En la década del siglo XVII, Fray Gerónimo de
Fray Jerónimo es gaditano de origen, y no es de extrañar su extraordinario amor a
Es muy culto. Conoce al detalle
Es muy apasionado de Cádiz, la que ¡nada menos!, tiene por Oriente a Asia…
Esta pasión hace que en Cádiz sitúe los Campos Elíseos, el viejo paraíso de los antiguos, y que busque hasta la ascendencia de Cristo en gaditanos aborígenes.
Por su condición de religioso se para en discriminar los conceptos de fundador y pobladores, señalando como el primero a Tharsis, bisnieto de Noé, y como los segundos a Hércules con sus adeptos, hasta que en tiempos de la avenida de Santiago el Mayor, con la destrucción, a fuerza de oraciones, del templo faro de las peregrinaciones paganas, se esfumó la hegemonía heráclea.
Quizás el sobremonbre de Isla de León esté en la más estricta concordancia con los leones que jalonaban
También por la citada circunstancia de profesor en religión, en su relato histórico dedica muchas páginas a los santos mártires, a los obispos de Cádiz desde el Rey Sabio, a las peripecias de la silla episcopal, a
Y se engolosina con la narración de los estragos de 1596, “Cádiz, segunda Troya, reducida a la voracidad de un incendio”, pues nace poco después de dicha fecha, tan grabada en la memoria de los gaditanos con tintes sombríos. También se detiene, más de la cuenta, sobre las consecuencias de un furioso huracán en 1671. Y sobre el cruel azote del contagio, de la peste que varias veces asolaron a la ciudad.
El libro de Fray Gerónimo de
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