Instituto Hidrográfico y monumento a las victimas de la explosión
Mi pequeño homenaje a las victimas y a sus familiares. Espero que algún día se sepa la verdad de lo que paso esa noche calida de verano.
El 18 de Agosto de año 1947, Cádiz sufre una explosión en extrañas circunstancias, se valoran varias hipótesis, la conspiración empieza a tomar fuerza dentro de las teorías más consistentes. España presencia atónita posiblemente el atentado militar más importante hasta día de hoy, donde el sabotaje y la conspiración parecen dejar miles de muertos.
Según el régimen franquista, el balance final de muerto fue de 152, pero periódico de la época como mundo obrero hablan de 5000.
A día de hoy todos aquellos que recuerdan la explosión aseguran que es imposible que solo hubiera muertos 152 personas ya que la escena que ellos vivieron mostraba solamente a su paso cientos de ellos.
REFERENCIA A LA EXPLOSIÓN EN CÁDIZ
Uno de los asuntos que aparecen más en las narraciones (a excepción de la guerra y la escasez), en el libro “Estraperlo en Cádiz. La estrategias social” cobrando protagonismo y fuerza y donde las descripciones reflejan especialmente los detalles, es en el caso de la explosiones de Cádiz. Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, (Las mismas circunstancias que describen los entrevistados, que se recogen en la edición del 29 de agosto de 1947 en el Diario de Cádiz, describiendo la explosión como un suceso “inerrable”). Los primeros rumores aseguraban que se trataba de un fenómeno celeste; otro decían que había hecho explosión un buque de guerra en el puerto: otros aseguraban que la explosión se debía a un vagón de carga de profundidad, que estaba depositado en la Base de Defensa Submarinas en la barriada de San Severiano (en el Instituto Hidrográfico), tal y como llegó a concluirse. Se abrió una investigación de los hechos, al sospecharse que había sido un atentado. Se barajaron especulaciones, hubo rumores muy diversos, algunas historias cuenta cómo había investigaciones para averiguar su se había producido un atentado.
La historia de una mujer que habla en varias ocasiones durante la entrevista de este hecho, recuerda así lo ocurrido:
“Pero en el año cuarenta y siete fue la explosión de Cádiz, en agosto, el 18 de agosto de 1947 (…). El día de la explosión fue una cosa horrorosa, de noche… A mi me cogió en el balcón (…) Aquí en mi casa esperándole a él, que íbamos a salir a dar una vuelta, pero no se vino para acá porque las Farmacias estaban todas abiertas para poder ayudar a las gentes que estaban heridas en las calles, que les habían pasado algo, las acogían en las Farmacias, y el se tuvo que quedar, y ya vino su padre a tranquilizarme, a decirme que él estaba allí, pero no podía venir, y yo me enteré y estaba tranquila. La explosión fue una cosa horrorosa, murieron muchas gentes, Puerta Tierra quedó arrasada completamente, murieron muchos marineros. Nos quedamos aislados de todos los sitios, no había luz, ni había teléfono ni agua, por las calles. Iban los camiones anunciado donde podía ir si quería, ir a comer, si quería agua, que iban repartiendo agua, toda esas cosas…”
También a través de sucesos tan traumáticos, se manifiestan héroes, y sucesos de carácter simbólico, y que trasmiten a las generaciones siguientes cuando existe oportunidad:
“Y ya después lo que pasa que muchas cosas se han visto, otras veces no se han visto, pero ha sido verdad. Porque la explosión de Cádiz. ¡No me digas tú a mí que aquello no fue un descalabro! La explosión de Cádiz (interrupción). Yo iba a Cádiz con las cosas de mi casa, de la huerta, con los borricos por la carretera, todos los días, casi todos los días andando. De la Isla a Cádiz con los borricos. Y una de las veces que fui fue cuando la explosión de los talleres de Torpedo de Cádiz. Y yo por la carretera con los borricos. ¡Lo vi no un día, lo vi más días! ¡Los trozos de vigas del taller ése, pero grandes, grandes así de hierro larguísimo!, ¡allí por la carretera tiradas, dobladas de la misma explosión, allí en el camino! Fíjate, ¡estaban los talleres Torpedo pegados al ferrocarril, allá abajo, por la parte de la plaza de toro!; por aquella parte estaba los hierros tirados, de la misma explosión. Y menos mal, gracias a Dios, después yo me enteré y vi que era verdad: allí había uno que era Don Pascual Cervera que fue el que quitó allí un dispositivo que había allí. Que después ése lo tuve de jefe mío allí en la fábrica de Artillería, Don Pascual Junquera, ¡qué bueno era!...”
La entrevista de una mujer, que recuerda el aspecto de las calles, y muchos otros detalles:
“…Estábamos en casa comiendo todos ¡Estaba mi tío, que se tenía que ir para “la mar”, que se tenía que ir para el barco, y estábamos comiendo mi hija, mi tío, yo…! Y, de buenas a primeras, ¡”Pegó un traquio” la bombilla, y se sintió esa explosión tan grande, y se partieron cristales y de todo! ¡yo no sé eso fue una cosa horrorosa! ¡Claro, todo el mundo intentamos salir para la calle, pero no se podía porque estaban cayendo cristales! De la calle “Suárez Salazar”, que es por Santa María, calló un trozo de la vía del tren de Puerta Tierra, y se clavó en una casa. ¡Menos mal, que en el sitio que calló, a las 9:30 ó así, no había nadie, Porque había un muchacho que se quedaba en casa de su hermana, y se ponía allí en un colchón! Luego, por “la Cuesta de la Jabonería” igual ¡Había un trozo de vía metido en el pavimento! ¡Se formó una cosa horrorosa! Todo el mundo empezó a decir que iba a haber otra explosión, y la gente se fue para el campo. ¡Y, había personas, que no quería moverse de sus casas! ¡Un pánico, y un terror “fatal”! Todos los establecimientos de comercio abrieron, por si hacia falta cerillos o velas, porque se fue la luz. ¡Y se vivió bastante amargo!, ¡Y luego, “San Juan de Dios”, estaba de pena! ¡Eso era para llorar!, ¡todo lleno de cristales, y luego, tantas desgracias como hubo en tantas familias conocidas yo tuve mucho conocimiento! Tenemos una familia de un médico, que tenía un chalet, y estaba celebrando algo, y estaban todos en el chalet. La única que estaba dentro era la moza, que estaba sacando el servicio, y en el momento en que en el que ella entró, ocurrió la explosión. Entonces, a ellos no le pasó nada, pero en cambió escuchaban los lamentos de la muchacha, ¡que estaba debajo de los escombros, y no le podían auxiliar porque no la podían sacar de allí! ¡Y, ya te digo, era un pánico horroroso! Y luego, donde estaba la Plaza de Toros, la gente estaba corriendo (corrían para su casa), y había sitios por donde no se podía pasar ¡Yo viví en la casa, y allí hubo pánico, hasta media madrugada! ¡Mi tío tuvo que darle una patada a una puerta, para una chavala, que la había dejado la tía encerrada, castigada! ¡Y menos mal que se levantó, porque en el momento en que se levantó, para abrir la puerta, se cayó el tabique! Y hubo personas que decían, que iba un señor con la nieta de la mano ¡y se quedó con la mano de la nieta en la mano! ¡Pero, vamos, eso lo he escuchado yo, no lo he visto! Y, luego, mujeres que estaban dándole el pecho al ¡y la sacaron de los escombros con el pecho fuera! ¡Eso fue horroroso…!
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