domingo, 27 de febrero de 2011

Sociedad Comunera gaditana

El arranque del liberalismo español (1808) se levantó el mito comunero, empleado por los revolucionarios de Cádiz para simbolizar la identidad de España como nación política, socavar el absolutismo regio, legitimar las instituciones liberales, intentar inculcar a los españoles los nuevos valores del liberalismo a través del modelo ejemplarizante de los comuneros y, establecer un hilo de continuidad entre la labor de esto y la materializada por ellos en las Cortes gaditanas.


Las sociedades secretas, masones y comuneros, se hicieron notar en gran medida. El rumbo de los acontecimientos tuvo su especial incidencia en el comportamiento de la masonería, pues surgió una sociedad rival, la Comunería, más por la crisis de la primera, que por inspiración propia de ésta última. A partir de aquí, fueron constantes los enfrentamientos entre masones y comuneros.


Ser masón se tomó como un sistema de moderación y hasta de reacción, frente a la sociedad comunera, mucho más radicalizada en aquellos momentos.


El origen de la comunería en Cádiz, a partir de 1821 una facción disidente de la masonería, que al principio actuó como grupo de exaltados, se erigió en una nueva sociedad, la de los comuneros, cuyo inspirador, en su apartado externo y terminología, fue Bartolomé José Gallardo.


Sobre el momento de su aparición, son diversos las opiniones, hay que buscarlo en los días inmediatos a la crisis que motivó la desaparición del Ejercito de la Isla (división de Riego) ya que los comuneros tomaron a pechos la disolución del ejercito de Andalucía.


En Cádiz, con los sucesos del otoño de 1821 aparece la Comunería desempeñando un activo papel, sin olvidar su connivencia con los elementos americanos.


La reacción por parte de los moderados no se hizo esperar al expulsar de la ciudad, rumbo a Gibraltar, a los americanos Carabaños y Mariño, el elemento exaltado decidió contrarrestar el peso de los masones decididos a llevar la revolución hasta el final.


Desde Madrid llegó a Sevilla el comunero Regato, agitador de conocida y larga trayectoria, que gozaba de ciertos favores dentro del Gobierno.


Donde las posturas volvieron a radicalizarse, fue en los sucesos de Julio de 1822, cuando la fallida intentona de la Guardia Real para restaurar a Fernando VII como monarca absoluto.


En Cádiz los elementos más exaltados, siempre influenciados por la Sociedad Patriótica del café Constitucional, organizaron una serie de tumultos que acabaron con la destitución de las autoridades gobernativas y la creación de una Junta de seguridad.


Fue a principio de 1823, con la sombría perspectiva de una invasión extranjera para poner fin al sistema constitucional, cunado se puso en relieve una considerable reacción comunera.


La llegada a Cádiz del comunero Santiago Jonama provocó una ola de entusiasmo de los elementos exaltados.


Los enfrentamientos masones-comuneros, conforme el sistema constitucional fue desarrollándose, las posturas entre los mismos liberales fueron decantándose.


Los masones representan la revolución que quiere mantener los logros conseguidos, mientras los comuneros, en una clara pendiente radical, parecen no contentarse con dichas situación abogando por posturas más extremistas. Ambas posturas fueron acompañadas de descalificaciones mutuas, insultos personales, alegatos demagógicos, contribuyeron a debilitar aún más un sistema a punto ya de fenecer.


En Cádiz estos enfrentamientos se hicieron más patente, cuando en la Plaza de la Constitución chocaron grupos de ciudadanos profiriendo gritos de "viva Padilla y sus hijos", de clara inspiración comunera, a la que contestaba con "vivas a Riego con mandil", los masones. Al actuar un grupo de milicianos para despejar, estos fueron recibido con gritos de "pasteleros".


El Diario Constitucional, comunero, no regateó argumento alguno para mantener una reñida polémica con el Diario Mercantil, de tendencia mucho más moderada. Así frente a la opinión del Constitucional de que prácticamente todo Cádiz había optado por la comunería.


El Diario Mercantil acusó a los comuneros de contrabandistas, y defraudar a la hacienda Pública.


El diario el Espectador, puso de relieve que de algún tiempo a esta parte, para juzgar a un sujeto sólo pregunta a qué partido o asociación pertenece.


La propia libertad de imprenta fue puesta en tela de juicio por el Diario Mercantil, al acusar también a los comuneros, no solo ya de ser los causantes, poco más o menos, de todos los males de España, sino de ser un auténtico peligro para la opinión pública, todos estos enfrentamientos supieron un serio desgaste.


lunes, 21 de febrero de 2011

Yazira Qadis

antiguo minarete en el actual museo catedralicio (casa de la Contaduría)


En el 711, tras la batalla del Guadalete, comienzan los musulmanes la conquista de la Península Ibérica. Una de las primeras ciudades que toman es Medina Sidonia y con ello la comarca donde estaba la antigua Gades, por entonces en una profunda decadencia.


Es en tiempo de Abderrahman I, cuando encuentra una referencia poco precisa sobre nuestra ciudad. En el 772 se situaron algunas naves en Cádiz temeroso de las invasiones de los africanos.


Hasta el siglo IX, fue cuando encontraron una cita concreta sobre la comarca gaditana. Por entonces la península estaba amenazaba por las razzias normandas que afectaron primeramente a los reinos cristianos del Norte.


En agosto del 844, cuando gobernaba Al-andalus Abderrahman II, atacan la bahía de Cádiz, afectando a una amplia franja de su costa, llegando incluso a la campiña de Medina Sidonia y el Bajo Guadalquivir, hasta las proximidades de Sevilla.


En Cádiz, se conserva aún una gran construcción de la antigüedad que era la Torre-almenara coronada por una estatua dorada, utilizada como punto de orientación para la navegación y que sirvió como oráculo.


La extensa zona a la que afectó la “razzia normanda” hace patente el despoblamiento del litoral y con ello la falta de recursos humanos para su defensa. Solo el grueso de las tropas cordobesas pudo parar la amenaza y hacerle frente, derrotando a los invasores.


Consecuencia de este ataque sería la programación defensiva y fortificadora de la costa, hecho posible gracias a la relativa paz interior de Al-andalus. Cuestión que se va a plasmar en la creación de nuevos núcleos de población, así como en la revitalización de ciudades antiguas.


Dentro de este contexto, se llevó a que resurgiera la antigua Gades.


La primera fase del proceso defensivo sería la construcción de una torre de vigilancia protegida por una pequeña muralla que responde al concepto árabe de “hisn”, lo que configuraría una fortaleza elemental.


Para su emplazamiento se eligió el antiguo teatro romano que ofrecía múltiple ventajas, y sin dificultades para su objetivo de observar el mar y su costa, fácilmente defendible al estar inmediato al acantilado en el que se emplazó su puerta principal para hacerla más inexpugnable.


La distribución del gradería romano así como su pendiente se empleará como elemento defensivo. Elementos todos que configurarían una concepción especial de la defensa que se complementaría con el control del único acceso por tierra en el Caño de Santi Petri donde se levantará la fortaleza del “Lugar de la Puente” que hoy pervive como San Romualdo.


Ambas fortalezas fueron levantadas en el tiempo de Abderrahman II, entre las que se incluye el castillo de Triana en Sevilla.


Yazira Qadis (la Isla de Cádiz). Esta tenía una extensión de 12 millas y la podemos encontrar citada con las variantes Ghadira o Ghedita.


En el tiempo del Califato de Córdoba, la población instalada ya pudo tener entidad de “medinat”, para entonces ya se habrían levantado los edificios necesarios, propios de una organización urbana como la mezquita mayor.


Núcleo que heredaría el legado de la antigüedad y hasta su misma denominación que ahora se transcribiría como Qadis.


La descomposición del califato propiciará en Al-andalus momentos de inestabilidad e inseguridad que se conocen como “de los señoríos” que abarca aproximadamente unos 56 años. Después de éstos, la comarca gaditana fue agregada al reino taifa de Sevilla por Al- Mu´tadid hacia el 1067.


Los almorávides, integran Andalucía en el Magreb (Norte de África) en el 1086, con ello se abrió un breve periodo de unidad y cohesión interna que dio lugar a una fase de paz y tranquilidad. Situación que sería beneficiosa para Qadis que afianzaría su protagonismo a nivel comarcal y su excelente situación geoestratégica. Así por tierra continuaba siendo el punto final de la Vía Augusta romana que la comunicaba con el continente.


Su puerto era objeto de un tímido desarrollo que se apoyaba en actividades guerreras y comerciales.


Qadis al estar emplazada entre Barbate y Puerto de Santa María. Isla, donde por otro lado, existían dos castillos (Qadis y San Romualdo o de San Pedro), y cercano al último una iglesia del mismo nombre, que perduró en el actual término de San Fernando hasta entrado el siglo XVI.


Seria el paso de la tradición el que identificaría definitivamente a Qadis con la antigua Gades y con su isla.


Cádiz pudo ser la primera ciudad de Al-andalus en cuya mezquita mayor se pronunció jutba en nombre del Califato almohade. Por ello Cádiz y Jerez tuvieron el privilegio de que sus delegaciones fueran recibidas por el Califa antes que las restantes regiones.


domingo, 13 de febrero de 2011

Cádiz; del mar y para el mar

En avanzada sobre el Océano y situada en la pequeña península que configura una bahía tan extraordinariamente favorable para las actividades marítima, Cádiz nació del mar y para el mar. Desde su fundación, ya trimilenaria, la ciudad más antigua de Occidente ha tenido en el tráfico marítimo el motor casi exclusivo de su desarrollo económico, y al mismo ha unido su fortuna.


Con fenicios y cartagineses fue el punto reexportado de las enormes riquezas del mediodía peninsular, constituyendo en época romana el primer centro mercantil marítimo de Hispania.


Navegando, con miras comerciales hasta el término del mundo conocido, los marineros fenicios establecieron en la bahía de Cádiz un centro comercial de primerísimo orden, sobre cuya fecha fundacional no existe acuerdo: una sólida base desde la que canalizaron hacia el Mediterráneo oriental los metales procedentes del valle del Guadalquivir y de la costa atlántica, estaño, cobre y sobre todo plata, entregando a cambio diversas mercaderías: telas estampadas, joyas, aceite y cerámica pintada.


La posición estratégica y las favorables condiciones naturales del enclave convirtieron a Cádiz en el gran puerto comercial y foco colonizador fenicios, donde Oriente confluyó con la más desarrollada de las tartésica, que se semitizó fuertemente y presentó un carácter sincrético.


Y desde Cádiz se abrió una de las grandes rutas comerciales de la antigüedad, la que llegó hasta las atlánticas Casitérides en busca principalmente de estaño, que se reexporta hacia Oriente.


El protagonismo gaditano en la reconquista cartaginesa de la Península Ibérica y además operaciones militares durante la Segunda Guerra Púnica, quedo de manifiesto al ser ésta la gran base naval y el punto de apoyo logístico desde cual los cartagineses intentaron la recuperación de sus posesiones en la Península Ibérica.


Aquí desembarco Amilcar con el ejercito africano en el año 237 a.C., y posiblemente hizo lo mismo Magón con las fuerzas expedicionarios del 215 a.C., zarpando de este puerto con su escuadra de sesenta naves cuando recibió la orden del senado de Cartago para que se dirigiera a Italia y contactase con el ejercito de Aníbal.


En el Cádiz dominado cartaginés aparece una importantísima actividad industrial y comercial ligada la pesca, salazón y conserva de pescado, que se prolongó hasta la época romana y desarrolló una serie de importantes industrias auxiliares.


Las conservas de pescado gaditanos tuvieron un gran reconocimiento en la antigüedad, destacando el apreciado “garum”, que fue considerado como uno de los manjares más apetecibles.


Para la pesca los gaditanos hacían uso de unos barcos, que se llamaron hippoi (caballos), cuyo nombre recibían por su mascaron de proa, con los con los que llegaban por las costas de Mauritania hasta el río Lixos.


A partir de la crisis del siglo III, Cádiz entró en decadencia progresiva, que se prolongó durante todo el período de Al-Andalus, para no renacer hasta los siglos XV y XVI. Entonces, prosperó un comercio muy activo con Berbería, controlado por una dinámica colonia de negociantes genoveses, quienes enlazaron también los mercados del Atlántico septentrional con su patria de origen.


El papel desempeñado por el puerto de Cádiz en las empresas coloniales quedó de manifiesto en los tres viajes del Almirante que siguieron al del Descubrimiento, utilizándose como lugar de partida o de arribada.


La Edad Moderna se caracterizó por el prolongado y duro contencioso existente entre Sevilla y Cádiz por el monopolio del comercio con India, impuesto con carácter tan restrictivo por la Corona, y que terminó por decantarse de facto a favor de la ciudad de Hércules en el último tercio del siglo XVII, cuando –no obstante permanecer en la capital del Guadalquivir el aparato burocrático indiano- el comercio ya radicaba mayoritariamente en Cádiz.


El setecientos fue para la ciudad atlántica un siglo de excepción, beneficiándose su puerto de la exclusividad del comercio con los dominios ultramarinos, desde 1717 hasta 1778.


Junto a la actividad mercantil, Cádiz y su bahía también han tenido una sobresaliente función como base militar-naval, que continúa desempeñado hoy días. Su estratégica situación en la zona de confluencia del Mediterráneo y el Atlántico y la facilidad de poder intervenir en ambos escenarios con celeridad, hizo resaltar el factor geográfico gaditano como elemento integrador clave del poder naval; aspecto que se reforzó en la época de las marinas de velas.


Enfrentada a los sectores ultra proteccionista españoles, la burguesía gaditana del Ochocientos se interesó y batalló denodadamente por la franquicia de su puerto con la esperanza de verlo convertido en un “Gibraltar en España”.


Un aspecto que también debe destacarse es el de las pocas y precarias infraestructuras con que contó, la bahía de Cádiz. La escasez de calado y el continuado aterramiento de la rada obligó a los busques a mantenerse al anclado en las zonas de mayor profundidad, alejados de los muelles, y despachar en botes y embarcaciones menores gente y efectos.



el puerto y la ciudad en frente

El muelle de Cádiz en pleno siglo XXI da pena de verlo. En la era fenicia y romana ó en el siglo XVII-XVIII, este puerto resaltaba por los barcos que en ella arribaban con los productos de ultramar. Era uno los puertos más importantes de España por no decir el más importante, y ahora es el culo de todos,

Siendo puerto de primera, me gustaría saber quien se beneficia por ello, porque lo que es la ciudad No.

domingo, 6 de febrero de 2011

Teatro de Verano

Tercera parte de:

Cádiz; ciudad con tradición teatral.


Teatro del Parque


Al inaugurarse el parque Genovés el día 1 de Agosto de 1892 por el Ayuntamiento, se construyó en dicho Parque el teatro del mismo nombre, al que también se le denominó Salón de Conciertos.


Se encontraba situado en el mismo lugar que ocupa el actual, formando un bonito pabellón aislado del Parque Genovés y lo constituía un amplio salón decorado con sencillez, cuya airosa techumbre sostenían grupos de artísticas columnas de hierro.


Al frente del mismo se encontraba instalado un amplio graderío, a continuación las localidades de sillas y al fondo su espacioso escenario. Su inauguración tuvo lugar el día 5 del citado mes y año.


Durante los años posteriores a su inauguración se dieron en este local, además de conciertos, numerosas representaciones de óperas, zarzuelas y espectáculos de variedades, en las más diversas épocas del año.


Entre los diversos espectáculos que se dieron en este Teatro, hemos de destacar los siguientes conciertos por el buen recuerdo que los mismos dejaron entre quienes los presenciaron:

En Agosto 1899 ofreció un magno concierto la Real Academia Filarmónica de Santa Cecilia, en el que tomaron parte los profesores y alumnos más destacados de dicho Centro.

El Septiembre de 1901 dio un concierto el gran compositor gaditano D. Manuel María de Falla.

En 1902, la que fue luego eminente concertista de piano, la gaditana Carmen Pérez García, dio su primer concertista de piano, cuando sólo contaba cinco años de edad, actuación que fue igualmente muy aplaudida y causó un gran impacto en el público, debido a la corta edad de la artista.

En 1919, cuando se encontraba en la cumbre de la fama, la citada con concertista de piano volvió a ofrecer un recital en este mismo lugar.

En el año 1916 se cerró este teatro, permaneciendo sí algún tiempo y volviéndose a abril en 1920, a partir de cuya fecha sólo funcionaba en temporada oficial de verano de junio a septiembre.


Coincidiendo con la Velada de Nuestra Señora de los Ángeles en Agosto de 1924, se organizó por el Comercio y la Industria una Feria de Muestras en el Parque Genovés, en la que se exhibieron en numerosos “stands” diversos productos comerciales gaditanos.


El teatro del Parque fue transformado en un precioso salón adornado con valiosos cuadros aportados por diversos museos, completando la decoración con plantas, tapices, lujosos cortinajes y numerosas bombillas de colores.


También en el mes de Mayo de 1927 y con motivo del Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias celebrado en Cádiz, al que asistieron, entre otras personalidades, los Reyes D. Alfonso XIII y doña María Victoria Eugenia, se celebró en este Coliseo una Exposición de materiales científico, a la que concurrieron la más importantes casa entonces existentes dedicadas a la fabricación de aparato de esta clase.


A comienzo del año 1936, el Ayuntamiento, acordó la construcción del Mercado de Abasto de la Merced, aprovechándose para la construcción de dicho Mercado, el armazón de hierro del teatro del Parque, que desde hacia algunos años se encontraba cerrado.


Hoy ese mercado se ha convertido en el Centro Municipal del Arte Flamenco de La Merced.


Teatro Escudero


A comienzo del siglo XX, el industrial D. Francisco Escudero Guerra, construyó en el muelle, junto a la muralla de la Cuesta de las Calesas un teatro al que le dio el nombre de su apellido.


El edificio era de madera y de gran amplitud y disponía de localidades de sillas y gradas. En las dos puertas principales había colocados unos muñecos de gran tamaño que mediante un dispositivo mecánico realizaban graciosos movimientos, para atraer al público.


El teatro se dedicaba preferentemente al género chico y varietés y en el mismo se daban dos funciones diarias.


Hacia el año 1912 dicho teatro se transformó en “Salón de cinematógrafo”, siendo uno de los primeros locales que en nuestra Ciudad se dedicaron a este género, lo que como es de suponer atrajo la curiosidad e interés del público.


Como detalle curioso sobre las primeras proyecciones que se dieron en este salón, hemos de consignar que desde el escenario un hombre con un puntero, a la vez que iba señalando sobre el telón, explicaba al público los diversos pormenores de las imágenes representadas.


Teatro Circo de Verano


En el año 1910 se instalo en los terrenos de las murallas frente a la calle Sánchez Barcáiztegui, un teatro de madera de gran amplitud, que tenía un espacioso graderío con capacidad para dos mil espectadores, bajo la denominación de Teatro Circo de Verano, cuya instalación disponía de un bar anexo al mismo.


Algún tiempo después y con motivo de las fiestas del Primer Centenario de las Cortes de Cádiz, se reformó la Avenida de Isaac Peral, que se inauguró en tales actos, por lo cual el teatro se en la necesidad de trasladar su emplazamiento frente al antiguo edificio de Aduana, dando su frente a la calle Alcalá Galiano, de donde en el año 1919 con de construirse la verja de hierro para el Depósito Franco, tuvo que trasladarse a lugar próximo al monumento de las Cortes, entonces en construcción.


Y en 1928 al ser urbanizada la Plaza de España, dicho Coliseo tuvo que abandonar este lugar, desapareciendo tras haber realizado una brillante campaña teatral durante su existencia.


Por su escenario desfilaron con gran éxito los más famosos artistas de la época, así como Compañía de Zarzuelas, comedias y variedades que gozaban de más famas en aquel tiempo, cuyas actuaciones se vieron siempre asistidas del concurso popular.


El escritor gaditano D. Adolfo Vila Valencia, estrenó dos obras en este local:

En 1926 “Las Cigarreras de Cádiz”, sainete en prosa en un acto y dos cuadros, en 1927 “El mártir de la sierra o el loco de las minas” tragedia rural en prosa dividida en tres actos.


Los domingos se acostumbraban a dar sesiones infantiles en este teatro, una de las que quizás dejo mejor recuerdo entre el público infantil fue “Troupe Sibaritas” por la curiosa originalidad en aquel tiempo.

Teatro José María Peman


En el año 1955, merced a las gestiones de las Autoridades gaditanas, el Ministerio de Información y turismo concedió a Cádiz la celebración de los Festivales de España.


Para la actuación de las compañías programadas se improvisó un escenario en el lugar conocido por “La rosaleda”, del Parque Genovés, en cuyo lugar estuvo anteriormente situado el primitivo Teatro del Parque y Salón de Conciertos.


Para establecer este Teatro al aire libre los obreros municipales tuvieron que hacer desaparecer la entonces marchita rosales, un grupo de poetas gaditanos hicieron pública en la prensa su clamorosa indignación por tal hecho, indicando que se podía haber escogido otro lugar para ello, evitándose así la desaparición de una de las zonas más bonitas de dicho parque.


El teatro se llevo a cabo en el corto espacio de dos meses, resultando un Teatro al aire libre, como entonces no había otro en España.


La viga de la embocadura del escenario mide doce metros de luz y la visera voladiza, la iluminación, tanto del Teatro como la artísticamente situada a lo largo y ancho del paseo de Palmera que conduce al Teatro, así como la del vestíbulo del mismo.


Este Coliseo cuenta con palco laterales y tres filas de ellos paralelos al proscenio y entre estos, tres zonas de sillas: A, B, C, siendo su aforo de dos mil espectadores.


Primero se denomino este Coliseo “Teatro de Verana de La Rosaleda”, por el lugar en que se encuentra emplazando y algún tiempo después, se le dio el nombre del ilustre gaditano.


Su inauguración tuvo lugar el jueves 9 de Agosto de 1956, con la actuación del ballet de “Luisillo”, del ciclo de los festivales de España.