viernes, 10 de octubre de 2014

ALGODONALES

El escudo de Algodonales: Es de plata con una casa ardiendo en llama de oro y gules; bordura de gules con la inscripción "Por la Independencia Nacional".


Algodonales se encuentra situado en el extremo nororiental de la provincia de Cádiz, su término, rodea por un conjunto de sierra, configura al sistema su-bético.
Desde el punto de vista comarcal, algodonales forma parte de la comarca de la Sierra, de la puede configurar un claro ejemplo no sólo por sus carácter físicos, sino por su realidad social y económica.
Su término municipal tiene una extensión de 135,5 km2 lo que la sitúa entre los municipios de mayor superficie de la Sierra.
El relieve, igual que ocurre en toda la Sierra, es el factor natural más característico. Numerosos aspectos y no sólo geográficos, tales como suelos, clima, hábitat, tipos de cultivos, etc.
Tras el análisis de la Topografía del termino municipal de Algodonales, su red hidrológica que está organizada por el río Guadalete, el curso de agua de mayor importancia y que cruza todo el término.
El clima de esta zona se incluye dentro del ámbito mediterráneo, pero la privilegiada orientación y la altura media de sus relieves hacen que las precipitaciones sean semejantes e incluso superior a puntas de la España húmeda.

SU HISTORIA

En el término de Algodonales, al igual que en toda la Sierra de Cádiz, se han llevado a cabo pocas excavaciones sistemáticas. Lo poco que conocemos se debe a hallazgo suelto casual y a referencias en algunos libros antiguos.
La Prehistoria se divide en varias etapas: Paleolítico, Neolítico y la llamada Edad de los Metales.
Los primeros restos prehistóricos en el término de algodonales corresponden al período Neolítico; son tres yacimientos en cuevas: Cueva Santa, cueva Chamusquina, Castillejo.
Durante el Neolítico, en la Sierra de Cádiz, los asentamientos son fundamentales en cueva.
Un tercer período de la Prehistoria es la Edad de los Metales, subdivididas en Edad del Cobre, del Bronce y del Hierro. El cobre fue endurecido al descubrirse el estaño, que aleados darían el bronce, metal de mayor dureza.
Este sería el origen de la riqueza de Tartessos y de las colonias fenicias del litoral de la provincia de Cádiz.
La entrada en la Edad del Hierro de la zona mediterránea de la península Ibérica, se explica por la llegada de pueblos colonizadores: fenicios, griegos y celtas.
Aparecen ahora en la Sierra poblados fortificados que van a mantenerse en época romana. Un ejemplo será el yacimiento del Cerro de la Botinera, al Este de la sierra de Líjar. Por todo el cerro abundaban restos de cerámicas ibéricas y romanas e igualmente se ven restos de construcciones; fue sin duda una ciudad de relativa importancia.
Aparecen también en el término de algodonales restos sueltos, difíciles de encajar, porque aparecen sin contextos de ningún tipo.
En algodonales, el yacimiento del Cerro de la Botinera, sigue habitándose durante la dominación romana y en él han aparecido numerosos restos de esta época. Es de destacar un enterramiento donde se encontró un espejo de bronce, un colgante y una placa de ungüento.
Otros yacimientos de de la época son el Cerro de la Camarena: se halla al sur de Algodonales, cerca del cementerio. En él se han encontrado monedad y unas funerarias. El Cerro del tesorillo (en la finca el Castillejo a sur  de Botinera), donde aparecen restos de construcciones hidráulicas. El cortijo de Las Columnas, cuyos cimientos parecen que corresponde a una antigua villa romana que fue fortificada en la edad Media pero que, hoy en día, aparece muy reformado.
El cortijo del Alamillo, aparecieron restos de tres columnas de piedra; el yacimiento hoy se encuentra arrasado. Igualmente se puede hablar del puente viejo sobre el Guadalete, al que algunos autores atribuyen elementos romanos.
Harían falta excavaciones y estudios sistemáticos en todos estos lugares para tratar de establecer los modos de la vida en la Sierra de Cádiz durante la Prehistoria, la Protohistoria (época ibérica), la época romana e incluso en la edad Media (dominación musulmana y posterior reconquista).


INVASIONES BÁRBARAS

De los cuatros pueblos bárbaros que invadieron la Península, suevos, vándalos, alanos y visigodos, sólo merecen la pena destacar a éstos últimos, porque fueron los creadores del primer estado español.
Pocas fuentes escritas y pocos restos quedan de este período que abarca desde el siglo V al VIII. Y aún menos en la Sierra de Cádiz que no fue un área de fuerte asentamiento visigodo.
Algunos historiadores hablan de asentamientos castrenses (militares) visigodos en la Bética. En Andalucía siguió siendo mayoritaria la población hispano-romana. Han aparecido, sin embargo, embargo algunos restos en la provincia de Cádiz.
En las huertas yendo hacia Zahara, por la cuesta de los Yesos y la carretera que va a Ronda, zona donde estuvo el más antiguo Algodonales, aparecieron junto a una base romana de mármol blanco, ladrillos visigodos de decoración y una moneda visigoda, un trines. Futuras excavaciones pueden arrojar más luz sobre este periodo.

LA INVASIÓN ÁRABE

Con la conquista de la Península llegan numerosos grupos árabes y bereberes con la idea de establecerse en el país. Parece que la serranía se puebla sobre todo a base de bereberes.
Pocos datos se tienen sobre la vida en la serranía gaditana durante la dominación musulmana. La aldea de Los Algodonales no había sido todavía fundada, pero se supone con suficiente lógica que el sitio donde se asentaría Algodonales en el siglo XVI hubiera sido un lugar poblado anteriormente, dada su fertilidad, cuando la zona fronteriza entre castellanos y musulmanes estuvo lo bastante alejada como para que no supusiera un peligro para sus habitantes.
Escaso pero interesantes testimonio a fines del siglo XVII de Rodrigo Caro escribia: “Podría ser que esta villa (se refiere a Zahara) estuviese en mejores tiempos y más pacíficos la sierra de Líjar, lugar que hoy llaman Los Algodonales. Allí vi hartos vestigios de antigua población que aún hoy están en pie…” esto viene a ser ratificado en los testimonios del pleito que tuvo lugar entre los vecinos de Algodonales y la villa de Zahara, visto ante la Chancillería de Granada en 1548. el motivo de la disputa se cifraba en el arrasamiento, dos años antes, de unas cincuenta casas de la aldea de Los Algodonales ordenada por el Consejo de Zahara, los habitantes de Los Algodonales buscaron como testigos hombres que pudieron ser imparciales, algunos vecinos de otras villas.
A lo largo de la historia la situación geográfica de nuestra provincia, paso obligado entre dos continentes ha representado siempre un importante papel en la distribución espacial de los núcleos poblacionales que extiende sus redes sobre el territorio.
Los orígenes más inmediatos del actual doblamiento gaditano hay que remontarse al período de la Reconquista.
La incorporación de las tierras gaditanas a la Corona castellana comienza a mediados del siglo XIII, pero la completa ocupación de todo el territorio no se llevaría a cabo hasta finales del siglo XV, en los inicios de la guerra de Granada.
Tras la conquista de Sevilla, la comarca del Guadalete se sometió a Fernando III por medio de pactos a por la fuerza, aunque garantizando a los musulmanes una amplia autonomía. Alfonso X se ocupará de consolidar el dominio castellano en la Baja Andalucía.
 La ocupación efectiva del valle del Guadalete, Golfo de Cádiz y sierras próximas del Estrecho tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIII, tras el sometimiento de la mencionada revuelta mudéjar.
Durante este período, la gran mayoría de los asentamientos de nuestra provincia tuvieron una clara funcionalidad bélica, lo que trajo consigo importantes repercusiones sociopolítico provocado, además, una intensa señorialización. La nobleza protagonista destacada en las empresas bélicas, conseguirá el dominio de la inmensa mayoría de las tierras gaditanas.
La revuelta y forzada conversión de la población mudéjar trajo consigo la dispersión de la misma, lo que produjo despoblaciones parciales en el interior del reino de Granada. Este hecho demuestra, el fracaso de la repoblación realega de años anteriores y de la política de asimilación de los moriscos, cuyo problema no sería resuelto hasta la definitiva expulsión de éstos en el reino de Felipe II (1609).
En el siglo XVI, se lleva a cabo la reorganización de las tierras nor-orientales de la provincia gaditana. Se registra durante esta centuria, asimismo, la consolidación de núcleos derivados de otras ya existentes, como los casos de Algodonales y El Gastor, creados a partir de Zahara.
Estos núcleos no se crearon ya con fines estratégicos, sino con fines claramente rentabilistas  desde el punto de vista agrario o comercial.
Hasta que no desaparece definitivamente el peligro musulmán, tras la conquista de Granada (1492) y queda definitivamente pacificada la zona tras la revuelta mudéjar (1501), no se ocupa el lugar donde hoy está emplazada en Algodonales. Solo entonces unos cuantos vecinos de Zahara se atreven a bajar el lugar llamado los Algodonales, para instalarse allí atraídos por la fertilidad del lugar y su mucha agua, construyendo las primeras casas, labrando las primeras tierras. La aldea surgió, al parecer, en torno a la fuente del Garrobo.
La Sierra gaditana, como otros sectores de las sub-béticas se vio sometida, en la Baja Edad Medía, a una intensa señorialización y ello vino a consecuencia de las necesidades militares que imponía la oscilante frontera granadina.
Hacia 1520 la parte alta de la puebla, Cabezadas de las Huertas, fue objeto, al parecer, de un reparto de tierras impulsado por los Ponce de León. Se pregonó el reparto en Zahara, Olvera, Villamartín,  y Arcos. En 1544 una fuerte tormenta asola la villa de Zahara, cayéndose parte de la muralla y algunas casas. A raíz de este sucesos un número indeterminado de personas se trasladaron a los Algodonales.
La puebla durante el siglo XVII continuara creciendo, no se sabe si por propia dinámica interna o por la llegada de nuevos emigrantes.
El siglo XIII se inicia en España con un cambio de dinastía. A la casa de Austria que había gobernado el país en los siglos XVI y XVII sucede ahora la casa de Borbón. La Corona se convertirá en protagonista de una serie de reformas económicas y administrativas que, en determinado momento y grado, afectarán a la casa de los Arcos.
Todo esto supuso un gran paso hacia la creación del Estado centralizado y unificado. El absolutismo de los Barbones fue más patente que el de los Austrias.
Para situarnos, la puebla de algodonales partencia al reino de Sevilla, dentro del cual se encontraban los estados de la casa de Arcos, cuyo corregidor perpetuo era a mediados del siglo XVIII el propio duque, quien a su vez era marqués de Zahara, dentro de cuyo término municipal está situado Algodonales.
La puebla de Algodonales era señorío, calle y barrio de la villa de Zahara, quien nombraba loe empleos de justicia para este pueblo, de manera que uno de los dos alcaldes ordinarios, uno residía en Zahara y otro en Algodonales. Como la mayoría de los municipios, de la villa de Zahara y la puebla de Algodonales poseían bienes de Propios y Comunes.
Los pesos y medidas del término de Zahara se regulaban conforme a los de la ciudad Sevilla. Los positos municipales regulaban el comercio del trigo como una función social a través de préstamos a los agricultores.
Por otra parte, el deseo de llegar a la unificación tributaria motivó que durante el reinado de Fernando VI (1746-1759) se intentara suprimir los complicados e innumerables impuestos directos e indirectos. Los trabajos continuaron durante el reinado de Carlos III y, aunque dificultades de todo género impidieron el triunfo de la reforma.
Al ser calle y barrio de la villa de Zahara los habitantes de los Algodonales no poseían término propio, a pesar de ser todo un mismo término, el pago de muchas contribuciones se realizaba por separado, habiendo igualmente otra dos aldeas en termino que son el Gastor y la Muela. Con respecto a las contribuciones, la del Gastor, toca a Zahara y la de la Muela a Algodonales.
 El siglo XIX comienza con la invasión del territorio español por las tropas francesas. Durante seis años (1808-1814) los españoles lucharán por echar de España a Napoleón y a sus tropas. Llevados a Bayona por Napoleón, Carlos IV y Fernando VII abdicaron ambos y Napoleón entregará la Corona española a su hermano José Bonaparte. Estos años de guerra supondrá para toda España años de ruina y destrucción.
En 1815 se piensa en pedir la emancipación del pueblo de la villa de Zahara. Se alega como mérito la actuación tan valerosa frente al enemigo francés en la guerra de la Independencia. Fernando VII accede a la petición, otorgándole título de villa y un término propio de 23000 fanegas, incluida la sierra de Líjar y jurisdicción sobre el mismo terreno y el sitio llamado la Reyerta, donde la ejercen mancomudamente con Grazalema, Villaluenga, Benaocaz, Ubrique y Zahara y la nueva de El Gastor, cuyas siete villas la disfrutan igualmente en unión de los pastos. También entra dentro de su término la cortijada de La Muela. El libro Becerro de Zahara, que recoge todos los litigios habidos contras las villas vecinas, fue fundamental a la hora de determinar los límites del nuevo municipio.
Los hechos acaecidos en el pueblo cunado el ataque francés influirán en el escudo que ahora debe tener la villa; un óvalo y dentro una casa ardiendo rodeada de llamas símbolo del pueblo incendiado y arriba las letras P.L.I.N., que significan “por la independencia nacional”.  
El origen de las agitaciones campesinas andaluzas habría que buscarlo en el siglo XIX y parece que su causa más importante es la disolución del régimen señorial. Las Cortes de Cádiz (1812) y otras medidas posteriores (1837) terminaron con la existencia del régimen señorial. Había dos clases de señoríos: el de tipo territorial y el jurisdiccional. Si el señorío era territorial pasaba a convertirse en propiedad privada de su señor; si era jurisdiccional, las funciones de justicia pasaban al estado y la propiedad sería de sus antiguos cultivadores.
Aquí radica el problema, pues los encargados de dirimir estos asuntos, los tribunales fallaban los pleitos normalmente a favor de los señores, declarando invariablemente el señorío como territorial. Los campesinos se sintieron estafados al despojarlos de algo que consideraban suyo y a lo que creían tener derecho.
Con la desaparición de los señorios había que reestructurar de nuevo el mapa administrativo español; en 1833 se establece la división del país en provincia, la llamada reforma de Javier de Burgos. Algodonales pasa a integrarse en la provincia gaditana y sale del recinto de Sevilla, a donde había estado desde su fundación.

En último censo oficial de población de 2007, Algodonales tenia 5.726 habitantes.


                   Algodonales desde el Cerro Coros                                



Libro: "Algodonales" de Jorge Arena Soler, Joaquin Fernandez Garcia y Manuel J, Palma Silgado,