Las torres de vigilancia o almenaras medievales de Cádiz ya no existen, pero nos han quedado algunas noticias, suficientes para conocerlas y comprender la importante función que realizaban en el sistema defensivo de la costa.
La de San Sebastián era la más antigua y debió tener como antecesora en tiempo remotísimos una torre faro de época fenicia o romana. Su nombre le fue dado por una ermita que edificaron junto a ella unos venecianos que vinieron a Cádiz en un bajel alrededor del año 1457.
El motivo de esta generosidad fue la asignación y ayuda en víveres que le hicieron los gaditanos en este paraje del islote para que pudieran sanar de la peste que habían contraído durante la navegación.
Al hacer la obra se reparó también la torre quedando como testimonio las armas de Venecia y las del obispo, como testimonios del tiempo de su edificación.
La furia de los temporales ha sido repetida veces la causa de la ruina de esta torre. La desbarató un temporal y volvió a edificarla la ciudad y en esta última forma la conoció Agustín de Orozco.
La importancia de esta atalaya de tan azarosa vida por la furia del mar estribaba en ser el arranque de los avisos que se enviaban día y noche desde ella a todo el sistema de torres costeras en dirección del Estrecho de Gibraltar. El autor antes citado nos describe muy gráficamente cómo se hacia estos avisos:
“Sobre la bóveda más alta de la torre avía otro capitello en forma de linterna, donde en la hora que ya el día declina al ocaso, hace un pequeño fuego el guarda de alquitrán o de leña chamiza seca, al punto de que esta llama es vista, luego se hace otra tal en la torre del almadraba de Hércules, en el castillo de Santi Petri, donde él va por las demás hasta el Estrecho de Gibraltar, y así por todo el litoral español. Continuase esta señal diversas veces en la noche, correspondiéndose las unas atalayas con las otras para estar con mayor vigilancia, siendo en esta costa la primera en levantar el fuego y dar la señal…
Si descubre enemigos, o llegan a ella de noche, dispara una pieza de artillería que para esto suele tener, esparciendo y derramando la luz tantas veces cuantos baxeles descubre, y si es de día además de tirar la pieza, hace seña con ahumadas.
La torre de Hércules estaba emplazada aproximadamente en el paraje actual de Torregorda y defendía la almadraba que todos los años se montaba en esta playa. Se califica de muy antigua, lo que hace pensar verosímilmente que debía existir en época medieval como la pesca de los atunes en esta parte, como consta documentalmente en el siglo XV.
Orozco la describe como una torre pequeña y muy antigua y nos dice cómo en sus días se hallaron algunas piedras y monedas con la figura de Hércules y dos atunes al pie y cerca de ella.
Los grabados del siglo XVI nos la presentan delgada y alta, y de planta cuadrada haciendo pareja con otra más moderna. Además de servir para responder en los avisos a la de San Sebastián ofrecía esta torre desde su altura una amplia panorámica para avisar la llegada de las bandadas de los atunes y rápidamente poner en movimiento a las barcas y a los jabegueros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario