lunes, 7 de octubre de 2013

LA VULNERATA-VIRGEN DEL ROSARIO

Siempre los orígenes de una advocación mariana eran complicados. Gregorio de Mendiola, rector del colegio de ingleses y autor de un pequeño tratado publicado en Valladolid en 1667 acerca de la Virgen Vulnerata, recreaba la antigüedad de esta imagen, hacia gala de una frase tópica, aplicable a la mayoría de las advocaciones marianas: “es tanta la antigüedad de esta  Sagrada Imagen, que no es posible averiguar su primer origen y mucho menos, quien la fabricarse y en que tiempo”. Este jesuita situaba, eso sí, su primera referencia a la imagen en la veneración que despertaba en la ciudad de Cádiz y en su Catedral, donde tenía su trono.

Los ingleses y holandeses destrozaron en un lugar público como era la plaza, una imagen de la Virgen con Niño, que se encontraba en la Catedral de Cádiz, iglesia mayor y principal de la misma; fue sacada en secreto de la ciudad ese mismo año y depositaba en el oratorio de señores muy principales en su casa de Madrid: el adelantado mayor de Castilla y su esposa y sobrino, la condesa de Santa Gadea.

Según lo expuesto en varios artículos por Ángel Mozo Polo, la que habría de ser la Vulnerata vallisoletana, antes de 1596 era la Virgen del Rosario, imagen titular de los llamados cofrades “morenos” y ubicada entonces en una ermita que era propiedad de los hermanos, descendientes de antiguos esclavos de raza negra. Según Mozo Polo, tras la salida de esta imagen hacia la casa de los adelantados en Madrid y su posterior llegada al colegio de Ingleses de Valladolid, los cofrades del Rosario realizaron una segunda imagen titular que, existió hasta 1931. así, la Virgen Vulnerata fue perdida en buena parte para la memoria de Cádiz, después del dramático saqueo y asalto de 1596. Con la llegada de la orden de Predicadores a esta ciudad portuaria, los frailes integraron a la cofradía del Rosario en su propio ámbito espiritual y, por tanto, a la supuesta segunda imagen titular de estos cofrades. Los dominicos del siglo XVII, sin embargo, no consideraron en ningún momento que la imagen que recibían no fuese la “Vulnerada” e “injuriada” por los ingleses, pues estaban a punto de establecer su convento en el mulador, donde aquellos “herejes” habían abandonado destrozada a la supuesta titular de los morenos. La posesión de una imagen protagonista del saqueo era, sin duda, un interesante atractivo devocional, que producía rentabilidad de todo tipo.

Esa pérdida de la memoria de la Vulnerata se puede apreciar en los estudios históricos de Hipólito Sancho de Sopranis. Este había afirmada, como pionero que fue de la investigación de la cofradía de los morenos del Rosario en el ámbito gaditano, que la imagen que estos hermanos trasladaron en el primer tercio del siglo XVII al nuevo convento de los dominicos de Cádiz era la primitiva que veneraban en su ermita, aquella que había sufrido menores daños durante el mencionado asalto, según subrayaron algunas crónicas. Además. Esta imagen habría sido la profanada por los ingleses y holandeses en 1596. la afirmación de Sancho de Sopranis se encontraba basada en un memorial que había sido escrito por el entonces prior de los dominicos de Cádiz, fray Blas del Día, y dirigido al Cabildo Municipal en julio de 1627, desde el cual se intentaba justificar la ubicación del convento de Cádiz en el lugar donde había sido abandonada la Virgen profanada. Muy probablemente, Sancho Sopranis, desconocía la existencia en el colegio de ingleses de Valladolid de una imagen procedente de Cádiz y que salió de la ciudad poco después del asalto.  
   
Una destrucción de la memoria que impide ofrecer un estudio histórico definido, hasta el momento acerca de sus orígenes.

La Virgen que hoy conocemos como Vulnerata es una talla, realizada en madera policromada, donde se representa a la Virgen María sentada, con una altura de unos noventa centímetros, cogiendo en sus brazos al Niño Dios-hoy desaparecido-, presentado de pie, probablemente realizada esta obra por algún maestro de los talleres sevillanos.

Las primeras imágenes que respondían a esta devoción aparecieron en Alemania, vinculadas a la segunda edición del texto alemán de los estatutos de la cofradía del Rosario de Colonia (1477). En esta xilografía, encontramos a la Virgen María y el Niño Jesús entregado coronas de rosas o rosarios a diferentes personajes históricos, adquiriendo cada vez más protagonismo el fundador de la orden, santo Domingo de Guzmán, pudiendo representar más a su religión que a su persona. Cada vez fue más frecuente la circulación de grabado en los cuales aparecía el Niño Jesús de pie, sobre las rodillas de su madre.

Los escenarios del pasado hoy han cambiado en Cádiz. Si tuviésemos que entrar en la Catedral gaditana a la que se refería Gregorio de Mendiola a mediados del siglo XVII o Juan de Villafañe en 1726, tendríamos que dirigir nuestros pasos a la parroquia de Santa Cruz. La nueva iglesia Mayor de la diócesis de Cádiz fue construida en el siglo XVIII, sustituyendo al anterior y referido templo. Si buscásemos la ermita del Rosario de los hermanos cofrades “morenos”, tendríamos que recurrir a la actual parroquia del Rosario, edificada sobre el solar de la anterior.   




Información recogida del libro VIRGEN DE LOS INGLESES, ENTRE CÁDIZ Y VALLADOLID, Una devoción desde las guerras de religiones. De la biblioteca Municipal José Celestino de Cádiz.