Salvador Viniegra y
Lasso de la Vega
Salvador Viniegra y Lasso de la Vega nació en Cádiz el 23 de
noviembre de 1862. Tuvo lugar el nacimiento en la calle Magdalena (actual San
Salvador,6), situada en el neoclásico barrio de San Carlos, bautizado en la parroquia
de Ntra. Sra. del Rosario.
Desde su más tierna infancia demostró su
aptitud y su vocación por la pintura, sin estudios previos; por intuición,
comenzó a dar pruebas de lo que podría llegar a ser, sobre todo en un álbum de
caricaturas, que eran retratos exactísimas de muchas personas de Cádiz,
llamando la atención, sobre todo, lo intencional de las caricaturas.
Aprovechaba, siempre que podía la ausencia de
su padre del domicilio, por su propósito de no enojarle, y provisto de
pinceles, paleta y otros elementos necesarios, instaló su primer gabinete de
trabajo en lo alto del lavadero de su casa.
De la primera época del artista se ocupó don
Antonio Milego; ni los placeres de la buena vida que atraen, a quienes disponer
de juventud y dinero, pudieron apartar al mismo artista de la verdadera
vocación. Empeñó a deletrear los nombres de Velázquez, Murillo y Rivera, apenas
conocía el alfabeto. Las marinas eran su afición, su pesadilla, su ideal: mar y
cielo, barcos y gaviotas, rocas y playas, oleajes espumosos y siluetas de la
costa; algo de eso, forma el tesoro artístico que se llama cartera de apuntes
de un pintor.
A Viniegra, la música y literatura llenaron
muchas horas en sus inquietudes y vivencias culturales.
Desde su más corta edad, comenzó su educación
práctica de la música en su propia casa, que era entonces punto de reunión
filarmónica, oyendo obras de los mejores autores. Las artes literales, no tan
sólo la pintura, formaban, una necesidad en la formación de esta generación
Viniegra.
Jamás quiso dedicarse al estudio del arte; se
sentaba al piano, y por intuición y como días le daba a entender, tocaba lo que
oía y le gustaba. Poco a poco, llegó a componer en el piano algunas obras. Su
amigo don Eduardo López Juarranz, director de la banda de Ingenieros, le
instrumentó para banda algunos pasodobles.
El artista encontró un excelente maestro y
amigo en el profesor don José Pérez Sihimbascum, director que fue de la Escuela de Artes e
Industrias y Bellas Artes de Cádiz, sin las lecciones, consejos y entusiasmos
de este maestro, el artista hubiera cedido en sus empeños de ser única y
exclusivamente pintor.
Su primer cuadro sonado fue “La entrada en
dique del Vapor Alfonso XII”, pintado en 1873; el cual fue adquirido por el
marqués de Comillas.
Salvador contaba 20 años, cuando un 29 de
noviembre de 1882 se fue a Roma, siendo esta ciudad para los artistas el
“desiderátum”. Viniegra estuvo enfermo tres meses, enfermó del alma, de
tristeza, de rabia, de impotencia; allí se modifica todo, gustos, tendencias,
ideales, aspiraciones. Suerte fue para él encontrarse con el pintor sevillano
José Villegas Cordero y el célebre acuarelista peruano Daniel Hernández, los
cuales le infundieron los atrevimientos y las audacias del genio, convirtiendo
al tímido gaditano.
Este viaje a la Ciudad Eterna, será definitivo
en la culminación de su formación artística y en su consiguiente evolución
estética.
Presentó obras en la Exposición de la Academia de Bellas Artes
en 1883: Un soldado del siglo XV, Tipo napolitano y Puerto de pescado en
Venecia.
En agosto de 1885, en la Exposición Artística
Provincial, obtiene medalla de primera clase, con la obra, con la obra de gran
formato;: El entierro de Isabel la
Católica.
En octubre de 1886, la Junta Ordinaria de la Academia Local de
Bellas Artes, le concede a Salvador Viniegra ocupa el sillón VI.
Viniegra, necesitaba probar sus fuerzas en
una obra de importancia. Un cuadro de historia tenía el inconveniente de que,
no siendo artista de renombre, no podía interesar en el extranjero, y Viniegra
quería hacer una obra que para todos fuera transmisible.
El padre de Viniegra se estremeció de un
proyecto que considerada superior a las fuerzas de su hijo, y escribió a
Villegas, para que desista de tal empeño, porque tenía las consecuencias de un
descalabro. En abril escribía Viniegra a su padre:
“Terminé de manchar mi cuadro…; Villegas lo
vio y me ha dicho que está bien manchado y que no me preocupe”, apenas contaba
24 años, Presentado en la
Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1887 obtuvo la primera
medalla.
Trabajando días y noches, incansable,
infatigable, no acordándose en su temprana edad ni de las fiestas de sociedad,
reduciendo su vida al taller, al estudios a la clase, al modelo. En 1887
contraer matrimonio con doña María del Carmen
Reboull y López Domínguez, del cual tuvo cinco hijos, en 1903 fallece en
Madrid, casaría en segundas nupcias con María Arniz.
En 1888, Salvador Viniegra junto con José
Benlliure era propuesto para la
Encomienda de Isabel la Católica, por el prestigio obtenido en el
extranjero por la exposición de esta obra. También, obtiene sendas medallas de
oro en la Muestra Internacional
de Bellas Artes de Viena y en la Exposición
Internacional de Munich. Posiblemente también fue expuesto en
Budapest en 1890.
A partir, de 1882 comienza Viniegra una etapa
culminaría en 1887 con su triunfo en la Nacional. Etapa
más romana que gaditana pese a haber vuelto a la Escuela de Bellas Artes de
Cádiz.
En la época, que abarca los años 1890 al
1897, es la más rica y madura.
En 1889 alcanzó por concurso una plaza de
alumno pensionado de mérito en la Real
Academia Española de Bellas Artes de Roma. El gobierno
español presidido por Castelar, creó dicha academia.
En los años 1892, 1893 y 1894 Viniegra
desplegó una intensa labor, tanto en el plano pictórico como en el escénico y
literario.
En el año 1898 es nombrado subdirector y
conservador del Museo Nacional de Pintura en Madrid (actual Museo del Prado),
cargo que ocupó hasta su fallecimiento, disminuiría sus viajes a Cádiz.
Hasta 1900, los cuadros realizados por
Viniegra fueron vendidos en Londres, Munich, Budapest, Génova, Berlín, Basilea,
Viena, Dresden, Estocolmo, Stuttgart, Stalingrado, Varsovia, Méjico, Hamburgo,
Bilbao y Madrid, de aquí el desconocimiento actual de buena parte de su producción.
En 1904 es propuesto como comendador de
número de la Orden
de Alfonso XII.
En 1907 se le concede la
Gran Cruz de Isabel la Católica, preciada condecoración
que resumía toda una vida dedicada al arte.
En 1910 inicia su última gran obra “La
promulgación de 1812”;
cuadro de gran formato genuinamente histórico, en el que se refleja el momento
de proclamación al pueblo de Cádiz tan trascendental documento. Este cuadro fue
terminado en 1912 y actualmente se conserva en el Museo Histórico Municipal de
Cádiz.
Estaba en posesión de las siguientes
distinciones:
Académico de las Provincial de Bella Arte de
Cádiz, subdirector y conservador del Museo del Prado, Gran Cruz de Isabel la Católica, collar y Placa
de Santiago de Portugal, Encomienda de Número de San Miguel de Baviera, Cruz de
segunda clase del Mérito Militar, Oficial de la Legión de Honor, caballero
de Carlos III y Caballero de la corona de Italia.
Como testimonio a su menoría, la ciudad de
Cádiz le recuerda con el rótulo de una calle, en donde estuvo situada el
sugestivo “Miramar” de tan agradable recuerdos, sobre la playa de San
Severiano.
El 29 de abril de 1915 fallece en Madrid, a
la edad de 53 años
TIPOS DE PINTURA QUE REALIZO
Actualmente, buena parte de su producción es
desconocida; la fotografía y la
Crítica de la época, nos sirve de referencia. Dado que la
pintura de Viniegra se espació considerablemente por Centroeuropa, no
descartamos su desaparición tras medio siglo de convulsiones y, sobre todo, los
bombardeos de la última guerra.
La pintura que realizó, por orden de
importancia y abundamiento, en : de género, histórica, retratos y temas
orientales. La cantidad de obras de género producido, fuera debido a un mercado
extranjero, establecido en la venta de este tipo de pintura; necesidades económica,
quizás, motivarían esta dedicación; trató bastante temas taurinos y
costumbristas.
En la pintura de historia, des tan dos
cuadros de muy altas costa: “El entierro de Isabel la Católica y “La
promulgación de la
Constitución de 1812”.
El retrato, parece ser que no fue un fuerte
en Viniegra.
En temas orientales, destacaron el cuadro “El
encantador de serpientes”, por el buen tratamiento de las figuras y la
perspectiva.
FUENTE DE APRENDIZAJE Y POSTURA EVOLUTIVA
Dos fueron las fuentes formativas de Viniegra:
la gaditana, marcada por su formación académica y tradicional, y la romana,
guiada ésta por José Villegas, tuvo un período final señalado por un ejercicio
libre, personal.
TRATAMIENTO DE LAS MASAS Y EL COLOR
Viniegra fue maestro en el manejo de cuadros
de grandes dimensiones; llegó a pintar figuras a tamaño natural (en primeros
planos); fue además un magnifico dibujante y dotado de un alma especialmente
definida para el Arte y la pintura.
La crítica de la época lo elogió, como de
excelente colorista; fue un colorista objetivo de lo real.
La
promulgación de la
Constitución de 1812
Información sacada del libro "Un pintor en Europa: Salvador Viniegra y Lasso". De la biblioteca José Celestino Muti del autor German Viniegra Guernica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario