El encargo de una obra a Joseph Haydn, el más famoso compositor de la época, es un hecho muy revelador que indica que, independientemente de lo que se hacía en la Catedral, en el siglo XVIII, se conocían e interpretaban en Cádiz obras de autores clásicos de primera línea. Las Siete Palabras se enmarcan dentro del contexto de la música religiosa del Cádiz del siglo XVIII, pero el hecho de su encargo, gestión y posterior interpretación es un claro ejemplote mecenazgo musical nobiliario en la ciudad.
En la década de los ochenta del siglo XVIII la fama de Haydn rebasaba las fronteras alemanas y se extendía por toda Europa, se había visto liberado de la obligación de componer exclusivamente para el Príncipe de Esterhazy en 1779, y en los cinco años siguientes compuso casi exclusivamente música instrumental por encargo. En este período se sitúa Las Siete Palabras para Cádiz, probablemente en 1786 y fue publicada en 1787 en tres versiones: la original para orquesta, una segunda versión para cuarteto de cuerda, y una tercera en reducción para piano.
En la catalogación de obras de J. Haydn que presenta Georg Feder también aparece como versión originaria la orquestal; su instrumentación son dos flautas, dos oboes, dos fagotes, cuatro trompas, dos trompetas, timbal y cuerdas. Esta versión fue estrenada en Viena, y supuestamente fue la que Haydn envió a Cádiz, donde se estrenaría en la Semana Santa de 1786 o 1787.
La versión oratorio de la obra data de los años 1795-1796, no fue inicialmente idea suya. En un viaje a Londres (1794) Haydn tuvo ocasión de oír en Passau, una versión coral de sus Siete Palabras hecha por el maestro de capilla de aquella ciudad, con textos tomados del poema Der Tod Jesu de K.W. Ramler. A Haydn le agradó la idea y a su regreso a Viena hizo su propia versión coral.
Este proceso de gestación de la obra en sus distintas versiones se puede dar por seguro.
Está fuera de toda duda que la composición de Las Siete Palabras se debió a un encargo que recibió Haydn desde Cádiz. El encargo procedía con toda seguridad de La Santa Cueva, oratorio anejo a la iglesia del Rosario; sin embargo son muchos los autores que atribuyen el encargo a la catedral de Cádiz. Esta errónea atribución tuvo su origen en el prefacio que apareció en la edición de la versión coral (Breitkop & Härtel, 1801), firmada por el propio Haydn, según el cual él mismo entendió que el encargo procedía de la Catedral.
Los principales estudiosos de la vida y obra de Haydn han contribuido a difundir una errónea atribución, aunque lo cierto es que el escenario de Las Siete Palabra no fue nunca la Catedral, sino el oratorio de la Santa Cueva.
Para situar adecuadamente Las Siete Palabras en su contexto gaditano debemos hablar del ejercicio religioso de las Tres Horas y de dos personajes de la nobleza gaditana implicados en la concepción y gestión del proyecto; José Sáenz de Santamaría, marqués de Valde-Iñigo y Francisco de Paula María de Micón, marqués de Méritos.
La congregación experimentó un impulso definitivo cuando se hizo cargo de ella el Padre Santamaría, marqués de Valde-Iñigo en 1766 (“La Santa Cueva”).
En este recinto se estrenaron Las Siete Palabras de J.Haydn hacia 1786-1787.
Las buenas relaciones que el Marqués de Méritos mantenía en los ámbitos musicales de la nobleza madrileña pudieron serle muy útiles a la hora de establecer los contactos necesarios para el encargo de Las Siete Palabras.
Haydn recibiría, junto con el encargo, información muy detallada sobre la forma en que se habría de integrar la obra musical en el ejercicio de las Tres Horas, información que al parecer le sirvió de gran ayuda.
Según la tradición y también la documentación, Loas Siete Palabras se han venido interpretando ininterrumpidamente en la Santa cueva desde su estreno en el siglo XVIII hasta la actualidad.
La tradición de Las Siete Palabras sigue vigente en Cádiz, y constituye un hito para muchos melómanos y devotos gaditanos que todos los años asisten a la Santa Cueva en el mediodía del Viernes Santo. La obra se sigue interpretando en su versión cuarteto, observándose el mismo ritual que se le describió a Haydn.
Castro y Serrano, relata la profunda impresión que le causó escuchar Las Siete Palabras en la Santa Cueva de Cádiz, en 1866.
Capilla baja o de la Pasión
Está destinada a la Oración en silencio, a la práctica de los Ejercicios de la Pasión del Señor y de las siete últimas palabras de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz.
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