En los albores de la primavera y cuando la esencia del azahar perfume todos los rincones, Cádiz comenzará a vivir una nueva Semana Santa.
Desde que en
1264 se funda en Roma la
Cofradía de los Gonfalones para realizar actos de penitencia
con flagelantes, aspados y cruzados, se viene conmemorando la Pasión , Muerte y
Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo como misterios centrales de la fe
católica.
Desde Italia,
y traído de la mano por los religiosos franciscanos los actos penitenciales, la
meditación de la Pasión
de Cristo y de los Dolores de la Stma.
Virgen , llegan a nuestra España y fundamentalmente se
desenvuelven en los reinos de Castilla, encontrando epidemias de peste y
viruela y años de malas cosechas y no faltan las guerras.
En Cádiz, y
como señala E.Hormigo, no se tienen noticias de las Cofradías que pudiesen
existir en la Edad Media ,
por haber desaparecido los archivos de la ciudad en el incendio provocado por
el saqueo del Conde de Essex en el año 1596.
Se señala la
importancia de las órdenes religiosas, y especialmente de los franciscanos, en
la práctica y difusión de las penitencias públicas y colectivas.
Hasta 1566 no
llegan a fundar los franciscanos, siendo ésta la primera orden que se establece
en la ciudad de Cádiz, es más que probable que no se practicara este tipo de
devociones.
En la versión
de la Historia
de Cádiz de Agustín de Horozco de 1591 se cita nueve cofradías, pero de ellas
ocho son de Gloria y sólo una, la
Vera-Cruz , es de disciplinantes.
En la segunda
versión, que es de 1598, se relacionan ya hasta dieciséis Cofradías, pero sólo
una más de penitencia, la
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, entonces como
denominación idéntica a la primitiva Cofradía Sevillana fundada en 1356.
A fines del
siglo XVII, existe un septeto de cofradías. A las dos de antes mencionadas hay
que añadir la del Santo Entierro (1601), Humildad y Paciencia (1627), Columna
(1660), Descendimiento (1666) y Ecce-Hommo (1667).
En 1675 el
Consejo de Castilla prohibió en toda la nación que se cubrieran la cara los que
participaban en la procesión, a excepción de los penitentes, esta prohibición
dio origen a los tocados de cabeza, con la cara descubierta, que usan los
cofrades del Nazareno de Arcos y Jerez, y en otras cofradías de la misma advocación
en la provincia.
Son los
gremios, los que dan fuerza a las Cofradías en el siglo XVII, porque sus
integrantes, acostumbrados por sus oficios a lo que empieza a ser la
competencia comercial y la social, llevan a las Cofradías esta misma
competitividad, que se traducen en mejoras y exornos.
En el siglo
XVIII, que ha sido denominado el siglo de los pleitos de las Cofradías por el
elevado número de litigios que se suscitan entre ellas reclamando preferencias
y privilegios, es de destacar la proclamación como Patrona de España y de sus
dominios en ultramar a la Inmaculada
Concepción.
En 1783,
Carlos III manda extinguir las hermandades gremiales y permite únicamente que
subsistan las aprobadas tanto por la jurisdicción civil como por la
eclesiástica.
En el siglo
XIX la dominación napoleónica supone un paréntesis para las estaciones
penitenciales de las Cofradías, poco después cuando vuelven a permitirse el uso
en las Cofradías de las túnicas y capirotes.
En el siglo
XX, ofrece para las Cofradías y sus estaciones penitenciales luces y sombras.
Un primer cuarto de siglo de vida cofrade lánguida y sin brillos, un esplendor
notorio, de buen gusto, hasta 1936.
Es en estos
años, se inventa el paso de palio (1902) modificado como hoy lo conocemos,
haciéndolo más ligeros y graciables los antiguos y rígidos templetes.
En 1931 se
producen los asaltos a conventos e iglesias, en Cádiz el convento de San
Francisco, quemándose los enseres, archivos e imágenes, salvo la del Stmo.
Cristo, en 1936 se asalta la iglesia de Santa María y se destruye la imagen de
Nuestro Padre Jesús Nazareno (salvándose cabeza y manos) y Nuestra Señora de
los Dolores, así como otras imágenes.
Después de un
nuevo periodo de crisis a fines de los años 1940, en los años 60 se inicia un
período de esplendor para las Cofradías al que no se le ve fin y que supone,
sin duda, la máxima cota alcanzada, este auge, debe encontrarse en la
incorporación de la juventud de las cofradías, muy fundamentalmente cargando
como hermanos los pasos de los titulares, convirtiéndose en profesionales no retribuidos y viviendo al día la Cofradía, desde la Junta de Gobierno o en los grupos de juventud, el papel de la mujer en la cofradía puede ser también un factor decisivo.
Hay una clara
diferenciación en el cortejo procesional entre lo humano y lo divino, incluso
entre lo litúrgico y no litúrgico.
Lo humano en la
procesión empieza con los vendedores ambulantes que las preceden, con toda
clase de mercancía, pero el clásico es el vendedor de “pirulis de la Habana ” con su forma cónica
anticipa a los capirotes.
Antiguamente
las Cofradías importantes llevaban antes de la Cruz de Guía una banda de corneta montada a
caballo. Humanos son también en las Cofradías, el capataz de las cuadrillas,
los monaguillos, los músicos e incluso la penitencia que acompaña a las
imágenes en traje civil.
En las
Cofradías, a los que se les ve la cara y llevan ropas convencionales, se les
considera humanos. Divino es lo restante, lo misterioso, lo oculto, lo que no
se ve todos los días.
En la Cofradías se distingue
muy bien entre lo humano y lo divino. Lo divino son evidentemente los titulares
que dan nombre a la Cofradía
y que recuerdan un momento o paso de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor y una
advocación, también pasional, de la Stma. Virgen.
Las Cofradías
y sus estaciones de penitencias, aunque sean obra del hombre, con su música,
sus flores y sus obras de artes, se dirigen a dar culto público a la divinidad
y, como orientadas a lo divino, participan
en algo de esta condición.
Nuestra Semana
de Pasión costa de: 13 Hermandad, 5 Archicofradía, 11Cofradía, una Orden
Tercera Servita, y una congregación
mariana.
Nuestras horquillas tradicionales
En las
Cofradías de Penitencia, la tradición es todo o casi todo. En pleno siglo XXI
nuestras Cofradías están teniendo cambios, o como se dicen en el entorno
cofrades mejoras, en algunos aspectos con bastante aceptación, pero hay un sector bastante significativo, que
quieren llevarlo a más.
En mi poco entender, pero si en mi corazón
ciento una emoción y un escalofrió cuando escucho esas orquillas por cualquier
rincón de Cádiz, y por fin veo a mi Cristo de la Salud ó a su Madre, con ese
caminar tan característico que tienen estos cargadores gaditano, tan de aquí,
tan nuestro. Es nuestra reseña, nuestra identidad, nuestras tradiciones. Por
favor que no nos la quiten
Información sacada de los libros de la Biblioteca Municipal Jose Celestino Mutis
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