martes, 20 de octubre de 2009

Tacita de Plata

Vista de pajaro (Cádiz)

Se eleva sobre una península rocosa (con forma de jamón) de unos 10 ó 50 pies sobre el nivel del mar, que la rodea, tan sólo un estrecho istmo la comunica con el continente, Gaddin, en púnico, significa lugar cerrado.


En el siglo XVII, tras sufrir el saqueo anglo-holandés de 1596 restañadas, atrevidas formulas urbanísticas que renueven la concepción del trazado y contemplan la elevación en altura, y un reducido espacio libre donde el campo se ha empequeñecido, en el siglo XVIII la ciudad cobra ya casi definitiva configuración.


Durante el siglo de la Ilustración, Cádiz adquiere el carácter de ciudad limpia, lujosa y cosmopolita que nos trasmiten los viajeros.


En 1699, a Francois de Tours le pareció una hermosa ciudad, bien construida, con grandes casas rematadas en terrazas por las que puede pasearse, y viviendas muy bien construidas muy limpia y bonitas por dentro.


XVIII Peyron describe una ciudad prácticamente acabada ocupando básicamente el mismo espacio que hoy cubre el casco antiguo, con calles anchas, para el sentir de la época, rectas, y pavimentadas en su mayoría con una piedra lisa y blanca labrada para impedir deslizamientos, con casa grandes, cómodas, fresca y bien distribuidas y tras enumerar otros detalles.


Cádiz es una hermosa ciudad tan bien trazada como bien construida.


Opinión que coincide con Richard Ford. Que visito la ciudad en la década de 1830, el inglés, de forma concisa y contundente afirmó.

La ciudad está bien construida, pavimentada y alumbrada.

Desde principio del siglo XVIII hay constancia de la construcción de alcantarillado en la ciudad.


Tanto Peyron como Ford, como otros visitaron la ciudad en los periodos citados, destacaron el carácter de gran ciudad que ofrecía Cádiz, con un término municipal reducido (apenas 12Km), del que poco menos de su mitad estaba urbanizado.


De su propio término y situación se desprende el carácter fundamental que Cádiz ha mantenido a lo largo de su dilatada historia, que no es otra que de ser una ciudad puerto y que hoy en día parece que vive de espalda a la mar.


Yo quiero ir más allá, hace tiempo, leí o escuché, no recuerdo bien, que el sobre-nombre de Tacita de Plata podría venir también de su luz y su mar, que con los rayos de Sol reflejando en él, los visitantes que venían por mar la hacia ver de plata.


En el siglo XVIII la ciudad todavía no estaba expandida hacia el extramuros y era lo que hoy en día es todo el casco antiguo, el cual con su forma tan peculiar que te hace recordar una taza, y con el reflejo del Sol en la mar se convierte en una bonita “Taza de Plata”.


También se decia que para mantener que la Tacita siguiera brillando, por Semana Santa, nuestro ayuntamiento, hacia que rociaran por las calles por donde pasaban nuestras cofradías arenas de la playa, para que las ceras de las velas de los penitentes no ensuciaras las calles.


Yo creo, que por todos estos cúmulos de anécdotas, tanto en España como en muchas partes del extranjero, a nuestra ciudad se la conoce como

“Tacita de Plata”.


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