domingo, 7 de agosto de 2011

Ataques en tierras gaditanas

Una bonita vista de Cádiz


Hay una frase, atribuida al marqués de Capponi que dice: los pueblos felices, como las mujeres honestas carecen de historia.


Nuestra ciudad ha debido ser muy desdichada en sus dilatados siglos de existencia, y más aún la interminable relación de agresiones sufridas. Ataques, asedios, asaltos y saqueos han estado siempre a la orden del día y raro ha sido el siglo en que no ha tenido que padecer alguna de estas calamidades


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Una ciudad como la nuestra, fondeada a unas pocas millas de la costa y, en ocasiones, ricas y floreciente, ha suscitado a lo largo de sus 3000 años de vida la envidia y la ambición de otros pueblos, soportando todo género de acometidas, preferentemente marítima. A veces las noticias que tenemos de estos acontecimientos son imprecisas, inconcretas y confusas, otras veces, los cronistas han facilitado datos de gran valor e importante. En unas ocasiones los sucesos aparecen envueltos en el halo de los mitos y en las brumas de la leyenda, mientras que otras veces nos parecen tan reales.


En los ataques en la antigüedad, haciendo un inventario general de estos hechos, dicen que la primera agresión sufrida por Cádiz de que se tiene noticias, prescindiendo de las escaramuzas entre indígenas y fenicios al tiempo de fundar la ciudad, es la acometida de la escuadra de Therón, rey de la Hispania citerior, contra Hércules el año 543 a.J.C., de que nos habla Macrobio en su Saturnalia.


El suceso terminó con la derrota de Therón, a quien la crítica histórica moderna considera como el último representante de la política de Argantonio, tendente a emanciparse del yugo de los fenicios y aproximarse a los griegos.


Algunos tratadistas consideran que este Therón es el Geryón de la leyenda hercúlea.


Justino, también se hace eco de la lucha entre hispanos y fenicios gaditanos por la posesión del templo de Hércules, fenicios gozaron de la valiosa ayuda de sus hermanos de raza, los cartagineses.


Muchos autores hacen coincidir éste episodio con el ataque citado por Macrobio, historiadores modernos de gran solvencia tiene a situarlo entre los hechos acaecidos durante las campañas de Amilcar 237 a.J.C.


La segunda ofensiva contra Cádiz, un asedio, tuvo por protagonista a los cartagineses, según relata Athenaios y Vitruvio, en ella se inventó el ariete, maquina de guerra muy apreciada en la antigüedad para batir murallas.


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El autor del invento, fue un carpintero de ribera natural de Tiro, llamado Prefásmenos, que se hallaba en Cádiz al servicio de los cartagineses y que con un mástil de barco y una pesada viga construyó un artefacto que dando terribles golpes a las murallas, acababa echándolo abajo.


Adolf Schulten, conocedor de la historia primitiva de nuestras tierras, supuso que los historiadores citados anteriormente, debieron sufrir algún error, confundiendo Cádiz con Tartessos, donde, según él, debió acaecer el suceso, ya que es creencia general que Cádiz aceptó el dominio cartaginés de manera espontánea, no fue sometida a asedio.


La dominación púnica, con su momento estelar durante el gobierno de los Bárcidas, y por la romana, iniciada, en el año 206 a.J.C., en virtud de un pacto suscrito con la Urbe, llegando a la época de César, en la que a pesar de la gran actividad política y militar desarrollada durante las guerras sertorianas primero y la de Pompeyo después, Cádiz no fue objeto de ataque alguno, si exceptuamos el intento de Bogud, rey de Mauritania, el año 38 a.J.C., otros creen que 43 a.J.C., de repetir la hazaña de Therón, expoliando el templo de Hércules. Según Cicerón allí había suficiente dinero, oro y plata.


En plena decadencia, durante el gobierno del emperador Teodosio (379-395), visita la ciudad Rufo Festo Avieno y la encuentra hecha un monto de ruinas, no por causa militar, sino por la acción del tiempo y por la incuria de los hombres. La atención del impero no estaba ya en Occidente y Cádiz, abandonada a su propia suerte, había perdido toda su importancia. Así fue como años antes de la invasión de los bárbaros la ciudad ofrecía el doloroso aspecto de que nos hablara Avieno.


Los asaltos medievales, los grandes descubrimientos, la piratería. En estos momentos de ruinas no mereció muchas atenciones por parte de sus sucesivos dominadores vándalos, bizantinos, visigodos ni árabes; sin embargo, cuando la piratería y las depredaciones de los escandinavos asolaron a Europa, nuestra ciudad suscitó también las apetencias de tan molestos visitantes.


En el año 844, cuando Cádiz era un pequeño poblado árabe, los normandos, huyo del nombre de vikingos, desembarcaron en nuestras costas y después de robar la población, corrieron la tierra hasta Medina Sidonia, y subiendo por el curso del Guadalquivir hasta Sevilla, se apoderaron de ella. La hicieron también objeto de saqueo, pero derrotados por las tropas de Abderrahman II en los llanos de tablada, unos regresaron a sus tierras y otros se dispersaron por las marismas, donde después se hicieron musulmanes. Sus descendientes a lo largo de cuatro siglos fueron los moros rubios y fornidos que encontró San Fernando a raíz de la Reconquista en las islas del Guadalquivir ocupados en las industrias lácteas y en la fabricación de quesos. En 859, hubo otro amago normando sobre Cádiz.


Durante la dominación árabe, en 1131, cuando Alfonso VII “el Emperador” andaba de correría por tierra de Andalucía, algunos de sus hombres, sin su consentimiento, atacaron en Cádiz a un nutrido grupo de musulmanes que se había refugiado en la isla de San Sebastián, pero fueron derrotados sangrientamente y puesto en fuga.


Algunos acontecimientos políticos y militares de los últimos tiempos de la dominación islámica poco estudiados y peor conocidos, la sublevación del almirante Alí ben Maymun, que destruyó el templo de Hércules (1145), y el ataque de los farfanes (1234), que asoló la ciudad y, al parecer, la dejó despoblada hasta la llegada de los cristianos.


En la Reconquista, sobre la que también existen noticias bastante obscuras y contradictorias. La crónica del rey Santo que sus huestes ganaron a nuestra ciudad juntamente con otros pueblos comarcanos en 1251, los relatos históricos sobre Alfonso el Sabio sostienen que Cádiz, es incorporada a los dominios cristianos en 14 de septiembre de 1262, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, pero la crónica del Rey sabio afirma que la reconquista se llevó a cabo en 1269, don Hipólito Sancho, sostiene que fue en 1259, otros historiadores, creen que la entrada de las tropas castellanas acaeció en 1265.


Enmarcado en las turbulentos años de guerra civil que culminaron con la muerte de Pedro I el Cruel y la instauración en el trono de Castilla de la dinastía de Trastámara, reinando Enrique II (1370), la isla de Cádiz fue arrasando por los portugueses, incendiaron las iglesias y, después bloquearon la entrada del Guadalquivir con una escuadra de 32 galeras y 30 naos.


En el verano de 1397, reinado en Castilla Enrique III y en Portugal Juan I, una escuadra portuguesa atacó a Cádiz e incendió algunas instalaciones del puerto.


En 1466, Cádiz, su viejo castillo, sufrió los efectos de un asedio en toda regla, ante la resistencia de sus vecinos.


En dicho año, en plena anarquía durante el reinado de Enrique IV, el conde de Arco, don Juan Ponce de León, jugó conveniente apoderarse de Cádiz, cercando la plaza bajo la dirección de su hijo don Rodrigo, futuro marqués de Cádiz.


En el primer tercio del siglo XVII, cuando Cádiz se afanaba en los viajes de exploración y en los descubrimientos geográficos en el Nuevo Mundo, coincidiendo con el momento en que la piratería argelina y berberisca había adquirido su mayor auge la bahía sintió los efectos de la amenaza de las naves de Barbarroja (1528-1534). En 1530, su flota, que se preparaba contra Cádiz, fue derrotada por la de Andrea Doria, al servicio del emperador Carlos V, conjurándose así el peligro, el origen del castillo de Matagorda hay que buscarlo en una orden del Emperador al concejo de Jerez, a cuyo término perteneció el lugar, para que contribuyera a la defensa de la bahía contra tan terrible pirata.


En 1553, otra expedición argelina fue desbaratada por un temporal en aguas del Estrecho.


En 1559, los turcos, en pleno apogeo de su poder marítimo, atacaron por sorpresa la bahía, la galeota berberisca, varó en la almadraba de Hércules (Torregorda) en 1574, al intentar una “razzia” contra los habitantes de la isla en unión de otros seis embarcaciones, fue muy conocido, aunque de escaso relieve bélico.


En los siglos XVI y XVII, tienen lugar los grandes ataques ingleses, los asedios. Repitiéndose durante el siglo XVIII y comienzo del XIX, los ataques menores, los bloqueos. Sobre el siglo XIX, también tenemos el asedio Napoleónico.


En nuestro tiempo los pequeños bombardeos navales y aéreos padecidos por nuestra ciudad durante los años de nuestra guerra civil (1936-1939). Cádiz durante los años de la pasada Guerra Mundial (1939-1945)tuvo una gravísima amenaza, en que no faltó mucho para que fuera invadida por una de las potencias en lucha, sólo gracias a un milagro indiscutible de habilidad política, nos vimos libres de semejante conflicto.


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