martes, 1 de junio de 2010

El Castillo de la Villa

El castillo de Cádiz, denominado también de la Villa, de la Pólvora y de Guardias Marinas, no existe, pero con las noticias, grabados y restos que han quedado puede reconstruirse. Su emplazamiento junto al antiguo acantilado, hoy tapado por la muralla del Sur.

No puede descartarse si más la posibilidad de su asentamiento como obra musulmana por haberse edificado sobre unos antiquísimos y fuerte cimientos que debieron pertenecer a la alcazaba.


Julio Guillén tato, que estudió detenidamente la Villa Vieja y su castillos, nos ofrece una perspectiva esperanzadora, que puede conducir a rechazar de una vez para siempre la opinión de que Cádiz no pasó de ser “un olvidado rincón de pescadores”.


Confirman esta opinión los restos de cerámicas árabes encontrados por el Monturrio (1939) al hacer una zanja, en donde, en menos de cuatros cuadros, se hallaron numerosos fragmentos, algunos con atauriques hechos a manos y no por impronta, y otros con reflejos metálicos, reveladores por su número y su calidad de la existencia de una población harto más importante y principal de lo que se creía.


Su cercanía a la bahía, con playa a ella por levante, la elevación notable del Monturrio y lo escarpado de su banda del sur, inaccesible a posibles enemigos, hicieron lógicamente, de esta parte de la isla gaditana lugar propio para establecer casi verdaderas acrópolis en todos los tiempos y en cada una de las distintas culturas que pisaron aquel solar.


Y, así, aunque el subsuelo del Monturrio está muy removido por la búsqueda de piedras de antiguos edificios para aprovecharlas en los que se labraban de nuevo, y todo él es vertedero con los estratos mal definidos, en la zanja citada aparecieron muros, piezas, restos y ajuares, incluso prehistóricos, cuyo amplio estudio y clasificación daría de fijo la luz que nos negaron los destruidos documentos, acerca de la importancia que pudo tener esta reducida porción de la isla gaditana, de la que ya Orozco insinuó, casi contradiciéndose, que en tiempos de la dominación del Rey de Fez se renovó y adquirió razonables vecindad.


El castillo de la Villa Vieja tenía muros altos y torres almenadas, unas en forma de cubo cilíndrico y otras cuadradas y macizas, en total siete, la torre del homenaje flanqueaba la entrada, el patio de armas, que primitivamente ocupaba el recinto entero, se fue cegando.


El exterior del castillo ha sido descrito adecuadamente. El castillo de la Villa como se le denomino, ocupó por el Monturrio el ángulo SE de ella, precisamente en el solar que hoy ocupa la Guardería Municipal, pegado al arco de los Blancos; por la calle de la Misericordia hoy de San Juan de Dios se apreciaban las rocas sobre las que se levantó su fábrica, con un torreón cuadrado y un cubo, el más pequeño de todos; por e S tenía dos grandes torres, cuadrada y cilíndrica, ambas flanqueaba la entrada, que por cuya derecha avanzaba la torre del homenaje, situada por las confluencia de los tramos que en forma de T constituyen hoy la calle del Silencio y resolviendo sus rasantes, tan desigual, en una pequeña plazoleta la cual se comunicaba a San Juan de Dios por medio de una escalera…


La planta del castillo era aproximadamente cuadrada con el doble de larga que de ancha. Este monumento sufrió una notable transformación en su larga vida. Unos dicen que fue obra de Alfonso X; sin embargo algunos historiadores y documentos aseguran que don Rodrigo Ponce de León lo mandó construir. Agustín de Orozco dice que el anfiteatro romano de la huerta del Hoyo se desbarató para labrar el castillo con sus piedras.



Restos del castillo medieval en el barrio del Popúlo (Cádiz)



4 comentarios:

  1. Me parece tu trabajo muy acertado en cuanto a la manera de hablar de los gaditanos.
    Me viene los recuerdo de mi juventud las frases que menciona las tengo muy latente,
    hay algunas que no recuerdo otras que no están, y algunas han caído en desuso.
    Te felicito.

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  2. No tenia ni idea que ha esistido un castillo en el populo, me gusta todo lo que has escrito.
    un saludo.
    Joaquina

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  3. Parece ser que un señor adinerado adquirió el solar y lo mandó derribar a mediados del siglo XIX, para posteriormente iniciar la construcción de viviendas en el mismo.

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