sábado, 28 de mayo de 2011

Cádiz, la ciudad que nace del mar.

El resurgir de una ciudad como Gadir fue hecho lógico, evolutivo, merced a su enclave geográfico al Sur de Europa.


En la época en que fundaron los fenicios existían dos grandes islote, uno al norte o antigua Erythia, que fue el verdadero emplazamiento fenicio-púnico, y el otro al sur que corresponde a la antigua Cotinusa.


Entre los citados islotes persistía aún con la llegada de los fenicios el Canal Bahía-Caleta, que, como expresa su nombre, cruzaba de este a oeste lo que luego sería la isla de Cádiz, y comunicaba la bahía con la Caleta, al sur, donde crearon sus moradores futuros el antiguo puerto fenicio y romano, bajo cuyas aguas se han encontrado, hoy en día, numerosos vestigios de aquellas pasadas civilizaciones.


Por la acción constante de mareas y corrientes, que acumulaban fango y piedras del lastre arrojado por las embarcaciones, dicho canal fue obliterándose lentamente hasta unificar dichos islotes. Este nuevo aspecto, parecido al actual por su forma, es lo que permitió adjuntarle el calificativo de Tacita de Plata.


Considerada realmente como una isla, merced a su separación del continente por medio de canales de fango en las marismas limítrofes, es en verdad una porción de tierra rodeada de mar por todos lados y unida con el continente por medio de puentes, como el de Suazo, levantado por los romanos.


Posee un entorno costero, que se une interiormente a lo que constituye su gran bahía. Por dicha razón, su relación con el mar era evidente. Sin embargo, si bien desde los primeros tiempos se supo aprovechar tales ventajas, dando nacimiento a la navegación primero a remos, a vela después, transcurren los años hasta nuestros días sin que la ciudad sepa aprovechar dichas ventajas dentro del ramo deportivo, por cuanto no existen constancia hasta mediados del siglo XIX de ninguna competición cuyo marcos elemental estuviera representado por el mar (natación, piragüismo, pesca deportiva, etc).


Data la impresión, en este sentido, de ir un poco rezagados. Tal situación se subsana a partir de la segunda mitad del sigloXIX


Esta ciudad, casi isla mágica, cuya historia ha dejado marcadas otras muchas de tipo étnico e histórico, como se refleja en los numerosos núcleos de restos arqueológicos repartidos por la provincia, puede presumir y presume de un especial atractivo para los amantes de cualquier tipo de aventura cuyo único escenario sea el mar. Gades, que se ha llegado a considerar como la madre del mundo occidental, ha sido considerada como la más antigua de Occidente, ya que supera los 3000 años de antigüedad.


En el siglo XVIII, centuria que fue de oro para Cádiz, se monopolizó el comercio de ultramar, lo que permitió se iniciara su rápido desarrollo y extensiones.


Entre sus mejoras hay que destacar el prodigio de la Catedral gaditana, última de las América para el padre Antón Solé. A tenor de las influencias dominantes ejercidas en el siglo de oro, no cabe duda de que tras diversos obstáculos y paradas de obras , se logró una catedral de primer orden, que como deseaban los gobernantes de entonces, fuera visible desde ultramar y representativa de la monarquía hispana.


El mar Atlántico, desde cuya lejanía destacaba efectivamente el monumental contorno de la catedral gaditana, baña lo que constituye uno de los principales recursos naturales de la provincia, enmarcando en el entorno costero de la provincia.



Catedral de La Santa Cruz sobre las Aguas

sábado, 21 de mayo de 2011

La Musa Gades

Paseo Pascual Pery (Punta de San Felipe)


Juan Luis Vassallo el escultor gaditano siguió la senda de renovación que abrieron sus contemporáneos, con una nueva concepción del monumento público en la que prevalece más la creación escultórica.


Gades, la obra más emblemática de Juan Luis Vassallo, nació de la observación de las bañistas en la playa gaditana, donde tantas horas disfrutó con su familia en sus descansos veraniegos y encontró numerosos motivos de inspiración.


Allí hace años, una muchacha que oteaba el horizonte con una toalla en su brazo y la mano en frente. Iluminó al artista, que al cerrar sus ojos imaginó a Gades, símbolo de su tierra natal.


De este modo, en la figura que representada, por una parte, la gran belleza de la mujer gaditana; por otra, la luz deslumbradora de Cádiz en sus entornados ojos, que protege del sol con su mano derecha y, por último, el aire siempre presente en nuestra ciudad, que azota la tela colgada de su antebrazo izquierdo y, al mismo tiempo, agita los cabellos.


Aunque no lo pudo ver realizado en vida, se ha cumplido el deseo de Juan Luis Vassallo de que la obra que tanto cariño trabajo estuviera situada en su ciudad natal mirando al mar.


La imagen original, realizada en escayola en 1948 y premiada con una Primera Medalla en la Exposición de Bellas Artes de mismo año.


Esta figura obsesionó a Vassallo, razón por la que estuvo trabajando en ella hasta el final de sus días, con pequeños retoques que aun pueden distinguirse.


A partir de la misma se han realizado varias piezas originales, cada una de las cuales tiene su razón de ser.


Una réplica en bronce de gran tamaño para que pueda ser vista desde el mar ocupa un lugar destacado en el Paseo Pascual Pery desde 1989.


En el Museo de Cádiz, permanece expuesta una Gades en piedra en la que propio Vassallo trabajó durante toda su vida.


Una reproducción de la obra original fundida en bronce se colocó en 1999 en el Paseo Marítimo de Cádiz.


martes, 10 de mayo de 2011

Teatro de Aficionados

Cuarta parte de:
Cádiz; ciudad con tradición teatral


Teatro Jaime Balmes


Durante el siglo XVIII se construyó en la calle Arbolí, nº 5, hermoso edificio con destino a casino.


Dicha construcción fue costeada mediante una suscripción de los socios del mismo, integrados en su mayor parte por franceses establecidos en Cádiz, dedicados al comercio, así como también por extranjeros de otras nacionalidades consagrados a la misma actividad.


Este lujoso edificio, además de otras dependencias, poseía un salón de orden romano de 26,74 mts y 8,35 de alto. Tenía cinco grandes arcos del mismo orden, los cuales por uno de sus costados comunicaban con galerías que daba paso a un precioso jardín.


Las paredes de este salón estaba adornadas con bonitas labores de estuco, todo ello dentro de una línea del más exquisito gusto, constituyendo esta finca no sólo una excelente casa de recreo, sino también una lonja útil para los negocios, por las numerosas personas que acudían a sus amenas y gratas reuniones.


En estas reuniones se suscitaban muchas disputas y por las distintas lenguas que hablaban sus socios, el vulgo vino a denominar a este Centro “La Camorra”.


Durante la Guerra de la Independencia y debido a ser sus socios en gran mayoría de origen francés, quedó abandonado el edificio, incautándose del mismo la Junta de Represalias.


Al fundarse el Ateneo de Cádiz el 28 de Abril de 1855, se estableció en este edificio, construyendo un teatro en este salón, habiéndose conservado en su embocadura.


El teatro resultó muy capaz para recreo de sus socios y estaba adornado con gran lujo y buen gusto.


Al abandonar este local el Ateneo, se fueron estableciendo en el mismo con el transcurso del tiempo diversas asociaciones que utilizaron este Teatro para sus fines artísticos y culturales, todas merecen una breve mención: en 1865 se estableció el “Círculo Artístico Recreativo”, en 1881, el Gobernador Civil concedió para establecer en la plata baja del edificio, un “Círculo Recreativo y Liceo Dramático”, a finales del siglo XIX, también tuvo su sede la “Real Academia Filarmónica de Santa Cecilia”, hacia el año 1923 se estableció en este edificio el Salón “Kursaal Gaditano, que ocupo los tres pisos de la citada finca.


Teatro “La Infantil


Se estableció a mediados del pasado siglo, en la planta baja de la finca número 2 de la plaza de Topete. Era de reducidas dimensiones y sólo disponía de las localidades de silla. Como indica su denominación, se dedicaba principalmente a dar funciones para los niños.


Durante las fiestas de Navidad se daban representaciones con los muñecos de “La Tía Norica”, actuando también en otras ocasiones cuadros artísticos de niños aficionados que ponían en escena Estampas del Nacimiento de Jesús y cuentos infantiles escenificados.


Algunos años después, su propietario se dedicó a otras de mayor envergadura, comenzando a actuar agrupaciones de aficionados que ponían en escena dramas y comedias para el público adulto.


Teatro de la Posada de la Academia


A mediado del siglo XIX, se estableció este Teatro, en la misma Posada que arrendaron los Condes de Alcudia para la Academia de Guardias Marinas, en el siglo XVIII, la que se encontraba situada en la calle Fabio Rufino, 2.


El local era muy amplio, sólo se daba una función que comenzaba a las ocho de la tarde, los jueves, domingos y festivos. Tras una sinfonía se ponía en escena por una compañía de aficionados, una o dos obras teatrales cortas y después, como fin de fiesta, actuaban artistas aficionados de diversos géneros, tales como ilusionistas, cantantes, recitadores, etc.


En el año 1855 se puso en escena en este Teatro, la obra en verso dividida en dos actos, original del autor gaditano D. José Sanz Pérez y música del maestro D. Mariano Soriano Fuertes “El Tío Caniyitas”, la que ya se había estrenado con gran éxito en el Teatro San Frenando de Sevilla, en 1849. la representación de esta obra en nuestra ciudad, la que estaba compuesta a base de cantos populares del pasado siglo, constituyó un importante acontecimiento, manteniéndose varios días en el cartel y como original propaganda de la misma, se vendieron abanicos en la puerta del teatro, con dibujos alusivos a dicha obra.


El historiador gaditano D. Adolfo de Castro y Rossi, hizo la crítica de dicha obra en la prensa, teniendo frase de elogio para la misma.


En el año 1861, la finca en que se encontraba instalado este Teatro, que lindaba con el Municipio, fue derribada en unión de otras colindantes, para la ampliación del Ayuntamiento.


Teatro Circulo Gaditano


En el mes de Abril de 1867, bajo la presidencia del comerciante y propietario D. Diego Carreras, se constituyó la Sociedad “Círculo Gaditano para el Fomento de las Artes”, en cuya finalidad era proporcionar mediante una módica cuota mensual, recreo lícito y la educación necesaria a la clase trabajadora, según sus distintas ocupaciones y en consonancia con gustos y deseos.


Dicha Sociedad estableció su local social en la Plaza de Jesús Nazareno, 12 y de acuerdo con el programa trazado, en el mismo se establecieron clases sobre distintas materias y se instaló una biblioteca.



Para recreo y esparcimiento de sus socios y familiares, se construyó un bonito y cómodo teatro. Dicho Coliseo que era espacioso, disponía de localidades de palcos y butacas y se encontraba alumbrado con lámparas de aceite.


Fue denominado por el público “Cabaña Suiza”, por tener la forma de dicha construcción.


En Noviembre de 1868, la Sociedad de recreo “Tertulia Gaditana” fijó su sede social en el mismo local, para la utilización del teatro se redactaron unas normas.


En Abril de 1875, se dotó a este Teatro de alumbrado de gas, efectuándose en el mismo notables mejoras, y dándosele el nombre de “Bretón”, en memoria del poeta D. Manuel Bretón de los Herreros.


Al establecerse, algunos años después, en la finca que ocupaba este “Circulo Gaditano” y en otras colindantes el “Centro Católico de Obreros” (Institución de recreo y enseñanza a cargo de los Hermanos de las escuelas Cristianas), este Coliseo quedó para salón de actos, conferencias, conciertos y representaciones teatrales.


En el año 1936, al ser incendiado el “Centro Católico de Obreros” desapareció entre las llamas este Teatro.


Teatro Cervantes


En Septiembre de 1873, se constituyó en nuestra Ciudad un nuevo Centro de amena reunión, bajo la denominación de “Centro Mercantil Recreativo”, que estableció su local social en la finca número 19 de la calle Bilbao, en cuyo edificio estuvieron anteriormente instaladas la capilla y escuelas evangelistas.


La instalación de dicho Centro fue sufragada íntegramente por el comerciante y presidente de dicha Sociedad, D. José María Rey , siendo la finalidad de esta Asociación proporcionar a la clase obrera ameno y agradable esparcimiento mediante un escaso desembolso, consistente en el pago de la cuota mensual de la misma.


En la plata superior se instalaron la secretaría, biblioteca, bar y sala de juego diversos.


En el salón bajo, que era de gran amplitud y se encontraba decorado con suntuosidad y gusto, se instaló un teatro, colocándose al efecto al final del mismo un bonito y amplio escenario.


Este local, al que se denominó “teatro Cervantes”, se celebraron reuniones, bailes, conciertos y representaciones teatrales de diversos géneros. Su inauguración tuvo lugar en septiembre de 1873, celebrándose un concierto instrumental bajo la dirección del maestro de capilla de la Santa Iglesia catedral.


También se celebraron en este Coliseo otras atracciones muy diversas, ente las cuales destacar por su curiosidad y rarezas: en 1874 y sucesivos una exposición artística y científica, en la que se exhibieron momias, hermanos siameses, fetos en aguardiente, el ruiseñor de las dos cabezas y piezas mecánicas de la Inquisición.


El solo anuncio de esta exposición despertó gran interés entre el público, prolongándose la misma durante varios días y formándose a las puertas del Teatro largas colas de personas para poder tener acceso al mismo. La entrada, sólo se permitían a los hombres.


Dicha exposición fue tema de comentario general durante un largo espacio de tiempo y en el Carnaval del año siguiente se cantaron varias coplas alusivas al fuerte impacto que había causado en el público.


Algunos días después se instaló en este mismo Teatro un Museo Etnológico y Anatómico, cuya inauguración tuvo lugar en Septiembre del mismo año.


Este Museo, que según se indicaba en la propaganda, había obtenido un gran éxito en Londres, Paría y Estocolmo…, se exhibieron diversos fenómenos humanos y de otras clase, este si podía ser visitado por mujeres, los ejemplares más raro y extraños habían sido colocados en una sala especial, para que no fueran visitados por aquellas personas más emotivas y sensibles.


En Agosto de 1876, se instaló en este local un café-teatro, formándose una Compañía de zarzuelas integrada por aficionados. Las fiestas de Carnaval se celebraban en este local con gran solemnidad, se adornaba profusamente, dándose durante esos días bailes de sociedad y de disfraces y actuaban aquellos coros y comparsas que más se habían destacado en las citadas fiestas.


Al extinguirse el “Centro Mercantil Recreativo”, el Teatro Cervantes tuvo diversos empresarios, a fines del 1884, se supone que ya no existiría dicho coliseo, ya que se trasladó a dicho local la firma comercial, dedicada a la venta de pianos de las mejores marcas. La citada Empresa transformó el Teatro en una sala de concierto.


Teatro Campos Elíseos


En el año 1869, el comerciante y propietario D. Juan Bautista, construyó en una amplia superficie de terreno que poseía en la Avenida de Portugal, un complejo de recreo bajo la denominación de “Campos Elíseos de Nuestra Señora de Regla”.


Esta instalación que fue creada para esparcimiento y recreo de la numerosa clientela de aquellos contornos de Extramuros que allí acudía dando prosperidad al naciente Barrio de San José, estaba rodeada de unos muros dentro de los cuales había jardines, alamedas, almacén de comestibles, restaurante y tienda de vinos y licores. Y para completar dicha instalación, se construyó también un Teatro, con capacidad para cuatrocientas personas.


En este Teatro actuaban Cuadros Artísticos que solían poner en escena obras teatrales cortas. También actuaban artistas aficionados de diversos géneros, tales como ilusionistas, caricatos y artistas de cante flamenco, cuyo aliciente era de constituir veladas que despertaran el interés popular. Durante muchos años fue el único Coliseo existente en extramuros.


También se celebraban en este Teatro concursos de cante flamenco entre aficionados y nota característica de dicho local era el acompañar el público asistente, con sus palmas, las actuaciones de estos artistas.


Teatro del Cristo


Hacia el año 1880, D. Rodolfo de Olea y Viaña, que con la fabricación de naipes de la marca de su apellido, había logrado reunir una fortuna, llevando de su afición al teatro, construyó a sus expensas un teatro para aficionados en un local de la plata baja de la finca número 5 de la calle Santo Cristo, el que debido a su lugar de emplazamiento, se denominó “Teatro del Cristo”.


En este local actuaban cuadros de aficionados, a los que el Sr. Olea, en muchas ocasiones y dada su característica generosidad, costeaba tanto el alquiler del vestuario como el decorado de las obras puestas en escena.


Al fundar D. Rodolfo de Olea, en el mes de Septiembre de 1883, el periódico de anuncios “El Indispensable”, que se editaba en su propia litografía, las representaciones de este Teatro se anunciaban en dicha publicación, la que se distribuía de forma gratuita.


Animado tal vez por los triunfos conseguidos en este local, en el año 1886 D. Rodolfo de Olea construyó el Teatro Cómico, en el año 1886.


Teatro “Los Amigos del Arte”


En la primera decena del siglo XX se fundó una Sociedad cultural y recreativa bajo la denominación, de “Los Amigos del Arte”, cuya finalidad indica su denominación, la que se sostenía con cuotas de sus socios y que radicó siempre en Extramuros. Independiente de sus actividades artísticas, dicha Sociedad presentaba su valiosa y entusiasta colaboración a otras manifestaciones de tipo cultural, como lo aprueba el hecho de que junto con la Sociedad de Turismo, patrocinó las excavaciones arqueológicas que se realizaron en la “Punta de la Vaca”, durante los meses de Septiembre y Octubre de 1912 y que proporcionaron tan valiosas piezas a nuestro Museo Arqueológico.


Esta Sociedad tenía un Cuadro Artístico del que formaron parte a través de los años destacados aficionados, que puso en escena numerosas obras teatrales. También organizaba conciertos, conferencias y otros actos de carácter cultural y recreativo para sus socios. A mediados del presente siglo tuvo un pequeño Teatro en la Plaza de San José, que dio muestras de gran actividad escénica de 1945 a 1957. Dicha Sociedad subsiste actualmente, pero al margen de las actividades teatrales de que dio muestra en los pasados años.


domingo, 1 de mayo de 2011

Yacimiento Arqueológico Casa del Obispo - Periodo V - VI

PERÍODO V – ÉPOCA MEDIEVAL (S. XI – XIII dC).


Como se aprecia en la Sala 4 entre los siglos XI-XIII dC esta zona se configura como un asentamiento de carácter residual, es decir, que no determinó una transformación muy grande sobre las estructuras existentes de época romana.

Básicamente se reutilizan los edificios romanos, especialmente documentado en la cara externa (norte) del criptopórtico, que se convierte en espacio de hábitat apareciendo un nivel de ocupación con abundantes hogares.

También se realizaron diversas estructuras de época almohade, realizadas en tapial con zócalos de piedra ostionera del que se conserva un alzado de 1’50 m. Algunos historiadores localizan la casa del almuecín en este espacio.

Los antiguos sótanos fueron anulados al ser rellenados con los escombros producto del derrumbe.



Lámina 39 – Estructuras de época medieval (s. XI-XIII) (Vera, Francisco)




Lámina 40 – Representación de jarrita almohade con decoración esgrafiada (s. XIII dC) (Vera, Francisco)






PERÍODO VI – EDAD MODERNA (S. XVI – XVIII dC).




Desde época Moderna hasta la actualidad se ubica en este lugar el Palacio Episcopal que tradicionalmente se conocerá como La Casa del Obispo. Los restos arqueológicos revelan 2 fases de actividad constructiva en la vida de este palacio, fases en las cuales cambiará notoriamente de aspecto.

Fase I (s XVI-XVII). El Antiguo Palacio Episcopal:

No son muchos los datos que tenemos sobre la construcción en el s. XVI del antiguo Palacio Episcopal por el obispo García de Haro. Se debe a que con motivo de la transformación que sufrió dicho edificio en el s.XVIII son pocos los restos que se conservan bajo el pavimento de la actual casa del Obispo. Los elementos que se conservan son en primera planta y los sótanos, empleados como establos, corrales y almacenes. Especialmente los antiguos criptopórticos romanos en los que aparecieron 2 grandes tinajas y que revelan claramente el uso de este espacio como almacenes.

Igualmente una de las cisternas romanas fue empleada como basurero, apareciendo en la misma abundante cerámica del s. XVII-XVIII.

De esta fecha también se conservan numerosos relictos de suelos empedrados con bolos, como el creado en la Sala 4 sobre las antiguas cisternas romanas del s. II aC (C5 y C6) (Lámina 45), y otros restos como canalizaciones, pozos, etc.



Lámina 41 – Criptopórtico romano (G1) y tinajas para almacenaje en época moderna (Madroñal, José)




Lámina 42 – Suelo de Bolos (Vera, Francisco)






Láminas 43 y 44 – Canalización de desagüe (izquierda) y pozo ciego (derecha) de los siglos XVII-XVIII (Gener, JM)





Lámina 45 – Cisterna romana del s.II aC en primer plano y suelo de bolo de Edad Moderna al fondo. (Madroñal, José)


Se ha documentado en la Sala 8 la existencia de la Muralla del antiguo frente del Vendaval, cuya construcción se inició en 1557. Esta fabricada con ripios de piedra ostionera y mortero, y en algunos puntos se observan sillares de época púnica y romana reutilizados. El exterior de la muralla está ataludado para obtener una mayor estabilidad, y su superficie está enfoscada y enlucida con mortero de cal.

La función de esta muralla, cuya prolongación también la tenemos documentada cerca del teatro romano, es la de defender la ciudad de los embates del mar en la actual zona del Campo del Sur.

Fase II (s. XVIII). Transformación de la Casa del Obispo:

En el siglo XVIII se produce la gran transformación del antiguo palacio. Este es demolido parcialmente y se levanta un edificio de nuevo diseño y mayor tamaño que le da la configuración actual a la conocida como Casa del Obispo. Como hemos mencionado los elementos que se conservan del antiguo palacio son los almacenes (como los del antiguo criptopórtico romano). Este inmueble mantuvo su función como casa del obispo hasta 1993.

También se proyecta en el s. XVIII una nueva muralla de mayor fortaleza y despegada del acantilado, ganando de este modo terreno al mar.



Lámina 46 – Nivel del suelo de la casa del obispo desde el s. XVIII y niveles arqueológicos antiguos (Madroñal, José)



TRABAJO REALIZADO POR: Antonio Manuel Leal Madroñal