Cuando al fin termina la Guerra de la Independencia y el
rey Fernando VII puede retornar a España en la fecha marzo del año 1814, las
cortes, en un escrito que suscribieron 69 diputados, pidieron al monarca la
confirmación del texto Constitucional aprobado en Cádiz. El rey desoye tales
demandas, disuelve las Corte el día 10 de mayo siguiente y hace encauzar a los
diputados liberales que se muestran más intransigentes a las medidas monárquicas
adoptadas.
Mantuvo el régimen monárquico hasta el año
1820, en cuyo mes de enero el general Riego se subleva en las Cabezas de San
Juan y proclama la vigencia de la Constitución del año 1812. Ante esta situación y
con la frase “marchemos todos, y yo el primero, por la senda constitucional”
Fernando VII juró la
Constitución de Cádiz el día 7 de marzo., lo que dio lugar al
trienio liberal 1820-1823.
Esta situación no agradó a las monarquías
europeas que trataban de sofocar cualquier atisbo de liberalismo que pudiese
poner en riesgo los regímenes absolutista establecidos, de tal manera que en el
congreso de Viena decidieron luchar para sostener el legitimismo de las
monarquía.
El Congreso de Viena, en el año 1822, se le
encomendó a Francia la intervención en España en auxilio del rey Fernando VII,
que había mostrado su apoyo a invasión del territorio español el 7 de abril del
1823, por parte de las tropas francesas.
El pueblo español, que quince años antes
había recibido combatiendo, heroicamente a los soldados de la misma nación, en
esta ocasión no encuentra motivos para mostrar su resistencia, tanto es así que
los llamados “Cien Mil Hijos de San Luis” avanzan por el territorio español
como si de un paseo militar se tratase. La invasión de los 100000 hijos de San
Luis, la más formidable injerencia en los asuntos internos de un país desde la
época de Napoleón, hubo de sufrirla España por haberse situado a
contracorriente de la Europa
de la Restauración,
osando establecer un régimen liberal que llevó la preocupación al absolutismo
reinante.
Ante esta situación el gobierno se desplaza
hacia el sur peninsular, como medida de precaución que las Cortes y el Poder
Ejecutivo se ubique nuevamente en Cádiz, plaza que se consideraban lo
suficiente fortificada como para evitar la agresión del ejército francés. El
rey se negó a secundar los movimientos del gobierno, pero al fin fue conducido
hasta la capital gaditana.
Las tropas francesas solo tardaron tres meses
en recorrer todo el territorio español. En esta ocasión las tropas monárquicas
del país vecino, no causaron el terror que 13 años antes habían impuesto los
ejércitos de Napoleón.
En julio del 1823, llegan a Puerto Real.
Angulema fue más comedido, sutil y práctico en el sentido de que durante los
tres meses que duró el sitio a Cádiz, estableció un impuesto a los vecinos de
Puerto Real, a los que obligó también al aprovisionamiento del ejército,
hombres y caballería.
Desde Cádiz se había tomado serias medidas
para evitar una reproducción de la experiencia vivida con motivo de la Guerra de la Independencia, de
que no fuese bombardeada la ciudad desde las mismas posiciones anteriores,
Matagorda y el Trocadero. Con dicho fin se habían excavado el Caño de Cortadura en el pinar de la Algaida y se construyó
también el fuerte de San Luis en el extremo de la Isla del Trocadero próximo a
la bahía, al cual se dotó de una importante guarnición militar.
El Caño de Cortadura que se había planteado
inicialmente como una defensa infranqueable no cumplió con las expectativas
previstas, no impidió el paso de las tropas que dirigía Angulema.
Las tropas que dirigía Angulema eran
superiores al español, tanto en medios humanos como de recursos bélicos, lo
cual inclinó la balanza de la batalla a favor de los franceses.
Superada la primera línea defensa, el
siguiente baluarte que quedaba por parte española era el fuerte de San Luis. En
conquistar este punto de vital importancia puso Angulema todo su esfuerzo,
marcando una estrategia que le dio el resultado que esperaba. La distancia
entre Cortadura y el Trocadero estaba cubierta en buena medida por marismas y
salinas.
A pesar de la precaución operativa, los
enfrentamientos fueron inevitables y trágicos, el 16 de julio de 1823, entre
las seis y la siete de la mañana se produjo un encuentro, en el que tuvo que
pactar con el mando francés para suspender las hostilidades y retirar los
cadáveres y heridos.
El verdadero asalto al Trocadero tuvo lugar a
finales de agosto. El asalto final fue trágico para los españoles, entre los
que cundió la confusión y el desorden.
En el Trocadero se estaba liberando mucho más
que una batalla entre dos ejércitos, del resultado de aquella contienda
dependía la permanencia de las libertades constitucionales, o el
establecimiento del absolutismo monárquico.
El nombre del Trocadero resonó en todo el
ámbito europeo, la gesta heroica de los soldados españoles fue tenida en
cuenta, había sido el único fuerte que afrontó con valentía el asedio del
ejército francés. En Europa, liberales y monárquicos estaban pendientes del
desenlace final de esta batalla, cuyo resultado fue definitivo.
Tomado el Trocadero, las baterías del fuerte
de San Luis se utilizaron para bombardear a Cádiz.
Angulema y una parte de su ejército se dirigieron
a Chiclana, los constitucionales se rindieron sin ofrecer resistencia, con lo
cual el ejército francés se dirigió a la Isla de León, para así iniciar su ataque a Cádiz
a través del istmo que une las dos ciudades.
Al ataque a la Isla de León, Angulema fue
informado de que el rey había sido puesto en libertad por los Constitucionales
y se encontraba en la ciudad del Puerto de Santa María, donde acudió a reunirse
con el monarca liberado.
Por R.D. el rey Fernando VII con fecha 2 de
octubre de 1823, se ordena la entrega incondicional de los ejércitos liberales
constitucionales ubicados en toda la zona, quedando restablecida la monarquía
absolutista.
La trascendencia de esta batalla superó los
Pirineos.
El espacio donde más se luchó por la libertad
constitucional conocido por la
Isla del Trocadero, en la cual estaba ubicado el fuerte de
San Luis, en la que murieron unos 500 españoles, heroicamente en una noche de
agosto del año 1823, solo queda unas ruinas, abandonadas e ignoradas.
LUIS FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA CONTRIBUYE A LA
TOMA DEL TROCADRO.
Luis Fernández de Córdoba se había refugiado
en Francia. En la etapa final del Trienio participó en los intentos de crear
una nueva Regencia, que presidiría Carlos Luis de Borbón, Infante de Lucca., y
cuyo propósito era evitar la intervención francesa en España. Este proyecto no
prosperó.
Más tarde, Córdova se incorporó a las tropas
de Angulema que sitiaron Cádiz, participando en el asalto al Trocadero. Quien
había defendido a su ciudad y al Rey absoluto en La Cortadura frente a los
revolucionarios de 1820 volvía a Cádiz en calidad de sitiador y junto a las
tropas de un ejército contrarrevolucionario francés dispuesto a terminar con lo
que había significado el liberalismo gaditano y la Constitución de 1812.
Defendía El Trocadero el coronel Grases, al frente de 1500 hombres, y entre los
defensores se encontraban el teniente de artillería Francisco Luján, hijo del
primer secretario de las Cortes de Cádiz.
También defendió El Trocadero Manuel Cortina
y Arenzana, que había acompañado a las Cortes y al Gobierno hasta Cádiz.
Los franceses tomaron al asalto el Trocadero
en la noche del 30 al 31 de agosto y, abatida la principal defensa de Cádiz,
cayeron a continuación los fuertes de Luis, Matagorda y el castillo de Sancti
Petri. La suerte del régimen constitucional estaba echada. Los franceses
ponderaron exageradamente esta acción militar, pues convenía a los Borbones
restaurados enaltecer este primer triunfo de su bandera y ya que no pudieron
incluir a Cádiz entre las victorias napoleónicas grabadas en el Arco del
triunfo, se desquitaron dando el nombre de Trocadero a una hermosa plaza
parisina.
La caída del Trocadero produjo en Cádiz una
penosa impresión, a pesar de saberse que las defensas de la ciudad no
resistiría mucho frente al poderoso ejército de Angulema.
la isla del Trocadero
Información sacada del libro: "Historia Facinante del Trocadero" de la biblioteca Municipal José Celestino Mutis de Cádiz del autor Gaspar Catalán Fabero.
Muy interesante.
ResponderEliminar