La presencia de estos navarros que buscaban
triunfar en otros lugares, la importancia de Cádiz en el siglo XVIII, fue el
motivo principal de esas llegadas.
Las colonias de comerciantes navarros y
vascos, invade la esfera de los oficios públicos de Cádiz, pone pie en el
cabildo catedralicio, tan celosamente reservado a la pequeña nobleza indígena,
obtiene regidurías, interviene con actividad y eficacia en la administración
local, ocupa varios de los escaños de los señores del regimiento, superando a
los lusitanos y no quedando debajo de los genoveses, los navarros jugaron un
papel significativo en la ciudad, además de dedicarse a su comercio.
Con la llegada al trono de la monarquía
borbónica a comienzos del siglo XVIII y, a lo largo del mismo, se llevaron a
cabo una seria de reformas en materia económica, destacando las relaciones
comerciales de España con sus dominios americanos. Los Borbones no rompieron
con la política monopolizadora heredada de los Austrias, el único cambio fue el
paso del monopolio mercantil de Sevilla a Cádiz.
Desde 1717, Cádiz se convirtió en el centro
oficial del comercio de España con sus posesiones americanas. Este hecho tuvo
unas repercusiones muy significativas para la ciudad. La economía gaditana del
siglo XVIII dependió en gran medida del comercio.
Llegó a la ciudad un importante número de
inmigrantes procedentes de territorio peninsular, americanos y del resto de
Europa. En el siglo XVIII, la plaza gaditana ofrecía oportunidades en ámbito
del comercio americano. Además, atraía a personas que se dedicaban a otras
actividades complementarias y necesarias teniendo en cuenta que se trataba de
una ciudad muy activa.
En cuanto a la presencia en Cádiz de
comerciantes originarios de la
Península , el grupo más numerosos era el vasco, seguidos con
diferencia de los cántabros, los navarros y los castellanos.
Hay referencias de la presencia de vascos en
Cádiz en el siglo XV. Se agruparon en torno al Colegio de Pilotos Vizcaínos y a
la Cofradía
de la Santa Cruz
situada en la Catedral Vieja ,
una hermandad integrada en su mayor parte por marineros vascos. No fue hasta
mediados del siglo XVII cuando aumentó la representación de estas regiones en
la ciudad. Se encontraba en Cádiz un número importante de vascos que alternaba
estancias en la ciudad con viajes a América.
En el siglo XVIII el grupo de vascongados
estaba integrado en su mayor parte por comerciantes al por mayor; también por
algunos marinos que llegaron a la ciudad a raíz de la Escuela de Guardias
Marinas.
En 1694 los vascongados de la ciudad fundaron una nueva congregación
en la iglesia de San Agustín que los agrupó a lo largo del siglo siguiente,
llamada la Cofradía
del Cristo de la Humildad
y Paciencia.
Desde la Reconquista hasta
finales del siglo XIX, las corrientes migratorias en la península ibérica se
dieron de norte a sur. Hasta comienzos de la Edad Moderna estás emigraciones
estuvieron relacionadas con avances militares. A partir de 1500 se produce una
oleada migratoria hacia el sur que más tarde se vinculó con la conquista y el
doblamiento de America.
Los hombres de negocios navarros y vascos que
llegaron a Cádiz a lo largo del siglo XVIII se establecieron de forma
permanente en la ciudad. Solían llegar muy jóvenes, de este modo tenían tiempo
de afincarse, constituir un hogar y hacer vida en la urbe andaluza.
Los jóvenes, inmigrantes se abrían paso en
Cádiz y en otros muchas plazas por medio de los vínculos de parentela/paisanaje
y algunos matrimonios. Estas dos vías fueron sin duda la mejor manera. Pero
cuando no existía un constato a quien acudir en busca de apoyo, las cofradías nacionales
y regionales también ofrecían ayuda. Frecuentemente, grupos foráneos de hombres
de negocios de un mismo origen geográfico fundaban cofradías o congregaciones
propias.
La creación de estas hermandades surgió a imitación de unos hospitales
que en siglos anteriores habían construido algunas colonias de extranjeros.
La ubicación del colectivo vascongado, los
patrones y censos municipales ofrecen una información muy rica sobre la
residencia de los vecinos, así como sobre la propiedad inmobiliaria. La construcción
de casas se multiplicó a costa de los terrenos que hasta el momento había
ocupado las viñas y huertas. En esos años se edificaron la mayoría de las
iglesias de la ciudad.
La calle Nueva era el corazón de la vida
económica de Cádiz desde el siglo XVI. En ella se contrataba los negocios, se
obtenían los préstamos y se formaban nuevas compañas mercantiles, la calle
Nueva servía de Bolsa, donde se reúnen dos veces al día los mercaderes, los
informadores, los ociosos, por lo cual debe creerse que esa calle estaba muy
llena de gente por esa época.
En la segunda mitad del seiscientos se configuran
los barrios de Pilar, San Antonio y Angustia de forma que afínales del siglo
XVII estaba urbanizados dos tercios del suelo gaditano.
Sigue continúo el desarrollo urbanístico, la
extensión hacia el Campo del Sur y configurando el barrio de la Viña y el de San Carlos
situado en el Baluarte de San Felipe. En los extramuros de la ciudad se fue
llenando de torres-miradores que habían comenzado a construirse en el siglo
XVIII.
Desde el siglo XVII los hombres de negocios
prefirieron vivir en las zonas más próximas a la bahía gaditana. Los navarros y
vascos eligieron como primer barrio residencial el de San Antonio un 25%,
Rosario 13,54% le seguían Cuna y Nuestra Señora del Pilar, uno con el 10,41%
Angustias 9,37%, Bendición de Dios 7,29%. Ave María 6,25%, Candelaria 5,20%,
Mentidero 4,16% y Santiago 4,16%, San Felipe 2,09%, sin apenas representación
del colectivo, los barrios de San Lorenzo 1,06% y Nuevo Mundo 1,06%.
El puerto gaditano apenas se apreció el
impacto del Decreto de Libre Comercio hasta 1786. Entre 1778 y 1796, el
comercio de Cádiz experimentó la etapa de máxima prosperidad. Y el declive del
comercio de Cádiz a partir de 1796.
Tradicionalmente, el comercio americano de
negros estuvo controlado por extranjeros y no pasó a manos españolas hasta
fecha muy tardía. Algunos navarros y vascos se interesaron en el negocio porque
ofrecía la posibilidad de disfrutar del monopolio comercial de algunos mercados
americanos, los vascos participaron de forma ocasional en trata negrera desde
el siglo XVI.
Ante la presencia de hombres de negocios
navarros y vascos en el Ayuntamiento gaditano se puede hacer una lectura
positiva de la integración de este colectivo en la ciudad. Además, manifiesta
el anhelo de reconocimiento social y el interés por formar parte de la cumbre
del poder municipal la pertenencia al cabildo significaba una buena posición
social y una buena posición económica.
Algunos comerciantes al cabildo gaditano, que
se llevó a cabo a raíz de las ordenanzas de 1766 y 1767 que permitió que
entrara savia nueva en unos asientos a los que tradicionalmente no había
teniendo acceso hasta entonces el común de los ciudadanos gaditanos.
Desde el siglo XVI y a lo largo del XVII, era
muy habitual que en muchos municipios españoles se vendían algunos cargos
municipales, como el oficio de regidor perpetuo.
Iglesia de San Agustín, en la cual los vascos fundaron una congregación, a la que llamaron después El Cristo de la Humildad y Paciencia.
Información consultada de los libros de la biblioteca municipal gaditana José Celestino Muti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario