domingo, 1 de septiembre de 2013

APROXIMACIÓN AL JESÚS HISTÓRICO. LA VERDADERA HISTORIA DE LA PASIÓN


            Presentamos un breve estudio histórico sobre la Pasión de Jesús de Nazaret apoyado en los nuevos aportes realizados por la crítica textual. Todo el material correspondiente a los evangelios canónicos y apócrifos ha sido extraído de la obra Todos los Evangelios, del profesor Antonio Piñero, editado en 2009 por la editorial Edaf. Los textos referidos al Antiguo Testamento pueden ser cotejados en la Bíblia de Jerusalén, editado en 1999 por Edit. Desclée de Brouwer, la cual utilizamos de fuente.

            Para abordar el análisis textual de las fuentes y para la exposición de las diversas teorías interpretativas nos hemos apoyado en la producción literaria del profesor Antonio Piñero, concretamente en sus obras Ciudadano Jesús (2012, editorial Atanor), y La verdadera historia de la Pasión. Según la investigación y el estudio histórico, escrito junto a Eugenio Gómez Segura (2008, editorial Edaf).







I
¿DE QUÉ FUENTES DISPONEMOS PARA CONOCER LA EXISTENCIA DE JESÚS DE NAZARET?

A) EVANGELIOS CANÓNICOS

            Los cuatro Evangelios considerados canónicos son los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan; el primero y el último tradicionalmente considerados como apóstoles de Jesús y los otros dos como discípulos de otros apóstoles y seguidores de Jesús (Lucas discípulo de Pablo y Marcos de Pedro). Pero esta tradición no es cierta y detrás de estos nombres no hay prácticamente nada, entre otras razones, porque dichos evangelios no son contemporáneos a Jesús, es decir, fueron escritos muy posteriormente a su muerte; y en ningún caso fueron testigos visuales ni pudieron tener contacto alguno con Jesús, perteneciendo estos autores, por tanto, a una segunda e incluso tercera generación de seguidores. La cronología de estos evangelios sería la siguiente (PIÑERO 2009 y 2012):

- El Evangelio de Marcos es el primero y se compuso unos 40 años después de la muerte de Jesús, es decir entorno al 70-71 dC. Su lugar de composición no lo sabemos, aunque la lengua en que está escrito es el griego. Este evangelio toma como fuentes la tradición oral; una posible colección de parábolas, sentencias y milagros de Jesús; y un posible relato previo de la Pasión; pero de los cuales no conservamos nada.

- El segundo sería el Evangelio de Mateo, estimándose su composición hacia el 80-90 dC. El lugar de composición es desconocido, aunque algunos apuntan que fue en Antioquia de Siria o Damasco, y esta escrito en griego. Este evangelio tomó como fuente una más que posible tradición oral propia y algo distinta a la de los otros evangelios; también tomó elementos del Evangelio de Marcos; y sus concordancias con el Evangelio de Lucas indican que también se valió de algún “evangelio” previo, del que no conservamos nada, pero que se ha denominado Fuente Q.

- El tercero es el Evangelio de Lucas, compuesto hacia el 80-95 dC. Tampoco se conoce el lugar de composición, quizás algún lugar de Asia Menor o Grecia, y su lengua es el griego. Es posible que este Evangelio utilizara tradiciones orales de testigos visuales, o al menos eso se afirma en el mismo evangelio (Lucas 1,2); pero lo que sí parece más probable es que utilizara el Evangelio de Marcos y la Fuente Q. Cabe mencionar que el autor o comunidad autora de este evangelio elaboró también los Hechos de los Apóstoles, que actuaría como una segunda parte de este evangelio.

- El cuarto sería el Evangelio de Juan, escrito entre 100-110 dC, pero en el que los exegetas y filólogos han observado que fue revisado y modificado por una e incluso varias manos.

La tradición editorial del Nuevo Testamento ha establecido un orden consistente en MateoMarcosLucasJuan - Hechos de los ApóstolesCartas de Pablo de Tarso, pero esta ordenación puede inducir a error interpretativo de la vida de Jesús ya que no es una ordenación cronológica. Para hacer un análisis más fiable a la hora de comparar las noticias que aparecen en los distintos textos debemos tener en cuenta la cronología de la elaboración de los mismos, en función de la cual la ordenación sería la siguiente: Cartas de Pablo de Tarso (solo algunas) – MarcosMateoLucas y Hechos de los ApóstolesJuan.
B) FUENTE Q:

            Es una reconstrucción científica a partir de una comparación de los Evangelios de Mateo y Lucas en aquellos puntos en los que coinciden muy estrechamente pero a la vez no coinciden con el Evangelio de Marcos, que es anterior y les sirve de fuente. No se conserva nada de él, pero se considera que debió ser la primera colección por escrito de dichos de Jesús, elaborada quizás por un discípulo directo. Esta compilación no contendría relatos (con la excepción del relato de las tentaciones de Jesús y el episodio del centurión de Cafarnaún) ni historia de la pasión ni de la resurrección (PIÑERO 2009, 639).

C) EVANGELIOS APÓCRIFOS:

            En términos generales estos evangelios no proporcionan datos fiables sobre la vida de Jesús por dos razones de peso. En primer lugar porque son muy tardíos, escritos incluso siglos después de la vida de Jesús. En segundo lugar porque suelen ofrecer datos sobre aspectos de la vida de Jesús que al principio del cristianismo se desconocían o carecían de interés y se perdieron, siendo por tanto datos inventados y fantasiosos. Ejemplo claro son aquellos textos del grupo denominado como Evangelios de la Infancia de Jesús. Es bastante improbable que nadie tuviese noticias, prestara atención y recogiera por escritos aspectos de la vida de un niño del Israel del s. I dC; y si a esto le sumamos que los textos más antiguos de este grupo son datados en el s.II dC, nos lleva a la conclusión de que son noticias elaboradas con posterioridad para remarcar y llevar a la niñez de Jesús la trascendencia que sus seguidores vieron en él durante su madurez y tras su muerte (PIÑERO 2009,253; PIÑERO 2012, 44).
            Solo el Evangelio de Tomas gnóstico (ca.150 dC), el Evangelio de Pedro (130-140 dC), y fragmentos del Papiro Egerton 2 o del Papiro de Oxirrinco 840, aportan algunos datos fiables desde el punto de vista histórico, pero sin embargo solo sirven para remarcar lo dicho anteriormente en los Evangelios Canónicos.

D) OTRAS FUENTES:

            Son pocas y muy discutidas porque, en síntesis, prueban más la existencia del cristianismo que la de Jesús mismo (PIÑERO 2012, 33):

- Tácito, Anales 15:44:3 (ca. 115 dC):
<< Para cortar los rumores – de que él había incendiando Roma-, Nerón señaló como culpables, y castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos por sus vicios a los que la turba llamaba cristianos, [Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato], y la perniciosa superstición fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nuevo, no solo en Judea, patria de aquel mal, sino en la misma capital –Roma-, donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el mundo se junta y está de moda>>.

            En opinión de muchos filólogos y exegetas de gran solvencia, la frase subrayada y entre corchetes debe ser tratada como una glosa, es decir, una explicación o puntualización añadida posteriormente por algún copista a la obra original de Tácito, ya que es una frase que interrumpe el flujo narrativo del texto y, de hecho, si se lee sin dicha glosa el texto fluye mejor (PIÑERO 2012, 34).

- El historiador judío Flavio Josefo realiza varias menciones sobre la figura de Jesús en su obra Antigüedades de los judíos (ca. 95 dC), pero tiene el problema de ser una fuente muy discutida porque su texto ha sido manipulado por copistas cristianos. Esta interpretación se debe a que Josefo realiza una descripción de Jesús que dudosamente pudo defender un individuo de su condición, es decir, un judío estricto del s.I dC. Esa descripción muestra a Jesús como el mesías, que había resucitado y que era casi divino, algo que es bastante improbable que saliera de su pluma. Sí podemos decir que, eliminando estas interpolaciones, en 18:63 Josefo afirmaría lo siguiente:
<< Por este tiempo - el de Poncio Pilato, 26-36 dC – vivió Jesús, un hombre sabio; realizó hechos sorprendentes. Atrajo a su causa a muchos judíos y griegos. Pilato, después de haber oído la acusación de los hombres de más elevada posición entre nosotros, lo condenó a ser crucificado. La secta de los cristianos, así llamados después de él, no ha desaparecido hasta hoy >>

E) PRIMER RELATO DE LA PASIÓN

Debemos mencionar la posible existencia de un primer relato de la Pasión anterior a los evangelios (PIÑERO Y GÓMEZ, 2008: 137-143).
            Tras un análisis detallado de los cuatro Evangelios canónicos la mayoría de estudiosos del Nuevo Testamento postula que no fue Marcos el primer evangelista en elaborar la historia de la Pasión, sino que antes de él ya existía un primer relato de la Pasión del que el propio Marcos se sirvió (PIÑERO 2008, 137-138). De este relato no se conserva nada y a diferencia de la Fuente Q no se ha podido reconstruir, pero sí hay indicios de que circuló con anterioridad a los evangelios canónicos, y que fue el autor de este relato quien comprimió en una semana hechos que debieron sucederse en al menos seis meses.
            Esta teoría se sustenta esencialmente en las conclusiones que aporta un estudio comparativo de las dos corrientes de tradición cristiana con respecto a la Pasión; la que representa el Evangelio de Marcos y la que representa el Evangelio de Juan (PIÑERO Y GÓMEZ, 2008: 139-140):

-          Algunos datos de las fuentes cristianas más antiguas, anteriores a los evangelios, revelan la existencia de un “guión previo” de los momentos cruciales de la pasión, como muestra en parte la carta de Pablo 1ª Corintios 15, 1-3: << Lo que os trasmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce.>>

-          Existen dobletes y repeticiones en algunos pasajes del Evangelio de Marcos, quien a menudo va repitiendo y precisando ciertos detalles como si tuviese delante una o dos fuentes en las que se va inspirando.
Un ejemplo es la repetición en la información que da sobre Judas. El Evangelio de Marcos repite que Judas es << uno de los Doce>> en Mc 14,10 y en Mc 14,43, obviando que el lector ya lo sabe desde Mc 3,19, por lo que esta información sobraría. La presencia de esta repetición se explica porque está en la fuente que utiliza Marcos, repitiendo a la vez que va siguiendo dicha fuente y va intercalando esa información con su propia tradición.



II
¿CÓMO AFRONTAR EL ESTUDIO DE LA PASIÓN?

            El estudio de la pasión presenta una serie de problemas y circunstancias que debemos considerar:

1º) El uso de los Evangelios Canónicos como fuentes históricas plantea muchos problemas. Son textos con gran contenido teológico y apologético sobre la figura de Jesús que realizan una importante propaganda de fe, hecho que determina que no podamos considerarlos como fuentes históricas de una manera completa. La fe posterior en Jesús lo consideró “Mesías universal”, “hijo de Dios”, el “Señor”, y un personaje divino; pero todas estas ideas se desarrollan tras su muerte y se aplican en los evangelios para momentos en los que Jesús aún vivía, lo que desfigura el sentido histórico. Pese a todo, hay elementos que pueden aportar luz sobre la verdadera historia y vida de Jesús, y son aquellos elementos de los evangelios que en algunos puntos se muestran discordantes con la propia teología en la que están inmersos, o aquellos elementos que tratan a Jesús como un mero hombre.

2º) En los Evangelios existe un uso constante del Antiguo Testamento en clave profética y para dar contenido o rellenar lagunas de la vida de Jesús que, o bien desconocían o bien modificaron expresamente. Es decir, reinterpretan y crean aspectos de la vida de Jesús para que se ajusten a ciertas profecías recogidas en el Antiguo Testamento, determinando que: en primer lugar, muchos aspectos de la vida de Jesús no son realmente históricos; y en segundo lugar, el cristianismo hace una lectura total del Antiguo Testamento como argumento profético para justificar la creencia de que Jesús fue el Mesías.

            Existen muchos ejemplos de este “proceso” de utilización del Antiguo Testamento para dar contenido a la vida de Jesús, especialmente en la narración de la semana de pasión que iremos viendo más adelante, pero ahora expondremos únicamente dos ejemplos relacionados con su nacimiento:

Nacimiento en Belén: Tradicionalmente se considera que Jesús nació en Belén, como se recoge en Mt 2,1: << Nacido Jesús en Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí que unos magos de levante se presentaron en Jerusalén (…)>>. Sin embargo es una creación del autor para dar cumplimiento así a la profecía de Miqueas 5,1: << Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. >>, y de este modo poder entroncar a Jesús con la descendencia del rey David, que nació en Belén, y con la creencia de que el Mesías debía provenir de dicha aldea. Es más probable que Jesús naciera en Nazaret, en primer lugar porque se le conoció como “Jesús de Nazaret” y no como “Jesús de Belén” y este era el modo de expresar en la antigüedad el lugar de nacimiento; y en segundo lugar porque en algunos pasajes de los evangelios se recoge perfectamente que Jesús no nació en Belén e incluso algunos le recriminan que se proclamase Mesías sin haber nacido allí:
-          Jn 1,45-46: << Felipe encuentra a Natanael y le dice: Al que describió en la Ley Moisés y los profetas he encontrado, Jesús hijo de José de Nazaret. Y le dijo Natanael ¿De Nazaret puede venir algo bueno?. Le dice Felipe: ven y mira(…)>>
-          Jn 7,41-42 y 52: << (…) otros decían: Este es el Cristo y otros decía: ¿Pues no viene el Cristo de Galilea? ¿No dijo la Escritura que la descendencia de David y de la aldea de Belén, de donde venía David, viene el Cristo? (…) Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también de Galilea? Pregunta y mira, que de galilea no sale ningún profeta.>>

Hijo de una virgen: Esta idea queda recogida en Lucas 1, 26-31 así como en Mateo 1, 18-20, en este último apareciendo de la siguiente forma: <<(…) De Jesús Cristo el nacimiento fue así. Desposada su madre, María, con José, antes de que se unieran se encontró embarazada del Espíritu santo (…) Y mientras consideraba él –José- estas cosas, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en un sueño para decirle: José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa; pues lo concebido en ella procede del Espíritu santo (…)>>. Esta idea está elaborada en función de la profecía de Isaías 7, 14: << Mira, una virgen engendrará y dará a luz un hijo, y lo llamará Emmanuel>> cuya frase aparece textualmente en el propio evangelio de Mateo (Mt 1,23). Hay dos reflexiones muy interesantes en la obra de Antonio Piñero (PIÑERO 2012, 58) sobre los motivos que llevaron a sostener un nacimiento virginal en Jesús.
La primera consiste en que nacer de una madre virgen y tener un nacimiento extraordinario era algo muy estimado dentro del mundo grecorromano, público al que van dirigidos estos evangelios, y es en este mundo grecorromano donde encontramos otros ejemplos de individuos supuestamente nacidos de dioses (Pitágoras, Platón o Alejandro Magno).
La segunda es la existencia de leves indicios, aunque no de peso, que apuntan a una concepción y nacimiento ilegítimos de Jesús. Hay algunos textos en los que, de forma contraria a la tradición de la época, se nombra a Jesús como hijo de María y no como hijo de José (Mc 6:3), y por tanto la omisión del padre indicaría una hipotética ilegitimidad. En otros textos se manifiesta esta problemática de una manera más directa como es este fragmento de Jn 8,40-41, donde Jesús replica a los judíos: << Tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre -el Diablo-. Ellos le dijeron: Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios>>. Y en Mt 1,19, aunque no aparece esta acusación de forma directa, sí se dice que << (…) José su esposo, que era justo y no quería escarmentarla, decidió repudiarla en secreto. >> al sospechar del adulterio. Este supuesto de nacimiento fruto del incesto, aunque no es seguro, pudo determinar también el interés en un nacimiento virginal para Jesús.

3º) Pese a las concordancias existen contradicciones, en algunos casos muy notables, entre los distintos evangelios, que denotan distintas fuentes, distintas tradiciones orales, distintos posicionamientos teológicos e interpretativos de la vida de Jesús, y que por tanto vierten imágenes muy distintas del personaje. Pese a estas diferencias los más parecidos entre sí son Marcos, Mateos y Lucas, conocidos en conjunto como Evangelios Sinópticos porque pueden leerse en forma de tabla o sinopsis (PIÑERO 2012, 80).

4º) Existe una considerable distancia cronológica entre los autores de los evangelios y los hechos narrados.
5º) Para ciertos hechos narrados es prácticamente imposible que hubiese testigos visuales, por lo que los relatos debieron basarse en testimonios indirectos, en meras conjeturas, o fueron puras invenciones. Ejemplos claros son el interrogatorio a puerta cerrada de los sacerdotes a Jesús (“proceso judío”) y sobre todo el diálogo privado de Pilato con Jesús (“proceso romano”).

6º) La temporalidad o cronología marcada por los Evangelios no es fiel a la realidad. Aglutinan un enorme número de hechos, dichos y enseñanzas en el espacio de una semana, algo muy inverosímil y que probablemente se dieron en un espacio de al menos 6 meses (PIÑERO 2012, 245-246). Al observar los distintos evangelios la sucesión y temporalidad de los acontecimientos no queda clara, existiendo en ellos un gran interés por cuadrar el conjunto de hechos y dichos en una semana exacta, y produciéndose unos descuadres notables que deben responder a una realidad bien distinta.
En los propios evangelios existen algunos indicios que parecen indicar esta teoría de la temporalidad de los hechos de la pasión, pudiendo destacar el siguiente. Tradicionalmente se ubica la entrada en Jerusalén entorno a marzo/abril, una semana antes de la pascua (y por tanto de su muerte), sin embargo hay datos que apuntan a que más bien este acontecimiento se dio en septiembre, cuando se celebra la fiesta judía de los Tabernáculos, a la que Jesús asistió según el evangelio de Juan. Según Jn 12, 12-13 << una gran multitud iba a la fiesta, al oír: viene Jesús a Jerusalén tomaron las palmas de palmera y salieron a su encuentro y gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el rey de Israel! >>. Es decir, Jesús fue recibido por la gente con palmas, en el mismo momento en que iba a celebrarse una fiesta de la que no se dice cual. Las palmas no eran propias de la zona de Jerusalén sino que eran traídas solo y exclusivamente con razón de la Fiesta de los Tabernáculos, lo que parece indicar que ambos acontecimientos (los tabernáculos y la entrada) más bien coincidieron, y que por tanto Jesús entró en Jerusalén en el mes de septiembre, es decir, unos 6 meses antes de la fecha tradicional de su muerte, y no una semana antes. Esto nos lleva a considerar que los hechos que en los evangelios aparecen comprimidos en una semana debieron desarrollarse en al menos 6 meses.

Los calendarios expuestos por los evangelios son los siguientes (PIÑERO 2012, 310):

EVANGELIOS SINÓPTICOS
(Mc, Mt y Lc)
EVANGELIO DE JUAN


Al comienzo de su vida pública, tras el milagro de las bodas de Caná, se produce la << Purificación del Templo>> (Jn 2:13-22), según este evangelio antes de su propia entrada triunfal en Jerusalén.

Semanas antes de la Pasión tiene lugar el inicio del “proceso judío”, donde deciden darle muerte (Jn 11:47-53)
Domingo: Entrada triunfal en Jerusalén
Domingo: Episodio de la unción en Betania (Jn 12:1)
Lunes: Mc 11:12: Purificación del Templo
Lunes: Entrada triunfal en Jerusalén (Jn 12:12)
De Martes a Jueves por la mañana (Mc 11:20 y 14:1):
-          Episodio de la higuera seca
-          La cuestión de los poderes de Jesús
-          Parábola de los viñadores
-          La cuestión del tributo al César
-          Polémica con los saduceos sobre la resurrección
-          Diálogo sobre el precepto más importante de la Ley
-          Cuestión sobre el origen del mesías.
-          El óbolo o donación de la viuda
-          Discurso apocalíptico de Jesús
De Martes a Viernes, sin precisar, simplemente indicando << antes de la fiesta de la Pascua>> (Jn 13:1):
-          Ultima Cena, no pascual, con el lavatorio de los pies
-          Anuncio de la traición de Judas más las negaciones de Pedro
-          Jn 14-17: Largo discurso de Jesús.

Después de la última Cena, sin precisar más, y hasta el Viernes, cuenta el resto de la historia de la Pasión: Episodio de Getsemaní, traición de Judas, etc.
Martes <> (Mc 14:1): reunión de príncipes de los sacerdotes y escribas para atrapar a Jesús.

Martes o Miércoles (¿?):
-          Unción en Betania (Mc 14:3-10)
-          Traición de Judas

Jueves por la mañana << el primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaban (los corderos) para la Pascua>> (Mc 14:12)
-          Jesús ordena la preparación de la Pascua.
-          Anuncio de la traición de Judas.

Tarde-noche del jueves al viernes[1]
-          Cena Pascual. El viernes sería 15 de nisán y por tanto día de la Pascua
-          Episodio de Getsemaní

Noche del jueves al viernes[2].
-          Viernes  15 de nisán. Es el día de la Pascua.
-          Prendimiento, Proceso Judío, Proceso Romano, etc…
Estando Jesús ya preso Juan cuenta dos simples interrogatorios:
-          Uno por Anás (Jn 18:12) exsumo sacerdote que le pregunta por sus doctrinas y sus discípulos.
-          Otro por Caifás (Jn 19:24) sumo sacerdote en ese momento, pero no se dice nada de entorno a qué conversaron.
Viernes 15 de nisán día de la Pascua:
-          Crucifixión a la hora tercia = 12:00 h
-          Muerte hacia la hora sexta = 15:00 h (Mc 15:42 dice que muere llegada ya la tarde)
-          Enterramiento ¿hacia la hora nona? = 18:00 h
El viernes según el evangelio de Juan es día 14 de nisán, es decir, no es la Pascua sino la preparación de la Pascua. Este día Jesús muere.
Sábado 16 de nisán:
-          Los sinópticos solo dicen que es Sábado, no hay mención a la Pascua, por lo tanto es el día posterior a la Pascua.
-          Jesús en la sepultura.
Sábado 15 de nisán:
-          Es el día de la Pascua según Juan.
-          Jesús está en la sepultura.



[1] Para los judíos viernes, ya que para ellos comienza un nuevo día a partir de las 18:00 h más o menos, a la caída del sol.
[2] Viernes para los judíos.


Llegados a este punto debemos preguntarnos cuales son los criterios a seguir para saber qué es historia y qué invento en los evangelios, pudiendo destacar dos principios esenciales (PIÑERO 2012, 48; PIÑERO Y GÓMEZ 2008, 143-144):

1º) Criterio de dificultad y desemejanza: Se pueden considerar históricos aquellos dichos y hechos que vayan en contra de la concepción teológica en el que se encuentre inmersa (o que al menos sea evidente que no deriva de ella) y que causen problemas al cristianismo y a la Iglesia posterior, siendo por tanto difícil que se hubiesen recogido por escrito de no haber sido ciertos.

2º) Criterio de múltiple atestiguación: Es probable que sea histórico aquel hecho o dicho de Jesús que esté atestiguado por más de una rama independiente de la tradición, a saber:
-          Fuente Q, es decir, el compendio elaborado a raíz de las coincidencias entre Mt y Lc y que no están recogidas en Mc.
-          Evangelio de Mc (el más antiguo)
-          El material exclusivo o propio de Mt y Lc.
-          Algunas tradiciones especiales de Jn u otras fuentes externas al Nuevo Testamento si se demuestran fiables.

Debe aclararse que si una noticia aparece a la vez en Mc, Mt y Lc, en los dos últimos como copia del primero, no se considera que el hecho esté atestiguado por tres fuentes sino que lo estaría por solo una.



III
LA PASIÓN

1 - LA UNCIÓN EN BETANIA:

a) Los Evangelios de Marcos (14,1-9) y Mateo (26:1-13) presenta igual la historia de la unción de Betania. Ubican este acontecimiento dentro de la “semana de pasión”, dos días antes de la Pascua y los ácimos (quizás martes o miércoles) y después de su entrada triunfal en Jerusalén (domingo); y se desarrolla en la casa de Simón el “leproso”, en Betania. En ambos evangelios es una mujer desconocida la que vierte el perfume sobre la cabeza de Jesús.

b) El Evangelio de Juan (12,1-8) lo sitúa al principio de la “semana pasión”, es decir, el domingo en el que Mc y Mt sitúan la entrada triunfal en Jerusalén (para Juan la entrada en Jerusalén se produjo el Lunes), ya que textualmente dice que << (…) Jesús llegó seis días antes de la pascua a Betania (…)>>. En Juan este acontecimiento no se produce en la casa de Simón el “Leproso” sino en la casa de Lázaro, a quien resucitó de entre los muertos, y donde aparecen dos mujeres; Marta y María. En este evangelio es María, hermana de Lázaro, quien con perfume << (…) ungió los pies de Jesús y secó con sus propios cabellos (…)>>

c) El Evangelio de Lucas (7,36-50) difiere de los demás al no situar este acontecimiento dentro del marco de la historia de la pasión, sino en un momento mucho anterior, dentro de la vida pública de Jesús. Al principio el evangelio de Lucas parece no conocer la identidad del dueño de la casa ya que lo define sencillamente como << Uno de los fariseos (…)>>, pero posteriormente al referirse a este personaje lo denomina Simón. Tampoco conoce la identidad de la mujer que ungió sus pies, definiéndola exclusivamente como << una mujer pecadora >>. Ni siquiera se dice en este evangelio si esto sucedió en Betania.

            Las variantes y discordancias de este caso son un ejemplo del complejo proceso de comprensión y exposición de los hechos que se dieron durante la pasión, que los distintos evangelios y el hipotético primer relato sobre la pasión trataron de cuadrar en una semana (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 164). Teniendo en cuenta estas variaciones es difícil situar cronológica y geográficamente este episodio de la Unción en Betania. La hipótesis más defendida es que se produjo antes de la entrada triunfal en Jerusalén, coincidiendo de este modo lo afirmado en Jn y en Lc, por tanto inmediatamente antes de la fiesta de los Tabernáculos, pero sin poder precisar más (PIÑERO 2012, 254). Sobre los personajes que participaron en este pasaje tampoco puede afirmarse gran cosa, pero viendo las noticias dadas por los distintos evangelios podemos decir que probablemente no se conoció la identidad de la mujer que ungió a Jesús, que ni mucho menos fue María Magdalena como afirma la tradición posterior (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 165); y que a lo mejor el dueño de la casa pudo llamarse Simón, pero poco más.







2- ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN:

Como ya hemos comentado la ubicación de la entrada en Jerusalén en domingo (evangelios sinópticos) y lunes (evangelio de Juan) no puede ser tomada al pie de la letra. El recibimiento con palmas que se cita en todos los evangelios, y el apunte de Jn 12: 12-13 de que en el momento en que llega Jesús << (…) una gran multitud iba a la fiesta (…)>>, parecen indicar que la entrada en Jerusalén coincide con la celebración de la fiesta de los Tabernáculos, y que por tanto dicha entrada no se produce una semana antes de su muerte sino hasta seis meses antes, en septiembre.

            La narración de los acontecimientos relacionados con dicha entrada son similares en todos los evangelios (Mc 11,1-10 / Mt 21, 1-11 / Lc 19,28-40 / Jn 12, 1-19), y puntualmente algunos difieren u aportan información que no aparecen en otros. Este acontecimiento se encuentra repleto de referencias, en ocasiones textuales y explícitas, a pasajes y profecías del Antiguo Testamento, lo cual conlleva la duda evidente de si estamos ante un hecho histórico o ante una reconstrucción literaria de los evangelistas. Haciendo una lectura paralela podemos resumirlo de la siguiente manera:

            En primer lugar todos los evangelios mencionan que Jesús ordenó a sus discípulos hacerse de un burro en el que posteriormente montó para entrar en Jerusalén. Se ha considerado que este pasaje es una referencia clara a la profecía de Zacarías 9,9, algo que de hecho reconocen claramente y sin tapujos los propios autores de los evangelios de Mateo y Juan:

Zacarías
9, 9
<< ¡Exulta sin freno, Sión, grita de alegría, Jerusalén! Que viene a ti tu rey: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en una cría de asna.>>
Mateo
21: 1-5
<< (…) Y cuando se acercaron a Jerusalén y fueron a Betfage, junto al monte de los Olivos, entonces Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea frente a vosotros, y al instante encontrareis una burra atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos. Y si alguien os dice algo, le diréis que el señor tiene necesidad de ellos. Esto ocurrió para que se cumpla lo dicho mediante el profeta cuando dice: Decid a la hija de Sión: Mira, tu rey vendrá a ti tranquilo montado en un burro, en un pollino hijo de acémila >>
Juan
12: 14-15
<< Y cuando Jesús encontró un pollino, lo montó, tal y como está escrito: Deja de temer, hija de Sión; mira, tu rey viene montado sobre la cría de un burro (…)>>.

            Esta utilización de la profecía de Zacarías obliga a la cautela a la hora de considerar este hecho como histórico. Por un lado podría ser histórico y que Jesús, como buen judío y conocedor de la Escritura, quisiera dar cumplimiento a esta profecía para así presentarse como mesías y legitimarse en dicha postura con apoyo en el Antiguo Testamento. Pero por otro lado podría no serlo y ser una creación de los autores de los evangelios para hacer ver que con Jesús se cumplió dicha profecía. En cualquier caso esta problemática encierra dos interpretaciones del mesianismo de Jesús que posteriormente trataremos.

            Siguiendo la lectura de los evangelios vemos como en todos ellos se afirma que la gente lo recibe con entusiasmo y con una proclama que, aunque no es exacta en los cuatro evangelios en cuanto a la trascripción, sí dicen lo mismo en el fondo. Son proclamas totalmente mesiánicas que hacen referencia textual al Salmo 118, 26, y referencia quizá no textual pero sí al sentido general del Salmo 148.

Salmo
118,26
<< ¡Bendito el que entra en nombre de Yahvé! Os bendecimos desde la Casa de Yahvé.>>
Marcos
11: 9-10
<< Y los que iban por delante y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna[1]! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!; bendito el reino por llegar de nuestro padre David. ¡Hosanna en las alturas! >>
Mateo
21: 9
<< Y las gentes que lo precedían y seguían gritaban diciendo: ¡Hosanna al hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor; Hosanna en las alturas >>.
Lucas
19: 37-38
<< Y cuando ya estaba cerca de la pendiente del monte de los Olivos, comenzaron toda la multitud de discípulos contentos a alabar a Dios con grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: Bendito el que viene, el rey, en nombre del señor. Paz en el cielo y gloria en las alturas>>
Juan
12: 12-13
<< Al día siguiente, una gran multitud que iba a la fiesta, al oír: viene Jesús a Jerusalén tomaron las palmas de palmera y salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el rey de Israel!>>.

            Nuevamente tenemos la duda de la historicidad de este recibimiento, barajando la opción de que realmente las gentes lo recibieran con estas proclamas al conocerlas por las Escrituras; o bien que sean una reconstrucción de los evangelistas.

            A partir de aquí comienzan las divergencias entre los evangelistas. En Mc (el más antiguo) y Jn (el más tardío) no se aporta ningún dato más con respecto a esta entrada. Mt menciona la duda de algunas personas en torno a la figura de Jesús y como otros respondían diciendo que << Este es el profeta Jesús de Nazaret, de Galilea>> (Mt 21,11). Lc 19, 39-40 por su parte introduce un diálogo muy interesante en el que un grupo de fariseos, escandalizados ante las proclamas mesiánicas con las que la gente se dirigía a Jesús, le piden que reprimiese a sus discípulos por ello, y como respuesta les dijo que << (…) si llegan a callarse, las piedras hablarán>>, un comentario un tanto belicista o amenazante que se desliza sutilmente en el evangelio de Lucas.

            Tras esta síntesis de la entrada triunfal en Jerusalén y la evidente utilización de profecías y fragmentos del Antiguo Testamento, debemos posicionarnos en si estamos ante un hecho histórico o no.
Probable estemos ante un hecho histórico que sucedió, grosso modo, de la manera en que está escrito, básicamente por el criterio de múltiple atestiguación, ya que aparece en todos los evangelios. Ahora bien, hay un argumento de mayor peso para defender la historicidad de este acontecimiento y es el criterio de dificultad (PIÑERO 2012,254-255).
            El pasaje está cargado de un claro componente mesiánico, es decir, se utiliza por los evangelios para remarcar a Jesús como mesías, y es probable que en la base Jesús actuara conforme a esa intención mesiánica, lo que explicaría básicamente el pasaje del burro. Tradicionalmente el cristianismo trata de vender un mesianismo de Jesús  pacífico, humilde, universal y estrictamente espiritual, en contraste con el mesianismo judío que es más guerrero, belicista, político y nacionalista; pero si atendemos a las referencias proféticas realizadas, vemos como el mesianismo que se esconde en el trasfondo, y que sería el mesianismo que concebiría el  propio Jesús, es más bien un mesianismo judío. Es decir, se hace difícil creer que los autores cristianos plasmaran en los evangelios unos conceptos judaizantes, que van en contra de su idea de mesías pacífico y humilde, si no fuesen hechos históricos y reales. Evidentemente trataron de adaptar todo lo ocurrido a sus concepciones teológicas, pero no pudieron obviar toda la realidad. Pongamos ejemplos de por qué debemos considerar una concepción mesiánica judía en Jesús:
Todo el pasaje gira en torno a la mencionada profecía de Zacarías 9,9, que Jesús conocía y probablemente quiso dar cumplimiento, y los evangelistas lo utilizan para remarcar que Jesús entró  <<humilde y montado en un asno>> (Zac 9,9). Ahora bien, este pacifismo es tan solo aparente, ya que si se lee al completo y en su conjunto, es muestra clara de un mesianismo judío político y guerrero. En Zacarías hay un mesianismo pacífico solo para los israelitas pero no para los paganos, quienes tras esa entrada en asno serán masacrados. De mesianismo universal tiene poco, y a propósito de esto Zac 9:13-15 dice lo siguiente: << He tensado como un arco a Judá, lo he cargado con las flechas de Efraín. Voy a incitar a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Yaván, te transformaré en espada de guerrero. Yahvé aparecerá junto a ellos, saldrán como relámpagos sus flechas: Yahvé tocará el cuerno y avanzará en los torbellinos del sur. Yahvé Sebaot los escudará, devorarán como carne a los honderos, beberán la sangre -de los enemigos- como vino, rebosarán como copa de aspersiones, como los salientes de un altar. >>.
            El tratamiento de Jesús como Rey-Mesias es constante. La profecía de Zacarías (9,9) menciona: << (…) grita de alegría, Jerusalén! Que viene a ti tu rey >> montado en el asno; y en los propios evangelios, ya sea en relación con el pasaje del burro o con el de las proclamas de la gente, Jesús es considerado como rey de Israel e hijo de David. Además, Jesús toma una actitud amenazante en Lc 19: 39-40 ya que le dice a los fariseos que << (…) si llegan a callarse, las piedras hablarán>>.

            Por tanto, aunque a diferencia de otros individuos que se proclamaron mesías Jesús no formó ejército poderoso, el hecho de haber dado confirmación a la profecía de Zacarías o que se le asocie a ella, indicaría que su mesianismo, o la idea de mesianismo que mantuvo aunque no se considerara mesías, es también político y no únicamente espiritual. De esta forma es probable que estemos ante un acontecimiento histórico, ya que se hace difícil pensar que los evangelistas plasmaron un hecho que va en contra de sus propias concepciones teológicas si este hecho no hubiese ocurrido realmente.





3 – LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO DE JERUSALÉN:

            Los tres evangelios sinópticos (Mc, Mt y Lc) coinciden grosso modo al situar este suceso inmediatamente después de la entrada triunfal en Jerusalén, haciendo los tres una exposición similar; mientras que el evangelio de Juan cambia por completo la ubicación cronológica de este acontecimiento y lo sitúa al comienzo de la vida pública de Jesús.

Mc 11, 15-19
Tras la entrada triunfal en Jerusalén y tras el pasaje de la higuera seca: << 15Y se dirigen a Jerusalén. Y tras entrar al Templo comenzó a expulsar a los vendedores y compradores del Templo, y las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían las palomas las derribó, 16 y no permitía que nadie moviera instrumentos por el Templo. 17 Y les explicaba: ¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración por todas las naciones?[2]. Pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones[3]. 18 Y escucharon los sumos sacerdotes y los escribas y trataban de hallar cómo perderlo; pues le temían, pues toda la muchedumbre quedaba fuera de sí a causa de su enseñanza. 19 Y cuando llegó la tarde, se marchaban de la ciudad.>>
Mt 21, 12-17
Tras la entrada triunfal en Jerusalén pero antes del pasaje de la higuera seca: << 21 Y entró Jesús al Templo y arrojó a todos los que vendían y compraban en el Templo, y las mesas de los cambistas las derribó y las sillas de los que vendían las palomas, 13 y les dice: Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración[4]. Pero vosotros la habéis hecho cueva de bandoleros[5]. 14Y se le acercaron ciegos y cojos en el Templo, y los curó. 15 Pero al ver los sumos sacerdotes y los escribas los milagros que hizo y a los niños que gritaban en el Templo y decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, se indignaron 16y le dijeron: ¿Escuchas qué dicen estos?. Y Jesús les dice: Sí. ¿Nunca leísteis que de la boca de los niños y de los que maman me procuré alabanza?[6].17Y dejándolos atrás salió de la ciudad hacia Betania y acampó allí.>>
Lc 19, 45-48
Tras la entrada en Jerusalén: <<45Y entrando al Templo comenzó a expulsar a los que vendían, 46diciendo: “Está escrito: Y mi casa será casa de oración[7], pero vosotros la convertisteis en cueva de bandoleros[8]”. 47Y se pasaba el día enseñando en el Templo. Pero los sumos sacerdotes y escribas buscaban perderlo, y los dirigentes del pueblo, 48 y no encontraban qué le harían, pues el pueblo entero estaba pendiente escuchándolo.>>

Jn 2:  14-21
Al principio de su vida pública: << 14Y encontró en el Templo a los que vendía bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas allí sentados, 15y tras preparar un látigo con cuerdas echó a todos del Templo, y a las ovejas y bueyes, y de los cambistas desparramó el dinero y volcó las mesas, 16y a los que vendían palomas les dijo: “Llevaos esto de aquí, dejad de hacer de la casa de mi Padre una casa de negocios”. 17Recordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me devorará[9]. 18Por su parte, respondieron los judíos y le dijeron: “¿Qué señal nos muestras, que haces esto?”. 19Respondió Jesús y les dijo: “Destruid este Templo y en tres días lo levantaré”. 20Le dijeron por su parte los judíos: “En cuarenta y seis años fue construido este Templo, ¿ y tú en tres días lo levantarás?. 21Pero aquel hablaba sobre el Templo de su cuerpo.>>

            Probablemente este acontecimiento debió producirse con posterioridad a la entrada triunfal en Jerusalén y no al principio de la vida pública como indica el evangelio de Juan, ya que debió tener consecuencias casi inmediatas en el posterior prendimiento de Jesús (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 197). Mencionada la dificultad de su ubicación cronológica, lo que sí parece claro es la autenticidad histórica de este acontecimiento, por su múltiple atestiguación y por ser uno de los claros detonantes de la ira de las autoridades judías. Este suceso debió producir un notable disturbio con agresiones en las que debieron verse inmersos un Jesús bastante iracundo; los discípulos; los cambistas y comerciantes; la policía del Templo y autoridades judías; y quizás los romanos.
Lo importante de este pasaje es que los estudiosos cristianos (católicos y protestantes), han visto en ello el principal ejemplo de que Jesús rompió con el culto en el Templo y el judaísmo en general. Sin embargo, si releemos los textos podemos observar como Jesús no rompe con el judaísmo sino que se reafirma en él, “purificando” y revalorizando la institución del Templo como lugar de encuentro con Yahvé. En síntesis Jesús no deja de ser judío radical, fiel observante de la Ley de Moisés y de las tradiciones e instituciones judías.









4 - LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS:

            El pasaje de la última cena aparece en todos los evangelios (Mc 14, 12- 25 / Mt 26,17-35  / Lc 22, 7-38 / Jn 13-14), siendo tratado de forma muy similar en los evangelios sinópticos (Mc, Mt y Lc) y algo más diferente en Jn, quien incluye un largo monólogo de Jesús. Todo el pasaje de la última cena se asocia a varias ideas que tradicionalmente el cristianismo ha sostenido como ciertas y que dan cuerpo teológico a este acontecimiento, pero que deben ser matizadas ya que pueden no corresponderse con la realidad histórica:
-          1º) Consideración de que fue una cena pascual.
-          2º) Afirmación de que en dicha cena pascual Jesús instituyó la eucaristía.
-          3º) La figura de Judas como traidor.

1º) ¿Fue una cena Pascual?

a) La principal baza para sostener que fue una cena Pascual es el relato de los evangelios de Mc, Mt y Lc. Los tres evangelios sinópticos afirman que fue una cena Pascual, pero en Marcos y Mateo solo lo mencionan en relación con los preparativos de dicha cena. Mc 14:12 << Y el primer día de los ácimos, cuando sacrificaban la Pascua, le dicen sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos y preparemos para que comas la Pascua?
            Es Lucas el único que afirma claramente que fue una cena Pascual en el propio relato de la cena. Lc 22:14-16 << Y cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los apóstoles con él. Y les dijo: “Con ansia deseé comer esta Pascua con vosotros antes de que sufra; pues os digo que de ninguna manera la comeré hasta que se cumpla en el reino de Dios”.>>
            Debemos recordar que para los judíos el día termina con la puesta del sol, aproximadamente lo que para nosotros podrían ser las seis o siete de la tarde. Estos tres evangelios sitúan la última cena en la tarde-noche del jueves, lo que para ellos ya sería viernes, día 15 de nisán según los sinópticos, y por tanto día de la Pascua.

b) Por otro lado hay textos que apoyan la tesis contraria. El Evangelio de Juan, que es una fuente algo más tardía, no menciona la Pascua y niega de modo expreso que esta cena tuviese lugar en dicha festividad. Jn 13:1-4 << Antes de la fiesta de la Pascua, sabedor Jesús que llegó su hora de pasar de este mundo al padre, como amara a los suyos de este mundo, los amó hasta el final. Y llegada la cena, como ya hubiera el diablo arrojado al corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el entregarlo, sabedor él que todo lo puso el Padre en sus manos y que Dios vino y a Dios iba, se levanta de la cena y pone sus ropas, tomando un paño se lo ciñó (…) >>.
Este evangelio ubica la acción antes de la Pascua y en ningún caso hace referencia a que fuese Pascual. Para Juan el día de la Pascua no era el viernes sino el sábado, y por tanto, esta cena tuvo lugar el día anterior a la Pascua. En función del criterio de dificultad resulta complicado entender como el evangelio de Juan, que sin duda es el más cargado de dogma cristiano, no afirma, en contra de su propia teología, que dicha cena es Pascual. Esta omisión por parte del evangelio pudo deberse a que realmente dicha cena no fue Pascual, una realidad que no pudo obviar.

c) Si acudimos a una fuente más antigua, la Primera Carta a los Corintios de Pablo, vemos como tampoco dice en ninguna parte que fuera una cena Pascual: << Porque yo recibí del Señor lo que os trasmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo (…)>> (1ª Cor 11: 23-24)

d) Más allá de la mera mención en los evangelios de si era o no una cena pascual, existen otros elementos que permiten apoyar la negación de que lo fuera (PIÑERO 2012, 260-261):
-          Ni en los cuatro evangelios ni en Pablo aparecen los elementos típicos de una cena pascual, a saber; no se menciona el cordero, ni las hierbas amargas, ni se sigue el orden de las copas.
-          Si Jesús hubiese instituido un recuerdo suyo solemne en una cena tan marcada y tradicional como la pascual, este acto habría dado lugar a una cena anual solemne cristiana en esta fecha. Y no es el caso.
-          Si vemos como continúa la narración de los hechos que acontecen durante la pasión observamos como los evangelistas no vuelven a mencionar que están en el día de la Pascua.

e) Por tanto debemos considerar que la alusión en los evangelios sinópticos de la última cena como pascual, y la coincidencia del día de su muerte con el de la Pascua, es un añadido de la tradición cristiana primitiva, motivada por una teología cada vez más común entre los cristianos que hacía de Jesús y de su sacrificio en la cruz el sustituto del sacrificio del cordero en la Pascua Judía. Es decir, presentan a Jesús como el Cordero de Dios, cuyo sacrificio, al igual que el del cordero para los judíos, tiene una misión redentora (PIÑERO 2012, 260-261).

En síntesis deberíamos afirmar que esta última cena no fue pascual sino una cena solemne de despedida de sus discípulos motivada por dos posibles razones:
-          Despedida ante el temor y la intuición de que sería capturado por su enfrentamiento con las autoridades judías.
-          Despedida por su creencia de que el Reino de Dios estaba cercano y que una vez instaurado allí celebraría otro banquete.

2º) ¿Instituyó la Eucaristía en esta cena?

a) Los testimonios sobre la institución de la Eucaristía son muy contradictorios. El primer relato, desde el punto de vista cronológico, que menciona esta institución es la carta de Pablo (54-58 dC) 1 Cor 11:23-27: << Porque yo recibí del Señor lo que os trasmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía”. Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”. Pues de hecho, cada vez que coméis  de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva. Por consiguiente, el que como del pan o bebe de la copa del Señor indignamente tendrá que responder del cuerpo y de la sangre del Señor>> (1ª Cor 11, 23-27)
            Pero Pablo niega que recibiera información de este acontecimiento de algún discípulo y afirma que la <>, a modo de una visión o revelación, del mismo modo que lo afirma en Gálatas:
Gál 1,11-12: <revelación de Jesucristo
. >>
Gál 2,2: << Subí movido por una revelación y les expuse a los notables en privado el Evangelio que proclamo entre los gentiles para ver si corría o había corrido en vano>>

            Posteriormente la Eucaristía es recogida en los tres Evangelios Sinópticos (Mc 14, 22-25 / Mt 26, 26-30 / Lc 22, 14-20), que siguen la línea teológica de Pablo, a quien usan de fuente.

b) En el Evangelio de Juan no se dice nada de la Eucaristía en relación con esta cena, algo llamativo ya que este evangelio tiene a su vez temas eucarísticos claros en un momento anterior a la propia Pasión, en su capítulo 6,51. Sin embargo, como decimos, este evangelio omite toda referencia a la eucaristía para este momento de la última cena e incluye otro rito que no es mencionado en los otros textos, un lavatorio de pies.

c) La Eucaristía tampoco parece desempeñar papel alguno en otros relatos antiguos del cristianismo primitivo, como en Hechos de los Apóstoles y en la Didaché o Doctrina de los XII apóstoles (ca. 110 dC).
En Hechos de los Apóstoles, que podría ser la segunda parte del Evangelio de Lucas, hay diversos pasajes en los que únicamente se menciona la “fracción del pan”, sin hacer alusiones eucarísticas a que fueran la carne y sangre de Cristo, e incluso sin mencionarse la propia presencia del vino. Parece más bien que en estos fragmentos lo que se presenta es una comida en común, fraternal y más o menos solemne, pero ningún tipo de ritual como entendemos la Eucaristía hoy día.

Hechos
2, 42 y 46
<<42Había quienes perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, la unión, la fracción del pan y las oraciones (…) 46y cada día, perseverando en el Templo con un  mismo aliento y partiendo en casa el pan, participaban de un género de vida con gozos y sencillez de corazón. >>
Hechos
20, 7 y 11
<<7Durante el primer día de la semana, reunidos nosotros para partir el pan, Pablo, que iba a partir al día siguiente, hablaba con ellos y prolongaba la charla hasta media noche (…) 11 Y tras subir, partir el pan, comer abundantemente y conversar hasta el amanecer, se marchó así.>>
Hechos
27, 35
<<35 Y tras decir esto y tomar pan, dio gracias a Dios ante todos y, tras partirlo, comenzó a comer.>>

            En la Didaché o Doctrina de los Doce apóstoles (ca. 110 dC) se menciona en los capítulos 9 y 10 una liturgia judeocristiana primitiva, llamada “eucaristía”. Tal y como se narra en este documento es una ceremonia muy parecida a una simple comida comunal judía en un día festivo, denominada qiddush, y que consiste en; primero se bendice el vino y luego el pan (en hebreo “pan” significa a veces todo tipo de alimento, comida en general), siendo el inicio de la comida propiamente dicha. A esto se le asocian una serie de oraciones de acción de gracias a Dios, plegarias por la Iglesia, y se expresa el anhelo cristiano, común en esos momentos, de que se acabe el mundo cuanto antes y que venga el Señor Jesús. Sin embargo en todo ello no hay mención alguna a la sangre y cuerpo de Jesús, ni a “comunión” alguna tal y como la entendería Pablo.

d) Haciendo una síntesis general de todos los textos, podemos decir que una de las interpretaciones más plausibles con respecto a la institución de la eucaristía es la siguiente:
            La ausencia de menciones al cuerpo y sangre de Cristo en Hechos de los Apóstoles y en la Didaché parece indicar que Jesús no instituyó la Eucaristía en la Última Cena. Si observamos lo dicho en ambas fuentes podemos exponer las siguientes ideas:
-          Se puede hablar de comidas comunales, más o menos solemnes, en las que en textos de Hechos de los Apóstoles aparece la fracción del pan pero no el vino.
-          Bendecir primero el vino y posteriormente el pan, tal y como se recoge en la Didaché, era típico en las comidas solemnes judías y no era nada nuevo (PIÑERO 2012, 269).

Otro argumento de peso para negar que Jesús instituyera la Eucaristía es la propia fe judía que él profesó sin paliativos. En el judaísmo no cabía ni cabe la idea de la “comunión o ingestión del dios”, y es una idea que ni Jesús pudo defender ni pudo pasársele por la cabeza ya que hubiera supuesto una ruptura con todos sus esquemas religiosos y rituales judíos, cosa que nunca hizo. De hecho, resultaría complicado explicar cómo Jesús hubiera roto con el judaísmo instaurando la Eucaristía, cuando días antes se presentó como un mesías judío (entrada en Jerusalén) y purificó el Templo reafirmando su validez como lugar de culto a Yahvé.

            La institución de la Eucaristía por Jesús no es un hecho histórico, y ni procede de él ni de la Iglesia primitiva de Jerusalén, sino de Pablo de Tarso. Pablo fue el iniciador de una tradición propia que interpreta en forma de Eucaristía una parte importante de la Última Cena, afirmando haberla recibido directamente del cielo (visión-revelación), y de la que deja constancia en sus epístolas (especialmente 1ª Cor 11,23-27). Posteriormente, entre 20 y 40 años después, esta interpretación de la última cena es recogida también en los evangelios sinópticos (Mc, Mt y Lc), como seguidores de la línea teológica marcada por Pablo. El evangelio de Juan, siguiendo una línea interpretativa algo diferente a la de Pablo, trata de “corregir” esta versión de la última cena y borra la Eucaristía de todo este pasaje para añadir otro rito, el lavatorio de pies.

            La Eucaristía de Pablo es resultado de la confluencia de elementos propios del paganismo y de la cultura judía. Se apoya mucho en el ritual de las religiones paganas mistéricas, donde era muy importante el simbolismo de la “teofagia” (ingestión de la divinidad por el ser humano) mediante algún alimento que representara al dios (Dioniso = carne de un cabrito / Atis = mezcla de pan y líquido). De este modo acercaba la fe en Jesús a un amplio sector de la población que pretendía atraer, el pagano. En este ritual utiliza dos alimentos típicos en las comidas solemnes judías, el pan y el vino, pero mientras los judíos bendecían en primer lugar el vino y posteriormente el pan, Pablo invierte el orden y bendice primero el pan y posteriormente el vino, dejándolos asociados y vinculados al cuerpo y sangre de Cristo (PIÑERO 2012, 269).
            En síntesis podemos decir que Jesús difícilmente instituyó la Eucaristía y que más bien estamos ante un teologuema, es decir, una idea teológica (en este caso de Pablo) introducida en una narración que pretende y aparenta ser histórica, y por la cual una cena solemne de despedida se convierte en cena pascual, y algo tan habitual en la cultura judía como es bendecir el vino y el pan se interpretan de modo eucarístico y se asocian al cuerpo y sangre de Jesús.

3º) La figura de Judas como traidor

            En principio no hay motivos para dudar de la existencia real de Judas Iscariote, pero sí debemos señalar la dudosa historicidad de las escenas en las que aparece y del tratamiento general que se hace de su figura.

La traición de Judas a Jesús se evidencia inicialmente en el episodio de la Última Cena, pero existen algunas diferencias importantes en los distintos Evangelios:




Marcos
(70-71 dC)
En un momento anterior a celebración de la cena Mc 14,10-11 dice: << 10Y Judas Iscariote, uno de los doce, se dirigió a los sumos sacerdotes para entregárselo. 11 Y ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y buscaba como lo entregaría en el momento oportuno. >>.
Durante la cena Mc 14,18-21: << 18Y una vez recostados a la mesa y comiendo, Jesús dijo: “Con seguridad os digo que uno de vosotros me entregará, uno que come conmigo”.19Comenzaron a disgustarse y a decirle uno por uno: “¿Acaso yo?”. 20Pero él les dijo: “Uno de los doce, el que unta conmigo en el plato. 21Porque el Hijo del hombre camina tal como está escrito sobre él, pero ¡ay de ese hombre debido al cual el Hijo del hombre es entregado! Mejor sería para él si no hubiera nacido ese hombre”>>



Mateo
(80-90 dC)
Durante la cena Mt 26,20-25: << 20Y llegada la tarde, se recostó a comer junto a los doce. 21Y mientras comían, dijo: “Con seguridad os digo que uno de vosotros me entregará”.22 Y muy entristecidos comenzaron a decirle uno por uno: “¿Acaso soy yo, señor?”.23Y como respuesta, dijo él: “El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ese me entregará”.24”El Hijo del hombre camina por donde está escrito sobre él, ¡ay del hombre aquel por el cual el Hijo del hombre es entregado!; ¡ mejor hubiera sido para él si no hubiera nacido el hombre ese!.25Como respuesta le dijo Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, rabí?”. Le dijo: “Tú lo has dicho”.>>

Lucas
(80-95 dC)
Durante la cena Lc 22,21-23: << 21“Pero, mirad, la mano del que me va a entregar está conmigo sobre la mesa.22 Porque el Hijo del hombre camina según lo determinado, pero ¡ay del hombre por el cual es entregado!”. 23 Y comenzaron a preguntar entre ellos cuál de ellos sería el que iba a hacer eso.>>


Juan
(100-110 dC)
Durante la cena Jn 13, 21-27 << 21Tras decir esto, Jesús se agitó en su espíritu y dio testimonio y dijo: “Verdaderamente, verdaderamente os lo digo, uno de vosotros me entregará”. 22Se miraban unos a otros los discípulos preguntándose “¿ de quién habla?. 23Se había recostado uno de sus discípulos en el seno[10] de Jesús, al que amaba Jesús. 24Por su parte le hace una seña con la cabeza Simón Pedro para saber quién era ese del que hablaba. 25Recostándose él sobre el pecho de Jesús, le dice: “Señor, ¿Quién es?”. 26Responde Jesús: “Es aquel para el que yo unte un trozo y se lo dé”. Así pues, tras untar un trozo lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote.27 Y junto con el trozo entró en ese momento en él Satanas. Por su parte, le dice Jesús: “Lo que vas a hacer, hazlo rápido”.>>

            Tradicionalmente se considera que en la última cena Jesús desveló que Judas Iscariote le traicionaría, es decir, que el maestro ya tenía conocimiento de los planes de este; pero la afirmación directa por Jesús de que Judas era el traidor tan solo aparece en Mateo 26,25 y Juan 13,26. Ni en Marcos ni en Lucas Jesús pronuncia su nombre, realizando únicamente una denuncia general que levantó algunas dudas entre los discípulos y poco más. Incluso el pasaje de Marcos anterior a la última cena (Mc 14,10-11) en el que se narra la “negociación” de Judas con los sumos sacerdotes para entregarlo, aparece escrito como una noticia que conoce el autor del evangelio pero no indica en ningún caso que lo conociese el mismo Jesús.
            También resulta interesante ver como los tres evangelios sinópticos incluyen una maldición de Jesús sobre el traidor (Mc 14,21 / Mt 26, 24 / Lc 22,21); y sin embargo Juan elimina esa maldición de su narración y presenta al propio Jesús incitando a Judas a la traición, algo que parece impensable que tenga verosimilitud histórica (Jn 13, 26-27). Esta peculiaridad de Juan responde a su teología de un Jesús que entrega su vida porque así lo quiere y con plena conciencia.
En síntesis estas predicciones de Jesús sobre la traición de Judas y las maldiciones posteriores deben considerarse un vaticinium ex eventun, es decir, una profecía atribuida a Jesús por el evangelista, o su fuente, una vez sucedidos los hechos de los que dichos autores tendrían conocimiento (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 194; PIÑERO 2012, 278). En este sentido se hace difícil pensar que, a tenor de lo que dicen los evangelios, el propio Jesús tuviese conocimiento de la traición de Judas, lo expusiese en la Última Cena, y fuese acogido con alguna duda pero no menos parsimonia por parte de sus discípulos. Las ideas que podemos extraer de todo ellos son las siguientes:
-          No hay motivos para dudar de la existencia de Judas y de que traicionara a Jesús.
-          Que Jesús tuviera noticias o intuición de que alguno de sus discípulos le traicionaría es una incógnita.
-          Es muy improbable que Jesús conociera, expusiera, y profetizara los planes de Judas durante la Última Cena, y de haber tenido conocimiento de la traición de Judas debió ser ya en el mismo momento de su prendimiento. De haberlo sabido y expuesto durante la cena habría sido inexplicable la tranquila reacción del resto de discípulos. Además en Mt 26, 50 se observa como en el mismo momento en que Judas lo está entregando Jesús no sabe qué está sucediendo (<< Amigo, ¿a qué has venido? >>)
-          Los autores de los evangelios sinópticos, sabedores a posteriori de la traición de Judas, completan este pasaje de la Última cena con un vaticinium ex eventun y una serie de maldiciones de Jesús sobre Judas.
-          Juan realiza lo mismo que los otros evangelios pero corrigiéndolos en una línea teológica diferente, que muestra a Jesús como instigador de la traición ya que encuadra su muerte dentro de un plan divino que él conoce y debe favorecer que se cumpla.

4º) Síntesis de la Última Cena

-          No fue una cena pascual sino una cena solemne de despedida (qiddush), cercana a la fecha de la Pascua, pero no durante la Pascua. La consideración de cena pascual es un añadido del cristianismo posterior que aparece en los evangelios sinópticos, y que se halla inmerso en la intención de presentar a Jesús como el cordero de Dios, cuyo sacrificio expurga los pecados del mundo.
-          Jesús no instituyó la Eucaristía ni se le paso por la cabeza nada semejante. Es más bien un teologuema introducido a raíz de una interpretación de Pablo de Tarso sobre la Última Cena.
-          Muy probablemente durante la cena se siguió el orden protocolario típico de las cenas solemnes judías (qiddush), con una acción de gracias inicial, posteriormente bendición del vino, y en último lugar bendición del pan.
-          No hay motivos para dudar de la existencia de Judas y su traición, pero difícilmente Jesús pudo saberlo y exponerlo en la última cena, en lo que más bien es un vaticinium ex eventum.


5 – GETSEMANÍ Y EL PRENDIMIENTO DE JESÚS:

            El pasaje de Getsemaní aparece en Mc 14, 32-42 y Mt 26, 36-46 de forma prácticamente idéntica. También se narra en Lc 22, 39-46, pero en cambio Juan omite totalmente este pasaje y lo sustituye por un largo diálogo entre Jesús y sus discípulos (Jn 13,31 – 17,26).

Marcos
14, 32-42

<< 32Y se marchan a un lugar cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: “Sentaos aquí hasta que rece”. 33Y se lleva a Pedro, Jacobo y Juan consigo y empezó a quedarse admirado y a angustiarse, 34y les dice: “Triste sobremanera es mi vida[11] hasta la muerte; quedaos aquí y velad”. 35 Y tras adelantarse un poco cayó a tierra y suplicaba que si es posible pasara de él el momento[12], 36y decía: “Abbá, Padre, todo te es posible: aparta esta copa de mí; pero no porque yo quiero, sino porque tú (quieres)”. 37Y se marcha y los encuentra durmiendo, y le dice a Pedro: “Simón, ¿duermes? ¿No tuviste fuerza para velar una hora? 38Velad y rezad, para que no entréis en tentación; el espíritu es animoso pero la carne débil”. 39 Y tras marcharse de nuevo, rezó diciendo la misma oración. 40 Y de nuevo al volver los encontró durmiendo, pues estaban sus ojos cargados, y no supieron qué responderle. 41 Y se marcha una tercera vez y les dice: “Dormid en adelante y descansad; basta; llegó la hora; mira cómo es entregado el Hijo del hombre en manos de los pecadores. 42 ¡ Levantaos, vamos; el que me entrega ya está cerca!.>>
Lucas
22, 39-46

<< 39Y saliendo se encaminó, según la costumbre, hacia el monte de los Olivos, y le siguieron también los discípulos. 40Y una vez en el sitio, les dijo: “Rezad para que no caigáis en tentación”. 41Y él se alejó de ellos como a tiro de piedra y, puesto de rodillas, rezó, 42diciendo: “Padre, si quieres aparta este vaso de mí; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. [43Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. 44Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.][13]. 45Y tras levantarse de su oración se fue donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza, 46y les dijo: “¿Por qué dormís? Rezad en pie para que no caigáis en tentación”. >>

            Este pasaje se caracteriza por la angustia y dudas de Jesús narradas en Mc y Mt. La omisión de todo ello en evangelio de Juan se interpreta como censura, ya que iría contra la elevada dignidad en la que sitúa a Jesús. Sin embargo en otros pasajes de Juan y en la Epístola de los Hebreos 5, 7-10, sí aparecen esas dudas y angustia de forma más difuminada.

            En función del criterio de dificultad se considera que lo sucedido en el huerto de Getsemaní es auténtico en su núcleo esencial o en su contexto más general, es decir, en lo referente a la angustia y dudas de Jesús, ya que es inverosímil que los evangelistas mostraran esa imagen de Jesús si no hubiera sido así realmente. (PIÑERO 2012, 283; PIÑERO y GÓMEZ 2008, 207). Sin embargo la dramatización de la escena, y sobre todo la oración de Jesús, no debió suceder tal como está descrita y debe tratarse de una creación del evangelista. Esto se intuye por los siguientes aspectos (PIÑERO 2012, 283).
-          Los evangelios de Marcos y Mateo utilizan el recurso literario de la triple repetición, lo que puede indicar que no estamos ante hechos históricos sino ante una construcción literaria.
-          De los textos se extrae que Jesús rezó en soledad y que los discípulos estaban dormidos, hecho que es probable que sucediera tal cual, pero que invita a hacernos una pregunta ¿Quién oyó o fue testigo de sus oraciones si todos estaban dormidos? En respuesta se suele considerar que Marcos inventó e imaginó el contenido de las plegarias de Jesús en base a otras oraciones pronunciadas por Jesús en otros momentos de su vida, y de las que quizás sí tuvo constancia.
Seguidamente los evangelistas narran el episodio del prendimiento de Jesús con similitudes pero no menos divergencias en los hechos (Mc 14,43-52 / Mt 26, 47-56 / Lc 22, 47-53 / Jn 18, 2-11). Realizando una lectura paralela de los cuatro evangelios podemos sintetizar todo el pasaje de la siguiente forma:

            En los cuatro evangelios aparece Judas junto a un gran número de personas (entre ellas sumos sacerdotes, escribas y ancianos), armados con espadas y estacas. Pese a la múltiple atestiguación es un tanto inverosímil el numeroso gentío armado que lo prende, sobre todo en el testimonio de Juan (Jn 18, 2-3), quien presenta en escena incluso una cohorte romana.

            El tradicional beso mediante el que Judas identifica a Jesús ante sus captores aparece en los tres evangelios sinópticos (Mc 14, 44-45 / Mt 26, 48-50 / Lc 22, 47-53), siendo interesante ver como en Mt 26, 50 Jesús le dice a Judas: << (…) “Amigo, ¿a qué has venido? (…)>>, mostrando un Jesús desconocedor de los planes de Judas.
El evangelio de Juan no menciona este beso e introduce un diálogo (Jn 18, 4-9) en el que trata de mostrar el poder de un Jesús capaz de tumbar a sus adversarios simplemente con la palabra; manifestando que de ser apresado es por voluntad propia; y que era conocedor de todo el plan de Judas.
Jn 18, 4-9: <<4Jesús, por su parte, sabedor de todo lo que iba a venir sobre él, salió y les dice: “¿A quién buscáis?”. 5Le respondieron: “A Jesús el nazareno”. Les dice: “Yo soy”. Estuvo Judas, el que iba a entregarlo junto a ellos. 6Por su parte, cuando les dijo: “Soy yo”, se echaron atrás y cayeron a tierra. 7Así pues, de nuevo les preguntó: “¿A quién buscáis?”. Y dijeron: “A Jesús el nazareno”. 8 Respondió Jesús: “Os he dicho que soy yo. Así pues, si me buscáis a mi, dejad que estos se vayan; 9para que se cumpla la palabra que dijo: Lo que me has dado, a ninguno pedí de ellos”. >>
           
            Si seguimos leyendo los evangelios podemos afirmar que se produjo un enfrentamiento armado entre los captores y los seguidores de Jesús. En la descripción de este enfrentamiento uno de los seguidores corta la oreja del siervo del sumo sacerdote, y posteriormente Jesús le cura y amonesta dicha acción. En los evangelios sinópticos no se especifica qué discípulo fue el autor de dicha lesión pero el evangelio de Juan señala a Pedro (Jn 18,10), en lo que parece ser una tradición posterior creada por el evangelista.

            En los evangelios sinópticos Jesús recrimina a sus captores que fueran a apresarle con espadas y estacas como si de un bandolero se tratase, cuando en días anteriores estuvo entre ellos enseñando en el Templo y no lo capturaron (Mc 14,48-49 / Mt 26,55-56 / Lc 22,52-53). El evangelio de Juan no dice nada de esto, pero en cualquier caso sí parece una declaración bastante coherente y dentro de toda lógica.

            El último dato lo da Mc 14,50-52 indicando que todos los seguidores abandonaron a Jesús y huyeron, noticia que tiene visos de ser cierta en base a las siguientes consideraciones:
-          Pese a que Marcos es el único en dar esta noticia es el evangelio más antiguo, y pudo reflejar una información muy antigua de manera fiel a los hechos.
-          La huída lesiona o ensucia la imagen de los discípulos, lo que explica en primer lugar que Marcos lo mencione por ser cierta y no inventada, y en segundo lugar que los evangelios posteriores (Mateo, Lucas y Juan) lo censuren y omitan para no perjudicar dicha imagen.
-          Si tenemos en cuenta que se produjo un enfrentamiento armado entre los seguidores y los captores es lógico que dicho enfrentamiento se resolviese con la huida de los primeros, ya que habría sido inverosímil que los seguidores permaneciesen allí, en presunta armonía con los captores, tras dicho enfrentamiento.

6 – EL PROCESO JUDÍO

            Los evangelios canónicos afirman la existencia de dos procesos judíos contra Jesús. Un primer proceso recogido solo por Juan y ubicado con anterioridad a la propia semana de pasión; y un segundo proceso recogido por los cuatro evangelios y situado durante la semana de pasión, inmediatamente después de su prendimiento.

A) Proceso judío antes de la semana de pasión

            Únicamente Jn 11,47-53 menciona una reunión de los sumos sacerdotes y fariseos antes de la tradicional semana de pasión, concretamente tras la resurrección de Lázaro.


Juan
11:47-53
<< 47Así pues, se reunían en consejo los sumos sacerdotes y los fariseos y decían: “¿Qué hacemos? Porque ese hombre realiza muchas señales. 48Si lo dejamos seguir así, todos van a darle su adhesión y vendrán los romanos y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación. 49Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Vosotros no sabéis nada; 50ni siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes que perezca la nación entera”. 51Esto no lo dijo por cuenta propia, pues siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; 52y no solo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos. 53Así, aquel día acordaron matarlo. >>

            Más que un proceso Juan narra una reunión y una declaración de intenciones sobre un individuo que no está presente. Según podemos interpretar la jerarquía judía se muestra preocupada por el aumento de la popularidad de Jesús; los problemas socio-políticos que dicha popularidad podrían suponer; y por la reacción, derivada de todo ello, de las autoridades romanas. Del texto no se extrae ninguna argumentación de tipo teológico, y el hecho de que toda esta problemática se presente en clave sociopolítica y de orden público indica que lo que realmente preocupaba a los judíos, y preocuparía a las autoridades romanas, es que Jesús siguiese profundizando en un mesianismo radical de tipo judío.

En sentido estricto se considera que la escena, tal como se presenta, no es histórica, pero sí pudieron serlo algunos elementos que aparecen en ella. La mención a una posible intervención romana indica que el mesianismo defendido por Jesús era de tipo judío, es decir, nacionalista, político, con un alto componente terrenal, y en el que no cabía el sometimiento a otra nación; y por ello la posible adhesión de grandes masas de la población a este mesianismo incomodó a las clases judías más privilegiadas. Parece claro e histórico que a las autoridades judías les preocupó que una más que posible intervención de las fuerzas romanas, para establecer el orden, les privase de su privilegiada posición y de otros elementos como << (…) nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación (…) >>. En este sentido la frase atribuida a Caifás (<< (…)“Vosotros no sabéis nada; 50ni siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes que perezca la nación entera”(…)>>), responde bien a esta problemática planteada, pero tampoco puede ser tratada como histórica ya que está cargada de teología del evangelista Juan, quien constantemente se esfuerza en presentar la muerte de Jesús como un sacrificio redentor.
Por tanto, podemos considerar que los motivos de la desconfianza de las autoridades judía son históricos porque entran dentro de toda coherencia; pero resulta complicado pensar que esta escena sucedió tal cual se narra, entre otras cosas porque tampoco es fácil demostrar que algún discípulo o seguidor de Jesús tuvo acceso a la información vertida en una reunión en la que se congregaron << (…) los sumos sacerdotes y los fariseos (…)>>.

B) Proceso judío durante la semana de pasión

            Los cuatro evangelios mencionan un proceso judío contra Jesús durante la semana de pasión, inmediatamente después a su prendimiento, y lo hacen de forma similar, con algunas diferencias puntuales en el contenido y en la ordenación de los acontecimientos.

            En los evangelios Jesús es conducido a la casa del sumo sacerdote, Caifás según Mateo, donde se reunirían todos los sacerdotes, ancianos y escribas (Mc 14,53 / Mt 26,57 / Lc 22,54). Juan también menciona a Caifás como Sumo Sacerdote, pero tiene imprecisiones notables hasta el punto de que en ocasiones no sabemos si el Sumo Sacerdote era Caifás o Anás. Se debe a que según Juan << 13 lo condujeron primero ante Anás; pues era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote de aquel año; 14y era Caifás el que aconsejó a los judíos que convenía que un hombre muriera a favor del pueblo. >> (Jn 18:13-14). Según este fragmento el Sumo Sacerdote era Caifás, pero no lo llevan a casa de este sino a casa de su suegro Anás, donde en primer lugar se suceden los hechos que dieron forma al proceso. En esa sucesión de hechos, que repetimos tuvieron lugar en casa de Anás quien no era el Sumo Sacerdote, Juan apunta numerosos datos contradictorios:
-          Cuando llegan a la casa de Anás Juan afirma que <<15Y siguió a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. El discípulo aquel era conocido del sumo sacerdote y acompañó a Jesús al patio del sumo sacerdote (…)>> (Jn 18:15). Tras aclarar al principio que el Sumo Sacerdote era Caifás y no Anás, y situar la acción en casa del segundo, dice que llegaron al patio del Sumo Sacerdote, incurriendo en una contradicción sorprendente.
-          La acción sigue desarrollándose en casa de Anás y volvemos a ver otra contradicción al referirse de la siguiente forma: <<19Por su parte, el sumo sacerdote preguntó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza >>. Y un poco más adelante se dice que << (…) uno de los sirvientes que estaba allí dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así respondes al sumo sacerdote?”>> (Jn 18:22)

Vistas las contradicciones del texto de Juan podríamos suponer que quizás Caifás se encontraba también en casa de Anás, y que las referencias hechas al sumo sacerdote en casa de Anás eran referencias a un Caifás que estaría presente aunque Juan no lo hubiese mencionado. Sin embargo esta vía interpretativa es desmantelada por el propio evangelio, quien ahonda aún más en su contradicción al afirmar en Jn 18: 24 <<.24 Entonces lo envió Anás encadenado a Caifás, el sumo sacerdote >>. Queda claro que para Juan, tanto al principio como al final de su narración, el Sumo Sacerdote es Caifás; y que este no se encontraba en casa de Anás ya que en esta frase se muestra como envían a Jesús de uno a otro, y por tanto, cambia el escenario de los acontecimientos. Queda patente como el evangelio de Juan adolece de numerosas imprecisiones en este pasaje, hecho que permite cuestionarnos la veracidad histórica de lo aquí expuesto.

            También es interesante lo narrado respecto a los testimonios de los testigos que utilizaron para culpabilizar a Jesús. La tradición ha considerado que sacerdotes y Sanedrín buscaron testimonios falsos para culpabilizarlo, pero el análisis de los mismos no da una visión tan univoca en este sentido.  Estos testimonios tan solo aparecen en Mc y Mt, y lo hacen con unas diferencias muy interesantes:
-          Según la fuente más antigua, Mc 14, 55: << 55los sacerdotes y todo el sanedrín buscaban contra Jesús un testimonio para matarlo, y no lo encontraban; 56pues muchos testificaban en falso contra él, e iguales los testimonios no eran >>. Esta frase no indica que el Sanedrín buscase testimonios falsos para culpar a Jesús, más al contrario, lo que afirma es que no encontraron, en principio, motivos para culparlo porque no había unidad en los testimonios.
-          Según Mt 26, 59-60: << 59Y los sumos sacerdotes y el sanedrín al completo buscaban un testimonio falso contra Jesús para matarlo, 60y no encontraron pese a que muchos testigos falsos se habían acercado. (…) >>. Mateo manipula visiblemente el testimonio de Marcos y presenta a sacerdotes y Sanedrín como embaucadores en la búsqueda de un testimonio falso que condenara a Jesús.
-          Finalmente tanto Marcos como Mateo mencionan uno de esos testimonios condenatorio, concretamente el testimonio en el que presentan a Jesús afirmando que destruirá el Templo y lo reconstruirá en tres días (Mc 14, 57-58 / Mt 26, 61).

Por tanto el que los miembros del Sanedrín buscaran expresamente falsos testimonios contra Jesús no presenta verosimilitud histórica alguna, en base a la mera coherencia procesal, y sobre todo a la propia crítica textual y la evidencia del testimonio de Mc 14,55. Parece más bien que las comunidades cristianas posteriores tuvieron especial interés en desprestigiar al Sanedrín, mostrándolo como incitador de falsos testimonios; o bien quisieron tildar de falsas ciertas acusaciones, que bien pudieron o no ser ciertas, y así restaurar en cierta forma la figura de Jesús.

            Posteriormente entra en escena la figura del Sumo Sacerdote Caifás iniciando un breve interrogatorio, aunque ya hemos comentado que en Juan esta escena transcurre con Anás.
            En Mc 14, 61; Mt 26, 63 y Lc 22,67 el Sumo Sacerdote le pregunta a Jesús si es el Ungido/Cristo (Mesías); y en Mc y Mt incluyen la pregunta de si es el Hijo del Bendito/de Dios (Lucas omite esta pregunta). La respuesta de Jesús según los distintos evangelios son las siguientes:
-          Mc 14,62: <<62Y Jesús dijo: Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del poder y que viene entre las nubes del cielo >>.
-          Mt 26,64: << 64Le dice Jesús: Tú lo dijiste. Pero os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del poder y viniendo sobre las nubes del cielo”. >>
-          Lc 22,67-98: <<67Pero les dijo: Si os lo dijera, de ninguna forma me creeríais; 68pero si os preguntara de ninguna forma me responderíais. 69Y desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del poder de Dios”.

Vemos como sólo da una respuesta rotundamente afirmativa en Marcos, mientras que en Mateo y Lucas responde con notorias evasivas. En Marcos y Mateo esta respuesta es completada con una cita del libro de Daniel, Dn 7,13: << Yo seguía mirando, y en la visión nocturna vi venir sobre las nubes del cielo alguien parecido al Hijo del hombre[14] que se dirigió hacia el anciano y fue presentado ante él. >>, y en sentido estricto tampoco podemos afirmar que con esa cita, sobre todo en lo referente al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, se esté refiriendo a él mismo.
En los tres evangelios el Sumo Sacerdote y los demás individuos presentes consideran que estas respuestas responden afirmativamente a las preguntas, y en Marcos y Mateo lo consideran blasfemia, siendo sentenciado a muerte.
Desde un punto de vista histórico es muy inverosímil que el sumo sacerdote le preguntara si era el Hijo de Dios y de hecho sólo aparece en Marcos y Mateo, omitiéndose en Lucas y Juan. Se debe a que es realmente improbable que el propio Jesús se denominara “Hijo de Dios”, o que alguien le denominara así durante su vida y ministerio publico. Las referencias a Jesús como hijo de Dios y la pregunta misma son consideradas por la crítica histórica como reflejo de la teología que se desarrolla posterior a la muerte de Jesús, y que se despliega en el contexto en el que se empiezan a escribir estos textos pero no en el contexto en que vivió el propio Jesús. Sí es más probable que le preguntaran si se consideraba el Mesías, pero es inverosímil que las autoridades judías consideraran una blasfemia el que Jesús diera una respuesta afirmativa. En la práctica judía del siglo I no se consideraba blasfemia declararse Mesías, de hecho no fue Jesús el primero ni el último en hacerlo, sino solo pronunciar indebidamente el nombre de Dios, cargo que tampoco se esgrime contra Jesús en el proceso (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 202-205.).

            La narración de Juan es totalmente distinta a la de los evangelios sinópticos ya que según este evangelio la pregunta y la respuesta son totalmente distintas. Jn 18: 19-23: <<19Por su parte, el sumo sacerdote preguntó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza. 20Le respondió Jesús: “Yo he hablado libremente al mundo, yo siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde todos los judíos se reúnen, y a escondidas no he dicho nada. 21¿Qué me preguntas? Pregunta a los que han escuchado qué les dije; mirad, estos saben qué dije yo”. 22Y mientras él decía esto, uno de los sirvientes que estaba allí dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así respondes al sumo sacerdote?” 23Le respondió Jesús: “Si he hablando mal, da testimonio del mal; pero si he hablado bien ¿por qué me golpeas?” >>.

            Marcos, Mateo y Juan finalizan este pasaje con la triple negación de Pedro ante la pregunta de si era discípulo de Jesús y si lo conocía (con el posterior canto del gallo), mientras que Lucas ubica este acontecimiento al principio de su narración. En cualquier caso los cuatro evangelios, pese a algunas diferencias puntuales, lo relatan igual en cuanto a su contenido general. No hay razón alguna para negar la historicidad de este hecho, que precisamente no dejaba en buen lugar la imagen de Pedro. Es posible que la tradición haya conservado esta negación de Pedro por ser histórica, pero lo que no parece histórico es toda la escenografía que rodea a esa negación:
-          Parece falsa la previsión exacta de dicha negación que hace Jesús (Mc 14,30), en lo que resulta más bien una vaticinium ex eventum.
-          El que las negaciones fuesen tres parece más bien una construcción literaria que utiliza el recurso de la triple repetición, un recurso utilizado en varias ocasiones en los evangelios.

Lo realmente sorprendente de todo este proceso, por incoherente, es su ubicación temporal. Que el proceso se celebrara por la noche y durante el día de la Pascua (evangelios sinópticos) o su víspera (evangelio de Juan), no parecen datos históricos, ya que sabemos que la Misná, tratado Sanedrín 4,1, prohíbe expresamente esos juicios en día de fiesta, o en la víspera de sábado o festivo, y no pueden tener lugar de noche (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 152). Esto aporta una doble vía interpretativa sin solución de continuidad argumental, a saber:
-          O bien el proceso judío no es un acontecimiento histórico, y estamos más bien ante una construcción literaria en base, eso sí, a ciertas noticias de aspectos que sucedieron en otras etapas de la vida de Jesús.
-          O bien sí lo es pero; o Jesús no murió durante la Pascua (algo que rompe la base teológica del cristianismo), o el proceso no tuvo lugar la misma noche de su muerte sino mucho antes de ese día de la Pascua, en un marco temporal totalmente distinto al que nos presentan los evangelios reducido en una semana (la semana de Pasión).

Sí resulta enriquecedor mencionar un dato enigmático que aporta Lc 22, 66 <<66Y cuando llegó el día, se reunió el Consejo de ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, y lo llevaron a su reunión. >>, en el que parece que el evangelista ubica en días distintos su prendimiento por la noche (incluidas las negaciones de Pedro) y el proceso en sí mismo con el interrogatorio del Sumo Sacerdote. Es un dato aportado casi de soslayo que, quizás, apuntaría a que todos estos acontecimientos se debieron encuadrar en un marco temporal mucho más amplio y no en un único día, pero que no permite profundizar mucho más en lo ya dicho.

Vistas las numerosas contradicciones y los problemas que aportan su ubicación temporal (de noche y durante la Pascua o su víspera), se considera que de este “proceso” es históricamente cierto solo su núcleo, a saber, que las autoridades judías tomaron la decisión de condenar a Jesús y de no tomarse la justicia por su mano (ya que no tenía jurisdicción sobre problemas de orden público ni podían aplicar penas capitales) entregándoselo a Pilato; siendo complicado sostener la historicidad de muchos de sus detalles y de su ubicación temporal. Y también parece histórico que las autoridades judías decidieron hacer morir a Jesús por problemas de orden público, no por motivos religiosos (si los hubo, según Lc 23,1-3, fueron algo secundario).


7 - LA MUERTE DE JUDAS

La muerte de Judas es situada por los evangelios momentos antes de que Jesús fuese llevado ante Pilatos. En los evangelios tenemos dos versiones distintas sobre su muerte que evidentemente no pueden ser ciertas a la vez, y que probablemente fueron inventadas en base a distintas interpretaciones de pasajes del Antiguo Testamento. (PIÑERO 2012, 243):

Mt 27:5 afirma que Judas murió ahorcado, imitando el episodio de Ajitófel, consejero del rey David a quien traicionó, para luego ahorcarse corrompido por los remordimientos (2º Samuel 15-17,23). Con esta muerte de Judas también se vincula al propio Jesús con el rey David, y los paralelismos entre la vida de ambos son notables si se leen detenidamente esos textos.
            En los Hechos de los Apóstoles 1, 16-18 Judas muere tras una caída. Algunos autores ven similitudes con la historia de la muerte del rey persa Antíoco IV Epífanes recogida en 2º Macabeos 9,7-12.

            Estas contradicciones y el uso del Antiguo Testamento restan valor histórico a todo este pasaje de la muerte de Judas. El núcleo histórico deducible de toda esta historia es que quizás Judas falleció pronto tras la muerte de Jesús y que los cristianos lo supieron, pero sobre la forma en que murió no puede afirmarse nada con seguridad.



8 – EL PROCESO ROMANO

            El proceso romano es narrado por los cuatro evangelios (Mc 15, 1-15 / Mt 27, 11-26 / Lc 23, 1-25 / Jn 18, 28-40 y 19,11-16). Los tres sinópticos (Mc, Mt y Lc) de forma similar aunque Lucas aporta algunos datos más; y el evangelio de Juan con diálogos más extensos entre Jesús y Pilato.

Evangelios sinópticos:

            Lc 23,2 arranca con la siguiente acusación de los judíos sobre Jesús cuando lo presentan a Pilato.: << (…) Hemos cogido a este revolviendo a nuestra nación e impidiendo pagar los tributos al César y diciendo que él es el rey ungido. >>. Se trata de una acusación de tipo sociopolítica, no religiosa, que tiene cierta lógica y visos de ser histórica, ya que a los judíos les interesó despertar el interés de la autoridad romana con respecto a la figura de Jesús, y eso no lo habrían conseguido con acusaciones de componente religioso.

            Posteriormente Mc 15,2-5; Mt 27,11y Lc 23,3-5, coinciden de forma casi literal al presentar un diálogo muy breve entre Pilato y Jesús. Según estos evangelios Pilato le pregunta << ¿Tú eres el rey de los Judíos?>>, a lo que Jesús responde << Tú lo dices >>. La respuesta de Jesús es evasiva y el diálogo queda en eso, ya que pese a la insistencia de Pilato Jesús no añadió nada más a lo dicho.
            A partir de este momento los evangelios se encargan de conformar la imagen de un Pilato incrédulo ante la situación, carente de toda culpabilidad y sumamente sorprendido (Mt 27,14), llegando a afirmar << (…) a los sumos sacerdotes y a las multitudes: “Ninguna culpa encuentro en él” >> (Lc 23,4).

            A continuación Lucas rompe levemente la línea narrativa marcada en los sinópticos y aporta más datos interesantes. Lc 23,5 insiste en las acusaciones vertidas apuntando: <<5Pero ellos insistían diciendo: “Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí”. >>. Además Lc 23,8-12 incluye un breve pasaje en el que Pilato envía Jesús a Herodes, tetrarca de Galilea, quien tras varias preguntas vuelve a enviarlo a Pilato. La historia prosigue en Lc 23,13 donde Pilato vuelve a convocar a los sumos sacerdotes, jefes y al pueblo. Estos datos aportados por Lucas son muy interesantes ya que manifiesta, según este evangelista, que todo este proceso romano contra Jesús no tuvo lugar en un único día como afirman Mc, Mt y Jn, sino que debió darse en un período de tiempo más amplio que, como hemos tenido ocasión de mencionar, mina la tradicional concepción de que la pasión de Jesús tuvo lugar en una semana.

            Tras este pequeño inciso de Lucas, los evangelios sinópticos retoman la misma línea argumental, para Mc, Mt y Jn dentro del mismo día, y para Lc, como acabamos de mencionar, en un día diferente. Según esta línea argumental Pilato sigue sin ver culpabilidad alguna en Jesús e incluso, no solo muestra interés en liberarlo (Lc 23, 20), sino que considera que todo ha sido orquestado maliciosamente por el sumo sacerdote  (Mc 15,10 / Mt 27,18).
            En Mc 15,9; Mt 27,15; Lc 23,18-22; Pilato pregunta a la muchedumbre si querían que liberase a Jesús o a Barrabas; y Mt 27,19 insiste en la inocencia de Jesús al incluir un sueño de la mujer de Pilato de la siguiente manera: << 19Estando ya sentado él sobre la tribuna, envió a buscarlo su mujer para decirle: “Nada hay entre tú y ese justo; pues sufrí mucho hoy en sueño a causa de él”>>. Este dato se considera legendario ya que es difícil saber si la mujer de Pilato tuvo o no el sueño, y de ser así parece poco probable que alguien tuviera conocimiento de ello.

            La respuesta de la muchedumbre, soliviantada por las autoridades judías según Mc y Mt, es que quieren la muerte de Jesús y la liberación de Barrabas. Ante esta situación Mt 27,24 señala que Pilato se lavó las manos: <<24Y al ver Pilato que nada ayudaba, sino que más tumulto se producía, tomando agua se lavó las manos frente a la multitud diciendo: “Soy inocente de esta sangre; vosotros veréis”>>, reincidiendo nuevamente en la inocencia de Pilato respecto a la muerte de Jesús. La crítica textual también califica este suceso del lavamiento de manos como legendario y sin base histórica (PIÑERO 2012, 244). El pasaje finaliza con la entrega de Jesús a los soldados para ser azotado.     





Evangelio de Juan 18, 33

            El Evangelio de Juan arranca con la misma pregunta que los sinópticos; << ¿Eres tú el rey de los judíos?>> (Jn 18,33), pero en este evangelio Jesús tiene una contestación más larga. En primer lugar responde con otra pregunta; << ¿Lo has dicho por ti mismo o te hablaron otros de mí?>>, y tras la insistencia de Pilato Jesús responde con una afirmación que en cierto modo se contradice con todo lo expuesto anteriormente en los evangelios; << Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis sirvientes lucharían para que yo no fuera entregado a los judíos; ahora bien, mi reino no es de aquí. >>. Esta frase esta cargada de la teología del autor del evangelio de Juan, y además en ella Jesús da a entender que sus seguidores no lucharon para que no fuese entregado a los judíos, algo que contradice todo el enfrentamiento sucedido durante su prendimiento, en especial el pasaje de Pedro y la oreja del siervo del Sumo Sacerdote (Jn 18, 10 y 26). Pilato reincide en la pregunta inicial y aquí Jesús da una respuesta más parecida a la recogida en los evangelios sinópticos, al menos en su frase inicial: << Tú dices que yo soy rey. Yo he nacido para esto y para esto vine al mundo, para dar testimonio a favor de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz>> (Jn 18, 37). Según Juan, Pilato manifestó no encontrar culpabilidad en Jesús y les propone su liberación, pero el pueblo prefiere a Barrabás, y la narración continúa con un Pilato que busca recursos para liberarlo ante la férrea oposición del pueblo judío.

Síntesis del proceso romano contra Jesús:

            Apoyándonos en la obra de Antonio Piñero (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 208-211) podemos extraer los siguientes puntos clave de todo lo relativo al proceso romano.

  1. Tal como lo cuentan los evangelistas parece que el proceso fue más bien una vista rápida (cognitio) y no un juicio en toda regla (ordo o quaestio), lo que hubiera exigido una acusación formal, una defensa, una sentencia, y por tanto más tiempo.
  2. Los relatos de Marcos y Mateo, e incluso el de Lucas pese a ser un poco más extenso, son muy breves en un punto tan crucial como este, lo que quizás indica que no tenían mucha información sobre este suceso.
  3. El lapso de tiempo que ocupó este proceso no está del todo claro. Según Mc, Mt y Jn sucedió en un día, sin embargo, si se lee detenidamente el evangelio de Lc, sobre todo 23,8-13, parece como si este proceso hubiese tenido lugar en un período de tiempo más largo.
  4. Mientras que en el proceso judío la acusación esencial vertida contra Jesús fue que este afirmó que destruirá el Templo y lo reconstruirá en tres días (Mc 14, 57-58 / Mt 26, 61), en el proceso romano se esgrimen otros cargos políticos como engañar al pueblo, prohibir el pago del tributo al Cesar o proclamarse mesías/rey. Estos cargos entran dentro de toda lógica ya que a los romanos no les habría interesado nada el tema si los judíos hubiesen presentado cargos de índole teológica.
  5. Hay mucha diferencia en la actitud de Jesús mostrada en los evangelios sinópticos, con un Jesús silencioso, y la mostrada por Juan, donde Jesús mantiene amplios diálogos con el prefecto con un claro contenido de la propia teología de este evangelista.
  6. Es probable que Pilato le preguntara a Jesús si se consideraba el Mesías o rey de los judíos, pero la respuesta que da Juan (Jn 18,36) resulta muy inverosímil por estar cargada de su propia teología  (<< Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis sirvientes lucharían para que yo no fuera entregado a los judíos; ahora bien, mi reino no es de aquí. >>)
  7. También parece muy inverosímil la actitud de Pilato declarando inocente a Jesús e interesado en desmostar su inocencia, cuando sobre él se había afirmado que había actuado de modo peligroso para el Imperio. Y más aún cuando la propia figura de Jesús, un galileo pobre y semidesconocido, no debió importarle nada. Por este motivo episodios como el lavatorio de manos y el sueño de su mujer parecen dramatizaciones por parte de Mateo o por alguna tradición antigua que llego a dicho evangelista, en un intento de eximir de culpa al prefecto romano y de reincidir en la culpabilidad de los judíos.
  8. El episodio de Barrabas choca con el derecho romano de la época, ya que no puede probarse de ningún modo por paralelos convincentes la existencia de una “costumbre” romana de liberar a un preso durante la Pascua (Mt 27,15/ Jn 18,39). De haber sido real este perdón de Pilato a Barrabas los evangelios se equivocaron al mostrar un caso aislado como una costumbre. Hay estudiosos que consideran a Barrabás un personaje inventado por lo evangelistas, una especie de desdoblamiento simbólico de Jesús: Bar-(r)abba (s) sería en arameo “El hijo del Padre” = Jesús. Pero esta teoría del invento absoluto del personaje no puede ser mantenida tajantemente como cierta. (PIÑERO y GÓMEZ 2008, 152).
  9. Los evangelios pintan a los judíos como fanáticos que desaforadamente piden la muerte de Jesús pese a los intentos de Pilato por mostrar su inocencia. Esta postura, tal como se lee, parece un tanto exagerada, pero si observamos detenidamente algunas frases puestas por los evangelistas en boca de los judíos vemos como es muy probable que se traten de construcciones narrativas y teológicas. Sin duda la frase más destacada es la recogida por Mt 26,25: << 25Y como respuesta todo el pueblo dijo: “¡Su sangre sobre nosotros  y nuestros hijos!”.>>
Es una frase que posee un potente trasfondo teológico, creada inteligentemente por el autor del evangelio de Mateo para remarcar la culpabilidad del pueblo judío en la muerte de Jesús y argumentar un futuro castigo de Dios, vertiendo su sangre sobre ellos pero no del modo que ellos deseaban sino como ajusticiados, tal y como aparece en las Escrituras. Se observa en lo siguiente:
·         El autor del Evangelio de Mateo, y sus lectores, ya conocían la destrucción del Templo judío y de Jerusalén en el año 70 dC por los romanos, y esta destrucción la reinterpretan los cristianos como un acto de castigo divino por la muerte de Jesús, creando esta frase en apoyo a dicha interpretación.
·         Además de ello esta frase está aludiendo al Levítico 20, 9 y 11 que a modo de maldición afirma: << 9Quien maldiga a su padre o a su madre, será muerto: ha maldecido  a su padre o a su madre; su sangre sobre ellos. (…) 11Si uno se acuesta con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre: ambos morirán; su sangre sobre ellos. >>.
·         Y en Ezequiel 18, 13: << 13 presta con usura y cobra intereses, éste no vivirá en modo alguno después de haber cometido todas estas abominaciones; morirá sin remedio, y su sangre recaerá sobre él. >>
·         Vemos por tanto como el evangelista pone en boca de los judíos una frase que, más allá de manifestar la intención que tenían los judíos de que mataran a Jesús, lo que hace es actuar a modo de maldición como hemos visto que era utilizado en los textos del Antiguo Testamento.
  1. En relación con el punto anterior en este pasaje los evangelios presentan al pueblo judío totalmente en contra de Jesús, sin embargo en pasajes anteriores el pueblo, incluso el de Jerusalén, se mostraba totalmente favorable a su figura por lo que este cambio de opinión es sorprendente. Algunos historiadores piensan que las masas cambian de opinión con facilidad y la plebe de Jerusalén sería fácilmente manipulable por los jefes del pueblo; mientras que otros en cambio opinan que es inverosímil que cambiaran tanto las gentes y de una forma tan radical. El pueblo de Jerusalén, no galileo, debió intervenir en la condena, aunque el grado de implicación no lo sabemos.

9 - CAMINO AL GOLGOTA. EL CIRINEO Y LA VERÓNICA.

Las versiones de Mc 15, 20-22 y Mt 27, 31-33 son idénticas y cortas; en Lc 23, 26-32 es algo más extenso; mientras que Jn omite todo este pasaje.

Mc
15, 20-22

<< 20Y cuando se burlaron de él, lo despojaron de la púrpura y le vistieron sus ropas. Y lo llevan fuera para crucificarlo. 21Y fuerzan a uno que pasaba por allí, Simón de Cirene, que venía del campo, padre de Alejandro y de Rufo, para que llevara su cruz. 22Y lo llevan al lugar del Gólgota, que es traducido Lugar de la Calavera. >>
Lc
23, 26-32

<< 26Y cuando lo conducían, tomando a Simón, cierto cirineo que venía del campo, le obligaron a llevar la cruz detrás de él. 27Lo seguía mucha gente del pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y lo lamentaban. 28Y, vuelto hacia ellas, dijo Jesús: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; al revés, llorad por vosotras y por vuestros hijos, 29porque, mirad, vendrán días en los cuales dirán: ¡ Felices las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron!. 30Entonces empezarán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos![15]; porque si hacen esto con la madera humeda, ¿ Qué pasará con la seca?”. 32Y conducían con él también a dos malhechores para matarlos. >>

En ambos evangelios aparece la figura de Simón de Cirene, que ayuda a un Jesús debilitado a llevar su cruz hasta el lugar de la crucifixión, mientras que en Juan no se menciona nada. Algunos estudiosos han supuesto que el Cirineo es una figura inventada con rasgos simbólicos, la imagen de un buen cristiano que porta su propia cruz a imitación del Salvador. Sin embargo no parecen razones suficientes para pensar en la invención total del personaje, de hecho, la participación de Simón presenta un Jesús débil, lejos de la figura de un héroe ante su muerte, hecho precisamente por el que no aparece en Juan, quien acorde con su teología solo está interesado en presentar a Jesús como héroe sin fisuras. Esta argumentación invita a pensar que quizás el pasaje del cirineo es histórico en su núcleo en base al criterio de dificultad, sin poder precisar más.

No se dice nada en los evangelios canónicos sobre la historia de la Verónica y el paño con el que enjugó Jesús su rostro, ya que Lucas, en el camino de Jesús hacia el Gólgota, solo menciona <<mujeres que se golpeaban el pecho y lo lamentaban>> a las que Jesús llama <<Hijas de Jerusalén>>.
            La historia de la Verónica es una tradición muy tardía, de época medieval. Se nutre de textos apócrifos, esencialmente del Ciclo de Pilato, es decir, un conjunto de textos entre los que encontramos las llamadas Actas de Pilato (También conocido como Evangelio de Nicodemo) y otros textos complementarios como la Venganza del Salvador. En el capítulo 7 de las Actas de Pilato, un texto fechado en torno al 130 dC, se dice que << Una mujer, de nombre Berenice, dijo a gritos: “Padecía flujo de sangre, toqué la orla de su manto y se detuvo la hemorragia, que duraba ya doce años”. Dicen los judíos: “Tenemos una ley que prohíbe presentar a una mujer como testigo”.>>. Como vemos en este texto, cuya verosimilitud histórica es muy cuestionable, no afirma que se llamara Verónica ni menciona nada del paño, más al contrario, lo que se afirma es que fue ella quien toco su manto para sanar. Lo importante de esto es que tradicionalmente se ha defendido que esta Berenice sería una de aquellas mujeres que en Mc y Lc lloraban a Jesús en su camino al calvario y que, mediante una curiosa derivación de su nombre, sería la misma que en los capítulos 6, 17, 21 y 23 de la Venganza del Salvador (Vindicta), texto fechado entre los siglos VIII-X dC, sí recibe el nombre de Verónica y que tendría en su poder el paño:
-          << 6(…) a otra mujer, de nombre Verónica, que padecía flujo de sangre desde hacía doce años y que se acercó por detrás y tocó la orla de su vestido, la sanó (…)>>
-          <<17 Enviaron entonces a investigar sobre la faz o rostro de Cristo, para tratar de encontrarlo. Y hallaron a una mujer, llamada Verónica, que lo tenía. >>
-          <<21 Llegó también una mujer, llamada Verónica, que le dijo: “Yo también toqué entre la turba la orla de su vestido, pues durante doce años había sufrido flujo de sangre, y enseguida me curó”.>>
-           << 23 Velosiano buscó, por fin, la faz o el rostro del Señor. Y le dijeron todos los que allí estaban: “Una mujer, llamada Verónica, es la que tiene el rostro del Señor en su propia casa”. Inmediatamente ordenó que fuera conducida ante su presencia.(…)>>.

            Como vemos la historia de la Verónica carece de rigor histórico, tratándose más bien de una tradición muy tardía y sumamente rocambolesca, basada en una serie de fragmentos aislados e inconexos entre sí. El nombre de la mujer es simbólico y significa “Vera/Verdadera imagen” = griego “icono” (de Jesús).





10 – LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS

            El pasaje de la crucifixión y muerte de Jesús lo tenemos narrado en Mc 15, 22-47 / Mt 27, 33-66 / Lc 23, 32-56 / Jn 19, 16-42, y podemos realizar la siguiente síntesis.

            Todos lo evangelios ubican la acción en el monte Gólgota, y a su llegada sólo Mc y Mt  mencionan como le dan a Jesús un líquido mezcla de vino y mirra (Mc) / hiel (Mt). Continúan los evangelios en una línea similar afirmando que Jesús fue crucificado, según Lc en la hora tercera, junto a dos malhechores que fueron situados a izquierda y derecha.  Todos los evangelios coinciden en afirmar que los soldados << reparten sus ropas echándolas a suerte >> haciendo clara referencia al Salmo 22,19 << reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica>>. Señalan también la colocación en la cruz de la inscripción de su acusación, hecho que en el evangelio de Juan parece levantar revuelo entre los judíos:
-          Mc 15,26: <<  Y había sido inscrita la inscripción de su acusación: “El rey de los judíos”>>
-          Mt 27, 37: << Y colocaron por encima de su cabeza escrita su imputación: “ Este es Jesús, rey de los judíos”>>
-          Lc 23, 37: << Había también una inscripción sobre él: “El rey de los judíos es este”>>.
-          Jn 19, 19-22: << 19Pero Pilato escribió también un cartel y lo colocó sobre la cruz; estaba escrito: “Jesús de Nazaret, rey de los judíos”. 20En consecuencia, este cartel lo leyeron muchos judíos porque estaba cerca de la ciudad el lugar donde fue crucificado Jesús; también estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Por su parte, decían a Pilato los sumos sacerdotes de los judíos: “No escribas, El rey de los Judíos, sino que él dice, Soy el rey de los judíos”. 22Respondió Pilato: “He escrito lo que he escrito”. >>

A continuación se inicia un turno de insultos hacia Jesús, al que le dicen que se baje de la cruz y que, como rey de Israel e hijo de Dios, se salve. En Mc 15, 29-32, Mt 27, 39-44, y Lc 23,35-43 los insultos aparecen distribuidos en tres series. Para Mc y Mt se articulan en; 1º los que pasaban por allí / 2º los sumos sacerdotes, escribas y ancianos / 3º los demás crucificados. Por su parte Lc los articula en; 1º los oficiales / 2º los soldados (que también le ofrecen vinagre) / y 3º uno de los bandoleros crucificado junto a él. Según Lucas el otro bandolero lo defiende y le pide que se acuerde de él cuando llegue al reino, a lo que Jesús le responde << con seguridad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso>> (Lc 23,43).
El Evangelio de Juan omite toda esta serie de insultos, que son muy lesivos para la imagen que este evangelio quiere dar de Jesús, aunque sí menciona que los soldados le ofrecen vinagre (Jn 19, 28-29). Por su parte Juan introduce una escena en la que Jesús se dirige a su madre María y al “discípulo amado” (aparentemente diferenciado de María Magdalena), que estaban junto a la cruz. El fragmento dice así, Jn 19, 25-26: << 25Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y una hermana de su madre, María la de Clopás, y María Magdalena. 26Por su parte, Jesús, cuando vio que su madre y el discípulo que amó estaban presentes, dijo a su madre: “Mujer, mira, tu hijo”. 27 A continuación dice al discípulo: “Mira, tu madre”, y desde aquel momento el discípulo la aceptó en su casa. >>.
            Los evangelios prosiguen con el momento de la muerte del maestro. Mc 15,33, Mt 27, 45 y Lc 23, 44 apuntan que en la hora sexta se hizo la oscuridad y en la novena murió, pero Juan no aporta ningún dato temporal concreto. Lo que si resulta interesante es realizar una lectura paralela de todos lo acontecimientos que según lo evangelios preceden al momento justo de su muerte, para posteriormente analizarlos y ver sus diferencias:

Marcos 15, 34-38
Mateo 27, 46-51
Lucas 23, 45-46
Juan 19, 28-30
34 Jesús grita: << “Eloi, Eloi, lema sabachtani”, que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me abandonaste?”>>
46 Grita << “Elí, Elí, lemá sabactaní?” Esto es; “Dios, mi Dios, ¿por qué me abandonaste?”>>
45 Al ocultarse el sol se rasgó el velo del Templo.

35 Los presentes creen que Jesús llama al profeta Elías.
47 Creen que llama a Elías.

28 Dice << Tengo sed >>
36 Le dan una esponja con vinagre para beber.
48 Le dan una esponja con vinagre para beber.

29 Le dan la esponja con vinagre para beber.
37 Muere
50 Jesús << gritando de nuevo con voz fuerte, expiró. >>
46 Grita << Padre, en tus manos pongo mi espíritu>> y acto seguido muere
30 Bebe y dice << ya se ha cumplido>> e inclina la cabeza y muere.
38 El velo del Templo se desgarró en dos.
51 El velo del Templo se desgarra, la tierra tiembla y las piedras se rompen.



            Según Lucas la destrucción del velo del Templo se produce antes de la muerte de Jesús; Marcos y Mateo lo sitúa justo después de su muerte, el segundo añadiendo el temblor de tierra y piedras; mientras que Juan no dice nada.
            Marcos y Mateo ponen una frase en boca de Jesús, << “Eloi, Eloi, lema sabachtani”, que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me abandonaste?”>> (Mc 15,34), cuya veracidad histórica no puede ser afirmada con rotundidad teniendo en cuenta que es una referencia clara al Salmo 22,2, y que en Lucas y Juan no aparece.
            En Mc, Mt y Jn, le dan una esponja empapada en vinagre para beber, introduciendo Juan la frase << Tengo sed >> como detonante de este momento. A continuación encontramos notables diferencias en los evangelios a la hora de narrar el momento exacto de la muerte. Según el evangelio más antiguo, el de Marcos, muere sin más. Mateo, Lucas y Juan  afirman que Jesús dijo algo justo antes de expirar, pero no hay concordancia entre ellos:
-          Mt 27, 50 sitúa al maestro <<gritando de nuevo con voz fuerte>>, pero no aclara qué dijo exactamente.
-          Lc 23, 46 aporta la frase que quizás más se halla mantenido en la tradición posterior: < Padre, en tus manos pongo mi espíritu>>, que es una referencia al Salmo 31, 6 << en tus manos abandono mi vida>>.
-          Jn 19, 30 afirma que tras beber Jesús dijo: << ya se ha cumplido>>.

Seguido a su muerte sólo Mt 27, 52 describe que comenzaron a resucitar centenares de muertos; y los tres sinópticos coinciden en que un centurión, sorprendido por los fenómenos de la naturaleza, confirmó que verdaderamente era hijo de Dios. Juan no dice nada de esto, y menciona cómo los soldados procedieron a partir las piernas de los bandoleros crucificados para acelerar sus muertes, pero no a Jesús porque ya estaba muerto, por lo que un soldado, para asegurarse de dicha muerte, le clava una lanza en el costado de donde comenzó a brotar sangre y agua (Jn 19, 32-34). En relación con este último pasaje el propio Juan afirma que esto ocurrió así para que se cumpliera lo dicho en las Escrituras. Jn 19,36-37: << 36Pues esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: “Hueso no le romperán”. 37Y de nuevo otra Escritura dice: “Mirarán hacia quien traspasaron” >>; referencias a Éxodo 12, 46, Salmo 34, 21 y Zacarías 12, 10, que obligan a cuestionarnos mucho la historicidad de lo narrado.

Continúan los tres evangelios sinópticos mencionando como un grupo de mujeres y conocidos se quedaron observando desde lejos. Mc y Mt incluyen en ese grupo a María Magdalena entre otros nombres, pero Lucas no aporta ni una sola identidad.
Posteriormente José de Arimatea se hace con el cadáver de Jesús, tras concederle el permiso Pilato, lo envuelve en una sábana y lo coloca en una tumba excavada en la roca. El evangelio de Juan incluye a Nicodemo junto al de Arimatea, quien le ayuda a amortajarlo con vendas y una mezcla de aloe vera y mirra, un rito tradicional entre los judíos. Según Juan enterraron a Jesús en un <<sepulcro vacío en el que nadie había sido sepultado>>, que estaba en un huerto cercano. En el momento en que depositan el cuerpo en la tumba  estaban presentes:
-          Mc 15, 47: María de Magdala y María de José, la segunda quizás su madre, pero está mencionada de manera extraña.
-          Mt 27, 61: << María la Magdalena y la otra María sentadas delante de la tumba >>. Aquí la segunda María no queda bien definida, pero en cualquier caso parece no ser su madre ya que no parece presentar especial importancia, al menos comparándola con la Magdalena.
-          Lc 23, 55: << Pero las mujeres que lo habían seguido, las que habían venido de Galilea con él, vieron el sepulcro y que el cadáver era colocado en él >>. Sigue sin dar la identidad de ninguna de las mujeres.
-          Juan: No menciona a ninguna mujer junto al sepulcro.

El Evangelio de Mateo finaliza con un problema bastante interesante que los judíos presentan a Pilato, y que exponemos a continuación. Mt 27, 62-66: << 62Y al día siguiente, que viene tras la víspera de la Pascua, se reunieron los sumos sacerdotes y los fariseos con Pilato. 63para decirle: Señor, recordamos que aquel farsante estando todavía vivo dijo; “Después de tres días seré resucitado”. 64Así pues, ordena que la tumba sea custodiada hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos a robarlo y digan a la gente: “Fue resucitado de los muertos”, y sea la última mentira peor que la primera. 65Les dijo Pilato: “Tomad una guardia; id y vigilad como sabéis”. 66Y los que fueron vigilaron la tumba sellando la piedra además de la guardia.>>
Síntesis de la crucifixión y muerte de Jesús:

            Si algo podemos sacar en claro de la crucifixión y muerte de Jesús es que no hay motivos para dudar de su historicidad. Debió ser un acontecimiento terrible para sus seguidores, pero a su vez irrevocable e imposible de omitir, lo que debió plantearles innumerables dificultades teológicas. En un primer momento la muerte de Jesús conllevaba el fracaso de su mesianismo, y por tanto daba la razón a los judíos que no veían en él al Mesías predicho en las escrituras. Esto determinó que los seguidores de Jesús tuvieran que pensar, interpretar y fundamentar teológicamente esa muerte, darle un sentido, como por ejemplo el sentido que le da la teología de Pablo de Tarso, para quien su muerte es un sacrificio expiatorio, salvador, redentor, y orquestado por la propia voluntad divina (PIÑERO 2012, 297).

            Por tanto el hecho en si, en su núcleo, es histórico, pero la posterior interpretación de dicha muerte y la escasez de datos conllevan que no todo lo que se dice en los evangelios lo sea.
            Existen elementos cuya verosimilitud histórica son muy cuestionables, al menos en su literalidad, y que podemos sintetizar en los siguientes puntos:

  1. El Evangelio de Juan presenta una fuerte dramatización literaria y además, o bien omite muchísimos datos que aparecen en los evangelios sinópticos o bien aporta otros que no aparecen en los sinópticos y que son alusiones a otros pasajes del Antiguo Testamento, por lo que el rigor histórico de su narración no es segura.

  1. La presencia de mujeres al lado de la cruz, según afirma Jn 19, 25-26, es dudosa a todas luces. En primer lugar porque no parece plausible que los romanos permitieran a los familiares y amigos de los sediciosos estar junto a la cruz. Y en segundo lugar porque el propio Mc 15:40 (también Mt y Lc), que es anterior a Juan, afirma que << había mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé >> y en ningún momento afirma que estuvieran junto a la cruz. Hay otros estudiosos que dudan incluso de la historicidad de este punto, ya que afirma que es una reconstrucción en base al Salmo 38, 11-12: << Mi corazón palpita, me abandonan mis fuerzas (…) mis amigos y mis compañeros se sitúan lejos de mis llagas, mis allegados se mantienen lejos >>.

  1. Profundizando en el punto anterior debemos reincidir en la dificultad de que María Magdalena estuviera junto a la cruz. Las interpretaciones de que María Magdalena era la esposa de Jesús, y el discípulo amado hijo de ambos, resulta bastante fantasiosa. En textos como el Evangelio apócrifo de Felipe, María Magdalena aparece como la “discípula perfecta” que pasa de la fe imperfecta a la perfecta y se convierte en “apóstola” de los apóstoles, y es en esta línea en la que la representa el evangelio de Juan.  La Magdalena tiene más importancia en aquellos grupos y escritos que representan un cristianismo gnóstico, espiritual o místico, y menos institucional, y entre estos textos tenemos al Evangelio de Juan, y los Evangelios gnósticos denominados Evangelio de María, de Felipe, Sabiduría de Jesucristo o Pistis Sofía.

  1. Las burlas sobre Jesús mientras se hallaban en la cruz entran dentro de lo plausible y lo verosímil, pero hay elementos que pueden indicar que no es del todo histórico el modo en que están expresados. El uso del esquema “triádico”, con tres grupos de gentes que se burlan de él: 1º los que pasan por delante, 2º los sumos sacerdotes y 3º los demás crucificados (Mc y Mt) o uno de los bandoleros (Lc); no puede ser defendido como histórico de forma tajante. Los insultos de los demás crucificados o del bandido crucificado junto a él tampoco son seguros, entre otras cosas porque resulta complicado, en principio, pensar que un individuo crucificado tuviese fuerzas y voluntad para insultar a otro.

  1. La frase << Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen>> solo es recogida por Lc 23:34, pero no la hemos mencionado porque en numerosos manuscritos ha sido eliminada, planteando la posibilidad de que aquellos en los que aparece lo haga por ser una interpolación, es decir, un añadido posterior al texto de Lucas (PIÑERO 2009, 125; PIÑERO y GÓMEZ 2008, 218), y por tanto ni sea del texto original ni sea histórica.

  1. Muchas de las frases pronunciadas por Jesús en la cruz son muy dudosas.
    1. La frase << “Eloi, Eloi, lema sabachtani”, que se traduce; “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me abandonaste?”>> (Mc 15,34 y Mt 27,46) es una referencia clara al Salmo 22,2: << ¡ Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Estas lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos >>, que bien pudo pronunciarla Jesús por conocerla o bien pudieron introducirla los evangelistas para dar contenido al pasaje.
    2. Con respecto a lo que dice Jesús antes de su muerte no hay unanimidad entre los evangelistas y cada uno presenta una versión diferente. La frase de Lc 23, 46 < Padre, en tus manos pongo mi espíritu>>, es una referencia al Salmo 31, 6 << en tus manos abandono mi vida>>. En este sentido se ha considerado que sólo podría defenderse como histórico la tradición narrada por Mc 15,37: << Y  Jesús, lanzando un gran grito, expiró >>, ya que las demás tradiciones parecen rellenos fundamentados en el Antiguo Testamento.

  1. En el modo del sorteo de sus vestiduras se observa una alusión clara al Salmo 22,19: << 19reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica >>.

  1. Lo narrado por Jn 19, 32-34, cuando los saldados parten las piernas a los demás crucificados y clavan la lanza en el costado de Jesús, es sumamente dudoso de ser histórico.
    1. Los soldados partieron las piernas de los bandoleros crucificados para acelerar sus muertes, pero no a Jesús porque ya estaba muerto. Responde a la intención de Juan de presentar a Jesús como el cordero de Dios que es sacrificado durante la Pascua, y según la tradición el cordero debe estar en perfectas condiciones y no se le debe partir ningún hueso, de ahí que en Jn 19, 36 <>, se estén citando dos pasajes del Antiguo Testamento:
                                                               i.      Éxodo 12, 46: << se ha de comer en una sola casa (el cordero); no sacareis fuera de casa nada de carne, ni le quebrareis ningún hueso>>
                                                             ii.      Salmo 34, 21: << cuida de todos sus huesos, ni uno solo se romperá. >>.
    1. Si hubo o no un lanzazo sobre su costado tras su muerte es también otra incógnita, pero en Jn 19, 37 <> se está citando claramente a Zacarías 12, 10: << (…) En cuanto a aquel a quien traspasaron, harán duelo por él como se llora a un hijo único y le llorarán amargamente como se llora a un primogénito. >>

  1. ¿Lo clavaron por las muñecas o por las palmas? En los evangelios canónicos no se dice nada del punto exacto, pero la imaginería ha consagrado la imagen de un Jesús colgado por las palmas de las manos.

  1. La confesión del centurión que proclama a Jesús hijo de Dios corresponde a la tradición cristiana pospascual y no a la historia.

  1. Todos los episodios de conmoción de la naturaleza tras su muerte también deben ser tratados como legendarios.

Por otro lado sí hay algunos detalles que sí tienen visos de ser realmente históricos:
  1. El títulus crucis, la tablilla fijada a la cruz que indicaba la causa de su crucifixión en la que pusieron “Rey de los judíos”, y que quizás lo colocaron como escarmiento a otros potenciales cabecillas. También indicaría la razón real por la que las autoridades romanas vieron un peligro en Jesús, y posiblemente también revele su mesianismo judío-davídico.
  2. Los dos bandidos crucificados junto a Jesús. La mayor parte de los estudiosos opinan que tiene visos de ser histórico, pero matizan, considerando que quizás fueran dos discípulos suyos, sin nombres concretos, condenados y ejecutados junto a él. Sí afirman no ser histórico las palabras de Jesús “al buen ladrón”, recogidas en Lc 23:43 << Hoy estarás conmigo en el paraíso>>, que parece más bien un añadido teológico.

¿Cuándo muere Jesús?:

            Según todas las fuentes Jesús murió un viernes, pero la consideración del mismo varía en función de los Evangelios.
Para los sinópticos este viernes era el día de la Pascua, es decir, era viernes 15 de Nisán, y en él se desarrollan todos los acontecimientos que conllevan a la muerte del maestro. Según los sinópticos Jesús fue crucificado a la “hora tertia” (12:00 del mediodía), a la hora sexta se hizo la oscuridad (15:00 de la tarde), y a la “hora nona”muere (18:00 de la tarde). Pero para Juan este viernes es 14 de Nisán, el día anterior a la Pascua que sería el sábado, señalando que murió llegada la tarde. El sábado Jesús se hallaría en el sepulcro. Sábado 16 de Nisán posterior a la Pascua para los sinópticos, y sábado 15 de Nisán día de la Pascua para Juan.
Las fechas dadas no son seguras ya que el marco temporal, como hemos tenido ocasión de ver, se ha adaptado a los intereses teológicos cristianos. A nivel hipotético podríamos decir que quizás Jesús murió un viernes 14 de Nisán (abril según nuestro calendario) víspera del sábado 15 de Nisán en el que coincidió la Pascua.

            Tampoco es seguro el año. Uniendo los últimos cálculos astronómicos fiables; la fecha dada para su nacimiento, antes de la muerte de Herodes el Grande, que sería entonces entre el 6-5 aC; y algunos datos dados en los evangelios sobre la edad de Jesús (Lc 3, 23 ó Jn 8, 57); habría dos fechas fiables en los que pudo coincidir la Pascua con un sábado 15 de nisán:
-          7 de abril del año 30 dC. Muriendo Jesús con 36 años.
-          3 de abril del año 33 dC. Muriendo con 39 años de edad.
Por lo tanto tampoco es cierta la tradición que afirma que Jesús murió a la edad de 33 años.


[1] En hebreo en el original. Significa honor, gloria.
[2] Is 56, 7
[3] Jr 7,11
[4] Is 56,7
[5] Jr 7,11
[6] Sal 8,13
[7] Is 56,7
[8] Jr 7,11
[9] Sal 69,10
[10] Recordar que los judíos, al igual que griegos y romanos, comían tumbados.
[11] Salmo 42, 6 y 43,5,
[12] En griego, la frase es muy vulgar y poco ortodoxa.
[13] Los versículos 43 y 44, que subrayamos y enmarcamos entre corchetes, no pertenecen al texto original sino que son interpolaciones posteriores.
[14] En arameo la expresión Hijo de Hombre, muy utilizada en los evangelios y puesta en boca de Jesús, se asocia a la expresión ser humano, y designa ante todo un hombre.
[15] Os 10,8



IV
QUID EST VERITAS? / ¿QUÉ ES LA VERDAD ? (Jn 18, 38)

1) Parece evidente que la historia de la Pasión es la compresión literaria en una semana, buscando la unidad de “tiempo, acción y lugar”, de acontecimientos que abarcaron bastante más tiempo.
Toda la vida pública de Jesús se encuadrada por los evangelios sinópticos entre un año o año y medio, y en este período Jesús solo acudió una única vez a Jerusalén. Para el Evangelio de Juan, Jesús visita Jerusalén hasta cuatro veces donde asiste a tres Pascuas, durando su vida pública por tanto dos años y medio o tres. Además, muchas de las escenas que transcurren en Jerusalén durante la Pasión según los sinópticos no aparecen agrupadas así en Juan, sino que se ubican en diversos momentos de su vida pública (ejemplo es la purificación del Templo).
Igualmente en algunos textos del relato de la Pasión se aportan datos que apuntan a que estos acontecimientos se dieron en un período mayo al de una semana:
-          La entrada triunfal en Jerusalén tuvo lugar durante la fiesta de los Tabernáculos, no durante la Pascua, la cual dista unos 6 meses de la tradicional fecha de la muerte de Jesús (durante la Pascua).
-          El primer proceso judío es ubicado por Juan semanas antes de la tradicional semana de la Pasión.
-          No hay concordancia entre sinópticos y Juan a la hora de ubicar cronológicamente la purificación del Templo.
-          Algunos datos expuestos durante el proceso romano, en especial Lc 23, 8-13, apuntan a un lapso de tiempo mayor para estos acontecimientos.

2) La Unción en Betania es anterior a la entrada triunfal en Jerusalén (Lc y Jn), y por tanto anterior a la fiesta de los Tabernáculos, pero sobre los personajes que aparecen no puede afirmarse nada con seguridad.

3) La Entrada triunfal en Jerusalén es histórica en su núcleo, pero está repleta de referencias a textos del Antiguo Testamento (Zacarías 9,9 o el Salmo 118, 26). Este acontecimiento coincide con la fiesta de los Tabernáculos, y no con la Pascua, por lo que la Pasión no sucedió en una semana. Además manifiesta un mesianismo judío (político y guerrero) en Jesús, aunque él incidiera mucho en la vertiente espiritual del mismo.

4) La Purificación del Templo de Jerusalén sucede con posterioridad a su entrada triunfal en Jerusalén, y no al principio de su vida pública como señala Juan. En este episodio Jesús no rompe con el judaísmo, más al contrario, lo depura y se radicaliza en su postura de fiel observante de los preceptos judíos.

5) La Última Cena:
-          No fue una cena pascual sino una comida solemne.
-          En ella no instaura la Eucaristía, sino que estamos ante un teologuema introducido por Pablo de Tarso.
-          No podemos dudar de la traición de Judas, pero sí de la predicción de Jesús al respecto, que más bien parece un vaticinium ex eventum.

6) Lo sucedido en Getsemaní parece histórico en sus rasgos más generales en base al criterio de dificultad. El Prendimiento también parece histórico, e incluso es posible que el enfrentamiento entre discípulos y captores fuese aún más fuerte.

7) Se narran dos Procesos Judíos.
-          El primero de ellos, ubicado por Jn 11, 47-53 antes de la semana de pasión, no se considera histórico salvo en los argumentos vertidos contra Jesús.
-          En el segundo proceso hay muchas contradicciones, sobre todo en Juan. También hay mucho interés por desprestigiar la imagen de los judíos y del Sanedrín. A su vez la ubicación temporal de este juicio no se corresponde con la tradición judía de la época (Misna, tratado Sanedrín 4,1).

8) Las distintas versiones de la muerte de Judas no son históricas.

9) El Proceso romano:
-          Es posible, en base a Lc 23, 8-13, que el proceso romano se alargara por un período mayor al de un día, rompiendo nuevamente la temporalidad de una semana dada tradicionalmente a la Pasión de Jesús.
-          Se esgrimen acusaciones de índole política: Engañar al pueblo, prohibir el pago del tributo al Cesar y proclamarse Mesías/rey.
-          La imagen y actitud de Jesús varía notablemente entre los evangelios sinópticos y Juan.
-          La actitud de Pilato y el episodio de Barrabas no parecen históricos.
-          El fanatismo de los judíos pudo ser enfatizado (Mt 26,25 = Levítico 20, 9 y 11)

10) En el pasaje del camino hacia el Gólgota lo referente a Simón de Cirene puede ser histórico, no así la tradición sobre la Verónica, sobre la que no se dice nada y se trata de una tradición creada posteriormente.

11) Crucifixión y muerte de Jesús:
-          Son históricos, pero muy modificados y reinterpretados.
-          Dudosamente hubo allegados a Jesús a los pies de la cruz (Mc 15, 40).
-          Las burlas de los soldados son verosímiles, pero la mayor parte de las frases de Jesús presentan referencias claras a pasajes del Antiguo Testamento ( Salmo 22,2 / Salmo 31, 6) o son glosas posteriores (Lc 23,34).
-          Otros acontecimientos muestran también referencias al Antiguo Testamento:
o       Reparto de su ropa ( Salmo 22, 19)
o       No le parten las piernas ( Éxodo 12, 46 y Salmo 34,21).
o       La lanzada en el costado ( Zacarías 12, 10)
-          El títulus crucis sí parece plausible, así como la tradición de los dos crucificados junto a él.
-          La fecha de la muerte y edad de Jesús es sumamente problemática. Probablemente murió un sábado 15 de nisán, y para ello solo tenemos dos fechas plausibles: 7 de abril del año 30 dC (36 años) y 3 de abril del año 33 dC. (39 años).

12) Todo lo referente a la Resurrección no puede ser analizado y valorado desde un punto de vista histórico.





V
BIBLIOGRAFÍA



BÍBLIA DE JERUSALÉN. Edit. Desclée de Brouwer. Bilbao 1999.

PIÑERO 2009: Piñero, Antonio – Todos los Evangelios. Edt Edaf. Madrid, 2009.

PIÑERO 2012: Piñero, Antonio – Ciudadano Jesús. Edit Atanor. Madrid, 2012.

PIÑERO y GÓMEZ 2008: Piñero, Antonio y Gómez Segura, Eugenio – La verdadera historia de la Pasión. Según la investigación y el estudio histórico. Edit Edaf. Madrid, 2008.


                                                                    TRABAJO REALIZADO POR
ANTONIO MANUEL LEAL MADROÑAL
                                                                                 (LICENCIADO EN HISTORIA)








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