miércoles, 1 de julio de 2009

La Tía Norica


Los orígenes, la compañía de títeres de La tía Norica ha estado ligado a la ciudad de Cádiz, es una tradición de marionetas que cuenta con más de 200 años de antigüedad.


Fue siempre privada y transmitió, durante siglos, la tradición titerera de padres a hijos.


Los títeres gaditanos son una joya y una reliquia del legado titeril europeo; son inmemoriales, y según la tradición, las representaciones del llamado Nacimiento de la tía Norica, esto es los Autos del ciclo de Navidad y los Sainetes que tienen a la tía Norica como protagonista, se remonta a comienzo del siglo XVII.


En Cádiz circula la hipótesis del origen italiano de los títeres gaditanos.


Pudiera haber sucedido que una compañía de pupparos italiana se viera bloqueada en Cádiz a finales del siglo XVII a causa de una epidemia, produciéndose así el encuentro entre ambas culturas populares, y la consiguiente simbiosis.


Esta hipótesis, que no es inverosímil pues Cádiz fue muy visitada por funámbulos y compañía extranjeras, llegando incluso posteriormente a mantener la burguesía gaditana varios teatros estables con repertorio culto, es controvertida por quienes, conocedores del teatros, afirman que El Nacimiento de la Tía Norica es un fenómeno gaditano puro, y que las dudas sobre su origen de derivan del hecho, no determinante, de que la percha gaditana se usara verticalmente como la genovesa, por contraste con el uso horizontal de las perchas catalanas o francesa.


También parece ser que el Nacimiento de la tía Norica estuvo vinculado a recintos eclesiásticos, siendo impreciso el momento en que salió a la calle.


De ser esto así, lo religioso y lo profano se mezclarían en los orígenes de estas representaciones con muñecos destinadas inicialmente a públicos infantiles, lo cual no tiene nada de particular, pues las funciones de títeres también se usaron en las fiestas religiosas, de forma que los títeres entraron en las mismas iglesias.


En consecuencia es razonable pensar que los Autos se originaron en torno a escenificaciones que fueron muy populares en toda España.


La representación de La Tía Norica, nacería ya en la calle en un momento difícil de precisar, y acabarían en las manos de los mismos titereros, quien representaría conjuntamente los Autos y los Sainetes.


Se estimó que el llamado Nacimiento de la tía Norica, representado por títeres, debe remontarse, a mediados del siglo XVII.


Esto no es demostrable, pero parece significativo que en la documentada obra de Varey Historia de los títeres en España desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII no hay referencia a los títeres gaditanos.


Parece incuestionable que la tradición titerera gaditana estaba instalada al principio del siglo XIX, seria este periodo, entre mediado y finales del siglo XVIII, en el que iniciaría El Nacimiento de la Tía Norica como tal.


Es interesante destacar que Norica es un diminutivo de Nora, y que este nombre se usó en retablos que existieron en Aragón y Cataluña durante los siglos XVI-XVII.


En cuanto a Batillo, será un diminutivo que significa gracioso, y derivaría del nombre de Bato que se usa en español en el sentido de rústico, de poco alcance, o quizás del italiano butto, lo que da pauta a posibles hipótesis en cuanto al origen italiano de estos personajes.


Las últimas investigaciones dan fe de su existencia hacia el año 1790 y, desde entonces, ha formado parte sustancial de la cultura y la historia del pueblo gaditano.


La compañía de La Tía Norica


Terminada la guerra de la Independencia, fue construido en Cádiz el teatro de Isabel II para la representación del llamado Nacimiento de la tía Norica, las representaciones durarían hasta 1870, año en que fue derribado el teatro, en aquella época la familia de los Montenegros la que representaba el Nacimiento de la Tía Norica.


Pasa por diversos enclaves: una accesoria en 1873, el teatro llamado Variedades (1875-1876) Romea 1877, montándose también en el solar de la plaza de los Descalzos, y en el teatro La Infantil en 1888.


Los más viejos recuerdan a la Norica en los Corralones de los carros en la plaza de la Libertad, estos recuerdos no pueden, remontarse más allá de la última década del siglo XIX.


No es posible precisar como trabajaba Montenegro, ni como se representaba la Norica en su época, ni cuales fueron los títeres empleados, ni la forma en que los títeres eran manipulados.


Esta tradición formó parte de la vida ciudadana de Cádiz hasta su parcial desaparición aproximadamente en 1959.


Su larga historia y el interés que supone su originalidad como expresión teatral, ya que está considerado como uno de los hechos dramáticos más antiguos del continente europeo, dio pie a la recuperación de su legado.


En 1978 el Ministerio de Cultura compra la totalidad del legado histórico, parte de él bastante deteriorado, se encontraba arrumbado en unos cajones, en una accesoria de la calle San Juan.


La Fundación Municipal de cultura del Exc.Ayuntamiento de Cádiz creó en 1984 una compañía que, de la mano de antiguos titiriteros, sentaron los cimientos del actual teatro de La Tía Norica.


Desde entonces, se han recuperado y creado distintos espectáculos respetando sus genuinas técnicas y repertorio tradicionales, en combinaciones con nuevas formas teatrales.


Así, espectáculos como: “Autos de Navidad”, “Batillo Cicerones, Pimpi de Cai. “La Tía Norica: El Sainete…”. El Sueño…” y “El Retablo de Maese Pedro”, entre otros, han sido catalizados guardando fidelidad a la antigua tradición y conservando la idiosincrasia del títere gaditano.


Finalmente, tras diversas restauraciones parciales… el Retablo se instaló en el Museo de Cádiz, en una sala a dedicada a él, fue inaugurada en 1984.


No obstante la tradición se ha recuperado principalmente a través de la familia Bablé, inició a su familia en el uso de la percha gaditana y otras diferentes técnicas.


Reproduciendo a escala los muñecos más importantes la compañía de La Tía Norica volvió a partir de 1985 y bajo auspicios oficiales, a mover los hilos la mano de Eduardo Bablé.


Al morir Eduardo, la tradición ha quedado totalmente en manos de la nueva generación, que representa los repertorios, con gran entusiasmo, e indudable pericia y habilidad.


La recuperación se ha venido realizando progresivamente y con una gran meticulosidad, al haberse construido muñecos que son replica de aquellos antiguos que se encuentran en el Museo de Cádiz.


Se trata de verdaderas tallas, realizadas con cuidado artesano. Que actúan en el nuevo retablo: escenario a la italiana con un ancho de 8m, fondo 7 y un alto de 6m.

La recuperación se va extendiendo progresivamente no sólo a los muñecos, sino también a los textos, decorados y música.


Por su antigüedad y sus peculiaridades técnicas, el Teatro de La Tía Norica, se nos presenta como una de las tradiciones del teatro de títere más antiguo del mundo, conservado en su género.


Ha participado en festivales nacionales e internacionales y obteniendo importantes galardones, entre ellos el 2002, La Medalla al Mérito en las Bellas Artes, que recibió de S.M. el Rey de España.

La Tía Norica de Cádiz es más que una compañía de marioneta. Es la abuela de toda la tradición teatral andaluza. Un espíritu burlón con mucha solera y muy poca vergüenza, irreverente y cáustica. O sea, en palabras actuales, políticamente incorrecta.


Estos son algunos de los personajes de la popular compañia de la Tía Norica


  • Tía Norica: abuela
  • Batillo: niño
  • Tío Faustino: hombre del pueblo (a caballo)
  • Tío Isacio: hombre que cuida el ganado en el campo
  • Don Reticurcio: medico
  • Don: Policarpo: notario

Estos son unos recortes de presa refiriéndose a las actuaciones de la compañía, una de ellas cuando volvió después de algunos años y la otra cuando actuó en Madrid



1 comentario:

  1. Mª Jesús: A menudo repaso tu Blog y me gusta lo que escribes.
    Los muñecos de "La Tía Norica" son entrañables para mi. Cuando yo era pequeña era vecina de Joaquín Rivas, el dueño de estos muñecos en aquellos tiempos, y a la vez el que manejaba y ponía la voz de Batillo. Tenía en su casa un baúl lleno de muñecos con los que a veces jugábamos sus hijos y yo. Iba con ellos a casi todas las representaciones que se hacían de "La Tía Norica" en diversos lugares de Cádiz y me sabía los diálogos de memoria.
    Entonces desconocíamos el valor de estos muñecos que hoy están expuestos en el Museo de Cádiz.

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