viernes, 18 de diciembre de 2009

Puellae Gaditanae


Pocos datos y conjetura nos hablan de las danzarinas de Cádiz precristiano, anteriores a las célebres e históricas del Cádiz romano.


Según esas sugerencias, también las gaditanas más antiguas mostraban gran habilidad para la danza.


Pese a la escasez histórica de pruebas, tales informes no resultan desdeñables sobre todo a la luz de los hechos siguientes y por los que, siempre, cabe atribuirle a la ciudad una tradición de baile

.

Las faldas de volantes y las castañuelas de las actuales bailaoras, evocan, sin saberlo ellas, los giros airosos de las danzarinas tartesias, sus antecesoras de hace cuatro mil años… Pero es como las bailarinas gaditanas-romanas, con quienes empezaremos a tocar de lleno.


Con ellas llegan las primeras noticias solvente no sólo de la danza, sino también de la música genuinamente gaditana: las cantica gaditanas y las danzarinas puellae gaditanae van indisolublemente ligadas en el tiempo y en el espacio.


El arte de las puellae, tenía un trasfondo básico, un objetivo último, muy semejantes al del no tan actual strip-tease (presentada ya en historias milenarias, como la de Salomé, la Danza de los Siete Velos…)


En la esplendorosa crónica de las bailarinas gaditanas-romanas, el baile también parece muchas veces ser lo de menos, precedida de pasos, ritmos, contorsiones y repiques, la tarea esencial de las bailarinas, todo hace sospechar así.


Consistía en excitar hasta el delirio los sentidos de sus contempladores, “contoneo tan tembloroso, ardo tan blando, que haría masturbarse al propio Hipólito”. El título de esa composición: Puella Gaditana (“Muchacha de Cádiz”) cierto que en aquellos pasos, ritmos y habilidades debió existir una enorme porción de lo que hoy entendemos por “arte” y que, también hoy, los encantos femeninos de la bailadora son un punto secundario, pero a su favor y al de su baile mismo.


Es casi seguro que, al margen de su carnal y seductora envolvencia, los bailes femeninos gaditanas-romanas constituyen un importante antecedente artístico en la sólida, compleja y discontinua historia del folklore gaditano y andaluz en general.


¡Quien sabe el tal vez abrumador parecido que debieron presentar con los que hoy conocemos, los muchos puntos de contactos que acogiéndose a la opinión de historiadores y folkloristas, pudieron tener con ciertos accidentes de lo que hoy entendemos por baile flamenco!


Al margen ya de ésta, queda en pie la tangible realidad de su fascinante época; aquellas gaditanas nos evocan sin esfuerzo escenas fantásticas, grandezas, miserias, visiones y costumbres de la Roma decadente.


Son ellas, consideradas en cualquier orden, personajes de toda una leyenda real que inflama nuestra imaginación y la enriquece, aun dejando a un lado su indiscutible interés desde el punto de vista histórico-musical.


El baile de las puellae es fulminado por decreto del emperador Teodosio el Grande (poco amigo seguramente del contoneo y del arte sexy).


El sentido del rítmico y el estilo sincopado del baile de las puellae gaditanae, queda en pie como un hito básico de nuestro interés y de la investigación flamencológica moderna.


Estás danzarinas, hicieron furor tanto entre el señorío como entre la plebe.

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