Presentamos un breve estudio
histórico sobre la Pasión de Jesús de Nazaret apoyado en los nuevos aportes
realizados por la crítica textual. Todo el material correspondiente a los evangelios
canónicos y apócrifos ha sido extraído de la obra Todos los Evangelios,
del profesor Antonio Piñero, editado en 2009 por la editorial Edaf. Los textos
referidos al Antiguo Testamento pueden ser cotejados en la Bíblia de Jerusalén,
editado en 1999 por Edit. Desclée de Brouwer, la cual utilizamos de fuente.
Para
abordar el análisis textual de las fuentes y para la exposición de las diversas
teorías interpretativas nos hemos apoyado en la producción literaria del
profesor Antonio Piñero, concretamente en sus obras Ciudadano Jesús (2012,
editorial Atanor), y La verdadera historia de la Pasión. Según la
investigación y el estudio histórico, escrito junto a Eugenio Gómez Segura
(2008, editorial Edaf).
I
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¿DE QUÉ FUENTES DISPONEMOS PARA CONOCER
LA EXISTENCIA DE JESÚS DE NAZARET?
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A) EVANGELIOS CANÓNICOS
Los
cuatro Evangelios considerados canónicos son los evangelios de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan; el primero y el último tradicionalmente
considerados como apóstoles de Jesús y los otros dos como discípulos de otros
apóstoles y seguidores de Jesús (Lucas discípulo de Pablo y Marcos de Pedro).
Pero esta tradición no es cierta y detrás de estos nombres no hay prácticamente
nada, entre otras razones, porque dichos evangelios no son contemporáneos a
Jesús, es decir, fueron escritos muy posteriormente a su muerte; y en ningún
caso fueron testigos visuales ni pudieron tener contacto alguno con Jesús,
perteneciendo estos autores, por tanto, a una segunda e incluso tercera
generación de seguidores. La cronología de estos evangelios sería la siguiente
(PIÑERO 2009 y 2012):
- El Evangelio de Marcos
es el primero y se compuso unos 40 años después de la muerte de Jesús, es decir
entorno al 70-71 dC. Su lugar de composición no lo sabemos, aunque la
lengua en que está escrito es el griego. Este evangelio toma como fuentes la
tradición oral; una posible colección de parábolas, sentencias y milagros de
Jesús; y un posible relato previo de la Pasión; pero de los cuales no
conservamos nada.
- El segundo sería el Evangelio
de Mateo, estimándose su composición hacia el 80-90 dC. El lugar de
composición es desconocido, aunque algunos apuntan que fue en Antioquia de
Siria o Damasco, y esta escrito en griego. Este evangelio tomó como fuente una
más que posible tradición oral propia y algo distinta a la de los otros
evangelios; también tomó elementos del Evangelio de Marcos; y sus
concordancias con el Evangelio de Lucas indican que también se valió de algún
“evangelio” previo, del que no conservamos nada, pero que se ha denominado Fuente
Q.
- El tercero es el Evangelio
de Lucas, compuesto hacia el 80-95 dC. Tampoco se conoce el lugar de
composición, quizás algún lugar de Asia Menor o Grecia, y su lengua es el
griego. Es posible que este Evangelio utilizara tradiciones orales de testigos
visuales, o al menos eso se afirma en el mismo evangelio (Lucas 1,2); pero lo
que sí parece más probable es que utilizara el Evangelio de Marcos y la Fuente
Q. Cabe mencionar que el autor o comunidad autora de este evangelio elaboró
también los Hechos de los Apóstoles, que actuaría como una segunda parte
de este evangelio.
- El cuarto sería el Evangelio
de Juan, escrito entre 100-110 dC, pero en el que los exegetas y
filólogos han observado que fue revisado y modificado por una e incluso varias
manos.
La tradición
editorial del Nuevo Testamento ha establecido un orden consistente en Mateo
– Marcos – Lucas – Juan - Hechos de los Apóstoles –
Cartas de Pablo de Tarso, pero esta ordenación puede inducir a error
interpretativo de la vida de Jesús ya que no es una ordenación cronológica.
Para hacer un análisis más fiable a la hora de comparar las noticias que
aparecen en los distintos textos debemos tener en cuenta la cronología de la
elaboración de los mismos, en función de la cual la ordenación sería la
siguiente: Cartas de Pablo de Tarso (solo algunas) – Marcos – Mateo
– Lucas y Hechos de los Apóstoles – Juan.
B) FUENTE Q:
Es
una reconstrucción científica a partir de una comparación de los Evangelios
de Mateo y Lucas en aquellos puntos en los que coinciden muy
estrechamente pero a la vez no coinciden con el Evangelio de Marcos, que
es anterior y les sirve de fuente. No se conserva nada de él, pero se considera
que debió ser la primera colección por escrito de dichos de Jesús, elaborada
quizás por un discípulo directo. Esta compilación no contendría relatos (con la
excepción del relato de las tentaciones de Jesús y el episodio del centurión de
Cafarnaún) ni historia de la pasión ni de la resurrección (PIÑERO 2009, 639).
C) EVANGELIOS APÓCRIFOS:
En
términos generales estos evangelios no proporcionan datos fiables sobre la vida
de Jesús por dos razones de peso. En primer lugar porque son muy tardíos,
escritos incluso siglos después de la vida de Jesús. En segundo lugar porque suelen
ofrecer datos sobre aspectos de la vida de Jesús que al principio del
cristianismo se desconocían o carecían de interés y se perdieron, siendo por
tanto datos inventados y fantasiosos. Ejemplo claro son aquellos textos del
grupo denominado como Evangelios de la Infancia de Jesús. Es bastante
improbable que nadie tuviese noticias, prestara atención y recogiera por
escritos aspectos de la vida de un niño del Israel del s. I dC; y si a esto le
sumamos que los textos más antiguos de este grupo son datados en el s.II dC,
nos lleva a la conclusión de que son noticias elaboradas con posterioridad para
remarcar y llevar a la niñez de Jesús la trascendencia que sus seguidores
vieron en él durante su madurez y tras su muerte (PIÑERO 2009,253; PIÑERO 2012,
44).
Solo
el Evangelio de Tomas gnóstico (ca.150 dC), el Evangelio de Pedro (130-140
dC), y fragmentos del Papiro Egerton 2 o del Papiro de Oxirrinco 840,
aportan algunos datos fiables desde el punto de vista histórico, pero sin
embargo solo sirven para remarcar lo dicho anteriormente en los Evangelios
Canónicos.
D) OTRAS FUENTES:
Son
pocas y muy discutidas porque, en síntesis, prueban más la existencia del
cristianismo que la de Jesús mismo (PIÑERO 2012, 33):
- Tácito, Anales
15:44:3 (ca. 115 dC):
<<
Para cortar los rumores – de que él había incendiando Roma-, Nerón señaló como culpables, y castigó
con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos por sus vicios a los
que la turba llamaba cristianos, [Cristo, de quien tal nombre trae su
origen, había sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por
sentencia del procurador Poncio Pilato], y la perniciosa superstición fue
contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nuevo, no solo en
Judea, patria de aquel mal, sino en la misma capital –Roma-, donde todo lo horrible y vergonzoso que
hay en el mundo se junta y está de moda>>.
En
opinión de muchos filólogos y exegetas de gran solvencia, la frase subrayada y
entre corchetes debe ser tratada como una glosa, es decir, una
explicación o puntualización añadida posteriormente por algún copista a la obra
original de Tácito, ya que es una frase que interrumpe el flujo narrativo del
texto y, de hecho, si se lee sin dicha glosa el texto fluye mejor (PIÑERO 2012,
34).
- El historiador judío Flavio Josefo
realiza varias menciones sobre la figura de Jesús en su obra Antigüedades
de los judíos (ca. 95 dC), pero tiene el problema de ser una fuente muy
discutida porque su texto ha sido manipulado por copistas cristianos. Esta
interpretación se debe a que Josefo realiza una descripción de Jesús que
dudosamente pudo defender un individuo de su condición, es decir, un judío
estricto del s.I dC. Esa descripción muestra a Jesús como el mesías, que había
resucitado y que era casi divino, algo que es bastante improbable que saliera
de su pluma. Sí podemos decir que, eliminando estas interpolaciones, en 18:63
Josefo afirmaría lo siguiente:
<< Por este tiempo - el de
Poncio Pilato, 26-36 dC – vivió
Jesús, un hombre sabio; realizó hechos sorprendentes. Atrajo a su causa a
muchos judíos y griegos. Pilato, después de haber oído la acusación de los
hombres de más elevada posición entre nosotros, lo condenó a ser crucificado.
La secta de los cristianos, así llamados después de él, no ha desaparecido
hasta hoy >>
E) PRIMER RELATO DE LA
PASIÓN
Debemos
mencionar la posible existencia de un primer relato de la Pasión anterior
a los evangelios (PIÑERO Y GÓMEZ, 2008: 137-143).
Tras
un análisis detallado de los cuatro Evangelios canónicos la mayoría de
estudiosos del Nuevo Testamento postula que no fue Marcos el primer
evangelista en elaborar la historia de la Pasión, sino que antes de él ya
existía un primer relato de la Pasión del que el propio Marcos se sirvió
(PIÑERO 2008, 137-138). De este relato no se conserva nada y a diferencia de la
Fuente Q no se ha podido reconstruir, pero sí hay indicios de que circuló con
anterioridad a los evangelios canónicos, y que fue el autor de este relato
quien comprimió en una semana hechos que debieron sucederse en al menos seis
meses.
Esta
teoría se sustenta esencialmente en las conclusiones que aporta un estudio
comparativo de las dos corrientes de tradición cristiana con respecto a la
Pasión; la que representa el Evangelio de Marcos y la que representa el Evangelio
de Juan (PIÑERO Y GÓMEZ, 2008: 139-140):
-
Algunos datos de las fuentes cristianas más
antiguas, anteriores a los evangelios, revelan la existencia de un “guión
previo” de los momentos cruciales de la pasión, como muestra en parte la carta
de Pablo 1ª Corintios 15, 1-3: <<
Lo que os trasmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el
Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue
sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que
se apareció a Pedro y más tarde a los Doce.>>
-
Existen dobletes y repeticiones en algunos
pasajes del Evangelio de Marcos, quien a menudo va repitiendo y precisando
ciertos detalles como si tuviese delante una o dos fuentes en las que se va
inspirando.
Un ejemplo es la repetición en la información que da sobre Judas. El
Evangelio de Marcos repite que Judas es <<
uno de los Doce>> en Mc 14,10 y en Mc 14,43, obviando que el
lector ya lo sabe desde Mc 3,19, por lo que esta información sobraría. La
presencia de esta repetición se explica porque está en la fuente que utiliza
Marcos, repitiendo a la vez que va siguiendo dicha fuente y va intercalando esa
información con su propia tradición.
II
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¿CÓMO AFRONTAR EL ESTUDIO DE LA PASIÓN?
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El
estudio de la pasión presenta una serie de problemas y circunstancias
que debemos considerar:
1º) El uso de los
Evangelios Canónicos como fuentes históricas plantea muchos problemas. Son
textos con gran contenido teológico y apologético sobre la figura de Jesús que
realizan una importante propaganda de fe, hecho que determina que no podamos
considerarlos como fuentes históricas de una manera completa. La fe posterior
en Jesús lo consideró “Mesías universal”, “hijo de Dios”, el “Señor”, y un
personaje divino; pero todas estas ideas se desarrollan tras su muerte y se
aplican en los evangelios para momentos en los que Jesús aún vivía, lo que
desfigura el sentido histórico. Pese a todo, hay elementos que pueden aportar
luz sobre la verdadera historia y vida de Jesús, y son aquellos elementos de
los evangelios que en algunos puntos se muestran discordantes con la propia
teología en la que están inmersos, o aquellos elementos que tratan a Jesús como
un mero hombre.
2º) En los Evangelios
existe un uso constante del Antiguo Testamento en clave profética y para dar
contenido o rellenar lagunas de la vida de Jesús que, o bien desconocían o bien
modificaron expresamente. Es decir, reinterpretan y crean aspectos de la vida
de Jesús para que se ajusten a ciertas profecías recogidas en el Antiguo
Testamento, determinando que: en primer lugar, muchos aspectos de la vida de
Jesús no son realmente históricos; y en segundo lugar, el cristianismo hace una
lectura total del Antiguo Testamento como argumento profético para justificar la
creencia de que Jesús fue el Mesías.
Existen
muchos ejemplos de este “proceso” de utilización del Antiguo Testamento para dar
contenido a la vida de Jesús, especialmente en la narración de la semana de
pasión que iremos viendo más adelante, pero ahora expondremos únicamente dos
ejemplos relacionados con su nacimiento:
Nacimiento en Belén:
Tradicionalmente se considera que Jesús nació en Belén, como se recoge en Mt
2,1: << Nacido Jesús en
Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí que unos magos de levante
se presentaron en Jerusalén (…)>>. Sin embargo es una creación del autor
para dar cumplimiento así a la profecía de Miqueas 5,1: << Mas tú, Belén Efratá, aunque eres
la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar
en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. >>,
y de este modo poder entroncar a Jesús con la descendencia del rey David, que
nació en Belén, y con la creencia de que el Mesías debía provenir de dicha
aldea. Es más probable que Jesús naciera en Nazaret, en primer lugar porque se
le conoció como “Jesús de Nazaret” y no como “Jesús de Belén” y este era el
modo de expresar en la antigüedad el lugar de nacimiento; y en segundo lugar
porque en algunos pasajes de los evangelios se recoge perfectamente que Jesús
no nació en Belén e incluso algunos le recriminan que se proclamase Mesías sin
haber nacido allí:
-
Jn 1,45-46: << Felipe encuentra a Natanael y le dice: Al que
describió en la Ley Moisés y los profetas he encontrado, Jesús hijo de José de
Nazaret. Y le dijo Natanael ¿De Nazaret puede venir algo bueno?. Le
dice Felipe: ven y mira(…)>>
-
Jn 7,41-42 y 52: <<
(…) otros decían: Este es el Cristo y otros decía: ¿Pues no viene el
Cristo de Galilea? ¿No dijo la Escritura que la descendencia de David y de la
aldea de Belén, de donde venía David, viene el Cristo? (…) Respondieron y
le dijeron: ¿Eres tú también de Galilea? Pregunta y mira, que de galilea no
sale ningún profeta.>>
Hijo de una virgen: Esta
idea queda recogida en Lucas 1, 26-31 así como en Mateo 1, 18-20,
en este último apareciendo de la siguiente forma: <<(…) De Jesús Cristo el nacimiento fue así. Desposada
su madre, María, con José, antes de que se unieran se encontró embarazada del
Espíritu santo (…) Y mientras consideraba él –José- estas cosas, he aquí que un ángel del
Señor se le apareció en un sueño para decirle: José, hijo de David, no temas
recibir a María tu esposa; pues lo concebido en ella procede del Espíritu santo
(…)>>. Esta idea está elaborada en función de la profecía de Isaías
7, 14: << Mira, una virgen
engendrará y dará a luz un hijo, y lo llamará Emmanuel>> cuya frase aparece textualmente en
el propio evangelio de Mateo (Mt 1,23). Hay dos reflexiones muy interesantes en
la obra de Antonio Piñero (PIÑERO 2012, 58) sobre los motivos que llevaron a
sostener un nacimiento virginal en Jesús.
La primera
consiste en que nacer de una madre virgen y tener un nacimiento extraordinario
era algo muy estimado dentro del mundo grecorromano, público al que van
dirigidos estos evangelios, y es en este mundo grecorromano donde encontramos
otros ejemplos de individuos supuestamente nacidos de dioses (Pitágoras, Platón
o Alejandro Magno).
La segunda es
la existencia de leves indicios, aunque no de peso, que apuntan a una concepción
y nacimiento ilegítimos de Jesús. Hay algunos textos en los que, de forma
contraria a la tradición de la época, se nombra a Jesús como hijo de María y no
como hijo de José (Mc 6:3), y por tanto la omisión del padre indicaría una
hipotética ilegitimidad. En otros textos se manifiesta esta problemática de una
manera más directa como es este fragmento de Jn 8,40-41, donde Jesús
replica a los judíos: << Tratáis
de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo
Abrahán. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre -el Diablo-. Ellos le dijeron: Nosotros
no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios>>.
Y en Mt 1,19, aunque no aparece esta acusación de forma directa, sí se
dice que << (…) José su
esposo, que era justo y no quería escarmentarla, decidió repudiarla en secreto.
>> al sospechar del adulterio. Este supuesto de nacimiento fruto
del incesto, aunque no es seguro, pudo determinar también el interés en un
nacimiento virginal para Jesús.
3º) Pese a las concordancias
existen contradicciones, en algunos casos muy notables, entre los distintos
evangelios, que denotan distintas fuentes, distintas tradiciones orales,
distintos posicionamientos teológicos e interpretativos de la vida de Jesús, y
que por tanto vierten imágenes muy distintas del personaje. Pese a estas
diferencias los más parecidos entre sí son Marcos, Mateos y Lucas, conocidos en
conjunto como Evangelios Sinópticos porque pueden leerse en forma de
tabla o sinopsis (PIÑERO 2012, 80).
4º) Existe una considerable
distancia cronológica entre los autores de los evangelios y los hechos
narrados.
5º) Para ciertos hechos
narrados es prácticamente imposible que hubiese testigos visuales, por lo que
los relatos debieron basarse en testimonios indirectos, en meras conjeturas, o
fueron puras invenciones. Ejemplos claros son el interrogatorio a puerta
cerrada de los sacerdotes a Jesús (“proceso judío”) y sobre todo el diálogo
privado de Pilato con Jesús (“proceso romano”).
6º) La temporalidad o
cronología marcada por los Evangelios no es fiel a la realidad. Aglutinan un
enorme número de hechos, dichos y enseñanzas en el espacio de una semana,
algo muy inverosímil y que probablemente se dieron en un espacio de al menos 6
meses (PIÑERO 2012, 245-246). Al observar los distintos evangelios la
sucesión y temporalidad de los acontecimientos no queda clara, existiendo en
ellos un gran interés por cuadrar el conjunto de hechos y dichos en una semana
exacta, y produciéndose unos descuadres notables que deben responder a una
realidad bien distinta.
En los propios
evangelios existen algunos indicios que parecen indicar esta teoría de la
temporalidad de los hechos de la pasión, pudiendo destacar el siguiente.
Tradicionalmente se ubica la entrada en Jerusalén entorno a marzo/abril, una
semana antes de la pascua (y por tanto de su muerte), sin embargo hay datos que
apuntan a que más bien este acontecimiento se dio en septiembre, cuando
se celebra la fiesta judía de los Tabernáculos, a la que Jesús asistió según el
evangelio de Juan. Según Jn 12, 12-13 <<
una gran multitud iba a la fiesta, al oír: viene Jesús a Jerusalén
tomaron las palmas de palmera y salieron a su encuentro y gritaban: ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el rey de Israel! >>. Es decir, Jesús fue recibido por la
gente con palmas, en el mismo momento en que iba a celebrarse una fiesta de la
que no se dice cual. Las palmas no eran propias de la zona de Jerusalén sino
que eran traídas solo y exclusivamente con razón de la Fiesta de los
Tabernáculos, lo que parece indicar que ambos acontecimientos (los tabernáculos
y la entrada) más bien coincidieron, y que por tanto Jesús entró en Jerusalén
en el mes de septiembre, es decir, unos 6 meses antes de la fecha
tradicional de su muerte, y no una semana antes. Esto nos lleva a considerar
que los hechos que en los evangelios aparecen comprimidos en una semana
debieron desarrollarse en al menos 6 meses.
Los calendarios expuestos por los
evangelios son los siguientes (PIÑERO 2012, 310):
EVANGELIOS SINÓPTICOS
(Mc, Mt y Lc)
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EVANGELIO DE JUAN
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Al
comienzo de su vida pública, tras el milagro de las bodas de Caná, se produce
la << Purificación del Templo>>
(Jn 2:13-22), según este evangelio antes de su propia entrada triunfal en
Jerusalén.
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Semanas
antes de la Pasión tiene lugar el inicio del “proceso
judío”, donde deciden darle muerte (Jn 11:47-53)
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Domingo: Entrada triunfal en
Jerusalén
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Domingo: Episodio de la unción en
Betania (Jn 12:1)
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Lunes: Mc 11:12: Purificación del
Templo
|
Lunes:
Entrada triunfal en
Jerusalén (Jn 12:12)
|
De
Martes a Jueves por la mañana (Mc
11:20 y 14:1):
-
Episodio de la
higuera seca
-
La cuestión de
los poderes de Jesús
-
Parábola de los
viñadores
-
La cuestión del
tributo al César
-
Polémica con
los saduceos sobre la resurrección
-
Diálogo sobre
el precepto más importante de la Ley
-
Cuestión sobre
el origen del mesías.
-
El óbolo o
donación de la viuda
-
Discurso
apocalíptico de Jesús
|
De
Martes a Viernes, sin precisar,
simplemente indicando << antes de la fiesta de la Pascua>>
(Jn 13:1):
-
Ultima
Cena, no pascual, con el lavatorio de
los pies
-
Anuncio de la
traición de Judas más las negaciones de Pedro
-
Jn 14-17: Largo
discurso de Jesús.
Después
de la última Cena, sin precisar
más, y hasta el Viernes, cuenta el resto de la historia de la Pasión:
Episodio de Getsemaní, traición de Judas, etc.
|
Martes
<
|
|
Martes
o Miércoles (¿?):
-
Unción
en Betania (Mc 14:3-10)
-
Traición de
Judas
|
|
Jueves
por la mañana << el primer
día de los Ázimos, cuando se sacrificaban (los corderos) para la Pascua>> (Mc 14:12)
-
Jesús ordena la
preparación de la Pascua.
-
Anuncio de la
traición de Judas.
|
|
Tarde-noche
del jueves al viernes[1]
-
Cena
Pascual. El viernes sería 15 de nisán y
por tanto día de la Pascua
-
Episodio de
Getsemaní
|
|
Noche
del jueves al viernes[2].
-
Viernes 15 de nisán. Es el día de la Pascua.
-
Prendimiento, Proceso Judío, Proceso Romano, etc…
|
Estando
Jesús ya preso Juan cuenta dos simples interrogatorios:
-
Uno por Anás
(Jn 18:12) exsumo sacerdote que le pregunta por sus doctrinas y sus
discípulos.
-
Otro por Caifás
(Jn 19:24) sumo sacerdote en ese momento, pero no se dice nada de entorno a
qué conversaron.
|
Viernes
15 de nisán día de la
Pascua:
-
Crucifixión a
la hora tercia = 12:00 h
-
Muerte hacia la
hora sexta = 15:00 h (Mc 15:42 dice que muere llegada ya la tarde)
-
Enterramiento
¿hacia la hora nona? = 18:00 h
|
El
viernes según el evangelio de Juan es día 14 de nisán, es decir,
no es la Pascua sino la preparación de la Pascua. Este día Jesús muere.
|
Sábado
16 de nisán:
-
Los sinópticos
solo dicen que es Sábado, no hay mención a la Pascua, por lo tanto es el día posterior a la Pascua.
-
Jesús en la
sepultura.
|
Sábado 15 de nisán:
-
Es el día de la Pascua según Juan.
-
Jesús está en
la sepultura.
|
[1]
Para los judíos viernes, ya que para ellos comienza un nuevo día a partir de
las 18:00 h más o menos, a la caída del sol.
[2]
Viernes para los judíos.
Llegados a
este punto debemos preguntarnos cuales son los criterios a seguir para
saber qué es historia y qué invento en los evangelios, pudiendo destacar dos
principios esenciales (PIÑERO 2012, 48; PIÑERO Y GÓMEZ 2008, 143-144):
1º) Criterio de dificultad y
desemejanza: Se pueden considerar históricos aquellos dichos y hechos que
vayan en contra de la concepción teológica en el que se encuentre inmersa (o
que al menos sea evidente que no deriva de ella) y que causen problemas al
cristianismo y a la Iglesia posterior, siendo por tanto difícil que se hubiesen
recogido por escrito de no haber sido ciertos.
2º) Criterio de
múltiple atestiguación: Es probable que sea histórico aquel hecho o dicho
de Jesús que esté atestiguado por más de una rama independiente de la
tradición, a saber:
-
Fuente Q, es decir, el compendio elaborado a
raíz de las coincidencias entre Mt y Lc y que no están recogidas en Mc.
-
Evangelio de Mc (el más antiguo)
-
El material exclusivo o propio de Mt y Lc.
-
Algunas tradiciones especiales de Jn u otras
fuentes externas al Nuevo Testamento si se demuestran fiables.
Debe aclararse
que si una noticia aparece a la vez en Mc, Mt y Lc, en los dos últimos como
copia del primero, no se considera que el hecho esté atestiguado por tres
fuentes sino que lo estaría por solo una.
III
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LA PASIÓN
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1 - LA UNCIÓN EN BETANIA:
a) Los Evangelios de Marcos
(14,1-9) y Mateo (26:1-13) presenta igual la historia de
la unción de Betania. Ubican este acontecimiento dentro de la “semana de pasión”,
dos días antes de la Pascua y los ácimos (quizás martes o miércoles) y después
de su entrada triunfal en Jerusalén (domingo); y se desarrolla en la casa de Simón
el “leproso”, en Betania. En ambos evangelios es una mujer desconocida
la que vierte el perfume sobre la cabeza de Jesús.
b) El Evangelio de Juan (12,1-8)
lo sitúa al principio de la “semana pasión”, es decir, el domingo
en el que Mc y Mt sitúan la entrada triunfal en Jerusalén (para Juan la entrada
en Jerusalén se produjo el Lunes), ya que textualmente dice que << (…) Jesús llegó seis días antes
de la pascua a Betania (…)>>.
En Juan este acontecimiento no se produce en la casa de Simón el “Leproso”
sino en la casa de Lázaro, a quien resucitó de entre los muertos, y
donde aparecen dos mujeres; Marta y María. En este evangelio es María,
hermana de Lázaro, quien con perfume
<< (…) ungió los pies de Jesús y secó con sus propios cabellos
(…)>>
c) El Evangelio de Lucas
(7,36-50) difiere de los demás al no situar este acontecimiento dentro del marco
de la historia de la pasión, sino en un momento mucho anterior, dentro
de la vida pública de Jesús. Al principio el evangelio de Lucas parece no
conocer la identidad del dueño de la casa ya que lo define sencillamente como << Uno de los fariseos (…)>>,
pero posteriormente al referirse a este personaje lo denomina Simón.
Tampoco conoce la identidad de la mujer que ungió sus pies, definiéndola
exclusivamente como << una
mujer pecadora >>. Ni
siquiera se dice en este evangelio si esto sucedió en Betania.
Las
variantes y discordancias de este caso son un ejemplo del complejo proceso de
comprensión y exposición de los hechos que se dieron durante la pasión, que los
distintos evangelios y el hipotético primer relato sobre la pasión trataron de
cuadrar en una semana (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 164). Teniendo en cuenta estas
variaciones es difícil situar cronológica y geográficamente este episodio de la
Unción en Betania. La hipótesis más defendida es que se produjo antes de la
entrada triunfal en Jerusalén, coincidiendo de este modo lo afirmado en Jn
y en Lc, por tanto inmediatamente antes de la fiesta de los
Tabernáculos, pero sin poder precisar más (PIÑERO 2012, 254). Sobre los
personajes que participaron en este pasaje tampoco puede afirmarse gran cosa,
pero viendo las noticias dadas por los distintos evangelios podemos decir que
probablemente no se conoció la identidad de la mujer que ungió a Jesús, que ni
mucho menos fue María Magdalena como afirma la tradición posterior (PIÑERO y
GÓMEZ 2008, 165); y que a lo mejor el dueño de la casa pudo llamarse Simón,
pero poco más.
2- ENTRADA TRIUNFAL EN
JERUSALÉN:
Como ya hemos
comentado la ubicación de la entrada en Jerusalén en domingo (evangelios
sinópticos) y lunes (evangelio de Juan) no puede ser tomada al pie de la letra.
El recibimiento con palmas que se cita en todos los evangelios, y el apunte de Jn
12: 12-13 de que en el momento en que llega Jesús << (…) una gran multitud iba a la fiesta (…)>>,
parecen indicar que la entrada en Jerusalén coincide con la celebración de la
fiesta de los Tabernáculos, y que por tanto dicha entrada no se produce una
semana antes de su muerte sino hasta seis meses antes, en septiembre.
La narración de los acontecimientos relacionados con
dicha entrada son similares en todos los evangelios (Mc 11,1-10 / Mt
21, 1-11 / Lc 19,28-40 / Jn 12, 1-19), y puntualmente algunos
difieren u aportan información que no aparecen en otros. Este acontecimiento se
encuentra repleto de referencias, en ocasiones textuales y explícitas, a
pasajes y profecías del Antiguo Testamento, lo cual conlleva la duda evidente
de si estamos ante un hecho histórico o ante una reconstrucción literaria de
los evangelistas. Haciendo una lectura paralela podemos resumirlo de la
siguiente manera:
En
primer lugar todos los evangelios mencionan que Jesús ordenó a sus discípulos
hacerse de un burro en el que posteriormente montó para entrar en
Jerusalén. Se ha considerado que este pasaje es una referencia clara a la
profecía de Zacarías 9,9, algo que de hecho reconocen claramente
y sin tapujos los propios autores de los evangelios de Mateo y Juan:
Zacarías
9, 9
|
<<
¡Exulta sin freno, Sión, grita de alegría, Jerusalén! Que viene a ti tu rey:
justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en una cría de
asna.>>
|
Mateo
21: 1-5
|
<<
(…) Y cuando se acercaron a Jerusalén y fueron a Betfage, junto al monte de
los Olivos, entonces Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: Id a la
aldea frente a vosotros, y al instante encontrareis una burra atada y
un pollino con ella; desatadlos y traédmelos. Y si alguien os dice algo, le
diréis que el señor tiene necesidad de ellos. Esto ocurrió para que se
cumpla lo dicho mediante el profeta cuando dice: Decid a la hija de
Sión: Mira, tu rey vendrá a ti tranquilo montado en un burro, en un pollino
hijo de acémila >>
|
Juan
12: 14-15
|
<<
Y cuando Jesús encontró un pollino, lo montó, tal y como está escrito:
Deja de temer, hija de Sión; mira, tu rey viene montado sobre la cría de
un burro (…)>>.
|
Esta
utilización de la profecía de Zacarías obliga a la cautela a la hora de
considerar este hecho como histórico. Por un lado podría ser histórico y que
Jesús, como buen judío y conocedor de la Escritura, quisiera dar cumplimiento a
esta profecía para así presentarse como mesías y legitimarse en dicha postura
con apoyo en el Antiguo Testamento. Pero por otro lado podría no serlo y ser
una creación de los autores de los evangelios para hacer ver que con Jesús se
cumplió dicha profecía. En cualquier caso esta problemática encierra dos
interpretaciones del mesianismo de Jesús que posteriormente trataremos.
Siguiendo
la lectura de los evangelios vemos como en todos ellos se afirma que la gente
lo recibe con entusiasmo y con una proclama que, aunque no es exacta en los
cuatro evangelios en cuanto a la trascripción, sí dicen lo mismo en el fondo.
Son proclamas totalmente mesiánicas que hacen referencia textual al Salmo
118, 26, y referencia quizá no textual pero sí al sentido general del Salmo
148.
Salmo
118,26
|
<<
¡Bendito el que entra en nombre de Yahvé! Os bendecimos desde la Casa de
Yahvé.>>
|
Marcos
11: 9-10
|
<<
Y los que iban por delante y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna[1]!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!; bendito el reino por llegar de
nuestro padre David. ¡Hosanna en las alturas! >>
|
Mateo
21: 9
|
<<
Y las gentes que lo precedían y seguían gritaban diciendo: ¡Hosanna al
hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor; Hosanna en las
alturas >>.
|
Lucas
19: 37-38
|
<<
Y cuando ya estaba cerca de la pendiente del monte de los Olivos, comenzaron
toda la multitud de discípulos contentos a alabar a Dios con grandes voces
por todos los milagros que habían visto, diciendo: Bendito el que viene,
el rey, en nombre del señor. Paz en el cielo y gloria en las alturas>>
|
Juan
12: 12-13
|
<< Al
día siguiente, una gran multitud que iba a la fiesta, al oír: viene Jesús
a Jerusalén tomaron las palmas de palmera y salieron a su encuentro y
gritaban: Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el rey de
Israel!>>.
|
Nuevamente
tenemos la duda de la historicidad de este recibimiento, barajando la opción de
que realmente las gentes lo recibieran con estas proclamas al conocerlas por
las Escrituras; o bien que sean una reconstrucción de los evangelistas.
A partir de aquí comienzan las divergencias entre los
evangelistas. En Mc (el más antiguo) y Jn (el más tardío) no se aporta ningún
dato más con respecto a esta entrada. Mt menciona la duda de algunas personas
en torno a la figura de Jesús y como otros respondían diciendo que << Este es el profeta Jesús de
Nazaret, de Galilea>> (Mt 21,11). Lc 19, 39-40 por su parte
introduce un diálogo muy interesante en el que un grupo de fariseos,
escandalizados ante las proclamas mesiánicas con las que la gente se dirigía a
Jesús, le piden que reprimiese a sus discípulos por ello, y como respuesta les
dijo que << (…) si llegan a
callarse, las piedras hablarán>>,
un comentario un tanto belicista o amenazante que se desliza sutilmente en el
evangelio de Lucas.
Tras
esta síntesis de la entrada triunfal en Jerusalén y la evidente utilización de
profecías y fragmentos del Antiguo Testamento, debemos posicionarnos en si
estamos ante un hecho histórico o no.
Probable
estemos ante un hecho histórico que sucedió, grosso modo, de la manera en que
está escrito, básicamente por el criterio de múltiple atestiguación, ya que
aparece en todos los evangelios. Ahora bien, hay un argumento de mayor peso
para defender la historicidad de este acontecimiento y es el criterio de
dificultad (PIÑERO 2012,254-255).
El
pasaje está cargado de un claro componente mesiánico, es decir, se utiliza por
los evangelios para remarcar a Jesús como mesías, y es probable que en la base
Jesús actuara conforme a esa intención mesiánica, lo que explicaría básicamente
el pasaje del burro. Tradicionalmente el cristianismo trata de vender un
mesianismo de Jesús pacífico, humilde,
universal y estrictamente espiritual, en contraste con el mesianismo judío que
es más guerrero, belicista, político y nacionalista; pero si atendemos a las
referencias proféticas realizadas, vemos como el mesianismo que se esconde en
el trasfondo, y que sería el mesianismo que concebiría el propio Jesús, es más bien un mesianismo
judío. Es decir, se hace difícil creer que los autores cristianos plasmaran en
los evangelios unos conceptos judaizantes, que van en contra de su idea de
mesías pacífico y humilde, si no fuesen hechos históricos y reales.
Evidentemente trataron de adaptar todo lo ocurrido a sus concepciones
teológicas, pero no pudieron obviar toda la realidad. Pongamos ejemplos de por
qué debemos considerar una concepción mesiánica judía en Jesús:
Todo el pasaje
gira en torno a la mencionada profecía de Zacarías 9,9, que Jesús
conocía y probablemente quiso dar cumplimiento, y los evangelistas lo utilizan
para remarcar que Jesús entró <<humilde y montado en un
asno>> (Zac 9,9). Ahora bien, este pacifismo es tan solo
aparente, ya que si se lee al completo y en su conjunto, es muestra clara de un
mesianismo judío político y guerrero. En Zacarías hay un mesianismo pacífico
solo para los israelitas pero no para los paganos, quienes tras esa entrada en
asno serán masacrados. De mesianismo universal tiene poco, y a propósito de
esto Zac 9:13-15 dice lo siguiente: << He tensado como un arco a Judá, lo he
cargado con las flechas de Efraín. Voy a incitar a tus hijos, Sión, contra tus
hijos, Yaván, te transformaré en espada de guerrero. Yahvé aparecerá junto a
ellos, saldrán como relámpagos sus flechas: Yahvé tocará el cuerno y avanzará
en los torbellinos del sur. Yahvé Sebaot los escudará, devorarán como carne a
los honderos, beberán la sangre -de los enemigos- como vino,
rebosarán como copa de aspersiones, como los salientes de un altar. >>.
El
tratamiento de Jesús como Rey-Mesias es constante. La profecía de Zacarías
(9,9) menciona: << (…)
grita de alegría, Jerusalén! Que viene a ti tu rey >> montado
en el asno; y en los propios evangelios, ya sea en relación con el pasaje del
burro o con el de las proclamas de la gente, Jesús es considerado como rey
de Israel e hijo de David. Además, Jesús toma una actitud amenazante
en Lc 19: 39-40 ya que le dice a los fariseos que << (…) si llegan a callarse, las
piedras hablarán>>.
Por
tanto, aunque a diferencia de otros individuos que se proclamaron mesías Jesús
no formó ejército poderoso, el hecho de haber dado confirmación a la profecía
de Zacarías o que se le asocie a ella, indicaría que su mesianismo, o la idea
de mesianismo que mantuvo aunque no se considerara mesías, es también político
y no únicamente espiritual. De esta forma es probable que estemos ante un
acontecimiento histórico, ya que se hace difícil pensar que los evangelistas
plasmaron un hecho que va en contra de sus propias concepciones teológicas si
este hecho no hubiese ocurrido realmente.
3 – LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO
DE JERUSALÉN:
Los
tres evangelios sinópticos (Mc, Mt y Lc) coinciden grosso modo al situar
este suceso inmediatamente después de la entrada triunfal en Jerusalén,
haciendo los tres una exposición similar; mientras que el evangelio de Juan
cambia por completo la ubicación cronológica de este acontecimiento y lo sitúa
al comienzo de la vida pública de Jesús.
Mc 11, 15-19
|
Tras la entrada
triunfal en Jerusalén y tras el pasaje de la higuera seca: <<
15Y se dirigen a Jerusalén. Y tras entrar al Templo comenzó a expulsar
a los vendedores y compradores del Templo, y las mesas de los cambistas y las
sillas de los que vendían las palomas las derribó, 16 y no
permitía que nadie moviera instrumentos por el Templo. 17 Y les
explicaba: ¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración por
todas las naciones?[2].
Pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones[3].
18 Y escucharon los sumos sacerdotes y los escribas y trataban de
hallar cómo perderlo; pues le temían, pues toda la muchedumbre quedaba fuera
de sí a causa de su enseñanza. 19 Y cuando llegó la tarde, se
marchaban de la ciudad.>>
|
Mt 21, 12-17
|
Tras la entrada
triunfal en Jerusalén pero antes del pasaje de la higuera seca:
<< 21 Y entró
Jesús al Templo y arrojó a todos los que vendían y compraban en el Templo, y
las mesas de los cambistas las derribó y las sillas de los que vendían las
palomas, 13 y les dice: Está escrito: Mi casa será llamada casa
de oración[4].
Pero vosotros la habéis hecho cueva de bandoleros[5].
14Y se le acercaron ciegos y cojos en el Templo, y los curó. 15
Pero al ver los sumos sacerdotes y los escribas los milagros que hizo y a los
niños que gritaban en el Templo y decían: ¡Hosanna al Hijo de David!,
se indignaron 16y le dijeron: ¿Escuchas qué dicen estos?. Y
Jesús les dice: Sí. ¿Nunca leísteis que de la boca de los niños y de los
que maman me procuré alabanza?[6].17Y
dejándolos atrás salió de la ciudad hacia Betania y acampó allí.>>
|
Lc 19, 45-48
|
Tras la entrada
en Jerusalén: <<45Y
entrando al Templo comenzó a expulsar a los que vendían, 46diciendo:
“Está escrito: Y mi casa será casa de oración[7],
pero vosotros la convertisteis en cueva de bandoleros[8]”.
47Y se pasaba el día enseñando en el Templo. Pero los sumos
sacerdotes y escribas buscaban perderlo, y los dirigentes del pueblo, 48
y no encontraban qué le harían, pues el pueblo entero estaba pendiente
escuchándolo.>>
|
Jn 2: 14-21
|
Al principio de su vida
pública: << 14Y
encontró en el Templo a los que vendía bueyes, ovejas y palomas y a los
cambistas allí sentados, 15y tras preparar un látigo con cuerdas
echó a todos del Templo, y a las ovejas y bueyes, y de los cambistas
desparramó el dinero y volcó las mesas, 16y a los que vendían
palomas les dijo: “Llevaos esto de aquí, dejad de hacer de la casa de mi
Padre una casa de negocios”. 17Recordaron sus discípulos que
está escrito: El celo de tu casa me devorará[9].
18Por su parte, respondieron los judíos y le dijeron: “¿Qué
señal nos muestras, que haces esto?”. 19Respondió Jesús y les
dijo: “Destruid este Templo y en tres días lo levantaré”. 20Le
dijeron por su parte los judíos: “En cuarenta y seis años fue construido
este Templo, ¿ y tú en tres días lo levantarás?. 21Pero aquel
hablaba sobre el Templo de su cuerpo.>>
|
Probablemente
este acontecimiento debió producirse con posterioridad a la entrada triunfal en
Jerusalén y no al principio de la vida pública como indica el evangelio de
Juan, ya que debió tener consecuencias casi inmediatas en el posterior
prendimiento de Jesús (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 197). Mencionada la dificultad de
su ubicación cronológica, lo que sí parece claro es la autenticidad histórica
de este acontecimiento, por su múltiple atestiguación y por ser uno de los
claros detonantes de la ira de las autoridades judías. Este suceso debió
producir un notable disturbio con agresiones en las que debieron verse inmersos
un Jesús bastante iracundo; los discípulos; los cambistas y comerciantes; la
policía del Templo y autoridades judías; y quizás los romanos.
Lo importante
de este pasaje es que los estudiosos cristianos (católicos y protestantes), han
visto en ello el principal ejemplo de que Jesús rompió con el culto en el
Templo y el judaísmo en general. Sin embargo, si releemos los textos podemos
observar como Jesús no rompe con el judaísmo sino que se reafirma en él,
“purificando” y revalorizando la institución del Templo como lugar de encuentro
con Yahvé. En síntesis Jesús no deja de ser judío radical, fiel observante de
la Ley de Moisés y de las tradiciones e instituciones judías.
4 - LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS:
El
pasaje de la última cena aparece en todos los evangelios (Mc 14, 12- 25 / Mt
26,17-35 / Lc 22, 7-38 / Jn 13-14),
siendo tratado de forma muy similar en los evangelios sinópticos (Mc, Mt y Lc)
y algo más diferente en Jn, quien incluye un largo monólogo de Jesús. Todo el
pasaje de la última cena se asocia a varias ideas que tradicionalmente el
cristianismo ha sostenido como ciertas y que dan cuerpo teológico a este
acontecimiento, pero que deben ser matizadas ya que pueden no corresponderse
con la realidad histórica:
-
1º) Consideración de que fue una cena
pascual.
-
2º) Afirmación de que en dicha cena
pascual Jesús instituyó la eucaristía.
-
3º) La figura de Judas como traidor.
1º)
¿Fue una cena Pascual?
a) La principal baza para
sostener que fue una cena Pascual es el relato de los evangelios de Mc, Mt y
Lc. Los tres evangelios sinópticos afirman que fue una cena Pascual,
pero en Marcos y Mateo solo lo mencionan en relación con los preparativos de
dicha cena. Mc 14:12 <<
Y el primer día de los ácimos, cuando sacrificaban la Pascua, le dicen
sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos y preparemos para que comas
la Pascua?
Es
Lucas el único que afirma claramente que fue una cena Pascual en el propio
relato de la cena. Lc 22:14-16 <<
Y cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los apóstoles con él. Y les
dijo: “Con ansia deseé comer esta Pascua con vosotros antes de que
sufra; pues os digo que de ninguna manera la comeré hasta que se cumpla en el
reino de Dios”.>>
Debemos
recordar que para los judíos el día termina con la puesta del sol,
aproximadamente lo que para nosotros podrían ser las seis o siete de la tarde.
Estos tres evangelios sitúan la última cena en la tarde-noche del jueves, lo
que para ellos ya sería viernes, día 15 de nisán según los sinópticos, y por
tanto día de la Pascua.
b) Por otro lado hay
textos que apoyan la tesis contraria. El Evangelio de Juan, que es una
fuente algo más tardía, no menciona la Pascua y niega de modo expreso que esta
cena tuviese lugar en dicha festividad. Jn 13:1-4 << Antes de la fiesta de la
Pascua, sabedor Jesús que llegó su hora de pasar de este mundo al padre,
como amara a los suyos de este mundo, los amó hasta el final. Y llegada la
cena, como ya hubiera el diablo arrojado al corazón de Judas Iscariote,
hijo de Simón, el entregarlo, sabedor él que todo lo puso el Padre en sus manos
y que Dios vino y a Dios iba, se levanta de la cena y pone sus ropas,
tomando un paño se lo ciñó (…) >>.
Este evangelio
ubica la acción antes de la Pascua y en ningún caso hace referencia a que fuese
Pascual. Para Juan el día de la Pascua no era el viernes sino el sábado, y por
tanto, esta cena tuvo lugar el día anterior a la Pascua. En función del
criterio de dificultad resulta complicado entender como el evangelio de Juan,
que sin duda es el más cargado de dogma cristiano, no afirma, en contra de su
propia teología, que dicha cena es Pascual. Esta omisión por parte del
evangelio pudo deberse a que realmente dicha cena no fue Pascual, una realidad
que no pudo obviar.
c) Si acudimos a una
fuente más antigua, la Primera Carta a los Corintios de Pablo,
vemos como tampoco dice en ninguna parte que fuera una cena Pascual: <<
Porque yo recibí del Señor lo que os trasmití a vosotros: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo
(…)>> (1ª Cor 11:
23-24)
d) Más allá de la mera
mención en los evangelios de si era o no una cena pascual, existen otros
elementos que permiten apoyar la negación de que lo fuera (PIÑERO 2012,
260-261):
-
Ni en los cuatro evangelios ni en Pablo aparecen
los elementos típicos de una cena pascual, a saber; no se menciona el cordero,
ni las hierbas amargas, ni se sigue el orden de las copas.
-
Si Jesús hubiese instituido un recuerdo suyo
solemne en una cena tan marcada y tradicional como la pascual, este acto habría
dado lugar a una cena anual solemne cristiana en esta fecha. Y no es el caso.
-
Si vemos como continúa la narración de los
hechos que acontecen durante la pasión observamos como los evangelistas no
vuelven a mencionar que están en el día de la Pascua.
e) Por tanto debemos
considerar que la alusión en los evangelios sinópticos de la última cena como
pascual, y la coincidencia del día de su muerte con el de la Pascua, es un
añadido de la tradición cristiana primitiva, motivada por una teología cada vez
más común entre los cristianos que hacía de Jesús y de su sacrificio en la cruz
el sustituto del sacrificio del cordero en la Pascua Judía. Es decir, presentan
a Jesús como el Cordero de Dios, cuyo sacrificio, al igual que el del
cordero para los judíos, tiene una misión redentora (PIÑERO 2012, 260-261).
En síntesis
deberíamos afirmar que esta última cena no fue pascual sino una cena solemne
de despedida de sus discípulos motivada por dos posibles razones:
-
Despedida ante el temor y la intuición de que
sería capturado por su enfrentamiento con las autoridades judías.
-
Despedida por su creencia de que el Reino de
Dios estaba cercano y que una vez instaurado allí celebraría otro banquete.
2º)
¿Instituyó la Eucaristía en esta cena?
a) Los testimonios sobre
la institución de la Eucaristía son muy contradictorios. El primer relato, desde
el punto de vista cronológico, que menciona esta institución es la carta de
Pablo (54-58 dC) 1 Cor 11:23-27: << Porque yo recibí del Señor lo que
os trasmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser
entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se
entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía”. Después de cenar, hizo
igual con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi
sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”. Pues de hecho,
cada vez que coméis de ese pan y bebéis
de esa copa, proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva. Por consiguiente,
el que como del pan o bebe de la copa del Señor indignamente tendrá que
responder del cuerpo y de la sangre del Señor>> (1ª Cor 11, 23-27)
Pero
Pablo niega que recibiera información de este acontecimiento de algún discípulo
y afirma que la <> , a modo de una visión o revelación, del mismo modo
que lo afirma en Gálatas:
Gál 1,11-12:
<revelación de Jesucristo
Gál 2,2:
<< Subí movido por una revelación
y les expuse a los notables en privado el Evangelio que proclamo entre los
gentiles para ver si corría o había corrido en vano>>
Posteriormente
la Eucaristía es recogida en los tres Evangelios Sinópticos (Mc 14,
22-25 / Mt 26, 26-30 / Lc 22, 14-20), que siguen la línea
teológica de Pablo, a quien usan de fuente.
b) En el Evangelio de
Juan no se dice nada de la Eucaristía en relación con esta cena, algo
llamativo ya que este evangelio tiene a su vez temas eucarísticos claros en un
momento anterior a la propia Pasión, en su capítulo 6,51. Sin embargo,
como decimos, este evangelio omite toda referencia a la eucaristía para este
momento de la última cena e incluye otro rito que no es mencionado en los otros
textos, un lavatorio de pies.
c) La Eucaristía tampoco
parece desempeñar papel alguno en otros relatos antiguos del cristianismo
primitivo, como en Hechos de los Apóstoles y en la Didaché o Doctrina
de los XII apóstoles (ca. 110 dC).
En Hechos
de los Apóstoles, que podría ser la segunda parte del Evangelio de Lucas, hay
diversos pasajes en los que únicamente se menciona la “fracción del pan”, sin
hacer alusiones eucarísticas a que fueran la carne y sangre de Cristo, e
incluso sin mencionarse la propia presencia del vino. Parece más bien que en
estos fragmentos lo que se presenta es una comida en común, fraternal y más o
menos solemne, pero ningún tipo de ritual como entendemos la Eucaristía hoy día.
Hechos
2, 42 y 46
|
<<42Había quienes perseveraban en la
enseñanza de los apóstoles, la unión, la fracción del pan y las
oraciones (…) 46y cada día, perseverando en el Templo con un mismo aliento y partiendo en casa el pan,
participaban de un género de vida con gozos y sencillez de corazón. >>
|
Hechos
20, 7 y 11
|
<<7Durante el primer día de la semana,
reunidos nosotros para partir el pan, Pablo, que iba a partir al día
siguiente, hablaba con ellos y prolongaba la charla hasta media noche (…) 11
Y tras subir, partir el pan, comer abundantemente y conversar hasta el
amanecer, se marchó así.>>
|
Hechos
27, 35
|
<<35 Y tras decir esto y tomar pan,
dio gracias a Dios ante todos y, tras partirlo, comenzó a comer.>>
|
En
la Didaché o Doctrina de los Doce apóstoles (ca. 110 dC) se menciona
en los capítulos 9 y 10 una liturgia judeocristiana primitiva, llamada “eucaristía”.
Tal y como se narra en este documento es una ceremonia muy parecida a una
simple comida comunal judía en un día festivo, denominada qiddush, y que
consiste en; primero se bendice el vino y luego el pan (en hebreo “pan” significa
a veces todo tipo de alimento, comida en general), siendo el inicio de la
comida propiamente dicha. A esto se le asocian una serie de oraciones de acción
de gracias a Dios, plegarias por la Iglesia, y se expresa el anhelo cristiano,
común en esos momentos, de que se acabe el mundo cuanto antes y que venga el
Señor Jesús. Sin embargo en todo ello no hay mención alguna a la sangre y
cuerpo de Jesús, ni a “comunión” alguna tal y como la entendería Pablo.
d) Haciendo una síntesis
general de todos los textos, podemos decir que una de las interpretaciones más
plausibles con respecto a la institución de la eucaristía es la siguiente:
La
ausencia de menciones al cuerpo y sangre de Cristo en Hechos de los
Apóstoles y en la Didaché parece indicar que Jesús no instituyó la
Eucaristía en la Última Cena. Si observamos lo dicho en ambas fuentes podemos
exponer las siguientes ideas:
-
Se puede hablar de comidas comunales, más o
menos solemnes, en las que en textos de Hechos de los Apóstoles aparece la
fracción del pan pero no el vino.
-
Bendecir primero el vino y posteriormente el pan,
tal y como se recoge en la Didaché, era típico en las comidas solemnes
judías y no era nada nuevo (PIÑERO 2012, 269).
Otro argumento
de peso para negar que Jesús instituyera la Eucaristía es la propia fe judía
que él profesó sin paliativos. En el judaísmo no cabía ni cabe la idea de la
“comunión o ingestión del dios”, y es una idea que ni Jesús pudo defender ni
pudo pasársele por la cabeza ya que hubiera supuesto una ruptura con todos sus esquemas
religiosos y rituales judíos, cosa que nunca hizo. De hecho, resultaría
complicado explicar cómo Jesús hubiera roto con el judaísmo instaurando la
Eucaristía, cuando días antes se presentó como un mesías judío (entrada en
Jerusalén) y purificó el Templo reafirmando su validez como lugar de culto a Yahvé.
La
institución de la Eucaristía por Jesús no es un hecho histórico, y ni procede
de él ni de la Iglesia primitiva de Jerusalén, sino de Pablo de Tarso.
Pablo fue el iniciador de una tradición propia que interpreta en forma de
Eucaristía una parte importante de la Última Cena, afirmando haberla recibido
directamente del cielo (visión-revelación), y de la que deja constancia en sus
epístolas (especialmente 1ª Cor 11,23-27). Posteriormente, entre 20 y 40
años después, esta interpretación de la última cena es recogida también en los evangelios
sinópticos (Mc, Mt y Lc), como seguidores de la línea teológica marcada por
Pablo. El evangelio de Juan, siguiendo una línea interpretativa algo
diferente a la de Pablo, trata de “corregir” esta versión de la última cena y
borra la Eucaristía de todo este pasaje para añadir otro rito, el lavatorio
de pies.
La
Eucaristía de Pablo es resultado de la confluencia de elementos propios del paganismo
y de la cultura judía. Se apoya mucho en el ritual de las religiones paganas
mistéricas, donde era muy importante el simbolismo de la “teofagia”
(ingestión de la divinidad por el ser humano) mediante algún alimento que representara
al dios (Dioniso = carne de un cabrito / Atis = mezcla de pan y líquido). De
este modo acercaba la fe en Jesús a un amplio sector de la población que
pretendía atraer, el pagano. En este ritual utiliza dos alimentos típicos en
las comidas solemnes judías, el pan y el vino, pero mientras los judíos
bendecían en primer lugar el vino y posteriormente el pan, Pablo invierte el
orden y bendice primero el pan y posteriormente el vino,
dejándolos asociados y vinculados al cuerpo y sangre de Cristo (PIÑERO 2012,
269).
En
síntesis podemos decir que Jesús difícilmente instituyó la Eucaristía y que más
bien estamos ante un teologuema, es decir, una idea teológica (en este
caso de Pablo) introducida en una narración que pretende y aparenta ser
histórica, y por la cual una cena solemne de despedida se convierte en cena
pascual, y algo tan habitual en la cultura judía como es bendecir el vino y el
pan se interpretan de modo eucarístico y se asocian al cuerpo y sangre de Jesús.
3º)
La figura de Judas como traidor
En
principio no hay motivos para dudar de la existencia real de Judas Iscariote,
pero sí debemos señalar la dudosa historicidad de las escenas en las que
aparece y del tratamiento general que se hace de su figura.
La traición
de Judas a Jesús se evidencia inicialmente en el episodio de la Última
Cena, pero existen algunas diferencias importantes en los distintos Evangelios:
Marcos
(70-71 dC)
|
En un momento anterior a
celebración de la cena Mc 14,10-11 dice: << 10Y Judas Iscariote,
uno de los doce, se dirigió a los sumos sacerdotes para entregárselo. 11
Y ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y buscaba como lo
entregaría en el momento oportuno. >>.
|
Durante la cena Mc
14,18-21: << 18Y
una vez recostados a la mesa y comiendo, Jesús dijo: “Con seguridad os digo
que uno de vosotros me entregará, uno que come conmigo”.19Comenzaron
a disgustarse y a decirle uno por uno: “¿Acaso yo?”. 20Pero él les
dijo: “Uno de los doce, el que unta conmigo en el plato. 21Porque
el Hijo del hombre camina tal como está escrito sobre él, pero ¡ay de ese
hombre debido al cual el Hijo del hombre es entregado! Mejor sería para él si
no hubiera nacido ese hombre”>>
|
|
Mateo
(80-90 dC)
|
Durante la cena Mt
26,20-25: << 20Y
llegada la tarde, se recostó a comer junto a los doce. 21Y
mientras comían, dijo: “Con seguridad os digo que uno de vosotros me
entregará”.22 Y muy entristecidos comenzaron a decirle uno por
uno: “¿Acaso soy yo, señor?”.23Y como respuesta, dijo él: “El que
ha mojado conmigo la mano en el plato, ese me entregará”.24”El
Hijo del hombre camina por donde está escrito sobre él, ¡ay del hombre
aquel por el cual el Hijo del hombre es entregado!; ¡ mejor hubiera sido para
él si no hubiera nacido el hombre ese!.25Como respuesta le
dijo Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, rabí?”. Le dijo: “Tú lo
has dicho”.>>
|
Lucas
(80-95 dC)
|
Durante la cena Lc
22,21-23: << 21“Pero,
mirad, la mano del que me va a entregar está conmigo sobre la mesa.22 Porque
el Hijo del hombre camina según lo determinado, pero ¡ay del hombre por el
cual es entregado!”. 23 Y comenzaron a preguntar entre
ellos cuál de ellos sería el que iba a hacer eso.>>
|
Juan
(100-110 dC)
|
Durante la cena Jn
13, 21-27 << 21Tras
decir esto, Jesús se agitó en su espíritu y dio testimonio y dijo:
“Verdaderamente, verdaderamente os lo digo, uno de vosotros me entregará”. 22Se
miraban unos a otros los discípulos preguntándose “¿ de quién habla?. 23Se
había recostado uno de sus discípulos en el seno[10]
de Jesús, al que amaba Jesús. 24Por su parte le hace una seña con
la cabeza Simón Pedro para saber quién era ese del que hablaba. 25Recostándose
él sobre el pecho de Jesús, le dice: “Señor, ¿Quién es?”. 26Responde
Jesús: “Es aquel para el que yo unte un trozo y se lo dé”. Así pues, tras
untar un trozo lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote.27
Y junto con el trozo entró en ese momento en él Satanas. Por su parte,
le dice Jesús: “Lo que vas a hacer, hazlo rápido”.>>
|
Tradicionalmente
se considera que en la última cena Jesús desveló que Judas Iscariote le
traicionaría, es decir, que el maestro ya tenía conocimiento de los planes de
este; pero la afirmación directa por Jesús de que Judas era el traidor tan solo
aparece en Mateo 26,25 y Juan 13,26. Ni en Marcos ni en Lucas
Jesús pronuncia su nombre, realizando únicamente una denuncia general que levantó
algunas dudas entre los discípulos y poco más. Incluso el pasaje de Marcos anterior
a la última cena (Mc 14,10-11) en el que se narra la “negociación” de Judas con
los sumos sacerdotes para entregarlo, aparece escrito como una noticia que
conoce el autor del evangelio pero no indica en ningún caso que lo conociese el
mismo Jesús.
También resulta interesante ver como los tres evangelios
sinópticos incluyen una maldición de Jesús sobre el traidor (Mc 14,21 / Mt
26, 24 / Lc 22,21); y sin embargo Juan elimina esa maldición de su narración
y presenta al propio Jesús incitando a Judas a la traición, algo que parece
impensable que tenga verosimilitud histórica (Jn 13, 26-27). Esta peculiaridad
de Juan responde a su teología de un Jesús que entrega su vida porque así lo
quiere y con plena conciencia.
En síntesis estas
predicciones de Jesús sobre la traición de Judas y las maldiciones posteriores deben
considerarse un vaticinium ex eventun, es decir, una profecía
atribuida a Jesús por el evangelista, o su fuente, una vez sucedidos los hechos
de los que dichos autores tendrían conocimiento (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 194; PIÑERO
2012, 278). En este sentido se hace difícil pensar que, a tenor de lo que dicen
los evangelios, el propio Jesús tuviese conocimiento de la traición de Judas,
lo expusiese en la Última Cena, y fuese acogido con alguna duda pero no menos
parsimonia por parte de sus discípulos. Las ideas que podemos extraer de todo
ellos son las siguientes:
-
No hay motivos para dudar de la existencia de
Judas y de que traicionara a Jesús.
-
Que Jesús tuviera noticias o intuición de que
alguno de sus discípulos le traicionaría es una incógnita.
-
Es muy improbable que Jesús conociera,
expusiera, y profetizara los planes de Judas durante la Última Cena, y de haber
tenido conocimiento de la traición de Judas debió ser ya en el mismo momento de
su prendimiento. De haberlo sabido y expuesto durante la cena habría sido
inexplicable la tranquila reacción del resto de discípulos. Además en Mt 26, 50
se observa como en el mismo momento en que Judas lo está entregando Jesús no
sabe qué está sucediendo (<<
Amigo, ¿a qué has venido? >>)
-
Los autores de los evangelios sinópticos,
sabedores a posteriori de la traición de Judas, completan este pasaje de la
Última cena con un vaticinium ex eventun y una serie de maldiciones de
Jesús sobre Judas.
-
Juan realiza lo mismo que los otros evangelios
pero corrigiéndolos en una línea teológica diferente, que muestra a Jesús como
instigador de la traición ya que encuadra su muerte dentro de un plan divino
que él conoce y debe favorecer que se cumpla.
4º)
Síntesis de la Última Cena
-
No fue una cena pascual sino una cena solemne de
despedida (qiddush), cercana a la fecha de la Pascua, pero no durante la
Pascua. La consideración de cena pascual es un añadido del cristianismo
posterior que aparece en los evangelios sinópticos, y que se halla inmerso en
la intención de presentar a Jesús como el cordero de Dios, cuyo
sacrificio expurga los pecados del mundo.
-
Jesús no instituyó la Eucaristía ni se le paso por
la cabeza nada semejante. Es más bien un teologuema introducido a raíz de una
interpretación de Pablo de Tarso sobre la Última Cena.
-
Muy probablemente durante la cena se siguió el
orden protocolario típico de las cenas solemnes judías (qiddush), con una
acción de gracias inicial, posteriormente bendición del vino, y en último lugar
bendición del pan.
-
No hay motivos para dudar de la existencia de
Judas y su traición, pero difícilmente Jesús pudo saberlo y exponerlo en la
última cena, en lo que más bien es un vaticinium ex eventum.
5 – GETSEMANÍ Y EL
PRENDIMIENTO DE JESÚS:
El pasaje de Getsemaní
aparece en Mc 14, 32-42 y Mt 26, 36-46 de forma prácticamente
idéntica. También se narra en Lc 22, 39-46, pero en cambio Juan omite
totalmente este pasaje y lo sustituye por un largo diálogo entre Jesús y sus
discípulos (Jn 13,31 – 17,26).
Marcos
14, 32-42
|
<<
32Y se marchan a un lugar cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus
discípulos: “Sentaos aquí hasta que rece”. 33Y se lleva a
Pedro, Jacobo y Juan consigo y empezó a quedarse admirado y a angustiarse, 34y
les dice: “Triste sobremanera es mi vida[11]
hasta la muerte; quedaos aquí y velad”. 35 Y tras adelantarse
un poco cayó a tierra y suplicaba que si es posible pasara de él el momento[12],
36y decía: “Abbá, Padre, todo te es posible: aparta esta copa
de mí; pero no porque yo quiero, sino porque tú (quieres)”. 37Y se marcha y los
encuentra durmiendo, y le dice a Pedro: “Simón, ¿duermes? ¿No tuviste
fuerza para velar una hora? 38Velad y rezad, para que no entréis
en tentación; el espíritu es animoso pero la carne débil”. 39 Y
tras marcharse de nuevo, rezó diciendo la misma oración. 40 Y de
nuevo al volver los encontró durmiendo, pues estaban sus ojos cargados, y no
supieron qué responderle. 41 Y se marcha una tercera vez y les
dice: “Dormid en adelante y descansad; basta; llegó la hora; mira cómo es
entregado el Hijo del hombre en manos de los pecadores. 42 ¡
Levantaos, vamos; el que me entrega ya está cerca!.>>
|
Lucas
22, 39-46
|
<<
39Y saliendo se encaminó, según la costumbre, hacia el monte de
los Olivos, y le siguieron también los discípulos. 40Y una vez en
el sitio, les dijo: “Rezad para que no caigáis en tentación”. 41Y
él se alejó de ellos como a tiro de piedra y, puesto de rodillas, rezó, 42diciendo:
“Padre, si quieres aparta este vaso de mí; pero que no se haga mi
voluntad, sino la tuya”. [43Entonces se le apareció un
ángel venido del cielo que le confortaba. 44Y sumido en agonía,
insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que
caían en tierra.][13].
45Y tras levantarse de su oración se fue donde los discípulos y
los encontró dormidos por la tristeza, 46y les dijo: “¿Por qué
dormís? Rezad en pie para que no caigáis en tentación”. >>
|
Este
pasaje se caracteriza por la angustia y dudas de Jesús narradas en Mc y Mt. La
omisión de todo ello en evangelio de Juan se interpreta como censura, ya que
iría contra la elevada dignidad en la que sitúa a Jesús. Sin embargo en otros
pasajes de Juan y en la Epístola de los Hebreos 5, 7-10, sí aparecen esas
dudas y angustia de forma más difuminada.
En
función del criterio de dificultad se considera que lo sucedido en el huerto de
Getsemaní es auténtico en su núcleo esencial o en su contexto más general, es
decir, en lo referente a la angustia y dudas de Jesús, ya que es inverosímil
que los evangelistas mostraran esa imagen de Jesús si no hubiera sido así
realmente. (PIÑERO 2012, 283; PIÑERO y GÓMEZ 2008, 207). Sin embargo la
dramatización de la escena, y sobre todo la oración de Jesús, no debió suceder
tal como está descrita y debe tratarse de una creación del evangelista. Esto se
intuye por los siguientes aspectos (PIÑERO 2012, 283).
-
Los evangelios de Marcos y Mateo utilizan el
recurso literario de la triple repetición, lo que puede indicar que no estamos
ante hechos históricos sino ante una construcción literaria.
-
De los textos se extrae que Jesús rezó en
soledad y que los discípulos estaban dormidos, hecho que es probable que
sucediera tal cual, pero que invita a hacernos una pregunta ¿Quién oyó o fue testigo
de sus oraciones si todos estaban dormidos? En respuesta se suele considerar
que Marcos inventó e imaginó el contenido de las plegarias de Jesús en base a
otras oraciones pronunciadas por Jesús en otros momentos de su vida, y de las
que quizás sí tuvo constancia.
Seguidamente
los evangelistas narran el episodio del prendimiento
de Jesús con similitudes pero no menos divergencias en los hechos (Mc 14,43-52
/ Mt 26, 47-56 / Lc 22, 47-53 / Jn 18, 2-11).
Realizando una lectura paralela de los cuatro evangelios podemos sintetizar
todo el pasaje de la siguiente forma:
En
los cuatro evangelios aparece Judas junto a un gran número de personas (entre
ellas sumos sacerdotes, escribas y ancianos), armados con espadas y estacas.
Pese a la múltiple atestiguación es un tanto inverosímil el numeroso gentío
armado que lo prende, sobre todo en el testimonio de Juan (Jn 18, 2-3), quien
presenta en escena incluso una cohorte romana.
El
tradicional beso mediante el que Judas identifica a Jesús ante sus captores
aparece en los tres evangelios sinópticos (Mc 14, 44-45 / Mt 26, 48-50 / Lc 22,
47-53), siendo interesante ver como en Mt 26, 50 Jesús le dice a Judas: << (…) “Amigo,
¿a qué has venido? (…)>>,
mostrando un Jesús desconocedor de los planes de Judas.
El evangelio de Juan no menciona
este beso e introduce un diálogo (Jn 18, 4-9) en el que trata de mostrar el
poder de un Jesús capaz de tumbar a sus adversarios simplemente con la palabra;
manifestando que de ser apresado es por voluntad propia; y que era conocedor de
todo el plan de Judas.
Jn 18, 4-9:
<<4Jesús, por su
parte, sabedor de todo lo que iba a venir sobre él, salió y les dice: “¿A
quién buscáis?”. 5Le respondieron: “A Jesús el nazareno”.
Les dice: “Yo soy”. Estuvo Judas, el que iba a entregarlo junto a ellos.
6Por su parte, cuando les dijo: “Soy yo”, se echaron atrás y
cayeron a tierra. 7Así pues, de nuevo les preguntó: “¿A quién
buscáis?”. Y dijeron: “A Jesús el nazareno”. 8 Respondió
Jesús: “Os he dicho que soy yo. Así pues, si me buscáis a mi, dejad que estos
se vayan; 9para que se cumpla la palabra que dijo: Lo que me has
dado, a ninguno pedí de ellos”. >>
Si
seguimos leyendo los evangelios podemos afirmar que se produjo un
enfrentamiento armado entre los captores y los seguidores de Jesús. En la
descripción de este enfrentamiento uno de los seguidores corta la oreja del
siervo del sumo sacerdote, y posteriormente Jesús le cura y amonesta dicha
acción. En los evangelios sinópticos no se especifica qué discípulo fue el
autor de dicha lesión pero el evangelio de Juan señala a Pedro (Jn 18,10), en
lo que parece ser una tradición posterior creada por el evangelista.
En
los evangelios sinópticos Jesús recrimina a sus captores que fueran a apresarle
con espadas y estacas como si de un bandolero se tratase, cuando en días
anteriores estuvo entre ellos enseñando en el Templo y no lo capturaron (Mc
14,48-49 / Mt 26,55-56 / Lc 22,52-53). El evangelio de Juan no dice nada de
esto, pero en cualquier caso sí parece una declaración bastante coherente y
dentro de toda lógica.
El
último dato lo da Mc 14,50-52 indicando que todos los seguidores abandonaron
a Jesús y huyeron, noticia que tiene visos de ser cierta en base a las
siguientes consideraciones:
-
Pese a que Marcos es el único en dar esta
noticia es el evangelio más antiguo, y pudo reflejar una información muy
antigua de manera fiel a los hechos.
-
La huída lesiona o ensucia la imagen de los
discípulos, lo que explica en primer lugar que Marcos lo mencione por ser
cierta y no inventada, y en segundo lugar que los evangelios posteriores
(Mateo, Lucas y Juan) lo censuren y omitan para no perjudicar dicha imagen.
-
Si tenemos en cuenta que se produjo un
enfrentamiento armado entre los seguidores y los captores es lógico que dicho
enfrentamiento se resolviese con la huida de los primeros, ya que habría sido
inverosímil que los seguidores permaneciesen allí, en presunta armonía con los
captores, tras dicho enfrentamiento.
6 – EL PROCESO JUDÍO
Los evangelios canónicos afirman la existencia de dos
procesos judíos contra Jesús. Un primer proceso recogido solo por Juan y
ubicado con anterioridad a la propia semana de pasión; y un segundo proceso
recogido por los cuatro evangelios y situado durante la semana de pasión,
inmediatamente después de su prendimiento.
A) Proceso
judío antes de la semana de pasión
Únicamente
Jn 11,47-53 menciona una reunión de los sumos sacerdotes y fariseos
antes de la tradicional semana de pasión, concretamente tras la resurrección de
Lázaro.
Juan
11:47-53
|
<<
47Así pues, se reunían en consejo los sumos sacerdotes y los
fariseos y decían: “¿Qué hacemos? Porque ese hombre realiza muchas
señales. 48Si lo dejamos seguir así, todos van a darle su adhesión
y vendrán los romanos y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e
incluso nuestra nación”. 49Pero uno de ellos, Caifás, que
era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Vosotros no sabéis nada; 50ni
siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo
antes que perezca la nación entera”. 51Esto no lo dijo por
cuenta propia, pues siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba
a morir por la nación; 52y no solo por la nación, sino también
para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos. 53Así, aquel día
acordaron matarlo. >>
|
Más
que un proceso Juan narra una reunión y una declaración de intenciones sobre un
individuo que no está presente. Según podemos interpretar la jerarquía judía se
muestra preocupada por el aumento de la popularidad de Jesús; los problemas
socio-políticos que dicha popularidad podrían suponer; y por la reacción,
derivada de todo ello, de las autoridades romanas. Del texto no se extrae
ninguna argumentación de tipo teológico, y el hecho de que toda esta
problemática se presente en clave sociopolítica y de orden público indica que
lo que realmente preocupaba a los judíos, y preocuparía a las autoridades
romanas, es que Jesús siguiese profundizando en un mesianismo radical de tipo
judío.
En sentido
estricto se considera que la escena, tal como se presenta, no es histórica,
pero sí pudieron serlo algunos elementos que aparecen en ella. La mención a una
posible intervención romana indica que el mesianismo defendido por Jesús era de
tipo judío, es decir, nacionalista, político, con un alto componente terrenal, y
en el que no cabía el sometimiento a otra nación; y por ello la posible
adhesión de grandes masas de la población a este mesianismo incomodó a las clases
judías más privilegiadas. Parece claro e histórico que a las autoridades judías
les preocupó que una más que posible intervención de las fuerzas romanas, para
establecer el orden, les privase de su privilegiada posición y de otros
elementos como << (…) nuestro lugar sagrado e
incluso nuestra nación (…) >>.
En este sentido la frase atribuida a Caifás (<< (…)“Vosotros no sabéis nada; 50ni
siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes
que perezca la nación entera”(…)>>), responde bien a esta
problemática planteada, pero tampoco puede ser tratada como histórica ya que
está cargada de teología del evangelista Juan, quien constantemente se esfuerza
en presentar la muerte de Jesús como un sacrificio redentor.
Por tanto,
podemos considerar que los motivos de la desconfianza de las autoridades judía
son históricos porque entran dentro de toda coherencia; pero resulta complicado
pensar que esta escena sucedió tal cual se narra, entre otras cosas porque
tampoco es fácil demostrar que algún discípulo o seguidor de Jesús tuvo acceso
a la información vertida en una reunión en la que se congregaron << (…) los sumos
sacerdotes y los fariseos (…)>>.
B) Proceso
judío durante la semana de pasión
Los
cuatro evangelios mencionan un proceso judío contra Jesús durante la semana de
pasión, inmediatamente después a su prendimiento, y lo hacen de forma similar,
con algunas diferencias puntuales en el contenido y en la ordenación de los
acontecimientos.
En
los evangelios Jesús es conducido a la casa del sumo sacerdote, Caifás según
Mateo, donde se reunirían todos los sacerdotes, ancianos y escribas (Mc 14,53 /
Mt 26,57 / Lc 22,54). Juan también menciona a Caifás como Sumo Sacerdote, pero tiene
imprecisiones notables hasta el punto de que en ocasiones no sabemos si el Sumo
Sacerdote era Caifás o Anás. Se debe a que según Juan << 13 lo condujeron primero ante Anás; pues era suegro de Caifás,
que era sumo sacerdote de aquel año; 14y era Caifás el que aconsejó
a los judíos que convenía que un hombre muriera a favor del pueblo. >> (Jn
18:13-14). Según este
fragmento el Sumo Sacerdote era Caifás, pero no lo llevan a casa de este sino a
casa de su suegro Anás, donde en primer lugar se suceden los hechos que dieron
forma al proceso. En esa sucesión de hechos, que repetimos tuvieron lugar en
casa de Anás quien no era el Sumo Sacerdote, Juan apunta numerosos datos
contradictorios:
-
Cuando llegan a la casa de Anás Juan afirma que <<15Y siguió a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. El discípulo
aquel era conocido del sumo sacerdote y acompañó a Jesús al patio del sumo
sacerdote (…)>>
(Jn 18:15). Tras
aclarar al principio que el Sumo Sacerdote era Caifás y no Anás, y situar la
acción en casa del segundo, dice que llegaron al patio del Sumo Sacerdote,
incurriendo en una contradicción sorprendente.
-
La acción sigue desarrollándose en casa de Anás
y volvemos a ver otra contradicción al referirse de la siguiente forma: <<19Por su parte, el sumo sacerdote preguntó a Jesús sobre
sus discípulos y sobre su enseñanza >>. Y un poco más adelante se
dice que << (…) uno de los
sirvientes que estaba allí dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así respondes
al sumo sacerdote?”>> (Jn 18:22)
Vistas las
contradicciones del texto de Juan podríamos suponer que quizás Caifás se
encontraba también en casa de Anás, y que las referencias hechas al sumo
sacerdote en casa de Anás eran referencias a un Caifás que estaría presente
aunque Juan no lo hubiese mencionado. Sin embargo esta vía interpretativa es
desmantelada por el propio evangelio, quien ahonda aún más en su contradicción
al afirmar en Jn 18: 24 <<.24 Entonces lo envió Anás encadenado a
Caifás, el sumo sacerdote >>. Queda claro que para Juan, tanto al
principio como al final de su narración, el Sumo Sacerdote es Caifás; y que
este no se encontraba en casa de Anás ya que en esta frase se muestra como
envían a Jesús de uno a otro, y por tanto, cambia el escenario de los
acontecimientos. Queda patente como el evangelio de Juan adolece de numerosas imprecisiones
en este pasaje, hecho que permite cuestionarnos la veracidad histórica de lo
aquí expuesto.
También
es interesante lo narrado respecto a los testimonios de los testigos que utilizaron
para culpabilizar a Jesús. La tradición ha considerado que sacerdotes y
Sanedrín buscaron testimonios falsos para culpabilizarlo, pero el análisis de
los mismos no da una visión tan univoca en este sentido. Estos testimonios tan solo aparecen en Mc y
Mt, y lo hacen con unas diferencias muy interesantes:
-
Según la fuente más antigua, Mc 14, 55: << 55los sacerdotes y todo el sanedrín buscaban contra Jesús un
testimonio para matarlo, y no lo encontraban; 56pues
muchos testificaban en falso contra él, e iguales los testimonios no eran
>>. Esta frase no indica que el Sanedrín buscase testimonios
falsos para culpar a Jesús, más al contrario, lo que afirma es que no
encontraron, en principio, motivos para culparlo porque no había unidad en los
testimonios.
-
Según Mt 26, 59-60: << 59Y los sumos sacerdotes y el sanedrín al completo buscaban
un testimonio falso contra Jesús para matarlo, 60y no
encontraron pese a que muchos testigos falsos se habían acercado. (…) >>.
Mateo manipula visiblemente el testimonio de Marcos y presenta a
sacerdotes y Sanedrín como embaucadores en la búsqueda de un testimonio falso que
condenara a Jesús.
-
Finalmente tanto Marcos como Mateo mencionan uno
de esos testimonios condenatorio, concretamente el testimonio en el que
presentan a Jesús afirmando que destruirá el Templo y lo reconstruirá en tres
días (Mc 14, 57-58 / Mt 26, 61).
Por tanto el
que los miembros del Sanedrín buscaran expresamente falsos testimonios contra
Jesús no presenta verosimilitud histórica alguna, en base a la mera coherencia
procesal, y sobre todo a la propia crítica textual y la evidencia del
testimonio de Mc 14,55. Parece más bien que las comunidades cristianas
posteriores tuvieron especial interés en desprestigiar al Sanedrín, mostrándolo
como incitador de falsos testimonios; o bien quisieron tildar de falsas ciertas
acusaciones, que bien pudieron o no ser ciertas, y así restaurar en cierta
forma la figura de Jesús.
Posteriormente
entra en escena la figura del Sumo Sacerdote Caifás iniciando un breve
interrogatorio, aunque ya hemos comentado que en Juan esta escena transcurre
con Anás.
En
Mc 14, 61; Mt 26, 63 y Lc 22,67 el Sumo Sacerdote le pregunta a Jesús si es el Ungido/Cristo
(Mesías); y en Mc y Mt incluyen la pregunta de si es el Hijo del Bendito/de
Dios (Lucas omite esta pregunta). La respuesta de Jesús según los distintos
evangelios son las siguientes:
-
Mc 14,62: <<62Y Jesús dijo: “Yo soy, y veréis al Hijo del
hombre sentado a la derecha del poder y que viene entre las nubes del
cielo” >>.
-
Mt 26,64: << 64Le dice Jesús: “Tú lo dijiste. Pero os digo: desde
ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del poder y viniendo
sobre las nubes del cielo”. >>
-
Lc 22,67-98: <<67Pero les dijo: “Si os lo dijera, de ninguna forma me
creeríais; 68pero si os preguntara de ninguna forma me responderíais.
69Y desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del
poder de Dios”.
Vemos como
sólo da una respuesta rotundamente afirmativa en Marcos, mientras que en Mateo y
Lucas responde con notorias evasivas. En Marcos y Mateo esta respuesta es
completada con una cita del libro de Daniel, Dn 7,13: << Yo seguía mirando, y en
la visión nocturna vi venir sobre las nubes del cielo alguien parecido
al Hijo del hombre[14]
que se dirigió hacia el anciano y fue presentado ante él. >>, y en sentido estricto tampoco podemos afirmar
que con esa cita, sobre todo en lo referente al Hijo del hombre viniendo
sobre las nubes del cielo, se esté refiriendo a él mismo.
En los tres
evangelios el Sumo Sacerdote y los demás individuos presentes consideran que
estas respuestas responden afirmativamente a las preguntas, y en Marcos y Mateo
lo consideran blasfemia, siendo sentenciado a muerte.
Desde un punto
de vista histórico es muy inverosímil que el sumo sacerdote le preguntara si
era el Hijo de Dios y de hecho sólo aparece en Marcos y Mateo, omitiéndose en
Lucas y Juan. Se debe a que es realmente improbable que el propio Jesús se
denominara “Hijo de Dios”, o que alguien le denominara así durante su vida y
ministerio publico. Las referencias a Jesús como hijo de Dios y la pregunta
misma son consideradas por la crítica histórica como reflejo de la teología que
se desarrolla posterior a la muerte de Jesús, y que se despliega en el contexto
en el que se empiezan a escribir estos textos pero no en el contexto en que
vivió el propio Jesús. Sí es más probable que le preguntaran si se consideraba
el Mesías, pero es inverosímil que las autoridades judías consideraran una
blasfemia el que Jesús diera una respuesta afirmativa. En la práctica judía del
siglo I no se consideraba blasfemia declararse Mesías, de hecho no fue Jesús el
primero ni el último en hacerlo, sino solo pronunciar indebidamente el nombre
de Dios, cargo que tampoco se esgrime contra Jesús en el proceso (PIÑERO y
GÓMEZ 2008, 202-205.).
La
narración de Juan es totalmente distinta a la de los evangelios sinópticos ya
que según este evangelio la pregunta y la respuesta son totalmente distintas. Jn
18: 19-23: <<19Por su parte, el sumo sacerdote preguntó
a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza. 20Le
respondió Jesús: “Yo he hablado libremente al mundo, yo siempre enseñé en la
sinagoga y en el Templo, donde todos los judíos se reúnen, y a escondidas no he
dicho nada. 21¿Qué me preguntas? Pregunta a los que han escuchado
qué les dije; mirad, estos saben qué dije yo”. 22Y mientras él decía
esto, uno de los sirvientes que estaba allí dio una bofetada a Jesús, diciendo:
“¿Así respondes al sumo sacerdote?” 23Le respondió Jesús: “Si he
hablando mal, da testimonio del mal; pero si he hablado bien ¿por qué me
golpeas?” >>.
Marcos,
Mateo y Juan finalizan este pasaje con la triple negación de Pedro ante la
pregunta de si era discípulo de Jesús y si lo conocía (con el posterior canto
del gallo), mientras que Lucas ubica este acontecimiento al principio de su
narración. En cualquier caso los cuatro evangelios, pese a algunas diferencias
puntuales, lo relatan igual en cuanto a su contenido general. No hay razón
alguna para negar la historicidad de este hecho, que precisamente no dejaba en
buen lugar la imagen de Pedro. Es posible que la tradición haya conservado esta
negación de Pedro por ser histórica, pero lo que no parece histórico es toda la
escenografía que rodea a esa negación:
-
Parece falsa la previsión exacta de dicha
negación que hace Jesús (Mc 14,30), en lo que resulta más bien una vaticinium
ex eventum.
-
El que las negaciones fuesen tres parece más
bien una construcción literaria que utiliza el recurso de la triple repetición,
un recurso utilizado en varias ocasiones en los evangelios.
Lo realmente
sorprendente de todo este proceso, por incoherente, es su ubicación temporal.
Que el proceso se celebrara por la noche y durante el día de la
Pascua (evangelios sinópticos) o su víspera (evangelio de Juan), no
parecen datos históricos, ya que sabemos que la Misná, tratado
Sanedrín 4,1, prohíbe expresamente esos juicios en día de fiesta, o en la
víspera de sábado o festivo, y no pueden tener lugar de noche (PIÑERO y GÓMEZ
2008, 152). Esto aporta una doble vía interpretativa sin solución de
continuidad argumental, a saber:
-
O bien el proceso judío no es un acontecimiento
histórico, y estamos más bien ante una construcción literaria en base, eso sí,
a ciertas noticias de aspectos que sucedieron en otras etapas de la vida de
Jesús.
-
O bien sí lo es pero; o Jesús no murió durante
la Pascua (algo que rompe la base teológica del cristianismo), o el proceso no
tuvo lugar la misma noche de su muerte sino mucho antes de ese día de la
Pascua, en un marco temporal totalmente distinto al que nos presentan los
evangelios reducido en una semana (la semana de Pasión).
Sí resulta
enriquecedor mencionar un dato enigmático que aporta Lc 22, 66 <<66Y cuando llegó el día, se reunió el Consejo de ancianos del pueblo, sumos
sacerdotes y escribas, y lo llevaron a su reunión. >>, en el que
parece que el evangelista ubica en días distintos su prendimiento por la noche
(incluidas las negaciones de Pedro) y el proceso en sí mismo con el
interrogatorio del Sumo Sacerdote. Es un dato aportado casi de soslayo que,
quizás, apuntaría a que todos estos acontecimientos se debieron encuadrar en un
marco temporal mucho más amplio y no en un único día, pero que no permite
profundizar mucho más en lo ya dicho.
Vistas las
numerosas contradicciones y los problemas que aportan su ubicación temporal (de
noche y durante la Pascua o su víspera), se considera que de este “proceso” es
históricamente cierto solo su núcleo, a saber, que las autoridades judías
tomaron la decisión de condenar a Jesús y de no tomarse la justicia por su mano
(ya que no tenía jurisdicción sobre problemas de orden público ni podían
aplicar penas capitales) entregándoselo a Pilato; siendo complicado sostener la
historicidad de muchos de sus detalles y de su ubicación temporal. Y también
parece histórico que las autoridades judías decidieron hacer morir a Jesús por
problemas de orden público, no por motivos religiosos (si los hubo, según Lc
23,1-3, fueron algo secundario).
7 - LA MUERTE DE JUDAS
La muerte de
Judas es situada por los evangelios momentos antes de que Jesús fuese llevado
ante Pilatos. En los evangelios tenemos dos versiones distintas sobre su muerte
que evidentemente no pueden ser ciertas a la vez, y que probablemente fueron
inventadas en base a distintas interpretaciones de pasajes del Antiguo
Testamento. (PIÑERO 2012, 243):
Mt 27:5
afirma que Judas murió ahorcado, imitando el episodio de Ajitófel,
consejero del rey David a quien traicionó, para luego ahorcarse corrompido por
los remordimientos (2º Samuel 15-17,23). Con esta muerte de Judas
también se vincula al propio Jesús con el rey David, y los paralelismos entre
la vida de ambos son notables si se leen detenidamente esos textos.
En
los Hechos de los Apóstoles 1, 16-18 Judas muere tras una caída.
Algunos autores ven similitudes con la historia de la muerte del rey persa
Antíoco IV Epífanes recogida en 2º Macabeos 9,7-12.
Estas
contradicciones y el uso del Antiguo Testamento restan valor histórico a todo
este pasaje de la muerte de Judas. El núcleo histórico deducible de toda esta
historia es que quizás Judas falleció pronto tras la muerte de Jesús y que los
cristianos lo supieron, pero sobre la forma en que murió no puede afirmarse
nada con seguridad.
8 – EL PROCESO ROMANO
El
proceso romano es narrado por los cuatro evangelios (Mc 15, 1-15 / Mt
27, 11-26 / Lc 23, 1-25 / Jn 18, 28-40 y 19,11-16). Los tres
sinópticos (Mc, Mt y Lc) de forma similar aunque Lucas aporta algunos datos
más; y el evangelio de Juan con diálogos más extensos entre Jesús y Pilato.
Evangelios sinópticos:
Lc
23,2 arranca con la siguiente acusación de los judíos sobre Jesús cuando lo
presentan a Pilato.: << (…) Hemos
cogido a este revolviendo a nuestra nación e impidiendo pagar los tributos al
César y diciendo que él es el rey ungido. >>. Se trata de una
acusación de tipo sociopolítica, no religiosa, que tiene cierta lógica y visos
de ser histórica, ya que a los judíos les interesó despertar el interés de la
autoridad romana con respecto a la figura de Jesús, y eso no lo habrían
conseguido con acusaciones de componente religioso.
Posteriormente
Mc 15,2-5; Mt 27,11y Lc 23,3-5, coinciden de forma casi literal al presentar un
diálogo muy breve entre Pilato y Jesús. Según estos evangelios Pilato le
pregunta << ¿Tú eres el rey
de los Judíos?>>, a lo que Jesús responde << Tú lo dices >>. La respuesta de Jesús es evasiva
y el diálogo queda en eso, ya que pese a la insistencia de Pilato Jesús no
añadió nada más a lo dicho.
A
partir de este momento los evangelios se encargan de conformar la imagen de un
Pilato incrédulo ante la situación, carente de toda culpabilidad y sumamente
sorprendido (Mt 27,14), llegando a afirmar <<
(…) a los sumos sacerdotes y a las multitudes: “Ninguna culpa encuentro en
él” >>
(Lc 23,4).
A
continuación Lucas rompe levemente la línea narrativa marcada en los sinópticos
y aporta más datos interesantes. Lc 23,5 insiste en las acusaciones vertidas apuntando:
<<5Pero ellos
insistían diciendo: “Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea,
comenzando desde Galilea hasta aquí”. >>. Además Lc 23,8-12
incluye un breve pasaje en el que Pilato envía Jesús a Herodes, tetrarca de
Galilea, quien tras varias preguntas vuelve a enviarlo a Pilato. La historia
prosigue en Lc 23,13 donde Pilato vuelve a convocar a los sumos sacerdotes,
jefes y al pueblo. Estos datos aportados por Lucas son muy interesantes ya que
manifiesta, según este evangelista, que todo este proceso romano contra Jesús
no tuvo lugar en un único día como afirman Mc, Mt y Jn, sino que debió darse en
un período de tiempo más amplio que, como hemos tenido ocasión de mencionar,
mina la tradicional concepción de que la pasión de Jesús tuvo lugar en una
semana.
Tras
este pequeño inciso de Lucas, los evangelios sinópticos retoman la misma línea
argumental, para Mc, Mt y Jn dentro del mismo día, y para Lc, como acabamos de
mencionar, en un día diferente. Según esta línea argumental Pilato sigue sin
ver culpabilidad alguna en Jesús e incluso, no solo muestra interés en
liberarlo (Lc 23, 20), sino que considera que todo ha sido orquestado
maliciosamente por el sumo sacerdote (Mc
15,10 / Mt 27,18).
En
Mc 15,9; Mt 27,15; Lc 23,18-22; Pilato pregunta a la muchedumbre si querían que
liberase a Jesús o a Barrabas; y Mt 27,19 insiste en la inocencia de
Jesús al incluir un sueño de la mujer de Pilato de la siguiente manera: << 19Estando ya sentado
él sobre la tribuna, envió a buscarlo su mujer para decirle: “Nada hay entre
tú y ese justo; pues sufrí mucho hoy en sueño a causa de él”>>. Este dato se
considera legendario ya que es difícil saber si la mujer de Pilato tuvo o no el
sueño, y de ser así parece poco probable que alguien tuviera conocimiento de
ello.
La
respuesta de la muchedumbre, soliviantada por las autoridades judías según Mc y
Mt, es que quieren la muerte de Jesús y la liberación de Barrabas. Ante esta
situación Mt 27,24 señala que Pilato se lavó las manos: <<24Y al ver Pilato que
nada ayudaba, sino que más tumulto se producía, tomando agua se lavó las manos
frente a la multitud diciendo: “Soy inocente de esta sangre; vosotros veréis”>>, reincidiendo
nuevamente en la inocencia de Pilato respecto a la muerte de Jesús. La crítica
textual también califica este suceso del lavamiento de manos como legendario y
sin base histórica (PIÑERO 2012, 244). El pasaje finaliza con la entrega de Jesús a los
soldados para ser azotado.
Evangelio de Juan 18, 33
El
Evangelio de Juan arranca con la misma pregunta que los sinópticos; << ¿Eres tú el rey de los judíos?>>
(Jn 18,33), pero en este evangelio Jesús tiene una contestación más larga. En
primer lugar responde con otra pregunta; <<
¿Lo has dicho por ti mismo o te hablaron otros de mí?>>, y
tras la insistencia de Pilato Jesús responde con una afirmación que en cierto
modo se contradice con todo lo expuesto anteriormente en los evangelios; << Mi reino no es de este mundo; si
mi reino fuera de este mundo, mis sirvientes lucharían para que yo no fuera
entregado a los judíos; ahora bien, mi reino no es de aquí. >>.
Esta frase esta cargada de la teología del autor del evangelio de Juan, y
además en ella Jesús da a entender que sus seguidores no lucharon para que no
fuese entregado a los judíos, algo que contradice todo el enfrentamiento
sucedido durante su prendimiento, en especial el pasaje de Pedro y la oreja del
siervo del Sumo Sacerdote (Jn 18, 10 y 26). Pilato reincide en la pregunta
inicial y aquí Jesús da una respuesta más parecida a la recogida en los
evangelios sinópticos, al menos en su frase inicial: << Tú dices que yo soy rey. Yo he nacido para
esto y para esto vine al mundo, para dar testimonio a favor de la verdad; todo
el que es de la verdad escucha mi voz>> (Jn
18, 37). Según Juan, Pilato manifestó no encontrar culpabilidad en Jesús
y les propone su liberación, pero el pueblo prefiere a Barrabás, y la narración
continúa con un Pilato que busca recursos para liberarlo ante la férrea
oposición del pueblo judío.
Síntesis del proceso romano
contra Jesús:
Apoyándonos
en la obra de Antonio Piñero (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 208-211) podemos extraer los
siguientes puntos clave de todo lo relativo al proceso romano.
- Tal como lo cuentan los evangelistas parece que el
proceso fue más bien una vista rápida (cognitio) y no un juicio en
toda regla (ordo o quaestio), lo que hubiera exigido una
acusación formal, una defensa, una sentencia, y por tanto más tiempo.
- Los relatos de Marcos y Mateo, e incluso el de
Lucas pese a ser un poco más extenso, son muy breves en un punto tan
crucial como este, lo que quizás indica que no tenían mucha información
sobre este suceso.
- El lapso de tiempo que ocupó este proceso no está
del todo claro. Según Mc, Mt y Jn sucedió en un día, sin embargo, si se
lee detenidamente el evangelio de Lc, sobre todo 23,8-13, parece como si
este proceso hubiese tenido lugar en un período de tiempo más largo.
- Mientras que en el proceso judío la acusación
esencial vertida contra Jesús fue que este afirmó que destruirá el Templo
y lo reconstruirá en tres días (Mc 14, 57-58 / Mt 26, 61), en el proceso
romano se esgrimen otros cargos políticos como engañar al pueblo, prohibir
el pago del tributo al Cesar o proclamarse mesías/rey. Estos cargos entran
dentro de toda lógica ya que a los romanos no les habría interesado nada
el tema si los judíos hubiesen presentado cargos de índole teológica.
- Hay mucha diferencia en la actitud de Jesús
mostrada en los evangelios sinópticos, con un Jesús silencioso, y la
mostrada por Juan, donde Jesús mantiene amplios diálogos con el prefecto con
un claro contenido de la propia teología de este evangelista.
- Es probable que Pilato le preguntara a Jesús si se
consideraba el Mesías o rey de los judíos, pero la respuesta que da Juan
(Jn 18,36) resulta muy inverosímil por estar cargada de su propia
teología (<< Mi reino no es de este
mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis sirvientes lucharían para que
yo no fuera entregado a los judíos; ahora bien, mi reino no es de aquí.
>>)
- También parece muy inverosímil la actitud de Pilato
declarando inocente a Jesús e interesado en desmostar su inocencia, cuando
sobre él se había afirmado que había actuado de modo peligroso para el
Imperio. Y más aún cuando la propia figura de Jesús, un galileo pobre y
semidesconocido, no debió importarle nada. Por este motivo episodios como
el lavatorio de manos y el sueño de su mujer parecen dramatizaciones por
parte de Mateo o por alguna tradición antigua que llego a dicho evangelista,
en un intento de eximir de culpa al prefecto romano y de reincidir en la
culpabilidad de los judíos.
- El episodio de Barrabas choca con el derecho romano
de la época, ya que no puede probarse de ningún modo por paralelos
convincentes la existencia de una “costumbre” romana de liberar a un preso
durante la Pascua (Mt 27,15/ Jn 18,39). De haber sido real este perdón de
Pilato a Barrabas los evangelios se equivocaron al mostrar un caso aislado
como una costumbre. Hay estudiosos que consideran a Barrabás un personaje
inventado por lo evangelistas, una especie de desdoblamiento simbólico de
Jesús: Bar-(r)abba (s) sería en arameo “El hijo del Padre” = Jesús.
Pero esta teoría del invento absoluto del personaje no puede ser mantenida
tajantemente como cierta. (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 152).
- Los evangelios pintan a los judíos como fanáticos
que desaforadamente piden la muerte de Jesús pese a los intentos de Pilato
por mostrar su inocencia. Esta postura, tal como se lee, parece un tanto
exagerada, pero si observamos detenidamente algunas frases puestas por los
evangelistas en boca de los judíos vemos como es muy probable que se
traten de construcciones narrativas y teológicas. Sin duda la frase más
destacada es la recogida por Mt 26,25: <<
25Y como respuesta todo el pueblo dijo: “¡Su sangre sobre
nosotros y nuestros hijos!”.>>
Es una frase
que posee un potente trasfondo teológico, creada inteligentemente por el autor
del evangelio de Mateo para remarcar la culpabilidad del pueblo judío en la
muerte de Jesús y argumentar un futuro castigo de Dios, vertiendo su sangre
sobre ellos pero no del modo que ellos deseaban sino como ajusticiados, tal y
como aparece en las Escrituras. Se observa en lo siguiente:
·
El autor del Evangelio de Mateo, y sus lectores,
ya conocían la destrucción del Templo judío y de Jerusalén en el año 70 dC por
los romanos, y esta destrucción la reinterpretan los cristianos como un acto de
castigo divino por la muerte de Jesús, creando esta frase en apoyo a dicha
interpretación.
·
Además de ello esta frase está aludiendo al Levítico
20, 9 y 11 que a modo de maldición afirma: << 9Quien maldiga a su padre o a su madre,
será muerto: ha maldecido a su padre o a
su madre; su sangre sobre ellos. (…) 11Si uno se acuesta con
la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre: ambos morirán; su
sangre sobre ellos. >>.
·
Y en Ezequiel 18, 13: << 13 presta con usura y
cobra intereses, éste no vivirá en modo alguno después de haber cometido todas
estas abominaciones; morirá sin remedio, y su sangre recaerá sobre él.
>>
·
Vemos por tanto como el evangelista pone en boca
de los judíos una frase que, más allá de manifestar la intención que tenían los
judíos de que mataran a Jesús, lo que hace es actuar a modo de maldición como
hemos visto que era utilizado en los textos del Antiguo Testamento.
- En relación con el punto anterior en este pasaje
los evangelios presentan al pueblo judío totalmente en contra de Jesús,
sin embargo en pasajes anteriores el pueblo, incluso el de Jerusalén, se
mostraba totalmente favorable a su figura por lo que este cambio de
opinión es sorprendente. Algunos historiadores piensan que las masas
cambian de opinión con facilidad y la plebe de Jerusalén sería fácilmente
manipulable por los jefes del pueblo; mientras que otros en cambio opinan
que es inverosímil que cambiaran tanto las gentes y de una forma tan
radical. El pueblo de Jerusalén, no galileo, debió intervenir en la
condena, aunque el grado de implicación no lo sabemos.
9 - CAMINO AL GOLGOTA. EL
CIRINEO Y LA VERÓNICA.
Las versiones
de Mc 15, 20-22 y Mt 27, 31-33 son idénticas y cortas; en Lc 23, 26-32 es algo
más extenso; mientras que Jn omite todo este pasaje.
Mc
15, 20-22
|
<<
20Y cuando se burlaron de él, lo despojaron de la púrpura y le
vistieron sus ropas. Y lo llevan fuera para crucificarlo. 21Y
fuerzan a uno que pasaba por allí, Simón de Cirene, que venía del campo,
padre de Alejandro y de Rufo, para que llevara su cruz. 22Y lo
llevan al lugar del Gólgota, que es traducido Lugar de la Calavera. >>
|
Lc
23, 26-32
|
<<
26Y cuando lo conducían, tomando a Simón, cierto cirineo que venía
del campo, le obligaron a llevar la cruz detrás de él. 27Lo seguía
mucha gente del pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y lo
lamentaban. 28Y, vuelto hacia ellas, dijo Jesús: “Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí; al revés, llorad por vosotras y por vuestros
hijos, 29porque, mirad, vendrán días en los cuales dirán: ¡
Felices las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no
amamantaron!. 30Entonces empezarán a decir a los montes: ¡Caed
sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos![15];
porque si hacen esto con la madera humeda, ¿ Qué pasará con la seca?”. 32Y
conducían con él también a dos malhechores para matarlos. >>
|
En ambos
evangelios aparece la figura de Simón de Cirene, que ayuda a un Jesús
debilitado a llevar su cruz hasta el lugar de la crucifixión, mientras que en
Juan no se menciona nada. Algunos estudiosos han supuesto que el Cirineo es una
figura inventada con rasgos simbólicos, la imagen de un buen cristiano que
porta su propia cruz a imitación del Salvador. Sin embargo no parecen razones suficientes
para pensar en la invención total del personaje, de hecho, la participación de
Simón presenta un Jesús débil, lejos de la figura de un héroe ante su muerte,
hecho precisamente por el que no aparece en Juan, quien acorde con su teología
solo está interesado en presentar a Jesús como héroe sin fisuras. Esta
argumentación invita a pensar que quizás el pasaje del cirineo es histórico en
su núcleo en base al criterio de dificultad, sin poder precisar más.
No se dice
nada en los evangelios canónicos sobre la historia de la Verónica y el
paño con el que enjugó Jesús su rostro, ya que Lucas, en el camino de Jesús
hacia el Gólgota, solo menciona <<mujeres que se golpeaban
el pecho y lo lamentaban>> a las que Jesús llama <<Hijas de
Jerusalén>>.
La
historia de la Verónica es una tradición muy tardía, de época medieval. Se
nutre de textos apócrifos, esencialmente del Ciclo de Pilato, es decir, un
conjunto de textos entre los que encontramos las llamadas Actas de Pilato
(También conocido como Evangelio de Nicodemo) y otros textos complementarios
como la Venganza del Salvador. En el capítulo 7 de las
Actas de Pilato, un texto fechado en torno al 130 dC, se dice que << Una mujer, de nombre Berenice,
dijo a gritos: “Padecía flujo de sangre, toqué la orla de su manto y se detuvo
la hemorragia, que duraba ya doce años”. Dicen los judíos: “Tenemos una ley que
prohíbe presentar a una mujer como testigo”.>>. Como vemos en este
texto, cuya verosimilitud histórica es muy cuestionable, no afirma que se
llamara Verónica ni menciona nada del paño, más al contrario, lo que se afirma
es que fue ella quien toco su manto para sanar. Lo importante de esto es que
tradicionalmente se ha defendido que esta Berenice sería una de aquellas
mujeres que en Mc y Lc lloraban a Jesús en su camino al calvario y que,
mediante una curiosa derivación de su nombre, sería la misma que en los
capítulos 6, 17, 21 y 23 de la Venganza del Salvador
(Vindicta), texto fechado entre los siglos VIII-X dC, sí recibe el nombre de
Verónica y que tendría en su poder el paño:
-
<<
6(…) a otra mujer, de nombre Verónica, que padecía flujo de
sangre desde hacía doce años y que se acercó por detrás y tocó la orla de su
vestido, la sanó (…)>>
-
<<17
Enviaron entonces a investigar sobre la faz o rostro de Cristo, para tratar de
encontrarlo. Y hallaron a una mujer, llamada Verónica, que lo tenía.
>>
-
<<21
Llegó también una mujer, llamada Verónica, que le dijo: “Yo también
toqué entre la turba la orla de su vestido, pues durante doce años había
sufrido flujo de sangre, y enseguida me curó”.>>
-
<< 23 Velosiano buscó, por fin,
la faz o el rostro del Señor. Y le dijeron todos los que allí estaban: “Una
mujer, llamada Verónica, es la que tiene el rostro del Señor en su
propia casa”. Inmediatamente ordenó que fuera conducida ante su
presencia.(…)>>.
Como vemos la historia de la
Verónica carece de rigor histórico, tratándose más bien de una tradición muy
tardía y sumamente rocambolesca, basada en una serie de fragmentos aislados e
inconexos entre sí. El nombre de la mujer es simbólico y significa “Vera/Verdadera
imagen” = griego “icono” (de Jesús).
10 –
LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
El
pasaje de la crucifixión y muerte de Jesús lo tenemos narrado en Mc
15, 22-47 / Mt 27, 33-66 / Lc 23, 32-56 / Jn 19, 16-42,
y podemos realizar la siguiente síntesis.
Todos
lo evangelios ubican la acción en el monte Gólgota, y a su llegada sólo Mc y
Mt mencionan como le dan a Jesús un
líquido mezcla de vino y mirra (Mc) / hiel (Mt). Continúan los evangelios en
una línea similar afirmando que Jesús fue crucificado, según Lc en la hora
tercera, junto a dos malhechores que fueron situados a izquierda y
derecha. Todos los evangelios coinciden
en afirmar que los soldados <<
reparten sus ropas echándolas a suerte >> haciendo clara
referencia al Salmo 22,19 <<
reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica>>.
Señalan también la colocación en la cruz de la inscripción de su acusación,
hecho que en el evangelio de Juan parece levantar revuelo entre los judíos:
-
Mc 15,26: << Y había sido inscrita la inscripción de su
acusación: “El rey de los judíos”>>
-
Mt 27, 37: <<
Y colocaron por encima de su cabeza escrita su imputación: “ Este es Jesús, rey
de los judíos”>>
-
Lc 23, 37:
<< Había también una inscripción sobre él: “El rey de los judíos es
este”>>.
-
Jn 19, 19-22: << 19Pero Pilato escribió también un cartel
y lo colocó sobre la cruz; estaba escrito: “Jesús de Nazaret, rey de los
judíos”. 20En consecuencia, este cartel lo leyeron muchos judíos
porque estaba cerca de la ciudad el lugar donde fue crucificado Jesús; también
estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Por su parte, decían a
Pilato los sumos sacerdotes de los judíos: “No escribas, El rey de los
Judíos, sino que él dice, Soy el rey de los judíos”. 22Respondió
Pilato: “He escrito lo que he escrito”. >>
A continuación se inicia un turno de insultos hacia Jesús, al que le
dicen que se baje de la cruz y que, como rey de Israel e hijo de Dios, se
salve. En Mc 15, 29-32, Mt 27, 39-44, y Lc 23,35-43 los insultos aparecen
distribuidos en tres series. Para Mc y Mt se articulan en; 1º los que pasaban
por allí / 2º los sumos sacerdotes, escribas y ancianos / 3º los demás
crucificados. Por su parte Lc los articula en; 1º los oficiales / 2º los
soldados (que también le ofrecen vinagre) / y 3º uno de los bandoleros
crucificado junto a él. Según Lucas el otro bandolero lo defiende y le pide que
se acuerde de él cuando llegue al reino, a lo que Jesús le responde << con seguridad te digo que hoy
estarás conmigo en el paraíso>> (Lc 23,43).
El Evangelio de Juan omite toda esta serie de insultos, que son muy
lesivos para la imagen que este evangelio quiere dar de Jesús, aunque sí
menciona que los soldados le ofrecen vinagre (Jn 19, 28-29). Por su parte Juan
introduce una escena en la que Jesús se dirige a su madre María y al “discípulo
amado” (aparentemente diferenciado de María Magdalena), que estaban junto a la
cruz. El fragmento dice así, Jn 19, 25-26: << 25Estaban junto a la cruz de Jesús su
madre y una hermana de su madre, María la de Clopás, y María Magdalena. 26Por
su parte, Jesús, cuando vio que su madre y el discípulo que amó estaban
presentes, dijo a su madre: “Mujer, mira, tu hijo”. 27 A
continuación dice al discípulo: “Mira, tu madre”, y desde aquel momento
el discípulo la aceptó en su casa. >>.
Los
evangelios prosiguen con el momento de la muerte del maestro. Mc 15,33, Mt 27,
45 y Lc 23, 44 apuntan que en la hora sexta se hizo la oscuridad y en la novena
murió, pero Juan no aporta ningún dato temporal concreto. Lo que si resulta
interesante es realizar una lectura paralela de todos lo acontecimientos que
según lo evangelios preceden al momento justo de su muerte, para posteriormente
analizarlos y ver sus diferencias:
Marcos 15, 34-38
|
Mateo 27, 46-51
|
Lucas 23, 45-46
|
Juan 19, 28-30
|
34 Jesús grita: << “Eloi, Eloi, lema sabachtani”, que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío!
¿Por qué me abandonaste?”>>
|
46 Grita << “Elí, Elí, lemá sabactaní?”
Esto es; “Dios, mi Dios, ¿por qué me abandonaste?”>>
|
45 Al ocultarse el sol
se rasgó el velo del Templo.
|
|
35 Los presentes creen
que Jesús llama al profeta Elías.
|
47 Creen que llama a
Elías.
|
|
28 Dice << Tengo sed >>
|
36 Le dan una esponja
con vinagre para beber.
|
48 Le dan una esponja
con vinagre para beber.
|
|
29 Le dan la esponja con
vinagre para beber.
|
37 Muere
|
50 Jesús << gritando de nuevo con voz
fuerte, expiró. >>
|
46 Grita << Padre, en tus manos pongo mi
espíritu>> y acto seguido muere
|
30 Bebe y dice << ya se ha cumplido>>
e inclina la cabeza y muere.
|
38 El velo del Templo se
desgarró en dos.
|
51 El velo del Templo se
desgarra, la tierra tiembla y las piedras se rompen.
|
|
|
Según
Lucas la destrucción del velo del Templo se produce antes de la muerte de
Jesús; Marcos y Mateo lo sitúa justo después de su muerte, el segundo añadiendo
el temblor de tierra y piedras; mientras que Juan no dice nada.
Marcos
y Mateo ponen una frase en boca de Jesús, <<
“Eloi, Eloi, lema sabachtani”,
que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me abandonaste?”>> (Mc
15,34), cuya veracidad histórica no puede ser afirmada con rotundidad teniendo
en cuenta que es una referencia clara al Salmo 22,2, y que en Lucas y
Juan no aparece.
En
Mc, Mt y Jn, le dan una esponja empapada en vinagre para beber, introduciendo
Juan la frase << Tengo sed
>> como detonante de este momento. A continuación encontramos
notables diferencias en los evangelios a la hora de narrar el momento exacto de
la muerte. Según el evangelio más antiguo, el de Marcos, muere sin más. Mateo,
Lucas y Juan afirman que Jesús dijo algo
justo antes de expirar, pero no hay concordancia entre ellos:
-
Mt 27, 50 sitúa al maestro <<gritando de nuevo con voz fuerte>>,
pero no aclara qué dijo exactamente.
-
Lc 23, 46 aporta la frase que quizás más
se halla mantenido en la tradición posterior: <
Padre, en tus manos pongo mi espíritu>>, que es una referencia al Salmo 31, 6 << en tus manos abandono mi
vida>>.
-
Jn 19, 30 afirma que tras beber Jesús
dijo: << ya se ha
cumplido>>.
Seguido a su
muerte sólo Mt 27, 52 describe que comenzaron a resucitar centenares de
muertos; y los tres sinópticos coinciden en que un centurión, sorprendido por
los fenómenos de la naturaleza, confirmó que verdaderamente era hijo de Dios.
Juan no dice nada de esto, y menciona cómo los soldados procedieron a partir
las piernas de los bandoleros crucificados para acelerar sus muertes, pero no a
Jesús porque ya estaba muerto, por lo que un soldado, para asegurarse de dicha
muerte, le clava una lanza en el costado de donde comenzó a brotar sangre y
agua (Jn 19, 32-34). En relación con este último pasaje el propio Juan afirma
que esto ocurrió así para que se cumpliera lo dicho en las Escrituras. Jn
19,36-37: << 36Pues
esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: “Hueso no le romperán”.
37Y de nuevo otra Escritura dice: “Mirarán hacia quien
traspasaron” >>; referencias a Éxodo 12, 46, Salmo
34, 21 y Zacarías 12, 10, que obligan a cuestionarnos mucho la
historicidad de lo narrado.
Continúan los
tres evangelios sinópticos mencionando como un grupo de mujeres y conocidos se
quedaron observando desde lejos. Mc y Mt incluyen en ese grupo a María
Magdalena entre otros nombres, pero Lucas no aporta ni una sola identidad.
Posteriormente
José de Arimatea se hace con el cadáver de Jesús, tras concederle el permiso
Pilato, lo envuelve en una sábana y lo coloca en una tumba excavada en la roca.
El evangelio de Juan incluye a Nicodemo junto al de Arimatea, quien le ayuda a
amortajarlo con vendas y una mezcla de aloe vera y mirra, un rito tradicional
entre los judíos. Según Juan enterraron a Jesús en un <<sepulcro vacío en el que nadie había sido
sepultado>>, que estaba en un huerto cercano. En el momento en que
depositan el cuerpo en la tumba estaban
presentes:
-
Mc 15, 47: María de Magdala y María de José, la
segunda quizás su madre, pero está mencionada de manera extraña.
-
Mt 27, 61:
<< María la Magdalena y la otra María sentadas delante de la tumba
>>. Aquí la segunda María no queda bien definida, pero en
cualquier caso parece no ser su madre ya que no parece presentar especial
importancia, al menos comparándola con la Magdalena.
-
Lc 23, 55: <<
Pero las mujeres que lo habían seguido, las que habían venido de Galilea con
él, vieron el sepulcro y que el cadáver era colocado en él >>. Sigue sin dar la
identidad de ninguna de las mujeres.
-
Juan: No menciona a ninguna mujer junto al
sepulcro.
El Evangelio
de Mateo finaliza con un problema bastante interesante que los judíos presentan
a Pilato, y que exponemos a continuación. Mt 27, 62-66: << 62Y
al día siguiente, que viene tras la víspera de la Pascua, se reunieron los
sumos sacerdotes y los fariseos con Pilato. 63para decirle: Señor,
recordamos que aquel farsante estando todavía vivo dijo; “Después de tres días
seré resucitado”. 64Así pues, ordena que la tumba sea custodiada
hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos a robarlo y digan a la
gente: “Fue resucitado de los muertos”, y sea la última mentira peor que la
primera. 65Les dijo Pilato: “Tomad una guardia; id y vigilad
como sabéis”. 66Y los que fueron vigilaron la tumba sellando la
piedra además de la guardia.>>
Síntesis de la crucifixión y
muerte de Jesús:
Si
algo podemos sacar en claro de la crucifixión y muerte de Jesús es que no hay
motivos para dudar de su historicidad. Debió ser un acontecimiento terrible
para sus seguidores, pero a su vez irrevocable e imposible de omitir, lo que
debió plantearles innumerables dificultades teológicas. En un primer momento la
muerte de Jesús conllevaba el fracaso de su mesianismo, y por tanto daba la
razón a los judíos que no veían en él al Mesías predicho en las escrituras.
Esto determinó que los seguidores de Jesús tuvieran que pensar, interpretar y
fundamentar teológicamente esa muerte, darle un sentido, como por ejemplo el
sentido que le da la teología de Pablo de Tarso, para quien su muerte es un
sacrificio expiatorio, salvador, redentor, y orquestado por la propia voluntad
divina (PIÑERO 2012, 297).
Por
tanto el hecho en si, en su núcleo, es histórico, pero la posterior
interpretación de dicha muerte y la escasez de datos conllevan que no todo lo
que se dice en los evangelios lo sea.
Existen
elementos cuya verosimilitud histórica son muy cuestionables, al menos en su
literalidad, y que podemos sintetizar en los siguientes puntos:
- El Evangelio de Juan presenta una fuerte dramatización literaria y además, o bien omite muchísimos datos que aparecen en los evangelios sinópticos o bien aporta otros que no aparecen en los sinópticos y que son alusiones a otros pasajes del Antiguo Testamento, por lo que el rigor histórico de su narración no es segura.
- La presencia de mujeres al lado de la cruz, según afirma Jn 19, 25-26, es dudosa a todas luces. En primer lugar porque no parece plausible que los romanos permitieran a los familiares y amigos de los sediciosos estar junto a la cruz. Y en segundo lugar porque el propio Mc 15:40 (también Mt y Lc), que es anterior a Juan, afirma que << había mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé >> y en ningún momento afirma que estuvieran junto a la cruz. Hay otros estudiosos que dudan incluso de la historicidad de este punto, ya que afirma que es una reconstrucción en base al Salmo 38, 11-12: << Mi corazón palpita, me abandonan mis fuerzas (…) mis amigos y mis compañeros se sitúan lejos de mis llagas, mis allegados se mantienen lejos >>.
- Profundizando en el punto anterior debemos reincidir en la dificultad de que María Magdalena estuviera junto a la cruz. Las interpretaciones de que María Magdalena era la esposa de Jesús, y el discípulo amado hijo de ambos, resulta bastante fantasiosa. En textos como el Evangelio apócrifo de Felipe, María Magdalena aparece como la “discípula perfecta” que pasa de la fe imperfecta a la perfecta y se convierte en “apóstola” de los apóstoles, y es en esta línea en la que la representa el evangelio de Juan. La Magdalena tiene más importancia en aquellos grupos y escritos que representan un cristianismo gnóstico, espiritual o místico, y menos institucional, y entre estos textos tenemos al Evangelio de Juan, y los Evangelios gnósticos denominados Evangelio de María, de Felipe, Sabiduría de Jesucristo o Pistis Sofía.
- Las burlas sobre Jesús mientras se hallaban en la cruz entran dentro de lo plausible y lo verosímil, pero hay elementos que pueden indicar que no es del todo histórico el modo en que están expresados. El uso del esquema “triádico”, con tres grupos de gentes que se burlan de él: 1º los que pasan por delante, 2º los sumos sacerdotes y 3º los demás crucificados (Mc y Mt) o uno de los bandoleros (Lc); no puede ser defendido como histórico de forma tajante. Los insultos de los demás crucificados o del bandido crucificado junto a él tampoco son seguros, entre otras cosas porque resulta complicado, en principio, pensar que un individuo crucificado tuviese fuerzas y voluntad para insultar a otro.
- La frase << Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen>> solo es recogida por Lc 23:34, pero no la hemos mencionado porque en numerosos manuscritos ha sido eliminada, planteando la posibilidad de que aquellos en los que aparece lo haga por ser una interpolación, es decir, un añadido posterior al texto de Lucas (PIÑERO 2009, 125; PIÑERO y GÓMEZ 2008, 218), y por tanto ni sea del texto original ni sea histórica.
- Muchas de las frases pronunciadas por Jesús en la cruz son muy dudosas.
- La frase << “Eloi, Eloi, lema sabachtani”, que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me abandonaste?”>> (Mc 15,34 y Mt 27,46) es una referencia clara al Salmo 22,2: << ¡ Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Estas lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos >>, que bien pudo pronunciarla Jesús por conocerla o bien pudieron introducirla los evangelistas para dar contenido al pasaje.
- Con respecto a lo que dice Jesús antes de su muerte no hay unanimidad entre los evangelistas y cada uno presenta una versión diferente. La frase de Lc 23, 46 < Padre, en tus manos pongo mi espíritu>>, es una referencia al Salmo 31, 6 << en tus manos abandono mi vida>>. En este sentido se ha considerado que sólo podría defenderse como histórico la tradición narrada por Mc 15,37: << Y Jesús, lanzando un gran grito, expiró >>, ya que las demás tradiciones parecen rellenos fundamentados en el Antiguo Testamento.
- En el modo del sorteo de sus vestiduras se observa una alusión clara al Salmo 22,19: << 19reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica >>.
- Lo narrado por Jn 19, 32-34, cuando los saldados parten las piernas a los demás crucificados y clavan la lanza en el costado de Jesús, es sumamente dudoso de ser histórico.
- Los soldados partieron las piernas de los
bandoleros crucificados para acelerar sus muertes, pero no a Jesús porque
ya estaba muerto. Responde a la intención de Juan de presentar a Jesús
como el cordero de Dios que es sacrificado durante la Pascua, y
según la tradición el cordero debe estar en perfectas condiciones y no se
le debe partir ningún hueso, de ahí que en Jn 19, 36 <
>, se estén citando dos pasajes del Antiguo Testamento:
i.
Éxodo 12, 46: << se ha de comer en una sola casa (el cordero); no sacareis fuera de casa nada de carne,
ni le quebrareis ningún hueso>>
ii.
Salmo 34, 21: << cuida de todos sus huesos, ni uno solo se romperá.
>>.
- Si hubo o no un lanzazo sobre su costado tras su
muerte es también otra incógnita, pero en Jn 19, 37 <
> se está citando claramente a Zacarías 12, 10: << (…) En cuanto a aquel a quien traspasaron, harán duelo por él como se llora a un hijo único y le llorarán amargamente como se llora a un primogénito. >>
- ¿Lo clavaron por las muñecas o por las palmas? En los evangelios canónicos no se dice nada del punto exacto, pero la imaginería ha consagrado la imagen de un Jesús colgado por las palmas de las manos.
- La confesión del centurión que proclama a Jesús hijo de Dios corresponde a la tradición cristiana pospascual y no a la historia.
- Todos los episodios de conmoción de la naturaleza tras su muerte también deben ser tratados como legendarios.
Por otro lado sí hay algunos
detalles que sí tienen visos de ser realmente históricos:
- El títulus crucis, la tablilla fijada a la cruz que indicaba la causa de su crucifixión en la que pusieron “Rey de los judíos”, y que quizás lo colocaron como escarmiento a otros potenciales cabecillas. También indicaría la razón real por la que las autoridades romanas vieron un peligro en Jesús, y posiblemente también revele su mesianismo judío-davídico.
- Los dos bandidos crucificados junto a Jesús. La mayor parte de los estudiosos opinan que tiene visos de ser histórico, pero matizan, considerando que quizás fueran dos discípulos suyos, sin nombres concretos, condenados y ejecutados junto a él. Sí afirman no ser histórico las palabras de Jesús “al buen ladrón”, recogidas en Lc 23:43 << Hoy estarás conmigo en el paraíso>>, que parece más bien un añadido teológico.
¿Cuándo muere Jesús?:
Según
todas las fuentes Jesús murió un viernes, pero la consideración del
mismo varía en función de los Evangelios.
Para los sinópticos
este viernes era el día de la Pascua, es decir, era viernes 15 de
Nisán, y en él se desarrollan todos los acontecimientos que conllevan a la
muerte del maestro. Según los sinópticos Jesús fue crucificado a la “hora
tertia” (12:00 del mediodía), a la hora sexta se hizo la oscuridad (15:00
de la tarde), y a la “hora nona”muere (18:00 de la tarde). Pero para Juan
este viernes es 14 de Nisán, el día anterior a la Pascua que sería el
sábado, señalando que murió llegada la tarde. El sábado Jesús se hallaría en el
sepulcro. Sábado 16 de Nisán posterior a la Pascua para los sinópticos, y
sábado 15 de Nisán día de la Pascua para Juan.
Las fechas
dadas no son seguras ya que el marco temporal, como hemos tenido ocasión de
ver, se ha adaptado a los intereses teológicos cristianos. A nivel hipotético
podríamos decir que quizás Jesús murió un viernes 14 de Nisán (abril
según nuestro calendario) víspera del sábado 15 de Nisán en el que coincidió la
Pascua.
Tampoco
es seguro el año. Uniendo los últimos cálculos astronómicos fiables; la fecha
dada para su nacimiento, antes de la muerte de Herodes el Grande, que sería entonces
entre el 6-5 aC; y algunos datos dados en los evangelios sobre la edad de Jesús
(Lc 3, 23 ó Jn 8, 57); habría dos fechas fiables en los que pudo coincidir la
Pascua con un sábado 15 de nisán:
-
7 de abril del año 30 dC. Muriendo Jesús con 36
años.
-
3 de abril del año 33 dC. Muriendo con 39 años
de edad.
Por lo tanto tampoco es cierta la
tradición que afirma que Jesús murió a la edad de 33 años.
[1]
En hebreo en el original. Significa honor, gloria.
[2]
Is 56, 7
[3]
Jr 7,11
[4]
Is 56,7
[5]
Jr 7,11
[6]
Sal 8,13
[7]
Is 56,7
[8]
Jr 7,11
[9]
Sal 69,10
[10]
Recordar que los judíos, al igual que griegos y romanos, comían tumbados.
[11]
Salmo 42, 6 y 43,5,
[12]
En griego, la frase es muy vulgar y poco ortodoxa.
[13]
Los versículos 43 y 44, que subrayamos y enmarcamos entre corchetes, no
pertenecen al texto original sino que son interpolaciones posteriores.
[14]
En arameo la expresión Hijo de Hombre, muy utilizada en los evangelios y
puesta en boca de Jesús, se asocia a la expresión ser humano, y designa
ante todo un hombre.
[15]
Os 10,8
IV
|
QUID EST VERITAS? / ¿QUÉ ES LA VERDAD ?
(Jn 18, 38)
|
1) Parece evidente que la historia
de la Pasión es la compresión literaria en una semana, buscando la unidad
de “tiempo, acción y lugar”, de acontecimientos que abarcaron bastante más
tiempo.
Toda la vida
pública de Jesús se encuadrada por los evangelios sinópticos entre un año o año
y medio, y en este período Jesús solo acudió una única vez a Jerusalén. Para el
Evangelio de Juan, Jesús visita Jerusalén hasta cuatro veces donde asiste a
tres Pascuas, durando su vida pública por tanto dos años y medio o tres.
Además, muchas de las escenas que transcurren en Jerusalén durante la Pasión
según los sinópticos no aparecen agrupadas así en Juan, sino que se ubican en
diversos momentos de su vida pública (ejemplo es la purificación del Templo).
Igualmente en
algunos textos del relato de la Pasión se aportan datos que apuntan a que estos
acontecimientos se dieron en un período mayo al de una semana:
-
La entrada triunfal en Jerusalén tuvo lugar
durante la fiesta de los Tabernáculos, no durante la Pascua, la cual dista unos
6 meses de la tradicional fecha de la muerte de Jesús (durante la Pascua).
-
El primer proceso judío es ubicado por Juan
semanas antes de la tradicional semana de la Pasión.
-
No hay concordancia entre sinópticos y Juan a la
hora de ubicar cronológicamente la purificación del Templo.
-
Algunos datos expuestos durante el proceso
romano, en especial Lc 23, 8-13, apuntan a un lapso de tiempo mayor para estos
acontecimientos.
2) La Unción en Betania
es anterior a la entrada triunfal en Jerusalén (Lc y Jn), y por tanto anterior
a la fiesta de los Tabernáculos, pero sobre los personajes que aparecen no
puede afirmarse nada con seguridad.
3) La Entrada triunfal
en Jerusalén es histórica en su núcleo, pero está repleta de referencias a
textos del Antiguo Testamento (Zacarías 9,9 o el Salmo 118, 26). Este
acontecimiento coincide con la fiesta de los Tabernáculos, y no con la Pascua,
por lo que la Pasión no sucedió en una semana. Además manifiesta un mesianismo
judío (político y guerrero) en Jesús, aunque él incidiera mucho en la vertiente
espiritual del mismo.
4) La Purificación del
Templo de Jerusalén sucede con posterioridad a su entrada triunfal en
Jerusalén, y no al principio de su vida pública como señala Juan. En este
episodio Jesús no rompe con el judaísmo, más al contrario, lo depura y se
radicaliza en su postura de fiel observante de los preceptos judíos.
5) La Última Cena:
-
No fue una cena pascual sino una comida solemne.
-
En ella no instaura la Eucaristía, sino que
estamos ante un teologuema introducido por Pablo de Tarso.
-
No podemos dudar de la traición de Judas, pero
sí de la predicción de Jesús al respecto, que más bien parece un vaticinium
ex eventum.
6) Lo sucedido en Getsemaní
parece histórico en sus rasgos más generales en base al criterio de
dificultad. El Prendimiento también parece histórico, e incluso
es posible que el enfrentamiento entre discípulos y captores fuese aún más
fuerte.
7) Se narran dos
Procesos Judíos.
-
El primero de ellos, ubicado por Jn 11, 47-53
antes de la semana de pasión, no se considera histórico salvo en los argumentos
vertidos contra Jesús.
-
En el segundo proceso hay muchas
contradicciones, sobre todo en Juan. También hay mucho interés por
desprestigiar la imagen de los judíos y del Sanedrín. A su vez la ubicación
temporal de este juicio no se corresponde con la tradición judía de la época
(Misna, tratado Sanedrín 4,1).
8) Las distintas versiones
de la muerte de Judas no son históricas.
9) El Proceso romano:
-
Es posible, en base a Lc 23, 8-13, que el
proceso romano se alargara por un período mayor al de un día, rompiendo nuevamente
la temporalidad de una semana dada tradicionalmente a la Pasión de Jesús.
-
Se esgrimen acusaciones de índole política:
Engañar al pueblo, prohibir el pago del tributo al Cesar y proclamarse
Mesías/rey.
-
La imagen y actitud de Jesús varía notablemente
entre los evangelios sinópticos y Juan.
-
La actitud de Pilato y el episodio de Barrabas
no parecen históricos.
-
El fanatismo de los judíos pudo ser enfatizado
(Mt 26,25 = Levítico 20, 9 y 11)
10) En el pasaje del camino
hacia el Gólgota lo referente a Simón de Cirene puede ser histórico, no así
la tradición sobre la Verónica, sobre la que no se dice nada y se trata de una
tradición creada posteriormente.
11) Crucifixión y muerte de
Jesús:
-
Son históricos, pero muy modificados y reinterpretados.
-
Dudosamente hubo allegados a Jesús a los pies de
la cruz (Mc 15, 40).
-
Las burlas de los soldados son verosímiles, pero
la mayor parte de las frases de Jesús presentan referencias claras a pasajes
del Antiguo Testamento ( Salmo 22,2 / Salmo 31, 6) o son glosas posteriores (Lc
23,34).
-
Otros acontecimientos muestran también
referencias al Antiguo Testamento:
o
Reparto de su ropa ( Salmo 22, 19)
o
No le parten las piernas ( Éxodo 12, 46 y Salmo
34,21).
o
La lanzada en el costado ( Zacarías 12, 10)
-
El títulus crucis sí parece plausible,
así como la tradición de los dos crucificados junto a él.
-
La fecha de la muerte y edad de Jesús es
sumamente problemática. Probablemente murió un sábado 15 de nisán, y para ello
solo tenemos dos fechas plausibles: 7 de abril del año 30 dC (36 años) y 3 de
abril del año 33 dC. (39 años).
12) Todo lo referente a la
Resurrección no puede ser analizado y valorado desde un punto de vista
histórico.
V
|
BIBLIOGRAFÍA
|
BÍBLIA DE JERUSALÉN. Edit.
Desclée de Brouwer. Bilbao 1999.
PIÑERO 2009: Piñero, Antonio –
Todos los Evangelios. Edt Edaf. Madrid, 2009.
PIÑERO 2012: Piñero, Antonio –
Ciudadano Jesús. Edit Atanor. Madrid, 2012.
PIÑERO y GÓMEZ 2008: Piñero,
Antonio y Gómez Segura, Eugenio – La verdadera historia de la Pasión. Según la
investigación y el estudio histórico. Edit Edaf. Madrid, 2008.
TRABAJO REALIZADO POR
ANTONIO MANUEL LEAL
MADROÑAL
(LICENCIADO EN HISTORIA)
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