domingo, 13 de febrero de 2011

Cádiz; del mar y para el mar

En avanzada sobre el Océano y situada en la pequeña península que configura una bahía tan extraordinariamente favorable para las actividades marítima, Cádiz nació del mar y para el mar. Desde su fundación, ya trimilenaria, la ciudad más antigua de Occidente ha tenido en el tráfico marítimo el motor casi exclusivo de su desarrollo económico, y al mismo ha unido su fortuna.


Con fenicios y cartagineses fue el punto reexportado de las enormes riquezas del mediodía peninsular, constituyendo en época romana el primer centro mercantil marítimo de Hispania.


Navegando, con miras comerciales hasta el término del mundo conocido, los marineros fenicios establecieron en la bahía de Cádiz un centro comercial de primerísimo orden, sobre cuya fecha fundacional no existe acuerdo: una sólida base desde la que canalizaron hacia el Mediterráneo oriental los metales procedentes del valle del Guadalquivir y de la costa atlántica, estaño, cobre y sobre todo plata, entregando a cambio diversas mercaderías: telas estampadas, joyas, aceite y cerámica pintada.


La posición estratégica y las favorables condiciones naturales del enclave convirtieron a Cádiz en el gran puerto comercial y foco colonizador fenicios, donde Oriente confluyó con la más desarrollada de las tartésica, que se semitizó fuertemente y presentó un carácter sincrético.


Y desde Cádiz se abrió una de las grandes rutas comerciales de la antigüedad, la que llegó hasta las atlánticas Casitérides en busca principalmente de estaño, que se reexporta hacia Oriente.


El protagonismo gaditano en la reconquista cartaginesa de la Península Ibérica y además operaciones militares durante la Segunda Guerra Púnica, quedo de manifiesto al ser ésta la gran base naval y el punto de apoyo logístico desde cual los cartagineses intentaron la recuperación de sus posesiones en la Península Ibérica.


Aquí desembarco Amilcar con el ejercito africano en el año 237 a.C., y posiblemente hizo lo mismo Magón con las fuerzas expedicionarios del 215 a.C., zarpando de este puerto con su escuadra de sesenta naves cuando recibió la orden del senado de Cartago para que se dirigiera a Italia y contactase con el ejercito de Aníbal.


En el Cádiz dominado cartaginés aparece una importantísima actividad industrial y comercial ligada la pesca, salazón y conserva de pescado, que se prolongó hasta la época romana y desarrolló una serie de importantes industrias auxiliares.


Las conservas de pescado gaditanos tuvieron un gran reconocimiento en la antigüedad, destacando el apreciado “garum”, que fue considerado como uno de los manjares más apetecibles.


Para la pesca los gaditanos hacían uso de unos barcos, que se llamaron hippoi (caballos), cuyo nombre recibían por su mascaron de proa, con los con los que llegaban por las costas de Mauritania hasta el río Lixos.


A partir de la crisis del siglo III, Cádiz entró en decadencia progresiva, que se prolongó durante todo el período de Al-Andalus, para no renacer hasta los siglos XV y XVI. Entonces, prosperó un comercio muy activo con Berbería, controlado por una dinámica colonia de negociantes genoveses, quienes enlazaron también los mercados del Atlántico septentrional con su patria de origen.


El papel desempeñado por el puerto de Cádiz en las empresas coloniales quedó de manifiesto en los tres viajes del Almirante que siguieron al del Descubrimiento, utilizándose como lugar de partida o de arribada.


La Edad Moderna se caracterizó por el prolongado y duro contencioso existente entre Sevilla y Cádiz por el monopolio del comercio con India, impuesto con carácter tan restrictivo por la Corona, y que terminó por decantarse de facto a favor de la ciudad de Hércules en el último tercio del siglo XVII, cuando –no obstante permanecer en la capital del Guadalquivir el aparato burocrático indiano- el comercio ya radicaba mayoritariamente en Cádiz.


El setecientos fue para la ciudad atlántica un siglo de excepción, beneficiándose su puerto de la exclusividad del comercio con los dominios ultramarinos, desde 1717 hasta 1778.


Junto a la actividad mercantil, Cádiz y su bahía también han tenido una sobresaliente función como base militar-naval, que continúa desempeñado hoy días. Su estratégica situación en la zona de confluencia del Mediterráneo y el Atlántico y la facilidad de poder intervenir en ambos escenarios con celeridad, hizo resaltar el factor geográfico gaditano como elemento integrador clave del poder naval; aspecto que se reforzó en la época de las marinas de velas.


Enfrentada a los sectores ultra proteccionista españoles, la burguesía gaditana del Ochocientos se interesó y batalló denodadamente por la franquicia de su puerto con la esperanza de verlo convertido en un “Gibraltar en España”.


Un aspecto que también debe destacarse es el de las pocas y precarias infraestructuras con que contó, la bahía de Cádiz. La escasez de calado y el continuado aterramiento de la rada obligó a los busques a mantenerse al anclado en las zonas de mayor profundidad, alejados de los muelles, y despachar en botes y embarcaciones menores gente y efectos.



el puerto y la ciudad en frente

El muelle de Cádiz en pleno siglo XXI da pena de verlo. En la era fenicia y romana ó en el siglo XVII-XVIII, este puerto resaltaba por los barcos que en ella arribaban con los productos de ultramar. Era uno los puertos más importantes de España por no decir el más importante, y ahora es el culo de todos,

Siendo puerto de primera, me gustaría saber quien se beneficia por ello, porque lo que es la ciudad No.

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