta de Extramuros que, aunque hoy se encuentra urbanizada, hace no mucho tiempo se hallaba ocupada en parte debido a constituir una pequeña depresión interior, por agua pluvial estancada, más o menos permanente).


Existe además, por otra parte, vestigios funerarios de esta época en algunos puntos del solar hoy ocupado por el Cádiz intramural; los cuales, evidentemente, delimitan también áreas situadas al exterior del recinto urbano de la fase romana.


Casa Romana Varela; en el parque Varela se asienta sobre terrenos ocupados en la más antiguas historia de Cádiz por las necrópolis fenicias, púnica y romana, muchos de cuyos restos han sido exhumados a lo largo de las actuaciones arqueológicas desarrollados sobre esta zona de la ciudad.


En el año 2002 se documentaron, en el lugar que hoy día ocupa este parque, los restos de un conjunto de edificaciones, que pese a haber sido afectados profundamente por las obras de construcción del Cuartel Militar (anteriormente se encontraba en este lugar), aún nos permiten identificar el aspecto que en su momento tuvo este lugar donde desarrollaron su vida y su trabajo los habitantes que poblaban esta zona de Cádiz allá por el siglo I a.C.


La edificación que ahora se recrea fue localizada en este mismo sitio a 2,5m de profundidad con respecto al acerado actual respetándose su orientación y ubicación original, tal como fue encontrada.


Si bien el conjunto de restos arquitectónicos que encontró era mayor, se expone aquí la única estructura que se conserva completa en su cimentación. Los pavimentos originales que se documentaron, se encuentra en la actualidad en el Museo de Cádiz.


Del conjunto de viviendas documentado durante la campaña de excavaciones arqueológicas que se realizó en el periodo 2002-2003, se ha creado aquí el edificio de mayor tamaño conservado. Se caracteriza por ser una gran construcción rectangular, con un amplio patio fortificado en el interior (atrio).


Todo el conjunto muestra una clara simetría, en el lado norte de la vivienda se levantaría un segundo cuerpo, al que, tal vez, se accedería por una escalera de mano, la posibilidad de una segunda planta, utilizada tal vez como almacén, se verifico al analizarse la cimentación del edificio, claramente reforzado únicamente en este sector de la casa y que se conservó intacta hasta nuestros días.


Esta edificación hacen pensar a los arqueólogos que tenia una vocación pública, relacionada con las casas adyacentes (hoy desaparecida) que agrupadas podrían formar un pequeño núcleo rural, extramuros de la ciudad de Cádiz-Gades, localizado junto a la principal vía de acceso a la misma.


viernes, 12 de febrero de 2010

Plataforma a la conservación del entorno de la playa de La Caleta


La plataforma Salvemos La Caleta recogerá firmas para que estas acompañen a la solicitud para declarar La Caleta Monumento Natural Protegido y alegaciones contra el Muelle de Socorro.

Sábado 13 de febrero, estarán en el Mercado Central, ven y firma las alegaciones de 11 a 15 h.


¿Qué quieren hacer en el espigón?


En el camino que va desde la Puerta de la Caleta hasta las puertas del castillo de San Sebastián quieren ensancharlo para el rodaje de vehículos que estarían localizados en diferentes puntos del mismo. En estos ensanchamientos de la calzada se colocarán además unas grandes escalinatas.


Para esta ampliación utilizarán grandes piezas de hormigón que para su colocación se necesitará hacer grandes cimentaciones sobre las rocas.


Muelle de Socorro.


La actuación contempla la construcción de un nuevo muelle aprovechando las trazas de los restos que quedan al pie del castillo. La construcción está pensada para que pueda atracar un catamarán de 15 metros de eslora, 6 metros de manga y calado de 1,20 metros, con capacidad para 100 pasajeros.


La función de este catamarán es puramente turística, siendo una empresa la que gozaría de una concesión a consta de nuestro patrimonio natural y paisajístico, no sirviendo siquiera para el desalojo del castillo en caso de emergencia.

El canal de entrada óptimo al muelle es de 300 metros de largo y 40 metros de ancho para su navegabilidad y sería directamente excavado en las rocas del arrecife de La Caleta.


La excavación del canal y además, el presupuesto es cercano a 3 millones de euros, dinero que ya sabemos todo de donde saldrá.

Por si esto fuera poco, el dragado destrozaría un yacimiento arqueológico subacuático situado en la zona protegida y conocida como La Albufera (BOJA de 17 enero de 2008)



El castillo de San Sebastián.


Las obras deben de respectar la arquitectura del castillo y tenerse en cuenta de que se debe de rehabilitar para darle un uso que conlleve un uso cultural y no comercial. Las celebraciones deben de ser por toda la ciudad y no centralizarlas en un punto, que además esta lejano del ciudadano, por tanto el castillo no es un lugar idóneo ni representativo para la celebración de un hecho en la que la participación popular tuvo una gran importancia.


Esta plataforma no esta en contra de los actos del Bicentenario, pero si de las obras que se hacen en su nombre.



Las consecuencias:


-Perdidas de una zona de cría para los peces.

-Zona de importancia arqueológica muy afectada.

-Perdida de zona de marisqueo y pesca tradicional.

-Riesgos de combustibles en la orilla de La Caleta.

-Rompería el perfil paisajístico, perdiendo su identidad.


+ info.: www.agaden.com

http://manoverde.scoom.com

Mail: salvemoslacaleta@yahoo.es


martes, 9 de febrero de 2010

Casa - Palacio Moreno de Mora

casa palacio Moreno de Mora en la calle Ancha


A mediado del siglo XIX, Don Manuel Moreno de Mora, adquiere tres casa en la calle Ancha, arteria principal del Cádiz intramuros, y otras cuatro en la calle Murguía (hoy Canovas del Castillo), edificios cuyo derribo ordena para construir sobre el solar una Casa-Palacio (estilo isabelina), el arquitecto que proyectó la Mansión el celebre Don Juan de la Vega y Correa.


Para gran parte de la fachada, toda pavimentación interior, escalinatas, columnas y balaustres de galerías, se utilizó exclusivamente mármol traído de Carrara (Italia).

El portalon principal de la calle ancha y la puerta de acceso al palacio, se hicieron de valiosísimo palo-santo.


Bajo la majestuosa escalera doble, y detrás de una estatua de Paganini, se abrió paso a un recoleto jardín interior, por el cual se accedía a las cocheras sitas en la calle Murguía.


Don Manuel Moreno de Mora no pudo ver finalizado el palacio; falleció en Cádiz a los 80 años, en mayo de 1861, su viuda y su hijo Don José, continuaron impulsando los trabajos los que se dio cima el 1862.


El Excemo. Ayuntamiento de Cádiz solicitó la mansión de Mora, para celebrar un baile de gala en honor de Sus Majestades, que tuvo lugar en septiembre de 1862.

La última vez que, en vida de don José Moreno de Mora, se abrieron los salones de su Casa-Palacio, fue con el solemnísimo motivo del gran banquete dado en honor del joven Rey Alfonso XIII en año 1904.


En esta última etapa de la vida del palacio puede destacarse una intensa actividad literaria y académica, muchos académicos, artistas e intelectuales han frecuentado la calle Ancha.


viernes, 5 de febrero de 2010

Hasta Cómodo quiso ser gaditano

Busto de Cómodo en los Museos Capitolinas


Parece ser que el nombre de “gades” viene del hebreo “Gedar”, por lo que se pudiera sostener que el nombre de “Gades” es hebreo y no feno o fenicio, aunque ambas lenguas sean casi la misma.


Los hijos de Jafet, hijo primogénito de Noé, después del diluvio, llevaron su población hasta el Poniente, llegando hasta esta Isla y que pudieron fundar, debiendo justamente su sobrenombre de “Afrodisia” o “Espumosa” por los rizados oleajes de su mar.


En Cádiz, en su tiempo de grandeza, podía verse y hallarse cuanto en toda España

-Hispania, antiguamente- y en todo el mundo hubiera, por lo que Strabón la llamó “Emporio”. Por la riqueza que había entonces en Andalucía y sobre todo en Cádiz, decían que el díos Plutón habitaba en este lugar de la tierra y del que dijeron los antiguos que era la otra parte del cielo, y que estaba muy apartada de los mortales, es decir, que la creían fuera del mundo.


Cádiz fue otra Roma en su grandeza y la ciudad fidelísima y amicísima del pueblo romano, llegando a tanto el buen nombre que por aquellos días tenía Cádiz, que el emperador Cómodo puso toda su gloria en que le llamaran Hércules, y para parecerlo siquiera por el vestido, se paseaba por Roma no con más gala que de una piel de león sobre la púrpura telas y en la mano una nudosa maza, haciendo batir una moneda donde le viesen como a otro Hércules, con esta inscripción “HERCVLI ROMANO AVG", con cuyo título también se honraba cuando acudía al Senado.



miércoles, 3 de febrero de 2010

X "BOBLADILLADA" POPULAR - 2010 -


PEÑA C.R.C. FLAMENKITO APALEAO



PROGRAMA X "DOBLADILLADA" POPULAR



7 de febrero de 2010

Tablao calle pericón de Cádiz


Con la GRAN "DOBLADILLADA" la Peña "Flamenkito apaleao", quiere sumarse a las fiestas gastronómica que en los Carnavales de Cádiz se celebran por todos los ricones de la ciudad.


Es el Programa estrella de la Entidad, que quiere así colaborar en la difusión del Carnaval de Cádiz a través de las agrupaciones callejeras y los Romanceros gaditanos.


En está X edición, vuelven a ampliar la oferta, dado el éxito del año anterior, con el aumento de público asistente, sobre todo gaditanos de nuestra provincia, que están dando a la "Dobladillada", (típico
"montadito" de caballa), renombre y categoría.


Se tiene previsto repartir los siguientes productos de manera
GRATUITA:

12 BARRILES DE CERVEZAS
24 CAJAS DE MANZANILLA
8500 DOBLADILLOS


Contaremos además, con la actuación de las famosas Agrupaciones Callejeras, (no acuden al concurso de Agrupaciones), y de los Romanceros gaditanos, los últimos años en auge, que cantaran sus repertorios a los asistentes.


Como cada año contaremos con la visita de las
Ninfas del Carnaval, que recibirán obsequios por parte de la Entidas, y de una actuación ESTELAR, que pondrá colofón a la jornada.