Iglesia de Santiago y casa de los jesuitas
La
tierra gaditana, situada junto a la frontera de los moros, no fue apta en la
Edad Medía para las fundaciones de
monasterios y conventos por la inseguridad y falta de medios económicos
suficientes. Cuando las circunstancias cambiaron desde el siglo XVI, fueron
creándose en Cádiz una serie de casas religiosas que dieron su fisonomía a la
ciudad.
Los
jesuitas fueron los primeros que fundaron casa, origen de la Compañía de Jesús de
Santiago, en 1564, otorgándose una segunda escritura reformada en 1566. la
ciudad, el Cabildo Eclesiástico y los particulares se comprometieron a sostener
económicamente la obra y el obispo D. García de Haro les hizo donación de la
ermita de Santiago con todo lo perteneciente a ella para Iglesia y de una casa
adjunta para morada, quedando con obligación de enseñar la doctrina y los
primeros rudimentos de leer, escribir y contar, y gramática a todos los hijos
de Cádiz.
En
1566, se fundó el convento de S. Francisco de la Observancia. El
P. Fr. Juan Navarro inició la fundación con una iglesia fabricada de tablas,
pero la constancia y generosidad de los gaditanos la convirtieron en casa
grande y de estudios de la orden, la tercera de la provincia. Su tarea era de
confesonario, culto público y predicación.
La
siguiente fundación fue la del Convento de la Reina de los Ángeles de religiosas descalzos de
S. Francisco en 1608, recibieron su impulso con una cuantiosa donación de Pedro
Isaque, nacional francés, en 1617. Era también casa de estudios de Artes y
Teología, dedicándose al culto, dirección espiritual, predicaciones y misiones
en África y América.
La
fundación del Convento de religiosos de S. Agustín se inició en 1617 con la
generosidad de Felipe Boquín de Bocanegra, noble genovés. Con el tiempo se
construyeron iglesia y claustro. En 1658 se hizo casa de estudios, donde se
leían Artes. Su dedicación pastoral es similar a la reseñada al hablar de los
franciscanos.
En 1614
se hicieron cargo del Hospital de la Misericordia los Padres de S. Juan de Dios dando
principio a su Hospital y Convento. Empezó con 20 camas hasta alcanzar 200 en
1690 con la renta del Corral y patio del Teatro de Comedia y limosnas.
El
Convento de Religiosos Descalzos de Nª Señora de la Merced se inició en 1629 en
la casa de Álvaro Gramayo, caballero del hábito de Cristo, gracias al tesón de
P.Fr. Domingo de los Santos. Se levantó una buena iglesia y un convento para 60
religiosos. Se peculiar misión era la redención de los cautivos, para la cual
se hacía periódicamente la predicación y colecta de limosnas para marchar con
este fin a los puertos africanos.
La
orden de Predicadores de Santo Domingo tuvo muchas dificultades para su
fundación por la cortedad de la isla y abundancia de religiosos, que suponían
una carga pesada para la economía de los gaditanos. Primero abrieron en 1630
una hospedería u hospicio para los religiosos que pasaban a Indias y más tarde
trataron de fundar convento en forma, señalándose el sitio por acuerdo
municipal en 1639.
Obtenidas
las licencias necesarias, se inicio la fábrica de la iglesia y convento con la
ayuda generosa del capitán Domingo de Munárriz. En 1681 se hizo casa de
estudios de Gramática, Arte y Teología, completando así las características de
los padres dominicos.
El
Convento de Capuchinos de Santa Catalina se estableció con acuerdo general en
1639 en la ermita de la mártir junto a la isleta de San Sebastián. En 1641 se
trasladó a un nuevo emplazamiento más reguardo de los vientos de Vendaval y
tapia de la huerta y parte de la iglesia con limosnas. El capitán D. Juan de
Jáuregui, vecino de Cádiz y administrador de la Aduana Real y Almojarifazgo,
terminó a sus expensas la obra y tomó el patronato del convento. Juan Violato,
caballero genovés vecino de Cádiz, que murió en su patria, dejó en su
testamento a esta casa, como a otras y hospitales, una renta con la que se
encargó el conjunto de pinturas del altar mayor que inició Murillo y terminó su
discípulo Meneses Osorio.
La labor apostólica de los capuchinos siempre fue
ejemplar por su pobreza y retiro, su caridad en atención y curación de los
apestados, su dedicación a las confesiones de los soldados de las fortalezas y
castillos de la ciudad y la predicación al pueblo sencillo. Tenía en la última
década del siglo XVII hasta treinta religiosos, hospedando todos los que venían
como misioneros para pasar a Indias.
La
fundación de los Padres de la
Congregación del Oratorio de S. Felipe Neri fue muy movida y
difícil. Comenzó en 1671 con la licencias del obispo y del cabildo
eclesiástico, dando su consentimiento el cabildo secular al año siguiente,
sirviendo la ermita de Santa Elena D. Diego Liñan con otros tres sacerdotes,
que eran confesores, predicadores y doctores en Teología, vino a Cádiz después
de vencer muchas dificultades para dar calor a la fundación, haciendo tres
misiones de ocho días cada una en la Catedral, S. Antonio y la Misericordia, y otras
por el obispado. Como no era el primer emplazamiento a propósito para los fine
de la congregación se trasladó en 1674 a la iglesia del primitivo Hospital de
Mujeres y comenzaron los escándalos con el alcalde mayor que puso soldados y
candados a las puertas de la casa que habían tomado como vivienda en frente,
para obligarlos a volver a Santa Elena.
Después de muchos incidentes, se
consiguió R.C. en 1679 para mudarse al sitio que el Señor Obispo había señalado
y comprado en la Calle
de San José, y en virtud de esta licencia se hizo el tránsito y en la mejor
forma que se pudo se acomodó en unos aposentos una iglesia, y en ella se colocó
el Smo. Sacramento en 4 de octubre, día de S. Francisco de dicho año, con gran
consuelo y alegría de todo el barrio. Este mismo día envió el gobernador a que
volviesen a su primitivo emplazamiento. Respondieron que no podían sin permiso
del obispo. La respuesta fue el envío de veinte y cinco soldados con orden de
que no dejasen entrar. Duro esta situación cerca de tres meses hasta alcanzar
de nuevo cédulas de S.M. y censuras del obispo. Después se labró una iglesia
más capaz, aunque menos suntuosa que el gran oratorio que se levantó en el siglo XVIII
El
Convento de Carmelitas Descalzos fue la última fundación de casa religiosas en
Cádiz utilizando una artimaña para vencer la oposición sistemática del Cabildo
Catedralicio. En 1694 adquirieron los frailes del Carmen de la Isla de León una finca en la
gaditana calle Bendición de Dios con el fin de albergar en la misma como
hospicio a los religiosos de la orden de camino o vuelta de las Indias.
Las
pretensiones de fundar oratorio en 1702 se estrellaron con las más energías
oposición. Orientaron la solución pidiendo al Ayuntamiento la fundación de una
enfermería para curar a los religiosos del citado convento en 1717, acordándoos
su apoyo sin reservas. Volvieron a la lucha los prebendados cuando llegaron
rumores de que habían solicitado licencia al obispo D. Lorenzo Armengual para
levantar un convento, para lo que había comprado algunas casas junto a su
enfermería al mismo tiempo que decían misa y confesaban a los fieles en la
ermita que da nombre a la calle.
Superada las dificultades les concedió en 1735
el oratorio de la hospedería un hospicio con carácter público con puerta
abierta a la calle y campana. Una R.O. de 1737 aprobada la conversión del
hospicio en convento para la regular observancia de los religiosos en
ejercicio, retiro y clausura y para tributar de día y de noche públicas
alabanzas al Santísimo. El obispo les cedió la ermita de la Bendición de Dios, que
quedó incorporada en la iglesia que empezó a construirse, la de Ntra. Sra.
del carmen, fue inaugurada solemnemente
en 1763.
Información recopilada del libro" La Iglesia Gaditana" Los Reguladores: Religiosos y Monjas. De la biblioteca José Celestino Mutis de Cádiz, del autor Pablo Antón Solé.
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