viernes, 27 de agosto de 2010

Los molinos gaditanos de mareas

molino de marea Río Arillo


En el fondo de la tranquila bahía de Cádiz, encontramos dos ejemplos de distinta variedades de molinos de mareas: El Molino de Santibáñez y el de Río Arillo.


El de Santibáñez, se encuentra bastante deteriorado. Es de tres piedras. Tiene un estanque de buenas proporciones con sus compuertas aliviadoras, además de los tres arcos con cubo donde debían correr ruedas motrices. El muro de contención, de bloques perfectos de “piedras ostioneras” se prolonga en dos direcciones. Una hacía el interior de la bahía durante unos veinte metros. La otra corre hacia la izquierda del edificio del molino, formando ambas direcciones un ángulo de de 90o, como brazos abiertos que encauzas el flujo de las marea hacia el interior del molino.


Conserva en situ dos piedras de molino, una solera y otra corredera, igualmente de piedra ostionera.


El molino de Río Arillo, es monumental. De 12 piedras, está situado a la derecha de la carretera de Cádiz a San Fernando, junto donde el caño de Río Arillo divide ambos términos municipales. Es el mayor de la zona con diferencia.


Cuatro arco de enorme tamaño, pone en comunicación a través de compuerta basculantes el agua del mar con la presa.


La sala del molino está atravesando en su parte inferior por quince vanos que la atraviesan de parte a parte y están cerradas al exterior por compuertas de maderas que se abren desde dentro de la nave; los dos vanos mayores, situados en el centro, están destinados a aliviar con rapidez el agua contenida por el molino, mientras que los dos grupos de seis instalados de cada lado corresponde cada uno a una piedra moledora y el vano de mayor tamaño situado en el ángulo con la otra nave se usaría para una máquina limpiadora de grano.


La sala del molino donde debieron estar instaladas las doce piedras es una gran nave rectangular situada en el centro de la edificación, tenía dos alas salientes cortadas en parte al realizarse el ensanchamiento de la carretera, así como uno de los caños de entrada del agua, estuvo funcionando hasta hace aproximadamente 75 años.


La posible existencia de un tercer molino en esta zona, la Carta Náutica francesa de la Bahía de Cádiz, que figura en el atlas Francés “Neptuno” de 1762. en ella se citan dos molinos: Uno llamado “Moulin de Sierra” en el emplazamiento de la actual granja de Santibáñez y otro denominado: “Moulin de la Roquera”, que es el único que actualmente se conserva en la zona y que se ha identificado como el de Santibáñez citado en Madoz y Rosetty.


En febrero de 2002 la Dirección General de Bienes Culturales, inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con carácter genérico, el Molino de Mareas del Río Arillo, en Cádiz, publicado en BOJA nº36 de 26 de marzo de 2002, que se encuentra en dominio público.

viernes, 20 de agosto de 2010

Los Teatros de primera y segunda categoría

Primera parte de:

Teatro Principal

En el año 1780 y en terrenos cedidos por la Ciudad, los hermanos de San Juan de dios, construyeron un teatro frente al antiguo Corral de Comedias, en el lugar que ocupaba ante el “Cine Municipal”.

El teatro puede decirse que estaba perfectamente montado, con todos los detalles y adelantos de que se podía disponer en aquella época, como lo prueba el hecho de ser considerado a finales del siglo XVIII, como uno de los mejores de España y por ser el más importante de la Ciudad se le denominó “Teatro Principal”.

Aunque su escenario era más bien pequeño, disponía de un valioso telón de boca.

El edificio del Teatro, era amplio, en forma de herradura. Tenía cuatro plantas y su foro era de 628 localidades.

Al establecerse el gas de alumbrado en la ciudad fue uno de los primeros Establecimiento públicos que adoptaron este sistema de iluminación.

A través de su larga existencia, al Teatro Principal se le hicieron muy diversas reformas.


Coliseo de Ópera Italiana

A comienzos del año 1739, se realizaron por D. José Jordán las gestiones necesarias para la construcción en Cádiz de un teatro dedicado a la ópera italiana.

La Comunidad de San Juan de Dios, que atendía el Hospital de su mismo nombre o de la Misericordia, y que era dueño absoluto del Corral de Comedia, al estimar que sería competencia se opusieron. A pesar de todas las prohibiciones, la construcción se efectúo.

El Coliseo de Ópera italiana, fue construido de madera en un lugar cuyo emplazamiento ser ignora.

Tenía cuatro filas de quince palcos y su instalación debía de ser lujosa en consonancia con las representaciones.

Según se relata en las actas capitulares de 1768, “este Coliseo de ópera es obra nueva, que costeó su empresario José Daubricio con limosna de algunos aficionados y empréstitos de otros.

La representación de ópera italiana debieron dar comienzo en este Coliseo en septiembre de 1739, además de representaciones de ópera italiana y conciertos musicales, también se dieron en este coliseo numerosos bailes.

Pese a que sus ingresos parecían saneados, el coliseo de Ópera italiana, debido sin duda alguna a su mala administración, se declaró en quiebra en 1768, haciéndose cargo de la administración D: Miguel Alevio, el que consiguió prolongar la vida de dicho Coliseo durante tres años más.

Las representaciones de óperas, por excesivo gasto que llevaban consigo estas Compañía tanto por sus lujosos vestuarios como la calidad de los artistas eran muy elevadas, los precios de las localidades eran muy elevados. Y como entonces el teatro se consideraba como instrumento de cultura del pueblo. El encarecimiento de las localidades para estas funciones constituía una preocupación para el Municipio.


Teatro Francés

En 1768, por real Orden, se autorizó a D. Santiago Jacobo Constantin, de origen francés, para levantar en nuestra Ciudad un teatro para representar óperas y comedias en lengua francesas.

El Teatro Francés de la calle Hércules se construyó en corto espacio de tiempo y de su instalación nos puede dar una idea la opinión que mereció al viajero inglés. Richard Twiss, que visitó Cádiz en 1773, y que consideró este local como la mejor sala fuera de Francia.

Las representaciones de las comedías francesas en nuestra Ciudad constituyo un espectáculo nunca visto, brillantes, ostentosos y de un lujo excesivo.

Para solemnizar la boda del Delfín de Francia, el futuro Luís XVI, con la Archiduquesa María Antonieta, en el año 1770, la colonia francesa de Cádiz organizó una temporada de ópera francesa en este Teatro, ofreciendo un aposento en el mismo Ayuntamiento, para que los Regidores pudieran presencia dichas funciones.

El teatro Francés duro cerca de 30 años previsto en la solicitud de su autorización, pese al gran desembolso que suponía su sostenimiento.

A comienzo del 1796 ya no debió existir dicho Teatro, el Ayuntamiento publicó un Edicto sobre el almacén que sirvió de teatro Francés en la calle Hércules, para subastar diversos objetos allí almacenados, por débito de contribución al Municipio, de dicha instalaciones.

El establecimiento del teatro Francés influyó muy notablemente en diversos factores de la vida de la Ciudad.

Los actores y actrices que vinieron fueron en crecido número, e inmensos sus criados y dependientes, que a proporción unían al descaro propio de su ejercicio, cierto libertinaje. Introdujeron modas, adornos y costes en los trajes.

Se pobló un barrio de unos colonos, que sus vecinos se enriquecieron muchos de ellos y muchas por las tiendas de modistas con que poblaron a nuestras calles.


Teatro del Balón

En el año 1811 y en ocasión de estar cercada la Ciudad por las tropas francesas, D. Manuel García solicito autorización para edificar un nuevo teatro.

A dicho Coliseo se le dio nombre de “San Fernando” siendo emplazado junto al antiguo Campo del juego de balón, de ahí que dicho Teatro, contrariamente al nombre que se le daría vulgarmente desde sus comienzos por el del “Balón”.

El lugar en que fue situado no era en realidad muy apropiado ni céntrico, pero reunía la buena particularidad de encontrarse fuera del tiro de las baterías de artillería de los franceses, detalle que condicionó su emplazamiento para que el vecindario, refugiado en los barrios extremos a causa de los bombardeos, no carecieran de espectáculos teatrales, ya que como es sabido, pese a las dificultades de aquella época, jamás decayó el buen humor de los gaditanos.

Como gran parte de las edificaciones antiguas dedicadas a estos fines, el Teatro en sus comienzos era de madera y debió de ser una construcción más bien modesta, propio para aquellos días.

Debido a haber dignificado loas Cortes de Cádiz la profesión de actor, la que en aquel tiempo no estaba bien considerada por dedicarse preferentemente a ella las clase más bajas de la sociedad, promoviendo ello una corriente de simpatía y agradecimiento hacia ésta de los profesionales del teatro, los que celebraron con tal motivo varios actos, colocaron en la puerta principal del Teatro, con fecha 25 de junio de 1812, antes de la inauguración del Coliseo, una lápida de jaspe con la inscripción, en letra de oro, siguiente: “Al Congreso Nacional, que en su inmortal Constitución ha reintegrado a los españoles en sus derechos de ciudadanos, los cómicos agradecidos, año 1812, quinto de la guerra de España contra la tiranía”.

La inauguración de este Teatro tuvo lugar en agosto de 1812, con la representación de la comedia en tres actos “El Duende”.

Durante sus primeros años de funcionamiento Teatro tuvo una vida extraordinariamente brillante y popular: en las funciones se cantaban himnos patriotas, se leían los partes de guerras y parte de la recaudación obtenida se estimaba al ejército.

En época posterior se le hicieron varias reformas. Las obras puestas en escena en este local fueron muy numerosas y de la mejor calidad artística y literaria.

Diversos autores gaditanos estrenaron en este Coliseo: el autor cómico D. Francisco Sánchez del Arco, el político D. Fermín Salvochea, el sainetero portuense D. Javier de Burgos, el poeta D. Antonio García Gutiérrez. También se dieron en este teatro diversos conciertos de guitarra y violín y espectáculos de canto y baile. La butaca costaba tres reales.


Gran Teatro

En el año 1861 se construyó en la Plaza de San Fernando (hoy Falla), un circo de madera, con objeto de que diese en el mismo unos espectáculos la Compañía ecuestre que dirigía el artista italiano Gaetano Cinisilli.

Cinco años después, necesitando el mencionado circo algunas reparaciones y mejorar sus condiciones para facilitar la comodidad del público.

Por esta época, el Ayuntamiento que presidía D. Juan Valverde y otros destacados personas de la vida de la Ciudad, reconocieron la necesidad de dotar a Cádiz de un teatro de primer orden que estuviera a la altura del rango que en este aspecto ocupaba la Ciudad.

Por lo cual se celebró el oportuno expediente con el informe del Municipio y de la Academia Provincial de Bellas Artes, el que fue enviado a la Superioridad para su aprobación.

La concesión para la construcción del teatro fue concedida al proyecto presentado por D. José Quintero, propietario del circo que se encontraba situado en el mismo lugar en que había que edificarse el teatro.

El Ayuntamiento, para embellecer el lugar en que se había de construir el teatro, ordeno el derivo de las dos hileras de puestos de mampostería que allí había, urbanizando aquellos terrenos, en los que plantó un hermoso arbolado.

En el mes de Mayo de 1870 dieron comienzo las obras, aumentándose a cuatro años más la concesión que venía disfrutando, con la condición de recoger las aguas pluviales del edificio y conducirlas a un aljibe existente en dicha plaza.

Tanto la fachada como el resto del edificio, eran de madera. Ocupaba una superficie de 1757m2 y si bien su aspecto exterior era más bien modesto, su interior era suntuoso en extremo, tanto por su belleza, lujo y suntuosidad, así como por la multitud de comodidades que ofrecía, como por el buen gusto que se observaba en los menores detalles.

Dicho Coliseo, al que se le dio la denominación de “Gran Teatro”, se encontraba situado en el centro de la plaza de San Fernando, dando su fachada principal a la de Fragela.

En la fachada principal tenía tres puertas de entrada y sobre ellas igual número de balcones. Estas puertas daba acceso a un bonito vestíbulo decorado con gran jijo, estando los pavimentos principales constituidos por pequeños mosaicos muy artísticos.

El Coliseo se en encontraba alumbrado por luz de gas, proyectada por preciosos candelabros dorados a fuego, con grandes bombas de cristal tallado.

La función inaugural tuvo lugar el 28 de junio 1871 poniéndose en escena la ópera “Fausto”, por una importante Compañía de opera italiana.

Para la inauguración de este Coliseo y tras los anuncios correspondientes, se abrió un abono por 40 representaciones a precios relativamente módicos, con el fin de que pudiera disfrutar de estos espectáculos personas de todas las clases sociales.

Desde su primera época, este Coliseo estuvo dedicado a la representación de funciones de ópera y por su escenario desfilaron los mejores Compañía de Opera de distintas nacionalidades.

A partir del año 1874, debido quizás a los tristes sucesos de los Cantorales que la ciudad había vivido el año anterior, y deseando tal vez espectáculos más alegres, las tradicionales temporadas de ópera de este coliseo se sustituyeron por la actuación de compañía de selectas variedades, actuando igualmente otras de artistas bufos.

Las fiestas de Carnaval se celebraban con gran suntuosidad y brillantez en el Coliseo, además de las acostumbradas funciones de ópera, se celebraban bailes de sociedad y de disfraces y actuaban coros de carnaval, que interpretaban escogidas letras escritas expresamente para estos actos.

En la madrugada del 6 de agosto de 1881, y en ocasión de encontrarse el Teatro vacío, empezó a arder por los cuatros costados.

Los vecinos de los lugares colindantes acudieron presurosos a apagar el fuego, alertados por el resplandor de las llamas, a la vez que las campanas de las torres de las iglesias y del Ayuntamiento comunicaban a la población la triste noticia del incendio para que acudieran a extinguir el mismo.

Pese a los denodados esfuerzos de la Marina y del Ejército para combatir el fuego, el edificio del Gran Teatro quedó reducido a escombro.


Teatro Cómico

La contrición de este teatro se debió a D. Rodollo de Olea y Viaña. Para el emplazamiento de este Coliseo se eligió la confluencia de las calles Javier de Burgos y San Minguel, cuyos terrenos ocuparon ante unos almacenes de maderas.

Este Teatro, semejante al Teatro Lara, de Madrid, lo constituía un salón más bien pequeño, cuyo aforo era de quinientas personas. Constaba de un peso bajo, en el que se encontraba situado el patio de butacas, y otro alto, con una cómoda galería resguardada por una barandilla de hierro, pintada de blanco, en el que estaba las localidades inferior.

Pese a ser más bien pequeño el Teatro, fue el predilecto de los gaditanos, teniendo fama su público de exigente, por culto e inteligente, ya que exigía que las obras se representaran con arreglo a su exacta versión original, sin que los interpretes le quitaran o añadieran nada por su cuenta. Por lo general este Coliseo cultivo preferentemente el llamado género chico, en funciones por horas.

Su fachada principal daba vista a la calle San Miguel, en donde tenía situada su puerta principal, disponiendo en total de seis puertas, que daban a tres calles, para la entrada y salida de los espectadores de las distintas localidades. Ante su puerta principal había un letrero formado por letras alumbradas por gas, con la denominación de “Teatro Cómico”.

La inauguración de este teatro tuvo lugar el día 20 de Noviembre de 1886, actuando una Compañía de Zarzuela, dirigiendo la orquesta el compositor gaditano D. Enrique Guardón Vargas, a partí de esta fecha se daban diariamente funciones en este local por Compañía de Zarzuela y baile.

En Agosto de 1899 y con motivo de haber dado su primer concierto en el “Salón Quirell”, que acabada de ser reformado, el compositor gaditano D. Manuel María de Falla Matheu, surgió la idea de que el notable músico diera un concierto público en su Ciudad natal. Con el citado fin se formó una Comisión Organizadora que se encargó de realizar las gestiones necesarias para ello. El concierto se celebró el 10 de Septiembre de 1899, en este Teatro Cómico, cuando Falla contaba 23 años.

A comienzo del siglo XX, comenzaron a actuar en este Coliseo cuadros de aficionados, para la formación de los cuales se escogían los aficionados que formaban parte de los distintos cuadros artísticos que existían en nuestra Ciudad, la actuación de cuyos conjuntos fue muy bien acogida por el público.

En 1924 comenzaron a darse sesiones de cine mudo en el Teatro y como detalle curioso sobre el mismo, como novedad se instalo una gran pianola orquestal, que durante la proyección de las películas interpretaba tanto piezas bailables como sinfónicas. Las películas que se proyectaban eran del género de misterio y terror, divididas en gran número de episodios. Cada día se proyectaba un episodio que dejaba en suspense el ánimo del espectador, que acudía en días sucesivos en espera de nuevos misterios y el consiguiente desenlace de los mismos.

Las últimas representaciones teatrales por profesionales que se dieron en este Coliseo fueron a finales del año 1932.

Un año después fue adquirido este Teatro por la Empresa Inmobiliaria Gaditana, cambiándose su denominación por “Popular Cinema” y dedicándose exclusivamente a proyecciones cinematográficas, especialmente de Películas del Oeste americano. Hacia el 1968 se le hicieron algunas reformas y pasó a denominarse “Cine San Miguel”.

En la actualidad en construcción el futuro Teatro Estable de Títeres de la Tía Norica, que se levantará en el solar del antiguo Cómico (calle San Miguel).


Teatro Eslava

Este Teatro, construido de nueva plata para este fin, se encontraba situado en la calle Obispo Calvo y Valero Nº4

Su inauguración tuvo lugar en 1886, con una actuación de una Compañía de Zarzuela.

El ancho vestíbulo de acceso al salón de butacas tenía veintincico metros de largo por diez metros de ancho.

El escenario, que tenía una puerta que daba a la calle Santa Lucia, era amplio y la maquinaria del mismo estaba montada en la misma forma que la que existió en el Gran Teatro. Los camerinos para los artistas se encontraban situados al fondo del escenario.

Disponía de sus palcos tornavoz, dos escaleras situadas en el salón daban entrada a los doces palcos construidos en su ancha galería, donde también se hallaban las localidades de anfiteatro, tras éste se encontraba la galería general, cómoda y con capacidad para trescientas personas.

El aspecto del salón era bonito y elegante, todo el local estaba perfectamente ventilado, el techo ofrecía la curiosa particularidad de encontrarse en disposición de poderse quitar las tejas planas que lo cubrían durante el Invierno, permitiendo colocar en su lugar durante el Verano un toldo para mayor ventilación y comodidad de los espectadores.

El pavimento del salón de butacas era de madera y las paredes del mismo se encontraban artísticamente pintadas.

Al cerrarse el teatro Eslava, en su local se establecieron unos almacenes de maderas.


Teatro Andalucía

En la Plaza de Guerra Jiménez, junto a Correo, en cuyos terrenos estuvo anteriormente situado el Convento de los Descalzos, la empresa Inmobiliaria Gaditana adquirió al Ayuntamiento una parcela de terreno para la edificación de este Teatro.

Según proyecto del arquitecto municipal D. Antonio Sánchez Esteve, se llevó a cabo dicha construcción cuya inauguración tuvo lugar el Sábado de Gloria, 16 de Abril de 1949, en función única, la que fue patrocinada por el Gobernador Civil y el Alcalde de Cádiz a beneficio de los pobres de la ciudad, con la presentación de la Compañía lírica de D. Luís Calvo, bajo la dirección del maestro Sr. Moreno Torroba, el siguiente programa: Primero, la zarzuela en dos actos, “La Alsaciana”, y segundo, la zarzuela en dos actos, “La Dogaresa”.

En este Teatro, desde su primera época, se han venido alternando las funciones de cine con la actuación de espectáculos teatrales de los más diversos géneros: comedias, zarzuelas, revistas, flamenco, folklore, variedades, etc.

Al establecerse por el Ministerio de Información y Turismo, en el año 1968, las “Compañías Nacionales de Teatro”, las representaciones teatrales en este local recobraron un mayor impulso, “por cuya colaboración y aportaciones en el desarrollo de campañas, ciclos y realizaciones teatrales”, le fue concedido por el citado Ministerio a la empresa de este Coliseo, el Premio Nacional de Teatro 1971-72.

Tras una complicada excavación arqueológica en el solar del antiguo Teatro Andalucía en 1995, se haya las huellas constructiva dejada por una industria pesquera y conservera romana que resultaron ser una factoría de salazones.

sábado, 14 de agosto de 2010

¿Cádiz en el corazón de Tartessos?

-La Cultura de los Tartesios-

Tartesos era un pueblo culto ya en tiempo de los primeros contactos comerciales, artísticos y mitológicos con fenicios y griegos. Según testimonios de los griegos, los habitantes de Tartesos se regían por leyes escritas en versos, que procedían de seis mil años atrás, a la cual se refiere Strabon con estas palabras:

Tienen fama de ser más cultos de los iberos; poseen una “grammatiké” y tienen escritos de antigua memoria poemas y leyes en versos que ellos remontan a seis mil años.


No sólo los tartesos o más extensamente los turdetanos poseían el alfabeto, según Strabon, pues también lo tenían otros iberos, pero hablaban distintas lengua y eran menos cultos.


Strabon sitúa la comarca propiamente Tartesia de Oeste a Este desde las bocas del Anas (Guadiana) hasta las del Betis (Guadalquivir) y hacia el sur hasta el estrecho de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Pero esta especie de Semicírculo que se abre en la costa desde el límite del Guadiana hasta Gibraltar aloja en su corazón la región gaditana. Como es sabido, las llamabas Columnas de Hércules por los griegos eran dos rocas situadas a uno y otro lado, respectivamente, del Stelai Herakles, es decir, el peñón de Calpe (o peñón de Gibraltar), en el lado europeo, y el peñón de Abilix (Ceuta) Djebel Muza, en el lado africano.


La Leyenda de las Columna de Hércules, el mito de los Argonautas y los Viajes Ulises que poetiza Homero forman un complejo mítico de las primeras exploraciones griegas hacia Occidente, donde se engranan las más remotas creencias helénicas sobre el Océano misterioso, con las referencias vividas por los que hasta entonces había sido los primeros maestros de la navegación atlántica: los pilotos tartesios, cuyas rutas secretas guardaron celosamente del espionaje fenicio, y convirtieron a las inmediaciones de Cádiz en el nudo de comunicaciones marítimas más remotas que sirvió de nexo entre Occidente y Oriente, así como el puente misterioso entre el mundo conocido mediterráneo y el enigma de un soñado, pero real, mundo atlántico, cuyas puertas abrieron los navegantes tartesos hacia el Jardín de las Hespérides, las tierras de las Gorgona fabulosas (despiadado monstruo femenino…), el proceloso mar de los Sargozos (región del océano Atlántico) y los Campos Elíseos (mitología griega, parte del infierno), un más allá cuyo secretos guardaron los pilotos tartesios, y sólo permaneció en la leyenda de la Atlántida desempolvada luego por Platón, al plantear las referencias detalladas de Solón ( poeta, reformador, legislador y uno de los sietes Sabios de Grecia…) a una imperio atlántico, sobre el que tantas hipótesis se han hecho de localización. De todos ellas, la más aceptable, dicen, es la de una Atlántida-Tartesos, planteada por Schulten.


Todos los datos lo confirma, pero el problema subsiste en localizar arqueológicamente en el Sur de España el emplazamientote de Tartesos, que para Schulten es hacia el Coto de Doña Ana, en la desembocadura del Guadalquivir. En este sentido, hasta ahora las excavaciones no han dado resultado definitivo.


Sin embargo, no el Guadalquivir, sino el Guadalete y la bahía de Cádiz ofrecen grandes posibilidades geográficas e histórica de ser el corazón de la civilización tartesia. Geográficamente, porque la barrera de islas que resguarda a la bahía de los embates del océano dio a está unas condiciones portuarias excelentes para aquellos barcos de velas y remos de poco calado.


lunes, 9 de agosto de 2010

Freidores gaditano

Hace unos días me llegó un correo electrónico de José María un compañero de clase .Él sabe lo gaditana que soy y lo que me gusta todo lo referente a mi tierra, me mando una semblanza de los freidores gaditanos que un amigo le hizo hace ya unos cuantos años, y me dije esto tiene que estar en mi blog para que mi seguidores lo lean, le pedí permiso y aquí esta. El único requisito fue que pusiera el nombre del autor, faltaría más, me dice que fue el famoso caricato gaditano llamado ANGELINI (Q.E.P.D).


"Semblanza de los freidores gaditanos"

En la era en que vivimos
de átomos y motores
se nota una decadencia
en los antiguos FREIDORES

Ya no se compra mijitas
ni cabezas "pa" los gatos
no existen las tajaitas
que al pobre ponía jipato

Como añoro aquellos tiempo
tan sencillos y bonitos
que con media de Chiclana
caía un kilo de choquitos

No me olvidaré jamás
del olor que despedía
cuando salía la "fritá"
de la sabrosa acedía.

Y al gritar con "toas" mis fuerzas
siento yo gran desahogo
diciendo con toda el alma
VIVA EL CAZON EN ADOBO

Por eso los gaditanos
debemos solicitar
que declaren al freidor
MONUMENTO NACIONAL


sábado, 7 de agosto de 2010

Cádiz; entre puertas, murallas y castillos

Puerta del Orejon o puerta de La Caleta

Pequeña, hermosa, blanca y luminosa tiene extenso litoral, llanos y marismas y montes gigantescos en su brava serranía. Se presenta llena de castillos por la costa y por las últimas estribaciones de la penibética, donde sus murallas refuerzan las defensas naturales de los contrafuertes de montañas.

Por sus desfiladeros supo Viriato atacar y desgastar con su guerra de guerrillas al invasor romano. En su río Guadalete (río Letar de la etimología céltica) supónese situada la batalla que permitiría la penetración galopante musulmana que les permitiría estar por tierras llanas y de montañas hasta casi mediado el siglo XIV, en que tras la batalla del Salado también en esta provincia los dejaría reducido al enclave granadino. Como tierra de fronteras, tierras de “Nadie” fue propicia para las razias, motivando ello el levantamiento en sus picachos de fortalezas y aún más de torres vigías

Y con toda gloria, en las batallas contra las tropas napoleónicas teniendo en jaque a sus mariscales, y logrando ser la pequeña península de su capital al amparo de sus murallas, el trozo del solar Hispano no hollado por este último invasor.


En el largo litoral que siguiendo el perfil alcanzas 261 Km., aparecen castillos y murallas en viejas piedras por Sanlúcar, Rota, El Puerto de Santa María, San Fernando, en la capital, Sancti-petri (Chiclana), ligeramente al interior, Vejer, Tarifa con su castillo histórico, Gibraltar para defender estas costas tan abiertas y cargadas en la Historia.


Tras este litoral, fácil de recorrer hay que penetrar al interior y vale la pena hacerlo en la búsqueda de sus pueblos blancos y con hermosos castillos, como Zahara, al pie de erguida mole defensiva, Olvera, Arcos y otros, para culminar en la estampa de arte formada por Castellar de la Frontera, donde el pueblo está escondido en el patio de armas del castillo. En la ruta de la cal y del sol, “Pueblos blancos de Cádiz”, este Castellar es pura estampa medieval.


-PATRIMONIO HISTORICO-

La provincia de Cádiz es un territorio de especial importancia estratégica desde la antigüedad. Su ubicación en el extremo occidental del Mediterráneo la ha convertido en paso ineludible hacia el Atlántico y punto de contacto entre Europa y África, de la que apenas está separada catorce kilómetros por el estrecho de Gibraltar. El continuo trasiego de gentes de diversas culturas ha sido conformando su carácter abierto y heterogéneo, pero también ha hecho necesario que su territorio, sus poblaciones y ciudades, se haya ido dotando de los correspondientes sistemas defensivos, para proteger de posibles ataque enemigos.


Ya cuando los fenicios fundaron Cádiz, su colonia atlántica más importante, la denominaron Gadir, que significa lugar fortificado. Pero es a partir de los albores de la Edad Media, mientras se van perfilando los rasgos característicos de las fortificaciones que hoy reconocemos como castillos, cuando contamos con testimonios importantes de estas construcciones en nuestro territorio, en concreto a partir de la conquista musulmana, hecho que intensificó las relaciones con el norte de África, en unas ocasiones por compartir los mismos intereses o en otras por suponer una amenaza.


Tarifa, el lugar más meridional de la provincia y por lo tanto más cercano al continente africano, cuenta con un inexpugnable castillo desde época de Abderramán III. A lo largo de toda la costa atlántica, Barbate, Vejez, Chiclana y Sanlúncar cuentan o contaron con castillos, algunos de tipo ribat, que constituyeron parte de un complejo sistema defensivo apoyado por torres en todo el litoral. En la campiña, Jerez, que adquirió gran desarrollo en época almohade, conserva parte de su recinto murado y en la zona más alta, como característico de las ciudades musulmana, la alcazaba.


Otras ciudades, poblados y lugares estratégicos del interior contaron también con fortificaciones desde época musulmana.


El avance de la conquista cristiana, las disputas por el dominio del Estrecho y la creación del reino nazarí convirtieron el flanco oriental de la provincia entre los siglos XIII y XIV en lugar fronterizo cristiano musulmán. Así desde Olvera, la zona más septentrional de la serranía hasta Tarifa los castillos de Torre Alháquime, Setenil, Zahara, Matrera, Tavizna, Cardela, Jimena, Castellar y Algeciras, unos nuevos y otros ya existentes, constituyeron un sistema defensivo tan completo o más que el de la costa.


La caída del reino de Granada, y el progreso de las técnicas militares desde comienzo de la Edad Moderna fueron convirtiendo algunas de estas fortalezas en residencias de nobles, como los castillos de Arco y Bornos, en simples cuarteles o en lugares abandonados. A sus recios muros ya obsoletos se fueron adosando numerosas construcciones civiles hasta hacerlo en ocasiones difícilmente diferenciables desde el exterior, como ocurre en Vejez o Trebujena.


En la Edad Moderna tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, cobró de nuevo gran interés estratégicos nuestro territorio, especialmente Sanlúcar, entrada de mercancía hacia Sevilla, y la Bahía de Cádiz.


En concreto la ciudad de Cádiz adquirió un doble carácter mercantil y militar, con un potente sistema defensivo.


La creciente actividad comercial de su puerto desde el descubrimiento de América la convirtieron en una importante plaza fuerte entre cuyas construcciones destacan el castillo de Santa Catalina, construido tras el asalto inglés de 1596 por Cristóbal de Rojas, una de las muestras más perfectas de ingeniería militar de la Edad Moderna, y el de San Sebastián, que cierran ambos lados de la Caleta, el lugar más vulnerable de la ciudad.


En la zona más cerrada de la bahía se construyó el castillo de San Lorenzo del Puntal, que junto con el fuerte de Matagorda, situado en la orilla opuesta, impedía el paso de navíos enemigos hacia el interior de la bahía, donde se situaba la base militar de la Carraca.






domingo, 1 de agosto de 2010

Monumentos Arquitectónicos Romano

TeatroRomano (Campo del Sur y calle de San juan de Dios)

RESTOS URBANOS Aquellos datos arqueológicos que poseen un mayor valor indicativo para la correcta reducción de los primitivos núcleos de sentamiento se refieren, a los restos de carácter propiamente urbano, englobándoos los restos del propio núcleo urbano primitivo y los pertenecientes a las industrias situadas en el extrarradio, los de la calzada romana, etc., relacionado, por categorías.

TEMPLOS


Herákleion

El templo de Melkart-Herakles-Hércules estuvo emplazad, según parece, en el área del actual islote de Santi Petri, a unos 18 Km., al S.E., del intramuros de la ciudad de Cádiz.

Esta ubicación puede deducirse tanto de las noticias contenidas en las fuentes clásicas como algunos descubrimientos arqueológicos.

Algunos vestigios de este famoso santuario de la Antigüedad podría haber sido en parte reutilizado en la construcción del castillo que allí se yergue aún y en parte destruidos como consecuencia de la intensiva explotación de canteras verificada en dicha isla en la Edad Moderna.

Por otra parte, además, los frecuentes hallazgos subacuáticos de restos monumentales parecen indicar que, posiblemente, una notable porción del área sacra de época romana, al menos, se halla sumergida en la actualidad.

Krónion

En el Cádiz antiguo existió también según se menciona expresamente en el texto de Estrabón, un Krónion o santuario de Baal Hammón (deidad asimilable a Kronos-Saturno), por ello, ciertas bárbaras costumbres antiguas, que pervivían aún en la Gades romana, se han relacionado con el cruento ceremonial que comportaba el culto de la divinidad citada.

En cuanto a la exacta ubicación de este templo, ha existido desde siempre en la historiografía local una clara tendencia a situarlo en el promontorio de San Sebastián e inmediaciones, lo cual, por otra parte, ha provocado que se haya pretendido reconocer sus resto en las huellas de las canteras de la Edad Moderna existentes en aquella zona de la Caleta y que, a su vez, se había instalado en parte sobre el antiguo solar de un grandioso monumento romano.

La hipótesis propuesta por Ramón Solís es la identificación del Krónion con el monumento romano inmediato a Torregorda, o en la zona que hoy ocupa la Catedral vieja.

Schulten, en cambio era partidario de ubicarlo al oeste de la Puerta de la Caleta, por el istmo de San Sebastián, existe la posibilidad de que dicho templo estuviese situado, concretamente, en el área de la avanzada del Castillo de San Sebastián no lejos de donde hoy se encuentra la base del faro.

De esta forma, podría interpretarse como perteneciente al Krónion, quizás, el basamento monumental descubierto allí en 1887.

Esto, tal vez, permitiera poner en relación con dicho santuario, además, el conocido capitel fenicio del Museo Arqueológico de Cádiz; siempre y cuando esa pieza procediese en efecto, a pesar de las justificadas dudas en efecto ya en Peman, de las inmediaciones del Castillo de San Sebastián.

Santuario de Venus marina

En la “Ora Marítima” de Avieno se menciona, en el capitulo II, una isla consagrada a Venus marina y en la que existía un templo con una profunda Cripta y un Oráculo.

Esta descripción procedente con seguridad del viejo Periplo, sirvió de base a la obra citada, se hacía referencia a un antiguo Templo de la diosa fenicia Astaré (Tania púnica).

El emplazamiento de dicho santuario, y a pesar de que se ha propuesto las ubicaciones más dispare, la tendencia más arraigada ha sido la de situarlo en la zona hoy ocupada por el Castillo de Sebastián, esta hipótesis fue defendida por Schulten, en 1927 con motivo de su visita a Cádiz, creyó identificar, entre otras cosas, la antigua gruta del oráculo en las inmediaciones del ya citado castillo, lo que le llevaría a reafirmarse de sus publicaciones anteriores de que no existían vestigios materiales del templo en el lugar mencionado.

Al respecto, a la luz de los nuevos datos aportados, a la luz de los nuevos datos aportados, dicho santuario de Astarté o Venus marina debió estar situados, sin duda, en algún punto de la antigua “Erytheia”, también denominada “Aphrodesias” e Insula Iunonis”, o isla situada al norte del canal Bahía-Caleta.

La ubicación exacta del tempo es, hoy por hoy, y debido a la carencia absoluta de vestigios que puedan atribuírsele, prácticamente imposible de señalar, no seria extraño que se hallase hacia donde en la actualidad se yergue el altozano de La Torre Tavira, como ha sido ya incluido en fecha reciente.

Templo de Minerva: la existencia de este santuario está documentada solo por una inscripción romana que hace referencia a la donación al templo, por un marmolista de la época, de una capilla u hornacina.

Dicho esto, el emplazamiento del templo mencionado es, absolutamente desconocido.


EDIFICIOS DE ESPECTACULOS

Teatro Romano


El conjunto de enigmáticas galerías subterráneas de más de 4 metros de alturas que recorren desde la Catedral Vieja al Arco de los Blanco era conocido en Cádiz popularmente desde antiguo. Eruditos de otras épocas las cintan en sus escritos y los chiquillos las han venido visitando desde siempre. Quienes las construyeron o para qué servían, eso no lo sabía nadie: pero su existencia daba lugar a mil y una interpretaciones…

Una tarde de otoño de 1980, un arqueólogo, Ramón Corzo Sánchez, por aquel entonces director del Museo de Cádiz, escribía en su cuaderno de campo: desde los sótanos del Patio Mudéjar descendíamos por un estrecho pozo de alcantarillado a una bóveda por la que difícilmente podía transitarse a gata…

Realizaron un plano elemental de galería aterrada con técnicas espeleológicas y obtuvieron un trazado circular que, superpuesto al parcelario de la zona, permitió interpretar con pleno sentido la disposición radial de muchos muros. El estudio de la técnica constructiva llevó a precisar que se encontraban ante un edificio romano cuya planta sólo podía corresponder a un teatro…

El Diario de Cádiz da la noticia del teatro en primera página; aquí a nadie le sorprende que en el Pópulo haya aparecido un teatro romano, ni que sea el más antiguo y el más grande de nuestro país.

No, claro que no, porque aquí, en Cádiz, descubrir, lo que se dice descubrir, eso, es prácticamente imposible. Aquí, más bien, uno se encuentra, cuando menos lo espera, con las cosas que se nos han ido quedando atrás con el paso del tiempo, que es lo que hacen los arqueólogos. Y es que en Cádiz la Arqueología es una cosa natural.

A partir del siglo I a.C., el teatro se convierte en una de las construcciones que mejor definen la importancia de una población. Roma llegó a contar con tres teatros. El de Cádiz es uno de los primeros teatros permanentes que se edificaron en el mundo romano y el primero y de mayor antigüedad que se construyó en España.

Lo mando a construir Balbo el Menor hacia el año 45 a.C. y varias décadas después fue fuertemente reformado.

El teatro, aún sin ser el espectáculo preferido de los romanos, gozó de gran popularidad en el mundo antiguo. A el podían asistir todos los ciudadanos, los cuales se acomodaban libremente según iban llegando, hasta el siglo I a.C. se empezaron a aplicar algunas distinciones.

Las obras más famosas fueron las atelanas –farsas de poca duración- y las comedias.

Orchestra: semicírculo en torno al cual se desarrolla el graderío.

Cave: es toda la superficie del graderío, en ella se sentaban los espectadores.

Vomitorio: son amplia puertas que comunican las galerías interiores con el graderío, facilitando la circulación del público.

Parados: pasillo cubierto a ambos extremos de la cávea, a través de ellos se accede a la cávea o a la orchesta, sobre cada uno había un placo para las autoridades.

Escena: esta situada frente a la cavea, consta de una plataforma no superior a 1,5m de altura, para que las personas sentadas en la orchestra puedan ver todo el juego de los actores.

La cal muerta, la arena y el agua, mezcladas con cascotes de piedra formaban el mortero empleado por los albañiles romanos, ellos lo llamaban opus caementicium, nosotros hormigón romano.

Este hormigón fue bien conocido y trabajado por los habitantes de Gades, quienes recurrieron a la superposición de grandes bloques de mortero para edificar su teatro.

Además, para mayor consistencia del edificio, combinaron el uso del mortero con el de sillares regular de piedra ostionera, la piedra local.

La excavación del teatro comenzó en 1980, el mismo año de su descubrimiento, hasta ahora se ha rescatado algo más de una tercio de la superficie del edificio.

Teatro Romano, calle San Juan de Dios / Campo del Sur, (barrio del Pópulo)

Abierto de martes a domingo.

Cerrado: lunes y festivos, entrada gratuita


Anfiteatro Romano

En la historiográfica local de la Edad Moderna existen las siguientes descripciones referidas a los vestigios del anfiteatro romano de Gades.

En dicho anfiteatro debió ser, según una obra en gran parte excavada, lo que provocaría que la huerta existente en el mismo lugar en la Edad Moderna se denominase Huerta del Hoyo.

Es preciso indicar que el solar del antiguo anfiteatro, que luego sería ocupado por la ya mencionada huerta, no se hallaba hacia donde estuvo la primitiva plaza de toros del Campo del Sur, como se habían aventurado decir, sino inmediatamente a la espalda de las fortificaciones de Puerta de Tierra, al comienzo del barrio de Santa Mar, en donde se encontraba los cuarteles de San Roque (hoy desaparecido), a muy corta distancia de la huerta del Hoyo.

Anfiteatro o circo de gladiadores y luchas de fieras, de fábrica ovalada y profunda, rodeada de gradas. Tenía 360 pies en su mayor periferia de diámetro y en la menor 120. Los muros principales fueron construidos de mampostería, los que tenía 8 pies de espesor con columnas y adornos.

Cerca de dicho edificio había una torre, que acabó destruida por orden del Marqués de Cádiz, para emplear los materiales en la conclusión del castillo de la villa, después de Guardias Marinas. Lo demás se cegó en 1594 para formar una plaza y alojamientos para soldados.

Cerca de este sitio estaba siete grandes albercas, de 200 pies de largo y 70 de ancho, donde se recogía el agua que venía del Tempul, obra hidráulica debida a nuestro ilustre paisano Cornelio Balbo.

Algunos de estas albercas se ven hoy y permanecen enteras como si no hubieran pasado por ellas los años.

Están juntos al lienzo y cortina de la muralla y donde había sido la Puerta del Muro, sobre estas albercas y sus cimientos estaba la ermita del Sr San Roque y esta asimismo e antiguo matadero de la carne. Al lado opuesto estuvo antiguamente la ermita dedicada a Santa Elena.

Circo Romano

Posiblemente, los vestigios monumentales sobre los que más se ha especulado a nivel local, a lo largo del tiempo, han sido los que se mantenían aún visibles en la Edad Moderna por la parte de la Caleta.

Estas ingentes ruinas fueron ya consideradas en el siglo XVI como perteneciente a la ciudad antigua, lo que ha contribuido no poco a la reducción tópica de ésta al área de la punta de San Sebastián y de la Caleta.

Naumaquias


Espectáculos de combates navales realizados por esclavos y prisioneros. Eruditos de épocas pasadas sitúan una construcción para este fin en las aguas de la Caletas.


INDUSTRIAS “EXTRA-RADIALES

Bajo esta denominación se han agrupados varios hallazgos atribuibles a una serie de antiguas industrias, de diverso tipo, según parece, ocupaban una situación marginal o externa en relación con los lugares de índole estrictamente residencial.

Importantes industrias gaditanas de salazones, cuyos productos fueron tan celebrados en la antigüedad.

No hay vestigios de las factorías de naturaleza pertenecientes al periodo fenicio-púnico, si bien si se ha localizado restos de sus homónimos de época romana.

Factorías de salazón, de supuesto origen romano, cuyas ruinas de edificaciones y piletas se señalaban, por la historiografía de la Edad Moderna, al piel del baluarte de San Felipe.

Ciertos vestigio que se hallaban, casi destruidos por la erosión marina, hacia la zona de la Caleta y que han sido considerados generalmente como aljibes, debieron ser realidad, piletas romanas de salazón, se encontraron en 1699 delante del baluarte de los Mártires.

Algunos restos aparecidos al cimentar un edificio en la calle Felipe Albarzuza y que pueden atribuirse a una factoría romana de salazón del siglo I d.C., por la misma fechas, en las obras de remodelación del cercano Hotel Atlántico, en 1966, durante los trabajos de cimentación de las viviendas militares del inmediato Campo de las Balas, por otro lado, vestigios de una industria romana de mayor interés se descubrieron hacia 1884 en la cimentación del Nuevo teatro, en la plaza de Falla.


CONDUCCIÓN ROMANA DE AGUAS

Acueducto

Formado por la perfecta sucesión de sillares de piedras ostioneras, abastecía Gades de agua potable. Su recorrido era de 70 Km. y transcurría paralelo a la Vía Augusta, fue mandada construir por Balbo.

Como es sabido, aún se conservan vestigios de la magna obra de fabrica que proporcionaba agua potable a la Gades romana.

Hasta el presente, se ha podido admirarse abundante restos de dicha conducción en la playa de Cortadura, no lejos de la carretera que une Cádiz con San Fernando.

Vistas a la localización de los primitivos núcleos urbanos, es la exacta situación de las albercas o depósitos terminales “Castellum aguae” (Depósitos Terminal del acueducto que consistía en siete albercas rectangulares lujosamente pavimentada con placas de mármol), en que era embalsada el agua antes de su distribución a los siguientes puntos de consumo de la ciudad.

Estas albercas, se hallaban ubicadas desde casi inmediatamente detrás de la Puerta del Muro, cuya situación era cercana a la posterior Puerta de Tierra, hasta la zona del Matadero antiguo, cerca del anfiteatro romano, tras haber permanecido enterrados y olvidados durante cierto tiempo volvieron a localizarse en el año 1756.

Hubo un par de hallazgos relacionados, al parecer, con este tema del abastecimiento de agua potable a la ciudad romana, por un lado en la excavación del 1925 en la playa de los Corrales (hoy Santa María del Mar) se descubrió parte de una especie de atarjea o alcantarilla de piedra, y ladrillos que podría pertenecer, al tramo final del acueducto, y en 1928 se localizó, junto al Arco de los Blancos, situado entre los barrios del Pópulo y de Santa María, un fragmento de galería de conducción de agua potable ( o de alcantarilla o desagüe?) que contenía en su relleno restos de cerámicas romana, de una notable profundidad.

CALZADA ROMANA


Vía Augusta

Calzada que comunicaba Gades con Roma. El tramo de la Bahía coincidía con la mítica Vía Herákea.

Elemento que ayuda a precisar indirectamente, la ubicación del primitivo núcleo urbano hacia el denominado “casco antiguo” o “intramuros” es el trazado del tramo inicial de la calzada romana que partía de Gades.

Dicha calzada, tras arrancar quizás de un lugar próximo a la posterior muralla de Puerta de Tierra, cruzaba la hoy zona de extramuros, entonces ocupada por una extensa necrópolis, para finalmente, enfilar el istmo que en la actualidad une Cádiz con San Fernando, lamentablemente, la localización de dichos restos presenta indudables dificultades, motivo de las obras de fortificación realizada, en la Edad Moderna.

Alrededor de la Puerta de Tierra, se ha indicado la presencia de unos vestigios arqueológicos, pertenecientes, a la calzada romana que discurrían paralelos e inmediatos a la entonen llamada carretera del Blanco, la cual bordeaba la playa de los Corrales o de Santa María del Mar.

La existencia de estos restos hace sospechar que, muy posiblemente, el primer tramo de la calzada romana debió poseer un trazado casi coincidente con el camino que en el siglo XVIII era denominado “arrecife antiguo”.

En 1976, en unas obras de reforma del alcantarillado aparecieron vestigios del “arrecife antiguo” .


OTROS


Criptoporticos

Galerías repartidas por el barrio del Pópulo a modo de calles cubiertas.

En el mismo sitio donde hoy se encuentra Torregorda, había hace ya muchos siglos la llamada torres de Hércules, a cuyos pies la almadraba o pesquería de atunes, esta torre fue totalmente destruida por el maremoto de 1775,