sábado, 5 de mayo de 2012

Las puertas de la Villa Medieval, arcos del Pópulo



La ciudad alfonsí tenía planta rectangular, con uno de sus frentes abierto al acantilado del Sur. Los tres lados restantes se cerraban por una alta muralla entre cuyos lienzos se situaban cubos; aún se pueden observar restos en el interior del Ayuntamiento y en el pasillo del Obispo, frente a la puerta de San Servando de la Catedral.
En cada uno de los frentes se abrió una puerta. La del lado de levante, conocida como Arco de los Blancos, en el lado opuesto se abre la puerta conocida como Arco de la Rosa y la tercera es el llamado Arco del Pópulo.

 
Arco de los Blancos

En su primera época se denominó “puerta de tierra” porque quedaba frente a la goleta o istmo; más tarde se la llamó de “Santa María”, por dar paso a este arrabal.
La puerta está flanqueada por dos torres, pero desiguales, pues la del Sur era, en realidad, uno de los cubos del castillo que contiguo a ella existió; lo que sobresalía de la muralla, aún se aprecia fácilmente, porque carece de cornisamento esta parte del cañón de la bóveda.

Sobre ella existía una imagen de alabastro de Nuestra Señora de los remedios, escultura interesante de mano, a todas luces italiana, quizá de mitad del siglo XVI.
Careciendo de importancia militar la cerca o muralla de la villa y sus puertas, al no encerrar sino una pequeñísima parte de la ciudad, este arco fue el que sufrió más abandono, hasta el punto que por amenazar ruina, tuvo que repararse seriamente en 1602.

Por 1621, la familia Blanco, una de las principales del comercio de Cádiz y que más tarde tuvo asiento en el Cabildo, solicitó autorización para labrar a su costa una capilla, al igual que se había levantado en la Puerta del Pópulo, edificado sobre la bóveda y entre los torreones.
La capilla quedó terminada en 1635, fecha que está indicada en el Ave María, que existe en el frente que da a la calle del “Mesón Nuevo”. Esta capilla, según se desprende de varias alusiones que constan en los libros de actas capitulares, se labró formando un tejaroz con espadaña, de modo que quedaba abierto a la calle de la “Cacería” o de la “Misericordia” en donde lo soportaban tres arcuaciones, descansando en ménsulas y columnas de mármol blanco.

La imagen debió de quedar junto a la muralla, sobre el altar adosado a ella. Una sencilla balaustrada remataría el ámbito de la capillita, que limitaban por ambos lados las torres de la puerta: para la Sacristía se labró un cuarto, gran parte del ahuecado por el revés de la muralla, que por esta parte es altísima y rebasa algunos de los edificios de la calle San Juan de Dios.
En 1642 se autorizó, para que se le formase un balcón volado que llegase hasta la esquina del castillo o torre de la derecha.

El aspecto sería el de tantas capillas pensiles como hay por Andalucía: una capillita abierta a la calle con espacio poco más que suficiente para poder oficial, y ampliar balconada en donde poder colocar candelas y mariposeros.
Siendo de patronato particular. Pocas referencias de ella existen en el Archivo Municipal; se hace comprender que por el siglo XVIII, en su primera mitad, hubo modificaciones de importancia; se colocó un retablo de talla, la imagen se sustituyó por otra de lienzo y en el hueco de la torre izquierda se hizo una capilla con retablo, dedicado a San Raimundo de Peñafort.

Metido en el siglo XIX se prolongó el tejaroz y se tapió la parte que da a la calle, suprimiendo el corredor y quedando el conjunto con el aire amazacotado e inadmisible que hoy tiene.
Por 1810 se le agregaron unas casas, en las que vivía el canónigo que disfrutaba la capellanía.

Arco de Los Blanco
 

Arco de la Rosa

Por esta frente y dar paso al arrabal de este nombre, se la denominó “puerta de Santiago”, carece del cañón, pues no se edificó sobre ella, y su espesor es el de la muralla misma, más endeble por aquí que por los otros lugares.
Con notable diferencia, es la más alta y, por ella, entraba el Cabildo municipal, cuando, como en la procesión del Pendón Real, con motivo de alzarlo en las proclamación de reyes, se formaba a caballo.

Conserva aún los canes de piedra del matacán que defendía su entrada y su aspecto, junto con los arrimos y restos de la torre y muralla de su izquierda, constituye, sin duda alguna, uno de los rincones más pintoresco de la ciudad.
Los papeles que aluden a esta puerta, sólo hablan de “la torre del arco”, y efectivamente, sólo debió tener una, fácilmente identificable por fuera y dentro de la edificación en donde está instalada “La Mezquita”.

Es posible que, junto a ella, hubiese mayor fortificación, haciendo de barbacana, en la que mucho después de la conquista instalasen las atarazanas que citan algunas escrituras de daciones de censos por la plaza de Cardoso.
Esta puerta tenía también su imagen, no sobre ella, sino en la torre; era de alabastro, movida de talla y graciosamente policromada. La que llegó hasta nosotros, quizá sustitución de otra más antigua y de tipo arcaico, representa a Nuestra Señora del Rosario, pero desde lo alto de su capillita callejera del muro, era tan venerada y tenida por milagrosa, que las gentes la denominaban “de los milagros”.

En 1618, el cabildo eclesiástico, iniciando una política contraria a la tradición, de venerar imágenes en plazas y callejuelas, tan propia de nuestro pueblo y amparadose en estar en continuo peligro de profanaciones e irreverencias, quiso llevarla en procesión a la Catedral, para que allí se le siguiera el culto. Enterado los vecinos, recurrieron al Ayuntamiento, y trasladada ya, pretendieron autorización para labrar una capilla en la torre, con destino a tan popular y milagrosa imagen, quedando todo en agua de borrajas.

La imagen de “Nuestra Señora del Rosario de los Milagros”, como se le denominaba, continuó en la Catedral Vieja, en la hoy capilla del Sagrario, entonces de genoveses, sustituyendo, de fijo, a la Santa María de San George, que desde 1487 presidía el altar de esta nación, y que por ser de plata maciza no dejaría de llamar la atención a las vandálicas tropas inglesas de desembarco del conde de Essex.

Esta puerta tiene nuevos datos, desapercibido hasta más de la mitad del siglo XX ; afirman, en efecto, los “callejeros de Cádiz”, que el nombre actual de “Arco de la Rosa” bajo el cual es conocido en nuestros días, pudiera ser debido a algún individuo de la familia de este apellido, que tuviera casa principal junto a él. Tal nombre, efectivamente, tuvo prosapia gaditana, pues hubo regidores de la Rosa apellidados.
El nombre de arco, sin embargo, le llegó no de unas casas, ni de una familia, sino de más arriba.

Posiblemente, la imagen de “los Milagros” fue sustituida por otra con el correr de los tiempos, quizá existiera también de antiguo; pero, por 1761 existía una de “Nuestra Señora de la Rosa”, advocación muy antigua en Andalucía, evidente alusión a la “Rosa Mística”, muy frecuente en la alta Edad Media como en la época visigótica lo que fue la representación mayestática de la Madre de Dios, con una manzana; antigua o moderna, por la mitad del XVIII, el arco y su plazuela se denominaba de “la Rosa”, por esta imagen ya desaparecida, y cuya pista, interrumpida y sin memoria de escritos. 

  Arco de La Rosa
 

Arco del Pópulo

Se le denominó primitivamente puerta de la mar y también “puerta principal de la Villa”; las aguas de la bahía, en efecto, llegaban muy cerca de ellas, pues lo que es hoy la plaza de San Juan de Dios y fue “Plaza Real”, estaba casi ocupada por un estanque o mandarache (fondeadero, puerto, nombre de origen árabe), constituía el verdadero muelle y puerto comercial de Cádiz; el mandarache, al irse cegando, se convirtió en unas pequeñas lagunas o boquetes, el segundo de los cuales se cegó por 1628 mientras que el otro, que tuvo ordenanzas, por 1618, quedó además como especie de astilleros para barcos y navíos de pequeños porte.

La puerta del la mar tenía un revellín y estaba flanqueada por dos grandes cubos almenados, sobre el lado derecho se colocó un  reloj.
Sobre las torres, desde 1587, había una imagen de Nuestra Señora, que por tener la invocación latina de “Ave María, ora por Pópulo”, vino en llamarse “del Pópulo”.
Esta imagen, fue profanada por la soldadesca del conde de Essex y alcanzada por algún tiro, que después se disimularon con estrellas de plata.
Este lienzo, se puede apreciar con más o menos voluntad, el aspecto exterior del arco y puerta, por los primeros años del siglo XVIII.

En 1598, pensando evitar nuevas y posibles profanaciones, ya que Cádiz siempre fue vanguardia de España, y como tal “presidió de guerra viva”, así como para que recibiese culto adecuado la que, milagrosamente, se salvó del libertinaje y saqueo, se comenzó a construir una capilla entre las dos torres y sobre la bóveda del cañón del arco, capillita o minúsculo santuario, resultó la magnifica capilla que hoy conocemos, aún sin la cúpula de azulejos que tuvo, con un hermoso retablo y proporcionado coro de cedro, el grandioso retablo fue labrado por el maestro Saavedra por 1656.

En 1614 pasó a ser Patronato Real, en este año se realizaron algunas reformas que el Ayuntamiento no vio con agrado y hasta combatió, siete años más tarde reedificó en gran parte, tapándose la fachada por 1624, a la obra de la hermosa galería balcón.
Aunque la ciudad tenía capilla propia, la de San Pedro, en Misericordia, en esta del Pópulo se celebró  funciones costeadas por ella
En el balcón de ella asistía a ver la procesión del Corpus, el Tribunal de la casa de la Contratación de las Indias.

La puerta, era considerada como la Principal, y como tal por ella hacían su entrada los Obispos, acompañados del Cabildo secular que hacía entrega de la persona del Prelado al eclesiástico, justamente pasado éste, y frente a las Casas que fueron de los Núñez de Villavicencio
Este arco y capilla, es la más conocido de todos, y los cronistas han popularizado fechas y circunstancias que le competen, desde Fray Gerónimo las detalló en su “Emporio del Orbe”.  

Arco del Pópulo 

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